Concierto de Doctor Deseo
Fecha: Domingo, 16 de Enero de 2005
Lugar: Teatro Gayarre, Iruñea.
Intérpretes: Doctor Deseo, banda integrada por Francis a la voz y a la guitarra, Toro a las guitarras, Josi al bajo y a los coros, Raúl a los teclados y Txampi a la batería, reforzados para la ocasión por Aiora a la voz femenina, Mikel al saxo y a la flauta travesera y el actor Ander Lipus.
Incidencias: por problemas de índole técnica el concierto, que tuvo dos partes y duró hora y tres cuartos, comenzó con cerca de una hora de retraso. Lleno, público entusiasta que disfrutó de la actuación.
Cuando se llevan años en un grupo hay veces en las que la filosofía del músico, del tocador de música (si se me permite la expresión) tiende a mutar, a manifestarse de distintas formas, más allá de la dinámica de grabar y tocar: en esos casos la misma puede llevar al músico a tomar decisiones de distinto calado, como parar y desaparecer de la escena para regresar más tarde, tratar de reinventarse o probar a reinventar el repertorio de manera sorpresiva o sorprendente, buscando en un primer momento sorprenderse él a sí mismo y, acto seguido, al público en general. Sí, y cuanto mayor es el tiempo que se lleva en el oficio más comunes acostumbran a ser estas prácticas. Estas metamorfosis, como la que el pasado Domingo llevó a cabo Doctor Deseo bajo esa denominación precisamente: Metamorfosis, un espectáculo a medio camino entre el set acústico, el teatro y el cabaret por medio del cual el Doctor chequeó los temas más lentos de su repertorio. Tras un monólogo de lo más sugerente y explícito declamado por Ander (todo un todoterreno durante el show) y bajo una iluminación más propia de una función teatral, la función comenzó de la mano de Es solo la necesidad y deparó la interpretación o puesta en escena de veintiseis composiciones convenientemente arregladas para la ocasión, alcanzándose el clímax en la primera parte con Ni naiz o Abrázame. Las canciones ofrecidas nos mostraron a una formación de lo más versátil, con un Francis que, presentado como “un niño grande, un pequeño abuelo o un terrorista poético”, se mostró de lo más sensual, provocador y transgresor. Y en una forma física envidiable, tan pronto trepando al trapecio que pendía sobre el escenario como balanceándose sobre el mismo, ya recorriendo el pasillo del teatro cantando, (haciéndolo incluso de forma personalizada), sacando a bailar a chicas e incluso amagando caminar sobre el mar de gente que poblaba las butacas... tal y como Jesucristo sobre el agua. Y todo ello en el marco de un espectáculo exquisito, perfectamente trazado, en medio de unas atmósferas llenas de intimidad, tonos rojizos y sombras, muchas sombras. La segunda parte, que se desarrolló bajo la misma tónica, trajo consigo temas como En el sol de tus ojeras (con el que principió), Corazón de tango o Canción de piratas, tema con el que se despidieron, aunque aún retornarían a las tablas para ofrecer Sueños gastados a modo de bis. Y esto es lo que dio de sí la noche, una velada protagonizada por unas composiciones de intención tan amorosa como amoral y cuyas connotaciones, tan sensuales como sexuales, salieron plenamente a la luz de la mano de esta Metamorfosis tan propicia para ello.
Cum laude en deseo y actitud
Concierto de Doctor Deseo
Fecha: sábado, 27 de Mayo de 2006.
Lugar: Sala Artsaia, Aizoain.
Intérpretes: Doctor Deseo, banda formada por Toro, a la guitarra y a los coros, Josi al bajo y a los coros, Francis a la voz y ocasionalmente a la guitarra, Raúl a los teclados y Txanpi a la batería.
Incidencias: Concierto de presentación de Detrás de los espejos rotos, nuevo CD del grupo. La actuación duró hora y cuarto, dos tandas de bises aparte. Buena entrada, público que se mostró participativo.
Tras la temporada de rigor en barbecho –tal y como acostumbran a hacer, entre disco y disco, desde hace años - Doctor Deseo ya se encuentra operativo nuevamente: y el regreso no ha podido ser mejor, con un nuevo trabajo con el que los comandados por Francis y Josi se han vuelto a superar. Sí, y es que, en el presente caso, la presente dinámica de sacar disco, embarcarse en la correspondiente gira de presentación y posteriormente, transformarse en célula durmiente durante los siguientes doce meses, está demostrando ser acertada a todos los niveles. Ante una entrada más que interesante teniendo en cuenta las fechas y la temperatura que hizo el sábado, la noche arrancó con En aquellos ojos negros, tema del nuevo CD al que siguieron clásicos como Dulces sueños (ofrecido entre luces parpadeantes) o Desde el centro de un huracán: una velada, cómo no, presidida por un Francis que, de negro y con sus habituales ligas rojas en el sombrero y en la pierna derecha, se mostró tan locuaz y cercano como siempre. Siguiendo con el pase, apuntaremos que éste se desarrolló a buen ritmo, deparando un buen número de temas nuevos, como Loco (unos de los hits del CD, a ritmo de sex-machine sobre un estribillo 100% Deseo), el reflexivo Detrás de los espejos rotos o ¡Vale ya!, composiciones muy bien aceptadas por los presentes y perfectamente integradas en el repertorio: cosa de su tensión musical y emocional y de su sabor, intenso y exquisito. De su genuina e indisimulada denominación de origen. Así las cosas, podemos afirmar que, sin remitirnos necesariamente a clásicos como Corazón de Tango o Panfleto Nº 13, que también sonaron, apenas hubo diferencias entre la respuesta generada por los temas nuevos (con qué rapidez han entrado en la familia) y otros como Abrázame (motivado por el recuerdo hacia un gran artista de la tierra, tristemente desaparecido), Fugitivos del paraíso o ¿Quién mueve las cuerdas?, que, interpretado bajo luces parpadeantes y bases techno, inspiró un sarcástico comentario sobre la realidad de Nafarroa al vocalista: “qué bonito todo, el Osasuna en la Champions y el señor Sanz en la presidencia”. Finalmente, el set terminó con A mi pequeña María, pero a la vista de que como todo lo bueno, se hizo dos veces breve, la banda tuvo que comparecer hasta en dos ocasiones antes de concluir con una chica del batzoki travestida hoy en El chico del batzoki, ofrecido a ritmo de rumbita-rock entre mordaces comentarios relativos al PNV, armarios y no salidas de los mismos...
Doctor Deseo reverdeció laureles en Artsaia nuevamente, revalidando cum laude su doctorado tanto en pop-rock pasional como en actitud en escena y deseo, sus hechos diferenciales: ah, y mostrándose en plena forma, con hambre de electricidad y escenarios tras el experimento acústico-teatral que supuso el espectáculo Metamorfosis, plasmado en su anterior CD, y el parón de 2005. Evidentemente, nos gustó.
Sexo, ternura y deseo
Concierto de Doctor Deseo
Fecha: sábado, 26 de Abril de 2008.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Doctor Deseo, banda formada por Aitor Toro, a la guitarra y a los coros, Josi al bajo y a los coros, Francis a la voz, a la guitarra y a la pandereta, Raúl a los teclados, y Txanpi a la batería.
Incidencias: Concierto de presentación de Sexo, ternura y misterio, nuevo CD del grupo. 2 horas de duración, bises incluidos. Lleno, público eentregado y participativo.
Desbordada, he aquí cómo resultó la expectación generada en Tótem ante la presencia de Doctor Deseo, uno de los valores más seguros de la bolsa musical y subiendo, constantemente al alza en los últimos tiempos. Una banda que de forma natural, pasito a pasito cual laboriosa hormiguita, sin tratar de hacer de cada uno artificiales zancadas, ha logrado cimentarse de la forma más sólida posible, obteniendo la mejor de las recompensas: admiración, respeto y credibilidad. Ante una sala a rebosar, sobre un escenario presidido en su parte superior por teclados y batería (ésta última, aislada tras una pantalla de metacrilato), entre flashes rosaceos, trazos de láser verdes y diversos pregrabados entremezclados que vaya cómo caldearon la salida de los músicos, la velada arrancó bajo las notas de Mi torpe corazón, puerta de acceso del nuevo disco a la que, enlazadas, siguieron Orjia amaitezinak (ofrecida desde un escenario presidido por la oscuridad, con el láser rojo, entre luces estroboscópicas, haciendo de las suyas entre los presentes y con Francis haciéndolo también entre aquéllos – asimismo-: cantando y bailando sobre el mar de gente desde el metálico barco central de la sala) y Fugitivos del paraíso, con el frontman, ya sobre el entarimado, tocando con energía la eléctrica... roja, por supuesto: un Francis que, respaldado por el legendario Josi, su fiel escudero, compareció como acostumbra, gafas oscuras, pantalón negro con liga roja, camisa blanca y guante y sombrero negro con cinta roja. A continuación llegaría el momento de composiciones nuevas como Hazlo (cantada ¡desde la barra!, con aquel paseando entre las lámparas) o La hermandad de los perros sin dueño, ofrecidas entre veteranas como Abrázame (de las más emotivas del repertorio, cosa de la cercanísima realidad que la inspiró), En tu rincón, con el cantante y showman a pie de pista, abriéndose pasillo entre la gente al igual que, según la Biblia, hicieran los israelitas entre las aguas del mar... Rojo, precisamente (el color predominante esta noche a todos los niveles) o Una tregua en mi cabeza, con el citado, en escena de nuevo, enfocando al respetable con una gran linterna... como si de un móvil con vida propia se tratase. Ya en la recta final brillarían con luz propia Danzing in Hell (discotequera total), Noche de viernes y el histórico Corazón de tango, quedando para los bises entre otras Ahora que estás dormida (entre pompas de jabón, con el vocalista ejerciendo como tal desde la barra nuevamente), la sobrecogedora Diez negritos (temazo, directamente), A mi pequeña María, una reconvertida y travestida –musicalmente hablando- Chica del batzoki y Juegos malabares, bajo cuyos sones llegó la noche a su final.
Todo un icono de la escena, Francis y sus chicos, en ésta su vuelta a la palestra, volvieron a ofrecer un gran concierto; al rojo, tal y como siempre han sido éstos. Un show de luz y sonido ciertamente intenso y pasional. Una actuación sostenida sobre su inclasificable –y genuina- forma de concebir el pop-rock, si acaso de una manera totalmente transgresora y amoral, típicas marcas de la casa y estandartes por antonomasia de la banda, a estas alturas. Unas marcas, unas características las mismas riquísimas en connotaciones sexuales (derivadas del sexo que reivindica el título del nuevo CD), sensuales (deparadas por la ternura sugerida desde el mismo) y ¿misteriosas? No, llenas de pasión. De roja pasión; de deseo, más bien.
Y ESTE ÚLTIMO VÍDEO, ESTA ´`ULTIMA CANCIÓN, GENTILEZA DE LA CASA
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