Concierto de Berri Txarrak
Fecha: viernes, 16 de
marzo.
Lugar: sala Tótem,
Atarrabia.
Intérpretes: Berri Txarrak,
trío integrado por Gorka, a las guitarras y a la voz, David, al bajo y a los
coros, y Galder, a la batería. Como teloneros abrieron noche Not to Amy y Gaur
Ez.
Incidencias: presentación de
Haria, nuevo CD de la banda. Casi dos
horas de duración, bises incluidos. Lleno. Público de toda condición que se
mostró se mostró entregado.
Exultantes. En estado de
gracia total, he aquí cómo vimos a Berri Txarrak en Tótem, sala que, a lo
grande, nuevamente consiguieron llenar, dejando colgado en taquilla como testigo de la gesta el cartel de Localidades Agotadas.
La noche arrancó con los
holandeses Not to Amy, impulsivo quinteto que, a medio camino entre los ritmos
de un punkrock ciertamente melódico y el
brío de los Metallica de los noventa, lo dio todo, demostrando que por algo los
de Lekunberri los incluyeron en el cartel. A continuación, ante una sala que ya
presentaba muy buen aspecto, llegó el turno de Gaur Ez, formación local que,
pese a esgrimir menos tablas que los anteriores, por lindes propias de un post-hardcore
de lo más experimental, pasó semejante prueba del algodón y de fuego con
holgura, actuar inmediatamente antes de Berri Txarrak: entre jugosos cambios de
ritmos y todo tipo de volantazos estilísticos, jugando con descaro con las
diferentes atmósferas creadas; ¿el resultado del pase de Gaur Ez? Una propuesta erigida
sobre un euskal rock de corte rabiosamente alternativo que, tan arriesgada como
valiente, puso de manifiesto el porqué de su presencia en Tótem, quedando
compensada la necesidad de rodaje denotada por el derroche de maneras esgrimido.
La necesidad de tiempo para terminar de pulirse en directo por su caudal de
ideas, realmente interesante. Y acto seguido, en absoluto loor de multitudes;
en medio de una gran expectación, la banda de Nafarroa últimamente más en boca
de todo el mundo a escena. Berri Txarrak, el grupo euskaldun que, en estos
tiempos de constante menosprecio al euskera por parte de todo tipo de
instituciones navarras, más lejos y más alto ha llevado nuestro milenario
idioma.
En medio de una puesta en
escena y de un sonido espectacularmente bueno (parece mentira que un trío pueda
sonar así, como lo hicieron los Berri),
demostrando la remozada formación haber dado, por increíble que pueda parecer,
un nuevo salto cualitativo, la velada despegó de manos de tres de los temas del
CD que se presentaba, quedando abierto de esta forma un setlist de lo más
equilibrado; un concierto marcado por un
hecho musical perfectamente llevado en volandas tanto por la entrega de los
presentes como por el sobresaliente hacer de la técnico de luces, creando esta
última un espectáculo paralelo totalmente a la altura; volviendo a referirnos
al público, por un gentío que no dudó a la hora de botar y cantar, haciéndolo
con total satisfacción a propósito de hits tan conocidos e interiorizados como Jaio.Musika.Hil, Payola, Ez, Oreka (reescrito respecto a cómo lo
conocimos), Eskuak, Maravillas (durante la actuación
propiamente dicha) o Denak ez du balio
–en los bises-, solicitados cánticos del Hator,
hator de por medio: en un tiempo extra que a modo de apoteosis final deparó
dos auténticos pelotazos: Stereo
(convirtiendo Tótem en un auténtico clamor) y Oihu.
Hilando fino, como siempre; hilvanando
metal ya de trazos más gruesos, ya de concepción más melódica, quedando la
amalgama sonora resultante tintada por toques que fueron del punk al pop (deteniéndose
en vertientes estilísticas siempre tan apetecibles para el trío como el emo o
el hardcore), Berri Txarrak lo dieron todo y todo obtuvieron en Tótem una vez
más, llenazo cosechado incluido, quedando sus integrantes, a buen seguro, vacíos…
pero llenos. Pletóricos, tras haberse entregado como lo hicieron. Así las
cosas, muy bien la banda. Nuevamente disparada, saliéndose y, sin techo alguno
en lontananza, subiendo.
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