AL HABLA CON ALÉN
AYERDI, BATERÍA DE LA BANDA
Con el esperado CD de su nueva
formación ya en la calle, hace escasos días charlamos con Alén Ayerdi, uno de
los puntales sobre los que se asienta Ciclonautas, trío integrado por él a la
batería, Javiertxo ‘Txo’ Pintor al bajo y Mariano ‘Mai’ Medina a las guitarras
y a la voz. Así pues, he aquí qué nos contó el también baterista de Marea y
Calaña sobre el devenir de su actual proyecto, haciendo especial hincapié en su
reencuentro en los escenarios con ‘Mai’, sus influencias musicales menos
conocidas o en su descubrimiento de Iñaki Llarena: ingeniero de sonido de
Estudios Aberin, donde se grabó el trabajo, y productor del mismo: de un disco titulado
Qué tal que, protagonizando un debut inaudito en el rock estatal, nace
doble.
Ciclonautas surge como idea en
2011, hemos leído por ahí…
Tras uno de sus viajes a
Argentina, Mariano volvió con las pilas especialmente cargadas; me dijo que tenía temas y me pareció
muy bien. Comenzamos a mirarlos, a tocar, a grabar lo que íbamos haciendo y a
guardar todo, y a partir de ahí, a dar forma a las canciones: tanto en lo
referido a su sonido como a las estructuras de los temas.
Tras la experiencia de Calaña
vuelves a juntarte con ‘Mai’. Y asumiendo el citado más responsabilidades que
en dicha formación. ¿Qué es ‘Mai’ para ti?
Ciclonautas no tiene nada que ver
con Calaña: supone una continuación de nuestra relación como músicos, de nuestras
sinergias sobre el escenario, pero poco más. Su papel en Calaña era aportar
cimientos musicales a temas que llevábamos entre todos o que componía Domingo
Calzado, mientras que Ciclonautas se basa en su creatividad; en su personalidad
a la hora de hacer canciones, cantarlas y expresarse con la guitarra.
Comenzáis a trabajar y seguís
haciéndolo hasta que tenéis 22 temas. ¿Fuiste consciente de lo que teníais entre manos?
No, pero tampoco le di mucha
importancia; a eso nunca se la doy. Yo acostumbro a pensar si lo que estoy
haciendo me gusta o no. Si me pone o no me pone los pelos de punta, ese es el
único requisito para que yo me involucre en una banda. Si me aburro no puedo
sacar nada bueno, ni de mí ni de quienes estén tocando conmigo. En este sentido
diré que cada tema terminado era un triunfo: era mirarnos a la cara y vernos
con la piel de gallina. Íbamos guardando los temas con mucha alegría, viendo
que aquello era justamente lo que queríamos hacer.
¿Qué canción fue la espoleta
definitiva?
En realidad, desde el principio,
nos dieron todas muy buenas vibraciones. La primera que montamos, Demasiado estuche, nos atrapó. Sonaba a
rock con poquísimos prejuicios. Con tan pocos prejuicios como muchísimas
referencias, pues mamaba de las grandes referencias del rock. La apuesta era
ambiciosa, pues queríamos hacer algo así pero con un sonido actual.
¿Cómo fue el proceso general de montaje y de composición de las canciones?
¿Cómo fue el proceso general de montaje y de composición de las canciones?
Mariano traía la idea y sobre
ella nos poníamos a tocar; grabábamos todo y a partir de ahí discutíamos sobre
los arreglos y la estructura general. El proceso fue bastante rápido, pues cada
día dejábamos montado un tema. A algunos temas, claro está, hubo que darles más
vueltas, pero en general trabajamos así. Quedábamos un día a la semana,
hacíamos lo que estoy contando y a la siguiente sesión, tras escuchar lo que
habíamos hecho el día anterior, nos liábamos con otro tema. En ese sentido hay
que decir que salió todo de forma muy fresca y muy fluida; ‘Mai’ trajo
muchísimas ideas, e incluso temas prácticamente terminados. Estaba súper
centrado.
La incorporación de Javiertxo al
bajo, ¿en qué punto tiene lugar?
Desde el principio hablamos de
incluir un bajista, pero nos liamos a hacer canciones. Y estábamos tan a gusto que no encontrábamos el
momento de decir, “tío, tenemos que pillar un bajista ya”. Probamos con uno
anteriormente, pero estaba muy atareado con un proyecto y la idea no cuajó: necesitábamos
alguien muy centrado con lo que estábamos haciendo. Creíamos que los temas que
estábamos montando requerían toda la atención de quien entrara a formar parte
de la banda, pues eran muchos y tenían su complejidad. En ese impasse, tras hablar un día con Javiertxo
y comentarle que andaba con Mariano en esta historia, a la semana siguiente me
llamó, preguntándome a ver si le podía enseñar algo. E insistió tanto que le
enseñamos lo que teníamos, grabaciones caseras de nuestras sesiones de trabajo. A principios de 2013,
una vez concluida la gira de Marea, comenzó a llamarme nuevamente, hasta que un
día fui a su casa y le puse los temas. Y le encantaron. Y ya no dejó de llamar
hasta que entró en el grupo. ¿Qué pasó a continuación? Que mientras iba
poniéndose al día, adaptándose a los temas y aprendiéndoselos, Mariano y yo
seguimos componiendo, hasta que nos plantamos en 22.
Habrá a quienes sorprenda verte
embarcado en un proyecto como este; hablemos de tus influencias musicales, más
allá de las más conocidas por todos: Queens of the Stone Age, Foo Fighters…
Queríamos enfocar con un sonido
actual todas las referencias rockeras y la musicalidad y la cultura musical de ‘Mai’.
Esto es fundamental, pues vivimos en la época en que vivimos y la música tiene
que sonar así, acorde a su tiempo. Además a mi, personalmente, Queens of the
Stone Age me han revolucionado la cabeza, pues han sido capaces de
destrozar la armonía y el ritmo y de hacer canciones preciosas. Le han dado
otro aire al rock. Respecto a Foo Fighters, pienso que su último disco representó
un paso más dentro del grunge, tanto
en la forma de tocarlo como en lo referido al sonido. Lo que más he podido
influir yo en ‘Mai’ ha sido a la hora de mostrarle discos que me gustan. Cosas actuales.
En darle la pelmada con ello. Mariano
es más clásico, aunque está abierto a escuchar.
A la hora de grabar las
canciones, elegís a Iñaki Llarena y su estudio de sonido de Aberin, ¿Por qué
razón?
Me llamaron una vez para estar de
Jurado en Encuentros, un concurso
organizado por el Gobierno de Navarra, e Iñaki fue mi gran descubrimiento; me
fijé en que algunas de las maquetas presentadas a concurso, independientemente
de por su calidad musical, llamaban la atención y destacaban por el sonido, que
era lo que andaba buscando yo. Y escuchando algunas me dije, “este tío entiende
el rock fronterizo muy bien: desde Seattle hasta Los Angeles”. Así fue como
comprobé que el componente común de cuantas grabaciones habían llamado mi
atención era Iñaki Llarena. Metí su nombre en un buscador de Internet, pues no
lo conocía, y descubrí que vivía cerca de mí casa: “qué suerte he tenido”
–pensé-. Les planteé la idea a ‘Txo’ y a ‘Mai’, lo localicé, quedé con él y
comprobé de inmediato que hablábamos de los mismos grupos y de los mismos
discos: la sintonía fue total y absoluta. Me lo llevé a casa, le puse las
canciones y flipó de tal manera que incluso le llamó a Mariano para
felicitarle. A manera de conclusión dijo, “me dicen que sois de Los Ángeles y
me lo creo”. Así pues, si queríamos como resultado un sonido actual, algo que
representase todo lo que aglutina estilísticamente Ciclonautas, teníamos que
grabar con él, pues Iñaki piensa en sonido. Mariano y el ‘Txo’ han quedado encantados.
El CD, finalmente, ha salido
doble; un disco doble, ¿es como tener gemelos?
En el sentido de que fuimos a
hacer uno y han salido dos sí, pero atendiendo a sus contenidos no creo que
sean gemelos. Mellizos sí -tal vez-, pues aunque la personalidad de ‘Mai’ está
muy presente, los dos discos tienen sus diferencias. El primero, La virtud del caos, tiene un sonido más
de grupo, mientras que el segundo, Que
corra el aire, es más un disco de canciones. El título general que alberga a
los dos es Qué tal.
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