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3/3/14

GATILLAZO,+ ÚLTIMOS REYES, LA CRÍTICA!!


Tras la actuación previa de ÚLTIMOS REYES, La voz de Evaristo Páramos volvíó a resonar con autoridad al frente de Gatillazo, banda que, camino de celebrar en 2014 su décimo aniversario, vio publicado un nuevo trabajo en 2013; el quinto de la ya consolidada trayectoria del conjunto integrado por el legendario cantante de Agurain, Ángel, Txiki, Tripi y Mikel: PODEIS LEER LA ENTREVISTA QUE LE HICE A EVARISTO EN 2013 KLIKANDO AQUÍ


Haciendo bueno el dicho de que no hay quinto malo, trascendiendo a grupos propios y ajenos, esto es, tanto a los que le han visto cantar (La Polla Records, The Kagas o The Meas) como a otros, coetáneos suyos, Evaristo vuelve a pasar la prueba del algodón de publicar un nuevo disco, y lo hace derrochando como nunca sorna e inspiración, ironía y sarcasmo. Como siempre, demostrando nuevamente ir a degüello. A sangre y fuego, ofreciéndonos por medio de sus nuevas canciones acertadas radiografías basadas en el  actual devenir de nuestro siglo.

Siglo XXI se registró en Rockestudios, Bilbao, encargándose Carlos Creator de las labores de grabación y producción; el trabajo consta de quince canciones: Hemos venido a divertirnos, Esclavos del Siglo XXI (primer single extraído), Jota de la derrota, Un minuto en libertad, Ultras, La última patada, Otra canción para la policía, Blá-Blá-Blá, Nunca fui a la ikastola, Los chicos están bailando, E por si mueve, Es el odio (Ignorancia), Siempre te amaré, Entorno y Crónicas de un cerdo; compuestas sin pretensiones de innovar, las mismas pronto se transformarán en himnos, dejando para la posteridad un nuevo legado de reflexiones y frases lapidarias.




Electrizantes por demás, destilando su sonido un genuino regusto a bajera, los temas combaten los sempiternos discursos de la cruz y la espada con unas letras que vuelven a enarbolar la habitual marca de calidad de la casa, aportando el torrente musical la fuerza y vitalidad necesaria al caudal general; envolviendo poderosamente la música a una voz que, una vez más, se desborda. A una de las voces más reconocibles y reconocidas de la escena. Y es que en estos tiempos en los que tanto se habla de voces y cantantes, no está de más recordar que como Evaristo y la suya, la voz por excelencia, ninguna.




Siglo XXI, he aquí un CD con vocación de banda sonora para unos tiempos como estos: convulsos hasta decir basta, en los que parece que ya no hay dónde huir. Para estos días de guerra social en los que la miseria feroz toma las calles con más saña que nunca, mientras la avaricia, estafas y mercados financieros mediante, se folla a su antojo a la libertad. Quince nuevas canciones con las que Evaristo contribuye como pocos a mantener encendida la llama de la rebeldía; a hacer pensar y mantener en estado de alerta los espíritus más contestatarios, algo ciertamente necesario, acertando de pleno a la hora de cantar sus vitriólicas y acertadas reflexiones; haciéndolo con un disco… del quince, fruto de su inagotable ingenio. Siglo XXI: ¡pleno al quince!


Banda Sonora para el siglo XXI

Concierto de Gatillazo


Fecha: viernes, 7 de marzo.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Gatillazo, conjunto integrado por Evaristo a la voz, Txiki y Ángel, a las guitarras, Mikel al bajo, y Tripi, a la batería. Como teloneros abrieron Últimos Reyes.
Incidencias: presentación de Siglo XXI,  nuevo CD de Gatillazo. Hora y 20 minutos de duración. Alrededor de medio aforo, público entregado y participativo.

Siglo XXI fue presentado en Tótem haciendo bueno lo siguiente, que no hay quinto malo. Dejando entrever Gatillazo por medio de su concierto, muy intenso, que el CD es la banda sonora perfecta para el siglo en que vivimos: haciéndolo mediante una actuación cuyo único pero fue su duración, menor, por lo que fuere, de lo que es norma en el grupo.
La noche no pudo empezar mejor que con Últimos Reyes, quienes, guardando cola cual príncipes herederos en la línea de sucesión, volvieron a opositar al trono con solvencia. Con argumentos como los recogidos en su último CD, La rabia del No, demostrando estar más que preparados para reinar. Y a continuación, tras semejante presentación de credenciales, Gatillazo al escenario. El conjunto de Evaristo Páramos, cantante que lo dio todo y le dio (caña) a todo durante el tiempo de que dispuso, unos 80 minutos, toda vez que el concierto tenía horario de conclusión.
Derrochando una no desapercibida agresividad escénica que, combinada con una ironía cada vez más escorada hacia el sarcasmo, sorprendió, demostrando desde el cabreo seguir siendo el filósofo que siempre fue, el incandescente frontman cantó un repertorio dominado por temas del nuevo CD (sonaron hasta ¡doce!) y por canciones del anterior, encontrando espacio en menor número pildorazos del resto de la discografía del grupo (qué momentos los protagonizados por Gora Mari, Tortura, sobre el tema tabú que ya denunciara La Polla Records en el siglo XX en una mítica canción; Vendido, Torontontero o Pijos  Powers) y, con cuenta gotas, algunos de la los ya citados L.P.R.
Tal y como es norma de la casa, las canciones sonaron agrupadas en bloques, haciéndolo en primera instancia uno integrado por siete temas. Por siete pequeñas  bombas de odio que, enlazadas en provocador racimo, lucieron cual siete tantos de saque en el frontón, dejando claro desde el principio cuál iba a ser el devenir del partido: con los músicos, perfectamente cohesionados, demostrando tener hechos los deberes a la perfección. Perfectamente adaptados a los del carismático Evaristo, el atemporal filósofo de los siglos XX y XXI: implacablemente fiel a sus orígenes, fruto y obra su discurso de unos tiempos como los que le ha tocado vivir; sin esperanza, en los que el grueso de la gente, de una población a la que nada mueve ya, opta por suicidarse en el sofá. Sin mostrar ya esperanza ni ante utópicas venganzas. ¿Los más destacados de los nuevos? Nunca fui a la ikastola, Bla, bla, bar, Hemos venido a divertirnos o Jota de la derrota, antes de encarar una recta final comandada por Esclavos del siglo XXI y rematada por el legendario Odio a los partidos: especialmente celebrado por un público muy sensibilizado contra los mismos las últimas semanas, tras el lamentable espectáculo protagonizado por algunos en Nafarroa.

Sin dejar ni un momento de incendiar al personal, Evaristo volvió a dejar claro que por él no pasa el tiempo, habiéndose detenido el reloj décadas atrás. Y todo ello pese al inevitable paso de los años. Bien, llegados a este punto, ¿hemos incurrido en una contradicción? No, partiendo de que tiempo y años no tienen por qué ser términos sinónimos. Y así lo entendieron los presentes, un público que cantó, botó e incluso participó desde el escenario de los temas, en medio de la efervescencia general.

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