Adiós, adiós
Concierto de Los Suaves
Fecha: sábado, 23 de Mayo.
Lugar: Sala Tótem , Atarrabia.
Intérpretes: Los Suaves, banda formada por Yosi a la voz, Alberto y Fernando a las guitarras, Charly, al bajo, y Tino a la batería.
Incidencias: concierto enmarcado en la gira Cuando la música termina, de despedida de la banda. Lleno, localidades agotadas. Público de media de edad alta que se mostró entregado. Hora y 50 minutos de duración, bises aparte.
Los Suaves se despidieron de su público de Nafarroa con una última comparecencia en nuestra tierra, y por dicho motivo –posiblemente-, lo hicieron protagonizando un concierto… Altamente emotivo. Aunque el sentimiento fuese por dentro en la mayoría de los casos, ofreciendo una velada rica en sensaciones encontradas y, en otro orden de cosas, de obligatoria asistencia para todos sus seguidores, siendo como son de los más fieles de la escena rockera del Estado.
Con aroma de merecida y definitiva vuelta al ruedo tras 35 años de faena, el rock intergeneracional de los gallegos se hizo primera canción con Cuando los sueños se van, presentando dicho tema en directo a un Yosi que, con bastante buen aspecto (lo que veis es lo que soy -que pronto tuvo a bien cantar-), hizo gala de una voz que denotó lo mismo que tantas y tantas noches, autenticidad. Credibilidad. Y así, de inmediato (Maldita sea mi suerte, No puedo dejar el rock), el legendario cantante y letrista se hizo con la complicidad general, cantando el público con él (tal vez por última vez) himnos tan míticos como los citados… ¡Y como si fuese la primera vez! Cosa, posiblemente, de la fuerza, la emoción y la pulsión del momento.
A toda máquina, la engrasada maquinaria de rock & roll representada por el grupo continuó arañando las almas del gentío con temas tan esperados como No puedo dejar el rock o Dulce castigo, composición esta última tras la que el siempre socarrón y vacilón frontman se despidió en falso, por vez primera: “esto es todo, hasta siempre; mi vida va a ser mejor desde hoy…” –fueron sus palabras-. Pero estaba claro que no, que pese a que se despidiera de broma en repetidas ocasiones, la música (Si pudiera, Malas noticias, Mi casa es el rock and roll, Dolores se llamaba Lola, cómo las hicieron suyas los presentes) no terminaba aún. Que todavía quedaba un trecho hasta el final, marcado por Ya nos vamos (con Yosi, ¡cubo en mano!, derramando confetis sobre sus compañeros) o Esta vida me va a matar, ya en los bises.
Llegó el final de la función para Los Suaves; al menos así lo parece. Llega la hora de las despedidas. La de abandonar los escenarios y decir adiós… Aunque no al rock, toda vez que, parafraseando una de las más señeras canciones del repertorio de los de Ourense, Yosi, el hombre que desde los primerísimos años ochenta ha vivido por y para dicho género, podrá dejar de tocar y de hacer giras, pero no el rock and roll. Y además ni puede ni podrá dejarlo porque el rock es su casa –tal y como canta en otro hit-, por lo que dejarlo sería como dejar aquella: impensable en su caso. En fin, sea como fuere, como seguidores acérrimos del rock and roll solo nos queda pendiente lo siguiente, antes de finiquitar texto: dar las gracias al grupo por los buenos momentos brindados durantes sus tres décadas y media de trayectoria y despedirnos, igualmente. Adiós, adiós.
De muy elevada graduación
‘Maiatza Rok’ 2015: conciertos de Altxatu y Bourbon Kings
Fecha: sábado, 9 de mayo
Lugar: Peña Euskal Herria, Burlata.
Incidencias: actuaciones de alrededor de 1 hora de
duración. Lleno todo el tiempo. Además de dichas bandas también actuaron
Estricalla y Aberri Txarrak.
Fiel a su cita anual –tal y como viene
sucediendo desde mayo de 1994-, arrancó una nueva edición de Maiatza Rok, y lo hizo con un cartel que
combinó veteranía y juventud: propuestas como las de Estricalla y los transgresores
Aberri Txarrak, bandas a las que no llegamos a ver (ingeniosa versión /
reconversión del concepto de Lendakaris Muertos la de estos últimos, auspiciada
por su vocalista), con las de los jovencísimos Altxatu y los casi debutantes Bourbon
Kings. Y la verdad es que las dos bandas de las que vamos a hablar dejaron gratamente
satisfechos a los presentes: a un
público que un año más, tal y como es habitual, llenó completamente el recinto
de la peña.
Procedentes de Irunberri, con dos discos
publicados por GOR (legendario sello local
que sigue demostrando olfato a la hora de echar las redes en el caladero
musical vasco), Altxatu presentaron Hitza, su segundo CD, y lo hicieron propinando
con su vitamínico y encadenado desgranar de canciones un señor golpe sobre la
mesa, comandados por un cantante que demostró atesorar el desparpajo y la
frescura de los Hertzainak de treinta años atrás: un vocalista –también guitarrista-
que, con insultante decisión, tiró en todo momento de las canciones perfectamente
empujado por bajista y baterista, defendiendo los tres su repertorio con el
empuje propio de aquella época (de los viejos años 80 –queremos decir-) y de su
juventud. Obrando así un grupo de media de edad de alrededor de 16 años que,
con sus raíces echadas en un terreno súper fértil; abonado de la forma más
fecunda posible por bandas como The Clash, The Pogues o Toy Dolls, hizo gala de
ser puro presente. Así pues muy bien los de Lumbier, dejando claro no ya que el futuro les
pertenece, si no que ya está aquí: en ellos reencarnado.
Acto seguido la noche continuó creciendo,
haciéndose pura intensidad de manos de los novísimos Bourbon Kings, formación
que, surgida de las ansias de probar nuevas sensaciones sonoras de músicos de
Insomnio Króniko y ZTK Rap, se llevó al público de calle en la noche de la
presentación de 40º, su CD debut.
Liderados por Aarón, incuestionable MC -maestro
de ceremonias- dicha noche (brutalmente escoltado por Julen y Jon a las
guitarras y al bajo, DJ Paik, a los platos, y David Topper, a la batería), el
quinteto dio rienda suelta de forma brutal a sus canciones, quedando retratada
en directo sin concesiones la aleación sobre la que se sustentan: la suma del flow y las maneras del hip hop con la energía
inherente al metal, estilo más que presente en las mismas bajo formas más bien propias
del numetal. Sin inventar nada los
citados… mas reinventándose. Sonando a
cosa nueva, lo realmente importante: de hecho, ententes sonoras de este calibre,
basadas en mixturas de hip hop y metal, ya han sido sacadas delante de forma
exitosa por Soziedad Alkoholika & Violadores del Verso o, en tiempos más
recientes, Habeas Corpus & Los Chikos del Maíz, dando lugar estos dos
últimos a Riot Propaganda. O, años atrás, por los protagonistas de estas líneas
en el primer CD de Imsomnio Króniko, materializada dicha suma en el tema Chic@ no lo hagas. Así pues, ¿cómo
plasmaron el sábado sus nuevos temas? Con espectacular fuerza y fiereza, dando
lugar a un concierto incontestable: y así lo entendieron los presentes, un
público que convirtió el recinto en una inmensa caldera… de Bourbon on the rock
–si se nos permite-… U on the rap -si se prefiere-. En cualquier caso, tal y
como hemos titulado este texto; al igual que el concierto de Altxatu, de muy elevada
graduación.
Actitud, elegancia, determinación
Concierto de The Godfathers
Fecha:
domingo,
26 de abril.
Lugar:
Zentral
Café Teatro, Iruñea.
Intérpretes: The Godfathers, formación
integrada por Peter Coyne, a la voz, Christopher Coyne, al bajo
y a la voz, Mauro Venegas y Steve Crittall, a las guitarras
y a las voces, y Tim James, a la batería
y a la voz.
Incidencias: concierto de
conmemoración del trigésimo aniversario de la fundación del grupo. Hora y 20
minutos de duración, bises incluidos. Asistencia bastante buena, varios
centenares de personas.
Con 30 años a la espalda
alumbrando su devenir -materializadas dichas tres décadas de trayectoria en
discos ya clásicos como Hit by hit, Birth, Scholl, Work, Death o Unreal World-, The Godhathers,
precursores del rock alternativo londinense con punto de inicio de actividad en
la penúltima década del siglo XX, recalaron en Zentral en fechas recientes, ofreciendo un
concierto a la altura de las expectativas generadas. Una rotunda y elegante exhibición
de tocar rock and roll que, como en históricas visitas de los legendarios padrinos a Nafarroa, encandiló a sus
incondicionales, un público de ambos sexos que se identificó plenamente con la
banda y que, joven en los años 80, ya vio en algunos casos a la misma por
entonces, en salas como la Ilargi de Lakuntza.
Haciendo gala los
carismáticos hermanos Coyne de total entrega y actitud, el rock de porte a un
tiempo corrosivo y pegadizo de la banda se manifestó de inmediato de manos de
unas canciones que, a caballo entre el postpunk, la new wave y lo que más tarde
se denominaría britpop, lucieron en todo momento enérgicas y contundentes;
manifestándose poderosamente guitarreras y dando a entender lo siguiente, que
el que tuvo, retuvo: desde I want
everything (primera de su primer LP y primera en sonar, tal y como siempre
fue: toda una declaración de intenciones para empezar) hasta This is war, última antes de los bises,
brillando a lo largo del set list títulos como I can´t sleep tonight (todo un guiño a los Ramones), I want you, I´m insatisfied (con esquirlas propias de la rabia de Sex Pistols
brillando en sus compases) o She gives me
love: composiciones de
característico magnetismo que, como la celebrada y esperadísima Birth, Scholl, Work, Death, perfecta
rúbrica final, formaron parte de la banda sonora de buena parte de los emergentes
bares musicales y pubs de los años 80 y 90, verdaderas universidades en lo
referido a descubrir a su clientela bandas y propuestas musicales: algo, por
desgracia, totalmente perdido a día de hoy.
Testigos y protagonistas de
una época como la que les tocó vivir, en la que, frente a otros modelos
musicales imperantes en su tiempo, el no ser virtuoso del instrumento se
sustituía con grandes dosis de arrojo y determinación, así sacaron adelante The
Godfathers el presente concierto, con actitud, arrojo y determinación, engrandeciéndose
de manera progresiva el calibre de las sensaciones generadas y dejando claro
desde el prisma artístico que, pese al paso de los años, el tiempo de la banda
no ha pasado. Que, fruto también -posiblemente- de estos tiempos de impasse, falta de norte artístico y de
indefinición a todos los niveles, su propuesta musical continúa de actualidad.
Plenamente vigente: una propuesta que, materializada a la vieja usanza, el
domingo 26 demostró seguir siendo de altísimo octanaje.
Viento en rock a toda Vela
Concierto de La Vela Puerca
Fecha:
sábado,
25 de abril.
Lugar:
Zentral
Café Teatro, Iruñea.
Intérpretes: La Vela Puerca, formación
integrada por Sebastián Teysera Enano y Sebastián Cebreiro Cebolla, a las voces, Nicolás Lieutier Mandril, al bajo, Carlos Quijano Coli, al saxo, Alejandro Picone Ale, a la trompeta, Santiago
Butler y Rafael Di Bello, a las guitarras, y José Canedo Pepe, a la batería. El cartel se
completó con Vendetta, banda que actuó
en primer lugar.
Incidencias: presentación de
Érase, nuevo CD de La vela Puerca. Hora
y ½ de duración, bises incluidos. Lleno. Público muy participativo que disfrutó
de la actuación.
La Vela Puerca iluminaron
con sus himnos la noche pamplonesa del pasado sábado, protagonizando un auténtico
torbellino sonoro que, enganchando en bloques las canciones -viento en rock a
toda máquina-, enganchó a toda velocidad igualmente a la concurrencia: al
gentío que con motivo de su visita abarrotó el aforo del Zentral.
La noche comenzó con la comparecencia
de Vendetta, a quienes les tocó ejercer de anfitriones de los uruguayos y a cuyo
concierto no llegamos por encontrarnos en otro espectáculo musical; finalmente,
sobre las 22.30, se abrió el telón para los comandados por los carismáticos Enano y Cebolla, totalmente espoleados por sus incondicionales desde incluso
antes de que ello sucediera: así lo dejaron entrever los característicos cánticos
entonados en honor del grupo, de genuina naturaleza y resumidos en la repetición
de un único verso, vamos, la Vela, vamos
la Vela de mi corazón. Así pues, bajo semejantes muestras de cariño, saltaron
al escenario.
La noche despegó bajo los
sones de un primer bloque de canciones extraídas de Érase, álbum que se presentaba, composiciones que lucieron gancho,
patente y señas de identidad propias. Características. Modo de proceder propio
a la hora de componer –hemos querido decir-, combinado diferentes sabores bajo
el denominador común del rock quedando reforzado todo ello con la presencia de
los vientos.
El ya remarcado ritmo
trepidante del concierto fue en buena medida el responsable de que la totalidad
de los presentes quedara de inmediato a merced del intenso hacer de los
músicos; inexorablemente atrapado por su embrujo: esto es, sin posibilidad
alguna de poder sacudirse la ininterrumpida y continua sucesión de canciones,
circunstancia que acrecentó la intensidad de la velada y, como consecuencia, la
entrega general, magnificada a partir de dicho primer bloque de canciones por
la llegada de otros integrados por temas
sobradamente conocidos: Sobre la sien,
Colaboré, Va a escampar, Haciéndose
pasar por luz… recibidos por los más acérrimos botando en señal de
aprobación -banderas de Uruguay al aire
en las primeras filas- e incluso con tarareos de sus partes instrumentales.
Protagonizando –así las cosas- músicos y público una explosiva fiesta de
exaltación del rock de La Vela tanto sobre como bajo el escenario, celebración
unitaria que encontró su momento álgido cuando uno de los presentes accedió al
entarimado para aportar su voz en dos canciones, algo que, sin impedimento
alguno, llevó a cabo con tanta solvencia como naturalidad.
Finalmente, tras parecer
terminar la noche con El profeta
(cómo se adueñó la sala de su letra), la formación, por petición general, tuvo que
regresar al escenario, brindando hits tan esperados como Vuelan palos (con la presencia de Javiero y de la sección de
vientos de Vendetta), Zafar o El viejo, saludados y disfrutados a toda
vela toda vez que aquello se acababa: el concierto de una banda, La Vela
Puerca, que demostró varias cosas con la presente actuación: por qué están ahí
(en primer lugar)… y por qué tenían que venir. Que cruzar el charco. Por qué
tenían que venir por tercera vez a Iruñea: porque a la tercera ya se sabe cuál
va, la vencida, algo que en esta ocasión estaba claro. Grandes los uruguayos en
su nueva visita a la ciudad.
Magia y fantasía en clave de ópera rock
Concierto de Elfenthal
Fecha: sábado, 25 de
abril.
Lugar: teatro
Gayarre, Iruñea.
Intérpretes: Maite Itoiz, a
la dirección artística, a la voz, a las guitarras eléctrica y acústica, al arpa
celta y a las flautas, y John Kelly, a las guitarras eléctrica y acústica y a
la voz, acompañados por Georgina Sánchez, al chelo, Dann Hoyos, a la guitarra
eléctrica y a la voz; Itxaso Satrustegi, al piano y a la voz; Javier F. Paiz,
al bajo; y Bjorn Mendizabal, a la batería. Además, se contó con los bailarines
Juanjo Arrieta, Marina Scotto y Olatz Oribe.
Incidencias: presentación
del nuevo espectáculo de Maite Itoiz y
John Kelly. Muy buena entrada. Púbico
participativo.
Al
amparo de la complicidad del bosque secreto, con la habitual aquiescencia y
presencia a lo largo del cancionero de hadas, ninfas y otros seres mitológicos
(xanas, landas y demás) el mundo de los sueños en el que habitan Maite Itoiz y
John Kelly cobró vida en Iruñea, materializándose su paraíso mágico y onírico en
el Gayarre de manera multidisciplinar. A caballo entre lo etéreo y lo terrenal,
haciéndolo por medio de un show con tintes de ópera rock que, con marcados
guiños al mundo de la danza, conjugó música de esencia celta y medieval de
tintes arrebatadoramente épicos con la particular visión del rock sinfónico y
de la música clásica de la pareja, dando como resultado el espectáculo que
presentaron y representaron en el teatro pamplonés.
Concebido
como un punto de inflexión en su carrera, presentada la velada como un viaje con
pretensiones de futuro a través de los diez años de trayectoria de Elfenthal
(esto es, como un repaso de sus composiciones más conocidas aliñado por
pinceladas de Los Pilares de la Luz,
futuro proyecto en el que actualmente se encuentran trabajando), la noche
arrancó con unos cuántos temas llamados a iluminar dicha obra todavía nonata;
con unas composiciones que, al igual que cuantas fueron recreadas, siguieron
una dinámica ciertamente continuista todo el tiempo: presentadas por Maite, estelar
hada madrina dicha noche, por medio del recitado o lectura de su sinopsis, como
imprescindible paso previo a su interpretación.
Como
inexcusable antesala de unas interpretaciones llevadas a cabo en feliz y
próspero maridaje entre las herramientas del rock (guitarras, bajo eléctrico,
batería) y otras, más bien propias de la música clásica, como el
chelo, las flautas o el arpa, aportando gota a gota las notas musicales de
estas últimas el imprescindible componente bucólico frente a la fuerza de las primeras.
La necesaria cordura para contrarrestar con la calma los efectos de la tormenta
eléctrica, en aras del objetivo final: aportar la sonoridad característica a
cada composición, definida a la perfección por Maite cantando por lindes propias
de la lírica.
Sobre
el desarrollo de los temas señalaremos que, marcado por estudiadas y ensayadas
coreografías (dejando la presencia de los bailarines momentos de excelsa
belleza plástica), lució presidido por una puesta en escena muy cuidada: lo
cual, pese a ser digno de ser reseñado, elogiado y elogiable –incluso-, no
evitó que llegásemos a la siguiente conclusión: a pensar que todavía queda
trabajo por hacer… En aras de lo siguiente, principalmente: de mantener la
tensión y el ritmo de la obra. Aspectos por pulir y mejorar, algo de lo que
Maite y John seguro de que son conscientes: cosa de la búsqueda de la
perfección inherente a músicos como ellos y a proyectos como este. Por lo demás
nada que objetar: una noche para el recuerdo en el haber de Maite y John.
Pólvora en estado de gracia
Concierto de Leiva
Fecha: viernes, 24 de
abril.
Lugar: Zentral Café
Teatro, Iruñea.
Intérpretes:
José
Miguel Conejo, Leiva, a la voz y a las guitarras, acompañado por la Leiband,
formación integrada por Juancho, a los coros y a las guitarras, Manuel Mejía, al bajo, César Pop, a los coros, a los teclados y a la
guitarra acústica, Luismi Huracán
Ambulante, a la percusión, Tuli,
al saxo, Pachequín, a la trompeta, y José Niño
Bruño a la batería.
Incidencias:
presentación
de Pólvora, 2º CD del artista. Hora
y20 minutos de duración en total. Lleno, localidades agotadas. Público con
importante presencia femenina que se mostró entregado.
En total loor de multitudes,
así transcurrió el concierto que protagonizó Leiva en Iruñea, acompañado por
sus siete magníficos; por una banda integrada por siete magníficos músicos que,
sostenida sobre pesos pesados del Universo
Leiva –si se nos permite- como Juantxo, César y Tuli (rematada la alineación de gala por la presencia del gran José Niño Bruño a las baquetas), hizo gala de estar en un estado de gracia
y complicidad de no retorno: lo mismo que el cabeza de cartel. Así pues, siendo esto así; a la vista de lo
que vimos en Zentral, no podemos menos que hablar de este concierto recurriendo
a la siguiente expresión, con permiso de Rubén Darío: definiéndolo como una
auténtica marcha triunfal.
Feliz a la vista de todos en su planeta de canciones, ante
una desbordada expectación, el ex
integrante de Pereza abrió fuego con las canciones de estreno Los cantantes y Cerca, llevando el cuentakilómetros de Cero a Cien en cuestión de
segundos: de los pocos segundos que le costó al gentío arrancarse a cantar,
algo que, alma, corazón y entrega, hicieron sin interrupción a lo largo de la
noche demostrando ser más, mucho más que espectadores: ser lo que en ámbitos
futbolísticos se conoce como el Jugador
Nº 12: todo un orfeón en esta ocasión. Tras una primera concesión al
repertorio de Pereza (Animales), la
descarga colectiva de adrenalina continuó con otros dos temas nuevos igualmente
recibidos, antes de que la velada, tras desempolvar la banda otro viejo hit de
la legendaria formación (Windsor), tomara
derroteros más tranquilos en lo referido a los ritmos de las canciones: de unas
composiciones que, para todos los públicos -en líneas generales-,conformaron un
repertorio de lujo, sacado adelante navegando por parámetros de calidad realmente exigentes.
Y así transcurrió la noche, sin que nunca bajara el listón;
sin turbulencia alguna. Sin que en ningún momento decayera la expectación,
incrementándose exponencialmente el ambiente camino del final de manos de hits
–en acto y en potencia- extraídos de todas las vetas posibles: de Diciembre, ópera prima del artista (Miedo, Eme); del cancionero de Pereza (Superhermanas),
y de Pólvora –evidentemente-,
alcanzándose con Mirada perdida el
clímax colectivo antes de los bises: de una propina efusivamente rematada por
sendas versiones de Los Rodríguez (Hace
calor), y, cómo no, Pereza, correspondiendo el honor de rubricar la noche a
Lady Madrid.
A la segunda va a ir la vencida para Leiva, totalmente
convencida la concurrencia como quedó: a esta conclusión llegamos en Zentral. Totalmente
seducidos como marcharon cuantos abarrotaron la sala para seguir las evoluciones
de un grande… Con la pólvora a punto desde el principio de su nueva apuesta
artística. De un artista que en esta, su nueva acometida a la cima (tras haber
hoyado sobradamente la misma con Pereza); en su nuevo intento por regresar a lo
más alto de manos de su nueva propuesta musical, dio la cara al frente de los
suyos todo el tiempo, sin esconderse nunca. Defendiendo a lomos de su guitarra
las canciones con total determinación, haciendo gala del consumado jinete que
es. Dicho viernes cosechó un incuestionable triunfo, en verdad.
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