Tras la actuación previa de ÚLTIMOS REYES, La voz de
Evaristo Páramos volvíó a resonar con autoridad al frente de Gatillazo, banda
que, camino de celebrar en 2014 su décimo aniversario, vio publicado un nuevo
trabajo en 2013; el quinto de la ya consolidada trayectoria del conjunto
integrado por el legendario cantante de Agurain, Ángel, Txiki, Tripi y Mikel: PODEIS LEER LA ENTREVISTA QUE LE HICE A EVARISTO EN 2013 KLIKANDO AQUÍ
Haciendo bueno el dicho de que no
hay quinto malo, trascendiendo a grupos propios y ajenos, esto es, tanto a los
que le han visto cantar (La Polla Records, The Kagas o The Meas) como a otros,
coetáneos suyos, Evaristo vuelve a pasar la prueba del algodón de publicar un
nuevo disco, y lo hace derrochando como nunca sorna e inspiración, ironía y
sarcasmo. Como siempre, demostrando nuevamente ir a degüello. A sangre y fuego,
ofreciéndonos por medio de sus nuevas canciones acertadas radiografías basadas
en el actual devenir de nuestro siglo.
Siglo XXI se registró en Rockestudios, Bilbao, encargándose Carlos
Creator de las labores de grabación y producción; el trabajo consta de quince canciones:
Hemos venido a divertirnos, Esclavos del Siglo XXI (primer single extraído),
Jota de la derrota, Un minuto en libertad, Ultras, La última patada, Otra
canción para la policía, Blá-Blá-Blá,
Nunca fui a la ikastola, Los chicos están bailando, E por si mueve, Es el odio (Ignorancia), Siempre
te amaré, Entorno y Crónicas de un cerdo; compuestas sin
pretensiones de innovar, las mismas pronto se transformarán en himnos, dejando
para la posteridad un nuevo legado de reflexiones y frases lapidarias.
Electrizantes por demás,
destilando su sonido un genuino regusto a bajera, los temas combaten los
sempiternos discursos de la cruz y la espada con unas letras que vuelven a
enarbolar la habitual marca de calidad de la casa, aportando el torrente
musical la fuerza y vitalidad necesaria al caudal general; envolviendo
poderosamente la música a una voz que, una vez más, se desborda. A una de las
voces más reconocibles y reconocidas de la escena. Y es que en estos tiempos en
los que tanto se habla de voces y cantantes, no está de más recordar que como
Evaristo y la suya, la voz por excelencia, ninguna.
Siglo XXI, he aquí un CD con vocación de banda sonora para unos tiempos
como estos: convulsos hasta decir basta, en los que parece que ya no hay dónde
huir. Para estos días de guerra social en los que la miseria feroz toma las
calles con más saña que nunca, mientras la avaricia, estafas y mercados
financieros mediante, se folla a su antojo a la libertad. Quince nuevas
canciones con las que Evaristo contribuye como pocos a mantener encendida la
llama de la rebeldía; a hacer pensar y mantener en estado de alerta los
espíritus más contestatarios, algo ciertamente necesario, acertando de pleno a
la hora de cantar sus vitriólicas y acertadas reflexiones; haciéndolo con un
disco… del quince, fruto de su inagotable ingenio. Siglo XXI: ¡pleno al
quince!
Banda Sonora para el siglo XXI
Concierto de Gatillazo
Fecha: viernes, 7 de marzo.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Gatillazo, conjunto integrado por Evaristo a
la voz, Txiki y Ángel, a las guitarras, Mikel al bajo, y Tripi, a la batería.
Como teloneros abrieron Últimos Reyes.
Incidencias: presentación de Siglo XXI, nuevo CD de
Gatillazo. Hora y 20 minutos de duración. Alrededor de medio aforo, público
entregado y participativo.
Siglo XXI fue presentado en Tótem
haciendo bueno lo siguiente, que no hay quinto malo. Dejando entrever Gatillazo
por medio de su concierto, muy intenso, que el CD es la banda sonora perfecta
para el siglo en que vivimos: haciéndolo mediante una actuación cuyo único pero fue su duración, menor, por lo que
fuere, de lo que es norma en el grupo.
La noche no pudo empezar mejor que con
Últimos Reyes, quienes, guardando cola cual príncipes herederos en la línea de
sucesión, volvieron a opositar al trono con solvencia. Con argumentos como los
recogidos en su último CD, La rabia del
No, demostrando estar más que preparados para reinar. Y a continuación,
tras semejante presentación de credenciales, Gatillazo al escenario. El
conjunto de Evaristo Páramos, cantante que lo dio todo y le dio (caña) a todo
durante el tiempo de que dispuso, unos 80 minutos, toda vez que el concierto
tenía horario de conclusión.
Derrochando una no desapercibida agresividad
escénica que, combinada con una ironía cada vez más escorada hacia el sarcasmo,
sorprendió, demostrando desde el cabreo seguir siendo el filósofo que siempre
fue, el incandescente frontman cantó
un repertorio dominado por temas del nuevo CD (sonaron hasta ¡doce!) y por
canciones del anterior, encontrando espacio en menor número pildorazos del
resto de la discografía del grupo (qué momentos los protagonizados por Gora Mari, Tortura, sobre el tema tabú que ya denunciara La Polla Records en
el siglo XX en una mítica canción; Vendido,
Torontontero o Pijos Powers)
y, con cuenta gotas, algunos de la los ya citados L.P.R.
Tal y como es norma de la casa, las canciones
sonaron agrupadas en bloques, haciéndolo en primera instancia uno integrado por
siete temas. Por siete pequeñas bombas
de odio que, enlazadas en provocador racimo, lucieron cual siete tantos de
saque en el frontón, dejando claro desde el principio cuál iba a ser el devenir
del partido: con los músicos, perfectamente cohesionados, demostrando tener
hechos los deberes a la perfección. Perfectamente adaptados a los del
carismático Evaristo, el atemporal filósofo de los siglos XX y XXI: implacablemente
fiel a sus orígenes, fruto y obra su discurso de unos tiempos como los que le
ha tocado vivir; sin esperanza, en los que el grueso de la gente, de una
población a la que nada mueve ya, opta por suicidarse en el sofá. Sin mostrar
ya esperanza ni ante utópicas venganzas. ¿Los más destacados de los nuevos? Nunca fui a la ikastola, Bla, bla, bar, Hemos venido a divertirnos o Jota
de la derrota, antes de encarar una recta final comandada por Esclavos del siglo XXI y rematada por el
legendario Odio a los partidos:
especialmente celebrado por un público muy sensibilizado contra los mismos las
últimas semanas, tras el lamentable espectáculo protagonizado por algunos en
Nafarroa.
Sin dejar ni un momento de incendiar al
personal, Evaristo volvió a dejar claro que por él no pasa el tiempo,
habiéndose detenido el reloj décadas atrás. Y todo ello pese al inevitable paso
de los años. Bien, llegados a este punto, ¿hemos incurrido en una
contradicción? No, partiendo de que tiempo
y años no tienen por qué ser términos
sinónimos. Y así lo entendieron los presentes, un público que cantó, botó e
incluso participó desde el escenario de los temas, en medio de la efervescencia
general.
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