MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

15/10/09

CRÍTICAS MUSICALES DE NOVIEMBRE: MEMO,THE POODLES, BERRI TXARRAK Y THE SPIKEDRIVERS

Otoño, estación de blues

Concierto de The Spikedrivers

Fecha: viernes, 13 de noviembre.
Lugar: locales de la Peña Euskalherria, Burlata.
Intérpretes: The Spikedrivers, trío integrado por Ben Tizack, a la guitarra y a la voz, Constance Redgrave, al bajo, a la voz, y a la washboard, y Maurice McElroy, a la batería y a las percusiones. Como teloneros cerraron noche Los Parpel.
Incidencias: 1ª jornada del "Udazkena Blues 2009" organizado por la Peña Euskalherria; una hora de retraso. Muy buena asistencia, público participativo que llenó el salón comedor. Hora y 30 minutos de duración.

Llegó un año más el otoño, la estación de la caída de la hoja en otros pueblos –solamente-, y, de su mano, al igual que el rock, en mayo, el blues a la peña Euskalherria. El Udazkena Blues, ciclo que en la primera jornada de ésta, su tercera edición, acercó hasta sus locales al trío de raíces norteamericanas The Spikedrivers: pura imagen visual y sonora del blues los citados, con sus toques incluidos, a modo de indispensable maquillaje –si se quiere-, de rhythm´ blues y, evidentemente, de folk americano. El concierto, de discurrir suave y reposado en un principio, acompasado y tranquilo siempre, vino a ser una especie de viaje por la historia del blues de regusto más genuino, con claras connotaciones… ferroviarias incluso, como pudimos comprobar al final de uno de los temas, reproducción del silbido de un viejo tren incluido; de unos temas de diferentes intensidades sonoras pero de fuerza musical idéntica, en todos los casos. Y todo ello, el repaso por dicho arco iris musical (hubo de todo, desde momentos de inspiración más country o sureña hasta slow-blues, momentos de insuperable R & B y, evidentemente, de puro rock and blues) todo ello y todos ellos exquisitamente ofrecidos, como quedó de manifiesto con la versatilidad de los tres músicos implicados y con la profusión de instrumentos que utilizaron, destacando el continuo empleo del slide-guitar por parte del guitarrista y de las tablas de lavar o washboards exhibidas por la bajista y el baterista en algunos temas, instrumento casero de percusión empleado originalmente por los negros del sur de EEUU. En resumen, que The Spikedrivers demostraron ser grandes: tan grandes en lo que a tocar música en vivo se refiere como pequeños en lo referido a formato, siendo tres músicos sólo como son: el número clave de la religión católica… y de la música electrificada en vivo. La cifra mágica, por tanto, de nuestra religión, sea cual sea su variante: rock a secas, metal, punk, blues –hablando de lo que hablamos-.... Bueno, y ser grandes, además, como los diferentes artistas de blues –y demás familias cercanas- que hemos visto en Burlata en los últimos años, ya en el ciclo veraniego, ya en éste: y es que, en materia de dicho género, Miguel Rubio, motor humano de ambos ciclos, está demostrando saber hacer las cosas como nadie. Posteriormente, tras la actuación estelar, en inusitado y antinatural orden llegó el momento de los teloneros, Los Parpel, banda que, perfectamente comandada por Omar Pizarro, ex vocalista de los peruanos M.A.S.A.C.R.E. y al frente en la actualidad de los locales Whasai, llevó la noche a su final por la senda de las canciones de Deep Purple; por parámetros sonoros, eso sí, más propios de Maiatza Rock que de este ciclo, pero bueno. Saliendo ganando así la fiesta final.
El salón de la peña Euskalherria se llenó dicho viernes, y no con motivo de una jornada de cenas propia del lugar: para degustar la primera ración de blues del Udazkena Blues, compuesta por los ya citados platos: pura cocina internacional el primero… y local –en lo que a su factura se refiere- aunque guisada con materia prima también guiri el segundo. Y es que, como cada año por estas fechas, llegó a Burlata el otoño, y con él las primeras descargas de blues; y atentos a la programación, que las previsiones avisan de más descargas para las próximas semanas: entre ellas la de Song of the Delta para el viernes 27. Así pues, a seguir disfrutando de la estación. En clave de blues, claro está.


Cuesta arriba y sin frenos

Concierto de Berri Txarrak

Fecha
: sábado, 7 de noviembre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Berri Txarrak, trío integrado por Gorka, a las guitarras y a la voz, David, al bajo y a los coros, y Aitor, a la batería. Como teloneros abrieron Inoren Ero Ni
Incidencias: concierto de presentación de Payola, 6º CD de la banda. Lleno absoluto. Público de distintas edades que, muy participativo, cantó, botó y disfrutó de la noche.

“Ni un paso atrás, ni pa´ coger impulso”, he aquí una expresión que, popularizada en los 90 por Negu Gorriak, va como anillo al dedo para explicar el devenir de Berri Txarrak desde el primer día de su carrera. Ni un paso atrás, sin ceder uno tan siquiera, hecho que, tras recorrer el planeta presentando Jaio.musika.hil, su anterior CD, les ha llevado al punto más álgido de su trayectoria, su fichaje por el referencial sello Roadrummer Records; y ¿en qué se ha traducido su incorporación a dicha escudería? En el lanzamiento a nivel mundial de Payola, el flamante nuevo disco de la banda. De una formación que, llevando desde sus inicios su pasión musical y sus ganas de aprender por bandera, podemos decir que ahí sigue, como siempre: cuesta arriba (en el sentido de yendo hacia arriba siempre) y sin frenos. Siempre pa´ lante y creciendo. Subiendo más y más. La noche arrancó con la experimental –y a un tiempo- experimentada propuesta de Inoren Ero Ni, no unos recién llegados, precisamente. Y el cuarteto, formado por varios de los músicos que, en 1984, dieran forma a los vanguardistas BAP!!, demostró seguir por los mismos parámetros en lo que a afán innovador se refiere. Seguir recorriendo sin red la cuerda del equilibrista en busca de nuevos retos sonoros; de un más difícil todavía que, asombrosamente, siempre logran encontrar, como lo dejaron entrever las canciones ofrecidas: erigidas alrededor de un post hardcore rico en tensión e imágenes sonoras realmente intensas y sugerentes. Y tras el pase de la banda con nombre en forma de palíndromo (expresión que se puede leer de izquierda a derecha y de derecha a izquierda), de éstos músicos con tanto pasado como presente y futuro en lontananza (he aquí, sin lugar a dudas, todo un homenaje el que los Berri les invitaran a abrir su concierto), los comandados por Gorka Urbizu a escena. Con nuevo bajista en sus filas, David González (al principio, en verdad, echamos en falta la demoledora presencia escénica de Rubio a las 4 cuerdas, las cosas como son), respaldados por un telón que reproducía la inspirada portada del nuevo CD, el grupo musical más internacional de Nafarroa y el que más alto ha llevado el euskera a nivel mundial abrió la lata con el tema nuevo Etorkizuneko aurrekari guztiak, poniendo acto seguido parte de las cartas sobre la mesa con el arrebatador Stereo; ¿parte, hemos dicho? Sí, teniendo en cuenta la grandeza de los naipes que no tardarían en salir, imposible citarlos todos; así las cosas, zanjaremos lo dicho con que a continuación, entre más clásicos de su repertorio -a juzgar por cómo fueron cantados por la sala-, encontraron su sitio temas de estreno como Folklore, Gure dekadentziaren onenean o los enormes Payola y Achtung!!!, antes de cerrar la noche con Maravillas (con la tragedia de Maravillas Lamberto en el recuerdo) y Oihu, recuperado de su tercer CD. ¿Más cosas que contar? Si acaso la anécdota protagonizada por una chica que, integrante del público, subió, invitada al azar por la banda (tal y como están haciendo en los conciertos de esta gira) a cantar la parte en inglés de Denak ez du balio, quedando lo dicho… en una simpática demostración de la conexión entre el público y su grupo: un trío que, erigido sobre dos puntales tan grandes como Aitor Goikoetxea y Gorka (bienvenido a bordo, David), además puso de manifiesto nuevamente algo ya sabido por quienes les hemos seguido siempre: que todavía les queda mucho ¿mundo? No, mucho camino -desde el prisma artístico- por recorrer, siempre al acecho, con el oído avizor como están. Con las puertas, las ganas y las orejas abiertas para ello, nunca cerradas por vacaciones. Así pues lo dicho, que éstos aún no han tocado techo. Seguro que todavía crecerán.


Rotundidad, elegancia y poderío

Concierto de The Poodles

Fecha: viernes, 6 de noviembre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: The Poodles, banda integrada actualmente por Jakob Samuel, a las voces, Henrik, a las guitarras y a los coros, Pontus, al bajo, y Kicken, a la batería. Como teloneros abrieron sesión Dynazty
Incidencias: Concierto de presentación de Clash of the elements, tercer CD de The Poodles. Entrada aceptable tirando a buena, más de 2 horas y ½ de música en vivo.

La lista de grupos extranjeros de nivel que la presente temporada están visitando Tótem (The Wailers, Y & T, Primal Fear –entre otros, de momento-) se vio incrementada el viernes 6 con la visita de The Poodles: herederos de Europe –en cierto modo, a la vista de su facilidad para mezclar hard rock metalizado con melodías realmente pegadizas-, The Poodles, representantes del glam escandinavo más actual y una de las indiscutibles revelaciones del género, se encuentran de gira por el Estado presentando un nuevo CD de éxito, Clash of the elements: certero tercer paso tras los dados con Metal Will Stand Tall y Sweet Ttade, años atrás. La presente sesión de heavy metal arrancó con la sorprendente actuación de Dynazty, jovencísima formación que desde el minuto 1 se metió a los presentes en el bolsillo: cosa del pase que protagonizaron, erigido alrededor de los patrones más genuinos del heavy metal. De unas guitarras que, tan bruñidas como afiladas, a nadie dejaron indiferente. Y a continuación, ante un público de estética heavy ochentera en bastantes casos, bajo la atenta mirada de una espectacular batería de ¡cuatro! bombos (con las caras de los cuatro integrantes de la banda serigrafiadas una a una en aquellos), bajista, guitarrista y baterista a escena, haciendo lo propio finalmente Jakob Samuel… falsete en ristre; y tan elegantemente ataviado, eso sí (luciendo chistera, guante negro en la mano izquierda, chaqué y chaleco negros sobre camisa blanca, gafas oscuras y pantalones negros… ¡huevera metálica en la entrepierna incluida!, en primera instancia), tan elegantemente vestido como su voz durante las distintas interpretaciones: cosa del ropaje instrumental que la acompañó, que, perfectamente propulsado por la rotunda, solvente y segura pegada del baterista, se mostró de regusto genuinamente hard. Por las lindes estilísticas de bandas como Def Leppard, más que por las de los anteriormente citados Europe: y es que una cosa son las connotaciones y otra la realidad. La metálica descarga arrancó con los temas nuevos Too much of everything y Caroline, sonando acto seguido Metal will stand tall, cantado por buena parte de la sala. ¿En primera instancia, decíamos que salió vestido así Samuel? Sí, pues tras irse desprendiendo canción a canción de parte de los distintos complementos, para la séptima se cambió de vestimenta, haciéndolo por tercera y última vez en la recta final de la descarga; haciéndolo un Jakob Samuel que protagonizó la anécdota simpática de la velada tras decir “buenas noches Bilbao” (posteriormente lo arregló diciendo “gabon Iruña”), creyendo que, como en el pasado 2008, tal vez estaba actuando en BilboRock. ¿Momentos estelares del show, desde el prisma musical? Los deparados por el medley de espíritu acústico que sonó hacia su ecuador, los solos de bajo, guitarra y batería brindados por los músicos (un trío que lució a grandísima altura) o las interpretaciones de Seven seas, último tema en sonar, y del legendario Night of pasion –ya en los bises-, cantadas ambas por la sala.
Tótem volvió a ser estación de destino de dos nuevas bandas foráneas, formaciones que, rotundidad y elegancia, poderío y tronío en lo que a sonoridad propia se refiere, demostraron, cada una a su nivel, ser de otra división. Vamos, como sucede siempre con los guiris. ¿Que alabamos en exceso a estas bandas, que algunos se preguntarán? Para nada. Además seguro que en sus respectivos países también habrá otras de menor nivel, pero como lejos de sus fronteras no se dejan ver… qué le vamos a hacer. En cualquier caso lo dicho, que The Poodless respondieron a las expectativas: muy bien.


Todo sigue yendo bien

Concierto de Memo

Fecha: jueves, 4 de noviembre.
Lugar: AKE, Txantrea.
Intérpretes: Memo, banda integrada por Iñigo, a la guitarra y a la voz, Mikel, a la guitarra y a los coros, Raúl, al bajo, y Metal, a la batería.
Incidencias: Concierto de presentación de La alegría de molestar, tercer CD de la banda; hora y cuarto de duración. Muy buena entrada, lleno.

Pues sí, así es. Bien, de ese modo siguen yendo las cosas para Memo, tal y como lo hicieron público en Todo va bien, su 2º CD. Bien… dentro de lo que cabe, claro está, disfrutando de la alegría de vivir (es un decir) o, mejor dicho, de la de poder seguir haciendo música y molestar. De la de poder seguir molestando con ello, un aliciente más. ¿Bien, decíamos? Bueno, tampoco como para echar del todo las campanas al vuelo pero sí, al menos, como para organizar un pequeño repique. Y es que no podemos menos que celebrar que, tras dos discos autoeditados en su haber, a la tercera haya ido la vencida, y éste, el gran CD que presentaron el miércoles en AKE, haya visto la luz al amparo de GOR. Y por algo será. Por alguna razón, en los actuales tiempos, ese cazatalentos llamado Marino Goñi habrá accedido a publicarles el CD: por las canciones que dan vida al álbum –en primer lugar, erigidas en torno a unas letras tan irónicas como realistas y a una música de genuina chispa y raíces punks-, y por la fuerza, actitud y empuje de la banda a la hora de defenderlas en directo.
Con bien de balas en el cargador, 25 –nada más y nada menos-, la banda desgranó prácticamente de tirón todos los temas de su flamante nuevo disco, destacando aldabonazos como El punk de ayer, Soy guay, Las calles sin nombre, Más de lo mismo o La alegría de molestar, clarividente composición que lució un más que evidente regusto redskin, cierto tono editorial y clara madera de himno: un tema escrito al alimón… entre cabeza y corazón -seguramente-, con ambos llevando la voz cantante para llegar a la conclusión de que, como ya lo hemos dejado caer, en ocasiones sólo la posibilidad de molestar ya es suficiente incentivo para seguir adelante. Y en cualquier orden de la existencia: como cantó Kortatu en los 80, “aunque esté todo perdido siempre queda molestar”. Acto seguido, tras los nuevos temas, encontraron su sitio diez antiguos, siendo todos ellos, desde Fan hasta Huele a podrido, último en sonar, perfectamente recibidos.
Así pues 25 pildorazos de punk rock en total, 25, he aquí los que sonaron: unas composiciones articuladas alrededor de unos textos que, siempre ocurrentes y certeros, demostraron reflejar de un modo totalmente lúcido la personal lectura que hace el grupo de la sociedad… y sus circunstancias, que diría el pensador; unas detonaciones que, por las sendas del punk rock, aderezado dicho estilo con la velocidad del hardcore y por claras reminiscencias de Toy Dolls o Ramones, además de por indisimulables guiños al punk ochenteno más genuino o al oi!, lucieron cortas, explosivas e incendiarias. Como lo que demostraron ser –por otra parte-, verdaderos bofetones sonoros que, al igual que los de verdad, sugirieron a las claras no necesitar perpetuarse en el tiempo para ser más efectivos: irse sucediendo uno a uno con contundencia -más bien-, con las guitarras, aceradas y aceleradas por igual, trazando con brío el desfiladero para que, sobre la aplastante base rítmica, discurriera el caudal textual de las canciones: los temas de Memo, banda que, disco a disco, ha ganado consistencia y madurez a espuertas; y en todos los sentidos. Memo, los Toy Dolls de Euskal Herria –si se nos permite la comparación-, la constatación de que todo sigue yendo bien, irónicamente, claro está… y de que, por ello, siempre nos quedará eso, molestar. Igual que a otros París: he aquí, a groso modo, el resumen de lo que presenciamos el miércoles en AKE. Gracias por ellas, por las molestias. Que sigan siendo así, buena señal.

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