MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

11/4/10

ESPECIAL FITO: VARIAS VIEJAS CRÍTICAS. Y DEBAJO, LA SECCIÓN "QUÉ TAL LOS CONCIERTOS" DE ABRIL: CON NUEVA ACTUALIZACIÓN!!


Como pez en el agua

Concierto de Fito & Fitipaldis

Fecha: sábado, 12 de mayo de 2007.
Lugar: Campo de fútbol Areta, Huarte.
Intérpretes: Fito & Fitipaldis, banda integrada por Fito Cabrales, a la guitarra y a la voz, Carlos Raya, a las guitarras, Candy Caramelo, al bajo, Javi Alzola, al saxo y a la percusión, Joserra Senperena, a los teclados y al acordeón, y José Bruno el Niño, a las baterías. Como teloneros, abrieron la noche Anorexia y Zodiacs.
Incidencias: medio aforo largo, cerca de 6000 personas. Público principalmente femenino -aunque de todo tipo y edad- que se mostró participativo. Fito & Fitipaldis actuaron durante 2 horas y cuarto, bises incluidos.

Pese a que en los albores del concierto no faltara un amago de lluvia (coincidiendo con las primeras composiciones ofrecidas, como si hubiese querido sumarse al mismo) finalmente no llovió. Como si, al igual que los presentes, hubiese querido hacer su aportación para que Fito se encontara en las tablas como finalmente lo hizo: como pez en el agua. O para que así se encontraran los peces que, tocados también con gorra inglesa, miraban con cara de flipados hacia la tarima desde sus flancos; eso sí, en cualquier caso mejor así, en seco, como discurrió finalmente la noche. En un recinto muy bien acondicionado, sobre un escenario rematado por dos puentes de luces de estructura semicircular, la velada comenzó a las 20.45 horas de manos de Anorexia, voluntariosa banda con CD en el horno a la espera de la sonrisa que la suerte les ha negado hasta el momento; y acto seguido, el pop rock impulsivo, abrasivo y pegadizo de Zodiacs, quienes demostraron tener entidad como para afrontar mayores cotas: y así lo entendió el todavía escaso público, premiando con aplausos su esfuerzo sobre las tablas. Finalmente, a las 22.00 horas se retiraron, dejando libres las mismas para Fito & Fitipaldis, quienes comparecieron media hora dispués bajo una fina lluvia que, afortunadamente, quedó en anécdota. Al igual que en su anterior visita, la actuación comenzó con la mejor canción del set-list del de Bilbo, en nuestra opinión: Un buen castigo; pronto, muy pronto llegarían temas del laureado Por la boca vive el pez, como el que le da título, Me equivocaría otra vez o Como pollo sin cabeza, salteados entre otros más antiguos: todos ellos bajo efectistas juegos de luces y magistralmente interpretados por la banda, formación en la que si bien en un momento u otro, todos sus integrantes brillaron con luz propia, en esta ocasión destacaremos la labor de Carlos Raya, el gran guitarrista en la sombra. El gran músico que todo gran artista necesita detrás. A continuación, con el grupo sentado en semicírculo y ambiente de cantina, de taberna irlandesa y entre ciertos aires balcánicos, llegaría un set acústico (como si se tratase de un concierto dentro del concierto), que nos brindó Rojitas las orejas, Qué divertido y El funeral, recuperando el encanto de los mismos, la esencia acústica que dichos títulos portaban en el CD que nos los presentó, el primero. Y a partir de aquí, nueva cascada de hits: Deltoya (revisión a ritmo de boguie-boguie del legendario tema de Extremoduro), A la luna se le ve el ombligo –poderoso rock & swing bajo el cielo estrellado del escenario-, La casa por el tejado, el imprescindible Soldadito marinero... para terminar en los bises con Acabo de llegar, entre otras. Para concluir dejando claro lo siguiente, nuevamente: que creyendo, teniendo fe en uno mismo, los sueños pueden hacerse realidad. Por muy locos que sean –o parezcan-. Por mucho que a los demás les dé la sensación de que estemos construyendo la casa –nuestras vidas, en general- por el tejado. Y así lo volvió a poner de manifiesto el sábado el rock para todos los públicos de Fito y sus Fitipaldis. Sus buenas vibraciones, la energía positiva generada, cosa, además de de su música, de unas letras que, coreadas o no, se sienten y se cantan por dentro, principalmente. De un hecho musical que por segunda vez en seis meses hizo que a su lado en el Areta, aunque no lloviera... todos nos sintiésemos como peces en el agua.


Marcha triunfal

Concierto de Fito & Fitipaldis


Fecha: Viernes, 10 de noviembre de 2006.
Lugar: Pabellón Anaitasuna, Iruñea.
Intérpretes: Fito & Fitipaldis, banda integrada en directo por Fito Cabrales, a la guitarra y a la voz, Carlos Raya, a la guitarra, Candy Caramelo, al bajo, Javi Alzola, al saxo y a coros, Joserra Senperena, a los teclados y al acordeón, y José Bruno el Niño, a las baterías. Como teloneros, abrieron la noche Zodiacs
Incidencias: Llenazo histórico, más de cuatro mil personas. Público de todo tipo y edad que, totalmente entregado, se mostró muy participativo durante toda la actuación; ésta duró dos horas y cuarto, bises incluidos.

Llenazo, reventón en toda regla el cosechado por Fito en el Anaita: y es que, en tiempos recientes, pocas veces hemos visto dicho polideportivo como este día, tan atestado de gente de toda edad, condición... y gustos musicales incluso –nos atreveríamos a decir-, toda vez que, más allá del predecible arco rockero, se dio cita todo el mundo, familias enteras incluidas. Frente a unas gradas cuyos asientos se iban poblando poco a poco, sobre las 21.00 horas se apagaron las luces y se encendieron los focos del escenario, comenzando la actuación de Zodiacs. Convidados de piedra en cierto modo en la noche de hoy, los de Getxo, pese a todo, acertaron a presentar sus credenciales por medio de una meritoria actuación que les reportó tímidos aplausos: cosa del pop-rock guitarrero ofrecido durante la media hora de que dispusieron. Y pasadas las 22.00 horas, tras los últimos reajustes técnicos, lo que la totalidad del gentío estaba esperando: la salida de Adolfo Fito Cabrales al frente de sus renovados Fitipaldis, quienes, bajo los sones de Un buen castigo, comparecieron entre espectaculares y efectistas juegos de luces que, en estos primeros momentos, se recrearon de manera especial jugando a recortar la silueta característica del bilbaino a lo largo y ancho del escenario. Acto seguido llegarían dos canciones de Por la boca vive el pez, una de ellas, la que da título al CD, cuya temprana interpretación vino a dejar clara a nuestro entender la voluntad del artista de poner las cartas sobre la mesa desde el principio; además, en otro orden de cosas, ¿para qué guardar éxitos para el final cuando se tiene un set-list repleto de ellos? Y así lo entendieron los presentes, quienes en toda ocasión demostraron conocer de arriba a abajo el repertorio, un listado de canciones que, sin recovecos para ellos, fue alternando temas de más reciente factura (Sobra la luz, Me equivocaría otra vez, Como pollo sin cabeza, en la primera parte del concierto) con viejos y aclamados hits como Para toda la vida o Cerca de las vías, por ejemplo: unos temas de renovados desarrollos instrumentales que vaya cómo sonaron, con qué enjundia y calidad en manos de los actuales Fitipaldis, banda que, más allá de la constelación de estrellas que es, demostró ser un equipo perfectamente engrasado, destacando curiosamente Javier Alzola, en la misma: único músico superviviente de las diferentes formaciones y, más que un puntal, parte de los cimientos de la carrera de Fito, nos atreveríamos a decir. Pasada la hora de concierto, la actuación se recondujo momentáneamente por derroteros más intimistas, con todos los músicos (baterista incluido en una esquina, al frente de una más pequeña) sentados en línea ofreciendo... otro concierto dentro del concierto –por así decirlo-: un set integrado por temas como Rojitas las orejas, Callejón sin salida (rumbosa y rumbera versión del tema de Barricada) o El Funeral. A continuación, de manos del rockabilly campero de Deltoya, el show volvió a su cauce natural, sendero por el que discurriría hasta alcanzar su recta final, protagonizada por temas tan rotundos como La casa por el tejado, Soldadito marinero o la impactante Medallas de cartón y rematada por Acabo de llegar. Finalmente, el bis depararía Esta noche (auténtica declaración de principios) y Donde todo empieza, bombazo de efectos reterdados que sirvió para poner el punto final en verdadero loor de multitudes.
En el marco de un otoño inusualmente cálido, Fito, con su impresionante concierto, contribuyó a subir unos grados más la temperatura de la ciudad, dejando entrever otra vez que, nuevamente, ha subido de división, por increible que parezca: así lo demostró la presente marcha triunfal –eso fue la actuación presenciada, digámoslo sin rodeos- protagonizada por él y sus músicos, desfile que, en nuestra opinión, se va a prolongar durante la totalidad de la presente gira Por la boca vive el pez – 2006. Una gira cuyo listón va a resultar difícil de superar.


Lo más lejos, a su lado

Concierto de Morau y Fito & Fitipaldis

Fecha: Viernes, 8 de Octubre de 2004.
Lugar: Pabellón Anaitasuna, Iruñea.
Intérpretes: Morau a la guitarra y a la voz acompañado por una banda de cuatro músicos. Fito y los Fitipaldis, banda integrada en directo por Fito Cabrales (guitarra y voz), Batiz (guitarras y coros), Roberto Caballero (bajo), Javi Alzola (saxo y a coros) y Fernan Irazoki (batería).
Incidencias: Lleno histórico el registrado en el Anaitasuna para recibir a Fito y los Fitipaldis. Público de todo tipo aunque predominantemente joven que cantó, dio palmas y se mostró entusiasmado durante toda su actuación; ésta duró cerca de dos horas, bis incluido.

A su lado, sí, lo más lejos junto a él y sus Fitipaldis: Así está posicionado el público de Iruñea y así lo volvió a demostrar nuevamente, respondiendo de forma masiva y entregada a la nueva comparecencia del pequeño gran músico bilbaino en la ciudad. La velada (o baño de masas, más bien) comenzó sobre las 22.15 horas con la salida al escenario de Morau, cantautor eléctrico que ante la sorpresa de muchos se presentó acompañado por una banda; el de Tolosa, durante la media hora de que dispuso, ofreció unos temas de corte rockero ciertamente, con una sonoridad radicalmente diferente respecto de la de los de su primer CD; y tras su pase, sobre las 23.10, lo que todo el mundo estaba esperando por cuarta vez en menos de un año: La actuación de Fito & Fitipaldis, quienes en líneas generales ofrecieron un repertorio bastante similar al interpretado en su anterior visita a Iruñea pero que, en cualquier caso, fue capaz de convertir el pabellón en una olla a presión, de poner el recinto patas arriba. Y es que tal y como lo dejó entrever el histórico llenazo registrado (hoy por hoy fuera del alcance de cualquiera) la capital de Nafarroa es plaza conquistada.
El concierto propiamente dicho comenzó con Voy a beber hasta perder el control, versión del célebre tema de Los Secretos que tan bien ha interiorizado el músico del Botxo, y ofreció una suerte de repaso / marcha triunfal por las composiciones de sus tres álbumes, con menciones especiales para Mirando al cielo (la preferida del abajo firmante), la endiablada Ojos de serpiente o Rojitas las orejas (del primer CD), Sevilla de Bilbao, A la luna se le ve el ombligo o la apoteósica Cerca de las vías, del segundo, o las imprescindibles La casa por el tejado, Un buen castigo, Whiski barato o Mi pobre corazón de Lo más lejos, a tu lado, el tercero, tema éste último con el que sobre la 1.15 de la madrugada se despidieron. Y todo ello con un sonido que, al igual que los juegos de luces, fue yendo de menos a más para acabar siendo más que aceptable, habida cuenta de que estamos hablando del Anaita; y esto es lo que dio de sí el presente pase, un evento del que desde un punto estrictamente musical podríamos decir que se desarrolló a caballo entre el peculiar concepto de rock & roll de este Fito post Platero y el espíritu acústico de sus composiciones; en fin: Que Fito Cabrales ha sabido buscarse o crearse su espacio y que sigue encandilando, teniendo y manteniendo al público a su lado... No más lejos. Así lo volvió a demostrar.


Y cojer el cielo con las manos...

Concierto de Fito y los Fitipaldis


Fecha: lunes, 12 de Julio de 2004.
Lugar: Carpa Rojilla, Iruñea.
Intérpretes: Fito y los Fitipaldis en directo es una banda formada por Fito Cabrales (guitarra y voz), Batiz (guitarras y coros), Roberto Caballero (bajo), Javi Alzola (saxo y a coros) y Fernan Irazoki (batería).
Incidencias: Muy buena entrada; público entregado y participativo que durante las dos horas que duró el concierto dio palmas, jaleó a la banda y cantó en diversas ocasiones.

Sí, cojerlo. Coger el cielo más que tocarlo: Eso ya hizo el ex de Platero con dicha banda y con sus primeros CD´s en solitario: Con el actual Lo más lejos, a tu lado podemos afirmar que lo ha cogido y que lo tiene bien agarrado tras años de sueños locos y de dar la impresión de parecer tocarlo... a base de tocar, de hacer una música tan personal como sincera. De crear a base de combinar rock´n roll con leves toques de blues, swing o charleston unas composiciones un tanto introspectivas pero que han logrado trascender, algo realmente meritorio en los tiempos que corren y que afortunadamente el público ha sabido valorar. Así lo dieron a entender los gritos de Fito, Fito, que comenzaron a escucharse hacia la medianoche reclamando la presencia del pequeño gran bilbaíno sobre el escenario. Así las cosas, la velada comenzó con una preciosista revisión de Quiero beber hasta perder el control, tema que sonó más pausado y cercano al actual sonido Fitipaldi y que cosechó la primera gran ovación; y acto seguido llegaría el momento del celebrado La casa por el tejado y de Trozos de cristal y Barra americana, temas estos últimos, al igual que el primero, pertenecientes a A puerta cerrada y que más que canciones resultan pequeñas obras de arte, de orfebrería musical elegantemente musicadas. Y a continuación la cascada de éxitos que resultan ser todos y cada uno de los conciertos de Fito: Un buen castigo (con el gentío cantándose aquello de qué te mentes Don Quijote pa´ flipar con los molinos), A la luna se le ve el ombligo, Cerca de las vías, Qué divertido, el imprescindible Rojitas... con todos los temas viejos con nuevos desarrollos musicales, convenientemente arreglados. Dando a entender al respetable que lo suyo es tanto la creación como la recreación: crear o componer canciones, recrearse interpretándolas y tratar de recrear a la inmensa legión de seguidores que asiste a sus actuaciones. Y a fe que lo consiguen, vaya. Ya en la recta final, la apoteosis llegaría de la mano del soldadito marinero que conoció a una sirena, de No tengo nada que decir (tema que sirvió para que se lucieran el maestro Anzola y Batiz, el gran guitarrista en la sombra) y de Corazón oxidado, tema que terminó de poner a la carpa en pie de ¿guerra? No, de baile, en pie de baile y con el que se despidieron... un tanto a la francesa. Y poco más: Constatar el triunfo de Fito, un artista que musicalmente hablando ha sabido madurar y reinventarse como pocos. Lo cierto es que éxitos como el suyo nos reconfortan y en la actual era post O.T. en que vivimos son buenos para todos. Pasote.

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