Modo ‘Lendakaris’
Concierto de Lendakaris Muertos
Fecha: sábado, 13 de febrero.
Lugar: Zentral Kafe Teatro, Iruñea.
Intérpretes: Lendakaris Muertos, formación integrada por
Aitor, a las voces, Jokin, al bajo, Joxemi, a la guitarra, y Potxeta, a la
batería. Como teloneros abrieron noche The Guilty Brigade.
Incidencias: Concierto
desarrollado a beneficio de Tximeleta Eskola. Presentación de Cicatriz en la Matrix, nuevo CD de
Lendakaris Muertos. Cerca de 2 horas de duración. Lleno, público entregado.
Los renacidos y reconvertidos –en
lo que a alineación titular respecta- Lendakaris Muertos la armaron en Zentral
como nunca habíamos visto hacerlo a banda alguna, protagonizando una incendiaria
velada. Dándose un señor baño de masas en la noche de la presentación de Cicatriz en la matrix, último disco de
los capitaneados por Aitor, algo que hicieron en tumultuoso loor de multitudes:
cosa de la actitud del grupo sobre el escenario y de la respuesta brindada por
el respetable, explosiva: por parte de un público que, actitud propia de los
años 80 mediante, siguió su actuación totalmente entregado.
Buena parte de la culpa del éxito
de la velada también recayó en The Guilty Brigade, luciendo los citados fuera
de control en lo referido a fuerza y
voracidad a la hora de defender su repertorio.
Pura crema. Pura brea los músicos a la hora de detonar sus canciones,
dando violenta rienda suelta a los niños dinamita que, una noche más,
demostraron atesorar. Así pues, brutales, subiéndose a las barbas de los
cabezas de cartel y dejando claro lo siguiente con sus puñetazos musicales,
directos y propinados como ha de hacerse fiereza y velocidad de por medio: que
en el presente siglo, en materia de street punk, hay lugar para la esperanza.
Afortunadamente.
Ante una sala más que caldeada
–así las cosas-, con el oso panda (santo y seña del grupo) presente en las
primeras filas, Lendakaris Muertos demostraron básicamente con su descarga que
la vida sigue igual. Sí, tal y como cantaron 30 años atrás sus primos hermanos
Tijuana in Blue. Que mientras sigan manteniendo gracejo, sorna e ingenio a la
hora de escribir nada cambiará, por más que lo haga ocasionalmente algún
integrante del grupo. Siendo obligatoria, llegados a este punto, la mención a
la reciente incorporación a filas de Joxemi Redín a las guitarras: músico que
ya coincidió en los años 80 sobre los escenarios con dos de sus actuales
compañeros, Potxeta y Jokin: estos dos, en Ultimátum y Tijuana in Blue, y él,
por entonces, en los injustamente olvidados Virus de Rebelión.
Retomando el concierto
propiamente dicho, diremos que se tradujo en la ejecución de una trepidante
balacera de canciones, no faltando ningún clásico del grupo: Dame punk (primero en sonar), El último txakurra, Detector de gilipolleces, Simpatía
por el de Bildu (adaptado a la actual realidad de Iruñea), Héroes de la clase obrera (con Aitor,
Jokin y Joxemi a ras de suelo, en medio del tumulto general), Esto no es punk, Gora España!, Fuimos
ikastoleros, Oso panda, La hoz y el martini… Quedando para la efervescente
recta final imprescindibles del calibre de Centro
comercial, Se habla español, Eta deja alguna discoteca o Veteranos de la kale borroka, coreadas
como si les fuera la vida en ello por lo asistentes.
12 años después de su irrupción
en la escena, Lendakaris Muertos, a su modo, demostraron ser profetas en su
tierra. A su manera. Y, punk-propulsados
–parafraseando uno de sus estribillos más celebrados, lo hicieron poniendo a
prueba de bombas su capacidad de reírse de todo, una noche más. Enormes, en
directo.
Señorial
Concierto de Sex Museum
Fecha: sábado, 6 de febrero.
Lugar: Zentral Kafe Teatro, Iruñea.
Intérpretes: Sex Museum, quinteto integrado por Fernando
Pardo a la guitarra, Miguel Pardo a la voz, Marta Ruiz, al Hammond, Javier
Vacas, al bajo, y Roberto Lozano a la
batería.
Incidencias: concierto enmarcado en la gira conmemorativa
del 30 aniversario de la formación del grupo. Asistencia más que aceptable.
Hora y ¾ de actuación, bises incluidos.
En su regreso a Iruñea casi 10 años después -si
las cuentas no nos fallan-, Sex Museum ofrecieron un concierto de rock &
roll de altura en Zentral. Por todo lo alto. Un concierto magistral, de esos
que dignifican, revitalizan y engrandecen el viejo género, saldándose la
lección por ellos impartida, toda una clase de rock de verdadera clase, con un
gran éxito artístico y de asistencia: no en vano, pese a que fuese sábado de
carnaval, se dieron cita varios centenares de personas; pese a que fuese una
noche presumiblemente difícil para ello, no faltando seguidores del grupo
ataviados con disfraces.
En medio de una expectación acrecentada con
la psicodélica introducción que, de inmediato, metió en harina a los presentes,
la banda comenzó el repaso de su discografía reviviendo temas de su primera
época, 1985. Unas composiciones exultantemente setenteras, guitarreras (qué
grande Fernando Pardo una noche más) y psicodélicas tintadas de hard, con la
igualmente grande Marta Ruiz haciendo constantemente de las suyas con su
Hammond: poso, imagen y con diferencial peso propio en la banda, dotando la
citada a las canciones de una sonoridad arrebatadoramente Purple: y sin perder personalidad ni sonoridad propia ni aquellas
ni la organista, fuera de toda duda, si se nos permite la comparación, la John
Lord del rock & roll estatal. ¿El resultado desde los albores de la velada,
así pues? Unas composiciones muy bien trazadas sobre el andamiaje forjado por
teclados y guitarras, en constante diálogo y especial maridaje. Perfectamente
asentadas sobre la colosal base rítmica del grupo, una descarga de las que
tardan en olvidarse. Bueno, como cuantas descargas del grupo hemos presenciado
en Iruñea desde que los viésemos por primera vez, sala Reverendos, 1992.
La cita, toda una reivindicación de ‘30 años
de rock sumergido’ (en palabras del en todo momento irónico, lucido y lúcido
Fernando Pardo), se tradujo en un constante
derroche de rock venenoso, sin posibilidad de contraveneno o antídoto ni
para el que lo toca ni para el que lo disfruta, alcanzándose el clímax con el
tema más actual del grupo, Smoke on the
party: curioso remix del legendario tema de Deep Purple y el Fight for you right, de Beastie Boys,
que con motivo de esta gira se han sacado Sex Museum de la chistera. Sí,
alcanzándose con dicho tema pese a cuantos sonaron, Minnesota Strip o Two sisters
incluidos. O las versiones -sinceros homenajes- brindadas de grandes
influencias suyas como The Sonics o The Dictators.
Teloneros de la gira estatal de Deep Purple
en 1994; conocedores de cierto éxito algunos de sus miembros al amparo de Los
Coronas, fundados por Fernando Pardo en 1991, y Corizonas (entente integrada
por músicos de Los Coronas y Arizona Baby formada en 2010), Sex Museum
recalaron nuevamente en Iruñea… Más vale tarde que nunca, habría que decir. Y
tal y como se esperaba, hay cosas que nunca cambian, lo hicieron como siempre: protagonizando
un concierto señorial.
Frenéticos, trepidantes
Concierto de Talco
Fecha: viernes, 5 de febrero.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Talco, formación integrada por Dema, a las guitarras y a la
voz, Ketto, al bajo, Nick, a la batería, Jesús, a la guitarra, Rizia, a la trompeta,
y Cioro, al saxo tenor. Como teloneros abrieron velada
Frenetik y Ebri Knight.
Incidencias: presentación de Silent town, nuevo CD de la banda. Hora y ½ de duración. Media
entrada; publico mayoritariamente joven y de ambos sexos que se mostró entregado.
Los italianos Talco regresaron el viernes de
Carnaval a Iruñerria, su segunda casa, y volvieron a vencer y convencer con sus
argumentos con forma de canciones; con unos temas, extraídos en buena medida de
su último trabajo, con el ADN ya característico del grupo, a ritmo de ska-punk,
grabado a fuego en los mismos: a golpe de ‘punkchanka’, tal y como ellos denominan
a su estilo.
La velada arrancó con Frenetik prendiendo la
mecha, grupo auspiciado por el carismático Fonta, el que fuese bajista de Kaos
Etiliko y Kaótiko, que aprovechó la ocasión para presentar en una nueva plaza Guillotina, su primer trabajo; un CD
cuyas canciones fueron defendidas de forma incuestionable principalmente por
Fonta, su vocalista, incendiaria actitud mediante; derramando gasolina y adrenalina
incluso a pie de sala arengando a hacer pogo a los presentes. Acto seguido
llegó el turno de Ebri Knights, sexteto procedente de los Paisos Catalans que avivó
las llamas con su muy personal concepción del folk; con latido propio y corte
muy punk, anclada su música en unas letras de contenido muy político y
reivindicativo; así pues, tirando de temas propios, medleys populares y
melodías tradicionales catalanas, buscaron y encontraron la complicidad de los
presentes: de un público que en cuanto intuyó la comparecencia sobre el
escenario de Talco, los cabezas de cartel, comenzó a rugir, recibiendo a los
transalpinos con uno de los gritos de guerra y saludos por excelencia para ello:
coreando el nombre del St. Pauli, el atípico club de futbol.
Sobre un escenario presidido a todos lo niveles
por el rojo, Talco hizo que el público entrara en ebullición desde el
principio, fuerza y gancho mediante; garra, voracidad y pasión, poniendo en pie
de baile incluso a los menos predispuestos, en caso de que hubiese alguno: con
los vientos llevando en volandas a una banda que, así las cosas, lució a pleno
pulmón, perfectamente propulsada por la determinación y predisposición de
todos; ¿el resultado? Una catarsis a ritmo de ska punk que, erigida sobre un vitamínico
caudal de energía y sensaciones, encontró sus clímax no necesariamente en las
interpretaciones más esperadas, luciendo tanto cuantos hits sonaron como los
temas nuevos con madera de ello a niveles bastante parejos.
Depositarios del espíritu y la esencia de la
Banda Bassotti (imprescindible formación de los años 90 para comprender su
fundamento y devenir), Talco pasaron una nueva reválida en Iruñea,
protagonizando un incendiario concierto. Muy caliente. Frenético, trepidante. Frenéticos,
trepidantes ellos en directo, como siempre. Como es y ha de ser el fuego.
Seguirá expandiéndose el incendio.
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