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11/4/10

ESPECIAL FITO&FITIPALDIS

.- Cuéntanos algo de Los Fitipaldis, Fito.
.- Los cuatro músicos de Platero hemos hecho algo, a raíz del parón (*). Una cosa es parar el grupo, pero tú no puedes detenerte. Tenía unas canciones, vi que tenía tres meses pa´vacilar y monté una banda de amigos...

(*) Se refiere a los parones que detuvieron la carrera de Platero y Tú a raíz del éxito de masas conocido en 1996-1997 por Extremoduro, banda en la que, en dichos años, recaló Iñaki Uoho Antón, el legendario guitarrista de Platero. A partir de entonces, hasta la disolución de éstos Iñaki tocó, compuso y produjo en ambas formaciones, protagonizando conciertos memorables. ¡Qué pena que aún no se estilara el DVD, que no se grabara ninguno de las apoteósicas giras conjuntas protagonizadas por ambos grupos dichas temporadas! Para que veáis de qué estamos hablando, echadle un ojo al siguiente vídeo: el tema ofrecido por ambos grupos al alimón, mezclados y revueltos, Juliette, de los Platero:








He ahí, por ahí arriba (en las primeras líneas de esta entrada), lo que nos contaba Fito Cabrales sobre su por entonces emergente proyecto musical Fito&Fitipaldis en una entrevista que le hicimos en septiembre de 1997; ¿el motivo de la misma? La salida del álbum 7, de Platero y Tú. la misma fue publicada en Nº 92 del Tubo, siendo ésta una de las primeras veces en que vio la luz la a día de hoy afamadísima denominación de Fito&Fitipaldis. Lo que pasó después, de todos es sabido: la llegada de los dos primeros discos, la separación de Platero y Tú en 2002 y el comienzo del éxito masivo de Fito en solitario con Lo más lejos, a tu lado. Con motivo de la histórica actuación de la banda en la Aste Nagusia bilbaína de 2004, mantuvimos con Fito la siguiente entrevista; una entrevista-río, más bien. La misma fue publicada en agosto de dicho año en Zazpi7ka, suplemento dominical del diario Gara. Pero antes de leerla, degustad otra canción: la sensacional versión del Voy a beber hasta perder el control, de Los Secretos: inconmensurables ambos, el cover y Fito&Fitipaldis...








FITO CABRALES A CORAZÓN ABIERTO
O CÓMO HACER LA CASA POR EL TEJADO SIN QUE PELIGRE EL EDIFICIO

(entrevista publicada en ZAZPI7KA)

Y logrando el más difícil todavía, en este caso: Que los cimientos de la construcción (su proyecto musical, en este caso) se asienten definitivamente: Esto es lo que ha conseguido Adolfo Fito Cabrales (Bilbo, 1966) con “Lo más lejos, a tu lado”, la tercera colección de canciones registrada bajo el nombre de Fito & Fitipaldis.

Así las cosas, con motivo del concierto que ofreció dentro de la Aste Nagusia bilbaína, nos adentramos un poco en la intimidad del pequeño gran músico del Botxo con el fin de conocerle más; de conocer más y mejor a un tipo pegado a una guitarra y a una gorra y que, entre otras cosas, no duda en definirse en sus canciones como ¿diferente? No, como raro directamente. ¿Raro? Sí, no digo diferente, digo raro, ¿les suena? Pasen, vean y lean.

Las crónicas dicen que naciste en 1966 en el bilbaíno barrio de Zabala; ¿qué tal estudiante fuiste, bueno o el colegio... poco te enseñó?

¿Estudiante? Malo, y el colegio aún peor, así que imagina.

Si pudieras encontrar a aquel viejo profesor que, según cantabas en un viejo tema de Platero, nunca supo explicar la verdadera lección, ¿qué le dirías?

Nada, tampoco hay rencores. Es que él tampoco la sabía. Los profesores no son sabios, sólo son profesores.

Háblanos algo de tu infancia: El primer balón, la primera guitarra... ¿cuándo ves que lo tuyo va a ser eso?

¿Que lo mío va a ser esto? – se pregunta entre risas -; cuando cojo por primera vez una guitarra no pienso en ser guitarrista, lo que más me sedujo es que con ellas se puede hacer canciones. También me atrajo el balón, lo que pasa es que hasta los quince años es fácil ser deportista, pues no tienes un duro ni sales por la noche. Pero luego descubres que hay más cosas... Mucha culpa de ello la tuvo Txus, guitarrista de los Flying Rebollos, que tenía un hermano mayor; accedíamos a su habitación, donde tenía los discos - de Woodstock y así casi todos, ya que era más hippie que la marihuana -. En aquellos años los hermanos mayores eran los que tenían los discos y aquellos tocatas de la maletita. Txus sabía tocar cuatro acordes y me los enseñó, así fue como me entró el veneno. Y cuando sabes eso ya quieres tocar con otro y hacer canciones.

Adolfo o Fito, ¿de dónde viene el apodo? ¿cuál es primero, el Fito familiar o el artístico?

Siempre me han llamado así. De crío me llamaban Adolfito, pues aparte de que soy pequeño Adolfo suena grande como nombre. En mi familia todos son Fitos. Mi abuelo se llamaba Adolfo y al aita y a mí nos pusieron el nombre por él. Además los tres Fitos somos iguales y tocamos la guitarra igual. Es algo como de label.

Ahora ¿cuál es antes? ¿cómo compaginas ambas facetas?

No separo mi vida musical de la familiar, soy el mismo. Eso lo tengo claro. Tengo la suerte de ganarme la vida componiendo canciones y tocándolas pero no interpreto ningún papel. Si mañana estoy triste el siguiente disco será triste. Creo que es la única manera de llevar años en esto: No tener que interpretar papeles. Nunca separo el Fito familiar del artístico, pues sólo hay uno.

Hablemos de música. Escuchando los CD´s de Fitipaldis da la sensación de que musicalmente hablando has crecido, de que has sabido madurar y reinventarte como pocos músicos. Háblanos del estirón que has pegado, de la transición personal y musical de Platero a Fitipaldis.

Más que de eso habría que hablar de lo que han cambiado las cosas en mi vida; lo han hecho tanto que los cambios han afectado a mi música, puesto que por medio de ella trato de plasmar mis estados de ánimo; el cambio de la que hacía antes a la actual no es consecuencia de un giro premeditado. Antes vivía de otro modo, en otro lugar. Estoy muy orgulloso de todo lo que hice con Platero pero no podría hacerlo ahora. Y el primer disco de Fitipaldis me parece genial pero tampoco podría hacerlo ahora. Creo que ha habido unos giros motivados siempre por historias personales, giros que, por otra parte, tampoco han sido demasiado bruscos. Estoy seguro de que el próximo CD será distinto, pues en los últimos tiempos mi vida ha sufrido cambios y eso se reflejará. Y te estoy hablando sin saber cómo va a ser porque todavía no tengo ni canciones ni nada.

¿Cómo surgió la idea de Fitipaldis?

Como surgen estas cosas: Por pasarlo bien. Estábamos con Platero girando prácticamente de continuo y se me empezaron a juntar unas canciones que yo no las veía formando parte de su repertorio; así las cosas, comencé a quedar para tocarlas con amigos entre los que estaban Txus o el Polako, el que ahora es el manager. Y después como todas las bandas: comienzas a ensayar y cuando tienes unos temas le comentas a un amigo que tiene un bar a ver si te deja tocar, después grabas un disco, grabas tres y fíjate...

Me imagino que la idea de abandonar la estabilidad de Platero tuvo algo de salto sin red ¿no? Lo más seguro habría sido continuar con dicha banda.

Sí, y muy poca gente lo ve así, que es como fue realmente; la gente piensa que Fitipaldis ha sido una banda muy importante desde siempre, pero cuando yo rompo con Platero y digo que sigo con éstos me estoy yendo de una banda que vende 100.000 copias a una que está vendiendo 30.000. Así pues no es lo que comentan algunos al respecto, “ te has ido con Fitipaldis porque funcionan muy bien”. No, funcionan muy bien ahora. Cuando dejé Platero la banda que funcionaba así era aquella.

Y tras ese empezar de cero a romper nuevamente las listas, pues de hecho tu último trabajo ya es disco de diamante; después de los éxitos cosechados en Platero y sin pensar en las ventas como único objetivo, ¿llegaste en tu fuero interno a pensar alguna vez que venderías aún más?

La verdad es que no. No sé si en el pop se puede llegar a pensar en ello pero en el mundo del rock de este país nadie piensa en las ventas, ni yo ni las bandas de rock´n roll que conozco; hombre, sí que piensas que lo que estás haciendo es mejor que lo anterior y que va a funcionar, pero estoy convencido de que eso nos pasa a todos: Nadie va a un estudio de grabación pensando que lo que está haciendo no es buenísimo, pues si no no vas. Lo que pasa es que nunca puedes preveer el salto de vender 30.000 copias a vender 100.000. Aunque para cierta gente sean cifras ridículas son saltos muy grandes.

Hablando de reinventarse, otros músicos vascos también lo han hecho: Fermin Muguruza, los miembros de Barricada años atrás, Evaristo... Aparte de que sea la propia vida la que te vaya poniendo en tu sitio, tras años y años de carretera y convivencia ¿es esto una necesidad?

Pienso que ante todo es una cuestión de sinceridad. En ocasiones sucede que, de repente, los grupos te atrapan en un papel, te encasillan y acabas convertido en una especie de personaje, y no puedes salir de ahí. Este suele ser uno de los males de las bandas.

Hablemos a continuación de alguien que un buen día se cruza primero en el camino de Platero y después en el tuyo, una persona clave a mi entender: Roberto Iniesta, líder de Extremoduro. ¿Cómo os conoceis y llegais a sintonizar? ¿Qué te ha aportado como letrista? ¿Cómo ha influido en ti? Las letras de Platero y las de Fitipaldis tienen poco que ver.

Aparte de como letrista, que ojalá que se me haya apegado algo, a nivel vital me ha influido mucho, pues además de músico terminó siendo un amigo. Roberto es una persona muy lucida, muy interesante. La primera vez que coincidimos con Extremoduro, hace más de diez años, recuerdo que me dije para mí: “Dios mío, están todos colgaos. Estos son unos perro-flautas de primera”. La verdad es que eran muy freaks. Estábamos en un camerino lleno de moscas y todo era muy cutre. Claro, Extremoduro no era lo que ha sido después. Realmente hubo un buen rollo de sintonizar los unos con los otros, sobre todo con Roberto. A partir de entonces comenzamos a coincidir bastante y Robe hizo amistad, pero una amistad pura y dura con Iñaki. Estuvo viviendo una temporada en su casa y nos conocimos bien.

Pero aún hay más; de su mano entablas amistad con Manolillo Chinato, personaje fundamental a la hora de entender la trastienda lírica de Iniesta. Así las cosas, acabas participando en Extrechinato y Tú, proyecto musical surgido alrededor de sus poemas. Háblanos de ello, de tu participación en el CD “Poesía Básica”.

El máximo responsable de ello fue Roberto. Tras el último concierto de la gira conjunta de Extremoduro y Platero de 1996, me encontraba de madrugada tirado en mi habitación y de repente entra el citado con una especie de contrato que había redactado en un folio en blanco y me dice: “¡Fito, echa aquí una firma!”. En el mismo se decía que me comprometía a participar en el próximo disco de Manolillo, y yo firmé para que me dejase dormir y se fuera. Así las cosas, comenzamos a preparar el disco y tardamos cinco años en hacerlo...

Bueno, tras este impasse sigamos con Fitipaldis; a la hora de hablar de la evolución creativa que has seguido ¿hay que hacerlo también del hecho de que ya no vivas en Bilbo o eso vino luego?

Hombre, tampoco es que si me fuese a los Pirineos fuera a cambiarme completamente el chip y estuviese hablando todo el rato de montañas, pero claro que influye. Lo que sí que está claro es que el vivir donde vivo es otra de las cosas que van en el paquete, junto con historias que has hecho y que no quieres volver a hacer, acontecimientos que te cambian la visión de la vida, cosas nuevas que te planteas...

De Zabala a Gernika, de Bilbo a la orillita del mar; en cualquier caso y por curiosidad: ¿por qué tantos rockeros, cuando parece que la cosa va, mostrais esa querencia hacia los pueblos?

Pienso que es algo que la mayoría de la gente haría si no tuviese que trabajar en una oficina. Si currara en Bilbo no podría, tendría que vivir allí por no comerme una hora de coche cada día. En cambio, si tienes un trabajo que es... no sé, como el del Circo Atlas... Yo nací en Bilbo pero siempre he vivido en pueblos; tras hacer la mili estuve viviendo en Málaga (Benalmádena), después regresé a Bilbo y ahora vivo en Gernika. Me gusta Bilbo, me encanta. Me parece acojonante. Las ciudades me gustan pero para ir a ellas, no para tenerlas todo el rato al lado. Además, al final te dejas llevar por las mismas y acabas viviendo a su ritmo. En cambio en el pueblo siempre estás más tranquilo; vienes que te mueres de los nervios porque llevas cuatro días tocando por ahí y lo que te apetece es esto. Y es algo que haría cualquiera, no creo que seamos especiales.

Repasando los textos de las canciones de los CD´s de Fitipladis vemos que abundan las reflexiones y las miradas hacia el interior así como también multitud de referencias a las nubes, los sueños y el mar. Sobre todo al mar, como lo demuestran temas como “El ojo que me mira”, “Soldadito marinero” o “Las nubes de tu pelo”. ¿Qué te ha dado éste? ¿Es más fácil hacer autoanálisis a su lado?

No lo sé... Si ni siquiera sé nadar ni he ido nunca a pescar. Siempre he vivido a su lado y para mí es una referencia clara. Me da el punto de que es la libertad total. El monte, por ejemplo, no me da esa sensación de libertad. El mar presenta un horizonte mil veces mayor y me atrae mucho, más que el cielo casi. Es algo tangible y que está vivo, que viene y se va. Y la gente que conozco que vive de la mar en el fondo es un poco como los músicos: Un día están aquí, otro allá, no están nunca en casa... Viven un poco de mentiras, pues están todo el tiempo trabajando pero nunca con los pies en la tierra.

Pero además de esas referencias en tu repertorio también llaman la atención las que hay a la tristeza o la soledad: Hablo de “Abrazado a la tristeza” o “Si el cielo está gris”, temas que cantas en el CD de Extrechinato. ¿A qué se deben esas menciones? ¿Has llegado a sentirte tan solo y triste?

En primer lugar hay que partir de que yo no hago las letras para los demás sino para mí, aunque después terminen trascendiendo. Yo escribo - aparte de ir al psiquiatra - y me sienta muy bien. Y si hablas de soledad es porque te sientes solo. Además, por otro lado, cantar a la alegría es muy aburrido. Escribir una canción sobre algo divertido no tiene gracia: pronto te cansas de cantarla, pues no lo haces a algo que sale de dentro. Tampoco quiero decir con esto que haya que componer siempre en clave pesimista. Cantas a las soledades... (Fito hace una pausa y se pone metafísico)... a los paraísos perdidos, a lo que no tienes. A la ausencia de algo. Se canta como los lobos, ¡auú!... Es lo mismo - concluye -.

¿Cuál es tu actual estado de ánimo?

Confuso.

Por cierto, ¿por qué cuanto más desgarradora es la letra (“Quiero beber hasta perder el control”, “Corazón oxidado” o “Whisky barato”)... más alegre es la música de la canción?

No es que salga siempre así... Tampoco es que sea algo premeditado.

Formulemos la pregunta de otro modo: ¿Buscas en la música una especie de terapia para superar lo que transmiten esas letras?

A mí me cuesta mucho terminar los textos, tampoco los escribo en una noche. Es por eso por lo que varía el estado de ánimo que encierran las canciones. Por otra parte, para mí tocar la guitarra es algo divertido y hacer las letras no. Por eso mismo las letras pueden ir de un palo y la música de otro.

Así pues el objetivo de la música no es desdramatizar.

No, no. Lo que pasa es que a veces la letra más triste coincide con los acordes más alegres. Una canción alegre no tiene que ir con una letra alegre ¿no?

Cambiemos de tercio, para acabar. Háblanos de tu look, de ese look tan personal que incluye las patillas y la gorra y que ha sobrevivido a la reinvención. ¿Desde cuándo con ella?

Qué te voy a decir del look, como no pase por el quirófano lo tengo claro, y sobre las gorras... las primeras se las robaba al aita. Se trata de la gorra inglesa que se ha llevado en Bilbo desde siempre. No, no es madrileña, y siempre me han gustado. Lo que pasa es que si tocas en una banda y llevas gorra trasciende más que si la llevara otro. Llevo gorra y ya está, no pasa nada más. Lo que sí me han dicho es que tengo pinta de personaje de cómic.

Fito y Los Fitipaldis, ¿por qué Los Fitipaldis?

Se lo inventó Polako; teníamos que tocar en un bar y yo no quería que se anunciara como Fito el de los Platero. Éste andaba por allí y dijo: “Fitipaldis, ¿no?”

De formar parte de un grupo has pasado a liderar un proyecto personal; ¿no echas en falta el respaldo de una banda?

No, pues los músicos me respaldan bastante. Se portan muy bien, no los siento como que si estuviesen sólo por dinero..

De “Si miro a las nubes” (“pero hoy no nos queda ilusión y los sueños se pudren”, Platero y Tú) a “Trozos de cristal” (“estoy bien aquí, en mi nube azul”, Fitipaldis). ¿Cómo es esa nube? Con la mano en el corazón, a dos años de la separación oficial de Platero, ¿satisfecho con el cambio?

Sí, pues cambios así no son producto de una rabieta. Cambiar de banda no es un capricho; en cualquier caso nunca me arrepiento de lo que hago. Como dice Robe sólo hay que arrepentirse de lo que no se hace. Y acerca de la nube azul te diré que en el fondo no es más que una coraza: no me gusta cómo es la realidad y me la invento, y vivo bien en mi nube azul, entre algodones.

La última: “consegui sin degenerar que mi vida fuera el rock and roll”, cantaba Rosendo hace veinticinco años y lo cantas tú ahora; sin degenerar, algo que no es poco en los tiempos que corren; ¿cómo se hace?

Es cuestión de tener claro qué quieres hacer, de hacerlo y de saber que eso que estás haciendo es lo que quieres hacer y que está bien hecho. Y de trabajar y trabajar, pues si te gusta tu trabajo estás dándole vueltas las veinticuatro horas del día. En el fondo se trata de creérselo.







CANCIÓN EXTRAÍDA DE VIVOS PARA CONTARLO, CD/DVD REGISTRADO EN EL YA HISTÓRICO CONCIERTO DE FIESTAS DE BILBAO; EL TÍTULO DEL TEMA, UN BUEN CASTIGO: EN MI OPINIÓN UNA DE LAS CIMAS ARTÍSTICAS DEL BUENÍSIMO HACER DE FITO

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