NOCHE DE ROCANROLL
Una auténtica velada de rock and roll vivida a toda velocidad, sin tregua, en la que los Barricada desplegaron su pasión por el ruido desde las tablas del Anaitasuna por vez número ¡quince! en su carrera: he aquí lo que deparó la noche vivida el pasado Viernes en el vetusto pabellón, toda una sesión de acción directa, decibelios y color en la que los de la Txantrea, tal y como acostumbran, le pisaron a fondo, haciéndose sin problemas con la complicidad de los presentes: un auténtico gentío integrado por personas de todo tipo que se lo cantó prácticamente todo, haciéndolo en determinados temas como si de un orfeón se tratase.
En medio de un montaje y un despliegue de medios espectacular, desde un escenario de cuya parte delantera, a modo de plataformas, sobresalían tres cuadriláteros con el fin de propiciar un auténtico acercamiento entre los músicos y las primeras filas, la actuación comenzó bajo los sones de Sean bienvenidos, magnífica tarjeta de presentación a la que siguieron un buen número de clásicos... habida cuenta de que una banda como Barricada, a estas alturas, si algo tiene es eso, dieciséis discos después: clásicos. Y ante esta tesitura, ¿cuáles citar? ¿cuáles no, después de que nos cantaran las cuarenta... canciones, tal y como avisó el Drogas al comienzo? Lo que sí que podemos afirmar es que dentro de un repertorio más que pensado y compensado, las hubo de casi todos los discos, con predominio de composiciones de los registrados hasta los primeros 90. Eso sí, tampoco faltaron hits de trabajos más recientes, como Víctima, Echa a correr (dedicado a Marieta, la que fuese batería de Belladona, fallecida meses atrás) o Sofokao.
Anaitasuna, 16 – D, todos mirando. ¿Objetivo a rendir? Barricada en concierto cogiendo el toro por los cuernos, encerrándose en solitario en un lugar que desde 1983 viene a ser un fortín para la banda. Su estadio de cabecera, como el Sadar para Osasuna; y atención, pregunta, ¿quién ha hecho algo similar, en esta u otra ciudad? Así las cosas, podemos afirmar que los Barri volvieron a demostrar ser profetas en su tierra. Que están en un momento dulce, protagonizando un concierto histórico del que no diremos que vaya a ser un punto de inflexión en su carrera porque muchos de los que han ofrecido últimamente (recordemos el de Atarrabia de 2003) ya lo han sido: un pase en el que dejaron entrever que están en forma, tanto física (dos horas y media de concierto, ahí es nada) como musicalmente hablando, una actuación en la que salvaron la papaleta con holgura, haciéndolo todo tan fácil y poniéndonos la piel y los pelos como escarpias de la mano de temas que hacía tiempo que no escuchábamos, como Noche en la ciudad, Míralo o A toda máquina, el legendario himno callejero que dedicaron en su día a Natxo Cicatriz. Y por no hablar de la impresionante recta final, con canciones tan rotundas como Contra la pared, No hay tregua, En blanco y Negro, La silla eléctrica o Barrio conflictivo, trío de ases de ¡cinco!, casi nada. En fin, como dicen otras que también sonaron... poned esa música de nuevo, pisadle y que esto no acabe nunca, pues el día que nos falten... no sabremos qué hacer con nosotros. A ver cómo queda el DVD.
No hay comentarios:
Publicar un comentario