Alma, preciosismo y vida
Concierto de Rulo y la Contrabanda
Fecha: viernes, 21 de marzo.
Lugar: teatro Gayarre, Iruñea.
Intérpretes: Raúl Gutiérrez, Rulo, a las guitarras, a la armónica y a la voz, acompañado por La Contrabanda, quinteto integrado dicha noche por Mario, a los teclados, Fito, a las guitarras, Patty, a las guitarras y a la mandolina, Kike, al bajo y al acordeón, y Txarlie, a la batería y a las percusiones.
Incidencias: espectáculo denominado 5 Gatos (canciones desde el tejado). Muy buena asistencia, público participativo y entregado por momentos. 2 Horas de duración.
Con sus canciones pa´aquí, con sus canciones pa´allá –como siempre fue desde que en 1992 formara su primer grupo-, Raúl Gutiérrez, Rulo, rindió visita a Iruñea nuevamente. A su segunda casa –tal y como lo proclamó abiertamente en el Gayarre-, marco que acogió un nuevo triunfo del compositor de Reinosa en la ciudad.
La cita arrancó tras el acceso del citado al escenario de manera sorprendente; una vez que, cual si hubiese llegado a casa (dando a entender que eso son las tablas para él, su casa) se descalzase sobre las mismas, presididas por las letras RyLC. Y así, en medio de un ambiente tan desenfadado e informal, a solas; descalzos los pies y con la única compañía de su guitarra acústica saludó a la noche: con A solas, tema que sonó enlazado con Mi cenicienta, testigo de la salida de La Contrabanda entre las palmas brindadas por el público.
Con los presentes llevando en palmitas al sexteto participando con fuerza –además- de los estribillos de los temas, pronto encontraron su espacio composiciones extraídas de los dos álbumes con que cuenta Rulo como tal: temas como El prota, Como Venecia sin agua o Buscando el mar, presididas sus letras por ese toque autobiográfico ya tan característico. A continuación, de manos de la presencia de Kutxi Romero -alegría a puñados de a mucho y desbordante gracejo-, llegó uno de los clímax de la noche, representado por la interpretación de Divididos, con el respetable entregado en cuerpo, corazón y alma a la canción: algo, la entrega en imparable increscendo de los presentes a cuantas composiciones se sucedieron desde entonces, que representó una de las constantes de la velada: a Heridas del rock & roll, La Flor (con Rulo repartiendo rosas y claveles por el patio de butacas), Como a veces lo hice yo o Balada del despertador, brindadas estas dos por él en solitario camino de la recta final: de un último recodo presidido por una segunda y última concesión al repertorio de su anterior banda, La Fuga (Pa´ aquí pa´allá, degustada por el público puesto en pie), y rematado por el Vals del adiós, de sabinero regusto y más que adecuada para despedirse. ¿Algún tema más a destacar? La cabecita loca: ofrecido entre ambas, primer single de la carrera en solitario del artista y perfecto broche para cerrar un concierto ¿acústico? ¿Eléctrico? Vitamínico. Electrizante, alma, preciosismo y vida a raudales.
Fecha: viernes, 21 de marzo.
Lugar: teatro Gayarre, Iruñea.
Intérpretes: Raúl Gutiérrez, Rulo, a las guitarras, a la armónica y a la voz, acompañado por La Contrabanda, quinteto integrado dicha noche por Mario, a los teclados, Fito, a las guitarras, Patty, a las guitarras y a la mandolina, Kike, al bajo y al acordeón, y Txarlie, a la batería y a las percusiones.
Incidencias: espectáculo denominado 5 Gatos (canciones desde el tejado). Muy buena asistencia, público participativo y entregado por momentos. 2 Horas de duración.
Con sus canciones pa´aquí, con sus canciones pa´allá –como siempre fue desde que en 1992 formara su primer grupo-, Raúl Gutiérrez, Rulo, rindió visita a Iruñea nuevamente. A su segunda casa –tal y como lo proclamó abiertamente en el Gayarre-, marco que acogió un nuevo triunfo del compositor de Reinosa en la ciudad.
La cita arrancó tras el acceso del citado al escenario de manera sorprendente; una vez que, cual si hubiese llegado a casa (dando a entender que eso son las tablas para él, su casa) se descalzase sobre las mismas, presididas por las letras RyLC. Y así, en medio de un ambiente tan desenfadado e informal, a solas; descalzos los pies y con la única compañía de su guitarra acústica saludó a la noche: con A solas, tema que sonó enlazado con Mi cenicienta, testigo de la salida de La Contrabanda entre las palmas brindadas por el público.
Con los presentes llevando en palmitas al sexteto participando con fuerza –además- de los estribillos de los temas, pronto encontraron su espacio composiciones extraídas de los dos álbumes con que cuenta Rulo como tal: temas como El prota, Como Venecia sin agua o Buscando el mar, presididas sus letras por ese toque autobiográfico ya tan característico. A continuación, de manos de la presencia de Kutxi Romero -alegría a puñados de a mucho y desbordante gracejo-, llegó uno de los clímax de la noche, representado por la interpretación de Divididos, con el respetable entregado en cuerpo, corazón y alma a la canción: algo, la entrega en imparable increscendo de los presentes a cuantas composiciones se sucedieron desde entonces, que representó una de las constantes de la velada: a Heridas del rock & roll, La Flor (con Rulo repartiendo rosas y claveles por el patio de butacas), Como a veces lo hice yo o Balada del despertador, brindadas estas dos por él en solitario camino de la recta final: de un último recodo presidido por una segunda y última concesión al repertorio de su anterior banda, La Fuga (Pa´ aquí pa´allá, degustada por el público puesto en pie), y rematado por el Vals del adiós, de sabinero regusto y más que adecuada para despedirse. ¿Algún tema más a destacar? La cabecita loca: ofrecido entre ambas, primer single de la carrera en solitario del artista y perfecto broche para cerrar un concierto ¿acústico? ¿Eléctrico? Vitamínico. Electrizante, alma, preciosismo y vida a raudales.
Compartiendo cosas gustosas
Concierto de Totó Munilla y la Sopa Boba
Fecha: jueves, 20 de marzo.
Lugar: Garazi Taberna, Iruñea.
Intérpretes: Totó Munilla, a las guitarras y a la voz, acompañado por La Sopa Boba, formación integrada por Carlos Arriezu, a los teclados, David Burgui, a las guitarras, Germán Luis Alejo, al bajo, y José Luis Arriezu, a la batería.
Incidencias: presentación de A solas con mis cosas, último CD del artista. Hora y 15 minutos de duración en total. Lleno, público muy participativo.
A medio camino entre La Rioja y Nafarroa, el adrianense Totó Munilla formó en 1988 El Gusto es Mío, formación que se mantuvo en activo hasta 1993; en ese tiempo registraron tres discos y dejaron grabadas en el subconsciente colectivo canciones como Espero tu llamada o Lobo de mar. 2009: dieciocho años después, Totó, decide volver a su casa, los escenarios. Y con cosas que decir, tras darles vueltas y vueltas tal vez a solas. ¿El fruto de este regreso? Los dos CD que tras rebautizar su proyecto como Totó Munilla y la Sopa Boba ha publicado desde entonces, De vuelta a casa y A solas con mis cosas, recopilatorio que presentó en el Garazi.
Organizado el concierto en conmemoración del 29º aniversario de la apertura del local, el mismo se centró en el repaso de los temas del citado compilatorio, comenzando con Sueño que volvemos a vernos, ofrecido por Munilla en solitario. Prestos a compartir con los presentes cosas y buen gusto, acompañado por la banda prosiguió con un tema de El Gusto es mío, Cuánto tiempo ha pasado, ofreciendo acto seguido la melancólica De vuelta a casa y Me gustaría, antes de revisitar nuevamente el repertorio de El Gusto… con otra mítica canción, Espero tu llamada: tema que, al igual que cuantos sonaron, lució intimista, un tanto oscuro y reflexivo… mas haciendo gala de un innegable magnetismo comercial: presentando a un compositor fraguado a caballo entre el rock de finales de los 70 y el pop de los primeros 80, tal vez influenciado por lo mejor de Asfalto o Enrique Urquijo. Y sí, las canciones conectaron con los presentes, con un público de media de edad alta que en casi todos casos se reencontró con su pasado… O, al menos, con parte de la banda sonora del mismo, cantando y bailando a sus sones. ¿Más temas a destacar? Y llegaste tú, Lobo de mar o Morir de amor, todo un hit con nombre propio, ofrecidos antes de terminar el concierto con Munilla brindando un tema en formato acústico… antes de que el respetable le obligara –prácticamente- a tocar otro más.
Desde la cota de mayor madurez de su juventud, Totó Munilla presentó su bonita colección de canciones en Garazi, de latido rockero y exquisitos tintes pop. Sí, desde dicha cima, toda vez que los artistas siempre son jóvenes, al menos, de espíritu. Suerte para darles vueltas por ahí. Y al Garazi… Que cumpla muchos más.
Fecha: jueves, 20 de marzo.
Lugar: Garazi Taberna, Iruñea.
Intérpretes: Totó Munilla, a las guitarras y a la voz, acompañado por La Sopa Boba, formación integrada por Carlos Arriezu, a los teclados, David Burgui, a las guitarras, Germán Luis Alejo, al bajo, y José Luis Arriezu, a la batería.
Incidencias: presentación de A solas con mis cosas, último CD del artista. Hora y 15 minutos de duración en total. Lleno, público muy participativo.
A medio camino entre La Rioja y Nafarroa, el adrianense Totó Munilla formó en 1988 El Gusto es Mío, formación que se mantuvo en activo hasta 1993; en ese tiempo registraron tres discos y dejaron grabadas en el subconsciente colectivo canciones como Espero tu llamada o Lobo de mar. 2009: dieciocho años después, Totó, decide volver a su casa, los escenarios. Y con cosas que decir, tras darles vueltas y vueltas tal vez a solas. ¿El fruto de este regreso? Los dos CD que tras rebautizar su proyecto como Totó Munilla y la Sopa Boba ha publicado desde entonces, De vuelta a casa y A solas con mis cosas, recopilatorio que presentó en el Garazi.
Organizado el concierto en conmemoración del 29º aniversario de la apertura del local, el mismo se centró en el repaso de los temas del citado compilatorio, comenzando con Sueño que volvemos a vernos, ofrecido por Munilla en solitario. Prestos a compartir con los presentes cosas y buen gusto, acompañado por la banda prosiguió con un tema de El Gusto es mío, Cuánto tiempo ha pasado, ofreciendo acto seguido la melancólica De vuelta a casa y Me gustaría, antes de revisitar nuevamente el repertorio de El Gusto… con otra mítica canción, Espero tu llamada: tema que, al igual que cuantos sonaron, lució intimista, un tanto oscuro y reflexivo… mas haciendo gala de un innegable magnetismo comercial: presentando a un compositor fraguado a caballo entre el rock de finales de los 70 y el pop de los primeros 80, tal vez influenciado por lo mejor de Asfalto o Enrique Urquijo. Y sí, las canciones conectaron con los presentes, con un público de media de edad alta que en casi todos casos se reencontró con su pasado… O, al menos, con parte de la banda sonora del mismo, cantando y bailando a sus sones. ¿Más temas a destacar? Y llegaste tú, Lobo de mar o Morir de amor, todo un hit con nombre propio, ofrecidos antes de terminar el concierto con Munilla brindando un tema en formato acústico… antes de que el respetable le obligara –prácticamente- a tocar otro más.
Desde la cota de mayor madurez de su juventud, Totó Munilla presentó su bonita colección de canciones en Garazi, de latido rockero y exquisitos tintes pop. Sí, desde dicha cima, toda vez que los artistas siempre son jóvenes, al menos, de espíritu. Suerte para darles vueltas por ahí. Y al Garazi… Que cumpla muchos más.
Jornaleros del rock & roll
Concierto de Reincidentes
Fecha: Sábado, 15 de marzo.
Lugar: sala Ozone, Iruñea.
Intérpretes: Reincidentes, formación integrada por
Fernando, al bajo y a la voz, Finito y Barea, a las guitarras y a los coros, y
Manuel, a la batería.
Incidencias: presentación de Aniversario, nuevo CD de la banda. Centenares de personas, público
de diferentes edades que se mostró participativo y finalmente entregado. 2
Horas de duración, bises incluidos.
20 años después de que
presentaran en el mismo sitio su actualmente mítico Sol y rabia, los sevillanos Reincidentes volvieron a pisar nuevamente
la sala entonces llamada Reverendos, ofreciendo una intensa actuación. Un tanto
atípica en lo que a escenario y horario respecta (el concierto tuvo lugar en la
pista central, entre las 21.00 y las 23.00)… Pero lo dicho. Yendo de menos a
más el característico calor especial del grupo, su rock transgresivo andaluz en
lo referido a efervescencia y efusividad. Y todo ello a pesar de que dicha sala
no reúna las mejores condiciones para disfrutar de un concierto: y es que de
todos debería ser sabido que sala de fiestas no es sinónimo de sala de
conciertos. Pero bueno, más allá de este necesario apunte, podemos dar por
bueno que disfrutó el personal.
La velada arrancó con la
interpretación de hasta ocho temas de tirón, escogidos los mismos de los dos CD
que dan vida a Aniversario: Canciones para no olvidar (Fiesta, Andalucía la que divierte, Rosas
en el mar -última de las ocho en sonar, interrumpida su ejecución por un
inoportuno apagón-) y Canciones para
construir; ¿un título? Vamos pal infierno,
primera de todas. Una vez solventado el contratiempo, la banda continuó por la
misma senda, presentando credenciales con forma de nuevas canciones (Al asalto, Gure hizkuntza, su particular homenaje a
Urko y Oskorri), aunque la presencia de temas conocidos comenzó a ser más y más
notoria: pasándose progresivamente de lo nuevo novísimo a temas como La infancia en un cargador o La republicana antes de llegar a lo
verdaderamente añejo sin posibilidad de vuelta atrás. A canciones como ¡Ay Dolores! o Un pueblo, dedicada a Eguzki
Irratia con motivo de su 30º aniversario en las ondas. Y todo ello, ni un
paso atrás, con los músicos, cual jornaleros del rock & roll, obrando sin
tregua ni descanso: enlazando temas cual golpes de azada a la tierra los
braceros, con el tristemente mediático por motivos extramusicales Fernando
Madina demostrando mantener timbre, autoridad (intelectual) y presencia al
frente de los suyos.
Pero si algo encendió al público
e incendió la sala fue la recta final, iniciada por Vicio –con Kutxi Romero a la voz-, y alimentada con hits como Cucaracha blanca, Rip rap, Camela 3, Aprendiendo a luchar, Yaveh se esconde entre las rejas
(verdaderamente especial siempre en esta tierra, también regada por la
Insumisión) o Andalucía entera y Andaluces levantaos, antes de redondear
faena, ya en los bises, con Jartos
daguantá, con Kutxi tirando del carro nuevamente.
Pura historia del rock andaluz,
tras descargar su rabia los pasados Sanfermines en el recinto de Gora Iruñea! Reincidentes volvieron a
esparcir su mensaje políticamente incorrecto en la ciudad. A hacer apología de
la resistencia y de la rebeldía inherente a Andalucía, demostrando con
palabras, las de las letras de sus canciones, y con hechos que se puede. Que es posible ser contestatario.
Y que parte del pueblo andaluz lo es, pese a que desde el Poder se trate de ocultar
lo dicho tras falsas imágenes construidas sobre estereotipos llenos de
señoritos, casetas festivas, folclóricas raciales y demás artificiales
faralaes. Una vez más, los aguerridos sevillanos así lo volvieron a demostrar.
Fecha: Sábado, 15 de marzo.
Lugar: sala Ozone, Iruñea.
Intérpretes: Reincidentes, formación integrada por
Fernando, al bajo y a la voz, Finito y Barea, a las guitarras y a los coros, y
Manuel, a la batería.
Incidencias: presentación de Aniversario, nuevo CD de la banda. Centenares de personas, público
de diferentes edades que se mostró participativo y finalmente entregado. 2
Horas de duración, bises incluidos.
20 años después de que
presentaran en el mismo sitio su actualmente mítico Sol y rabia, los sevillanos Reincidentes volvieron a pisar nuevamente
la sala entonces llamada Reverendos, ofreciendo una intensa actuación. Un tanto
atípica en lo que a escenario y horario respecta (el concierto tuvo lugar en la
pista central, entre las 21.00 y las 23.00)… Pero lo dicho. Yendo de menos a
más el característico calor especial del grupo, su rock transgresivo andaluz en
lo referido a efervescencia y efusividad. Y todo ello a pesar de que dicha sala
no reúna las mejores condiciones para disfrutar de un concierto: y es que de
todos debería ser sabido que sala de fiestas no es sinónimo de sala de
conciertos. Pero bueno, más allá de este necesario apunte, podemos dar por
bueno que disfrutó el personal.
La velada arrancó con la
interpretación de hasta ocho temas de tirón, escogidos los mismos de los dos CD
que dan vida a Aniversario: Canciones para no olvidar (Fiesta, Andalucía la que divierte, Rosas
en el mar -última de las ocho en sonar, interrumpida su ejecución por un
inoportuno apagón-) y Canciones para
construir; ¿un título? Vamos pal infierno,
primera de todas. Una vez solventado el contratiempo, la banda continuó por la
misma senda, presentando credenciales con forma de nuevas canciones (Al asalto, Gure hizkuntza, su particular homenaje a
Urko y Oskorri), aunque la presencia de temas conocidos comenzó a ser más y más
notoria: pasándose progresivamente de lo nuevo novísimo a temas como La infancia en un cargador o La republicana antes de llegar a lo
verdaderamente añejo sin posibilidad de vuelta atrás. A canciones como ¡Ay Dolores! o Un pueblo, dedicada a Eguzki
Irratia con motivo de su 30º aniversario en las ondas. Y todo ello, ni un
paso atrás, con los músicos, cual jornaleros del rock & roll, obrando sin
tregua ni descanso: enlazando temas cual golpes de azada a la tierra los
braceros, con el tristemente mediático por motivos extramusicales Fernando
Madina demostrando mantener timbre, autoridad (intelectual) y presencia al
frente de los suyos.
Pero si algo encendió al público
e incendió la sala fue la recta final, iniciada por Vicio –con Kutxi Romero a la voz-, y alimentada con hits como Cucaracha blanca, Rip rap, Camela 3, Aprendiendo a luchar, Yaveh se esconde entre las rejas
(verdaderamente especial siempre en esta tierra, también regada por la
Insumisión) o Andalucía entera y Andaluces levantaos, antes de redondear
faena, ya en los bises, con Jartos
daguantá, con Kutxi tirando del carro nuevamente.
Pura historia del rock andaluz,
tras descargar su rabia los pasados Sanfermines en el recinto de Gora Iruñea! Reincidentes volvieron a
esparcir su mensaje políticamente incorrecto en la ciudad. A hacer apología de
la resistencia y de la rebeldía inherente a Andalucía, demostrando con
palabras, las de las letras de sus canciones, y con hechos que se puede. Que es posible ser contestatario.
Y que parte del pueblo andaluz lo es, pese a que desde el Poder se trate de ocultar
lo dicho tras falsas imágenes construidas sobre estereotipos llenos de
señoritos, casetas festivas, folclóricas raciales y demás artificiales
faralaes. Una vez más, los aguerridos sevillanos así lo volvieron a demostrar.
Colosos del metal
Concierto de
Sepultura
Fecha: sábado, 1 de marzo.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Integrantes: Sepultura, banda formada por Derrik Green, a las voces
y a la percusión, Andreas Kisser, a las guitarras y a las voces, Paulo Jr., al bajo, y Eloy Casagrande, a la batería.
Como teloneros comparecieron Mortillery, Flotsam & Jetsam y
Legion of the Damned.
Incidencias: presentación
de The mediator between the head and
hands must be the heart, 13º CD de Sepultura. Éstos actuaron durante hora y 3/4, bises
incluidos. Buenísima asistencia, más de media sala. Público muy participativo.
Tras descargar composiciones míticas (recibidas
como agua de mayo), temas extraídos de su brutal fondo de armario y canciones
de estreno en L'Hospitalet (Barcelona),
Madrid y Lisboa, el presente tour europeo
de los brasileños Sepultura encontró su punto final en Tótem, concluyendo a lo
grande en lo que expectación y cumplimiento de las expectativas hace
referencia. Bajo un característico ambiente de concierto de metal. En medio de
un ambiente propio de las grandes ocasiones.
Tras
las actuaciones de Mortillery y Flotsam & Jetsam, bandas a las que
no llegamos a ver, los siguientes en asaltar el escenario fueron los holandeses
Legion of the Damned, quinteto formado en 2006 que durante sus 45 minutos no
dejó indiferente a nadie: cosa del salvajismo sonoro denotado. Detonado –si se
prefiere-, erigido sobre un metalcore & thrashcore cuyos puntos de partida
y de llegada los encontramos en la concepción más bronca del hardcore. En una
apología de la brutalidad metálica que, concienzudamente llevada a postulados
extremos, de lo más infecciosa, contagió pronto a cuantos metalheads se citaron en Tótem: unos asistentes de estética heavy
–mayoritariamente- y especial inclinación hacia bandas como Deicide, Napalm
Death, Slayer o Metallica, a la vista de muchas de las camisetas que se vieron.
Y tras tan salvaje preludio, pasadas las 22.00, llegó el momento por todos
esperado. La comparecencia de los legendarios Sepultura, banda que, remozada en
varias ocasiones tras la salida / abandono en 1996 y 2006 de sus fundadores,
los carismáticos hermanos Cavalera (Max e Igor, vocalista & guitarrista y
baterista respectivamente), cautivó a sus seguidores desde el principio. Desde
los primeros acordes.
Tal y como hemos apuntado al
principio, el repertorio repasó la discografía del grupo, centrándose especialmente en temas de estreno
(como Trauma of war o el
espectacular The Vatican, primeros
en sonar) y míticos, como Propaganda,
ofrecido en cuarto lugar. Haciendo gala de un sonido propio perfectamente
trasplantado al tercer milenio, recurriendo a nuevos y viejos temas (Dusted, The Hunt –entre estos últimos-, recuperado The Hunt con motivo de la celebración este 2014 del 20º aniversario
de la publicación del referencial CD Chaos
A.D.) el cuarteto pronto se reveló como lo que es, una colosal apisonadora
de hardcore & groove metal: así pues, totalmente entregados a su causa los
cuatro actuales defensores de la marca Sepultura, ofrecieron un concierto colosal.
Una actuación en la que, además de los músicos (mención especial para Kisser,
cómo paladeó todos y cada uno de los compases de los temas) brillaron
especialmente las luces y el sonido, impecable. Impecablemente limpio. Rotundo…
y rotundamente transparente.
Sobrepasado holgadamente el
ecuador de la velada, con permiso de temas de estreno como el bailable y
demoledor De Lama ao Caos
(dedicado a los brasileños presentes en la sala) lo mejor llegó tal y como se
esperaba, de manos de la verdadera artillería pesada. De hits tan celebrados como
Territory, Refuse/Resist, Arise y, ya en los bises, Ratamahatta y, evidentemente, Roots bloody roots, desde
1996 imprescindible rúbrica final.
Perfecto broche también dicho sábado para una descarga colosal.
Rock para el nuevo siglo
Concierto de Sonic Toys
Fecha: viernes, 28 de febrero.
Lugar: Subsuelo, Iruñea.
Intérpretes: Sonic Toys, trío integrado por Alex Sanz, a la voz y a las guitarras, Xabi Jareño, a la batería, y Adrían M. Vallejo, al bajo y a los coros.
Incidencias: presentación de Rock, primer CD de la banda. Hora y ¼ de duración, asistencia muy buena, público que se mostró participativo.
De novedoso cuño y para el nuevo siglo: con raíces en el rock del siglo XX (con evidentes toques hard y descarado regusto americano -en su caso-), pero, a la vez, indisimuladamente empapadas por ritmos de estilos como el tecno o el electro, así demostraron ser las canciones presentadas por Sonic Toys en su día grande.
Tras arrancar con un tema inédito perfecto para calentar motores (qué atmósferas, qué cruces estilísticos para abrir boca), la temperatura subió pronto con temas del CD como Sube la música, Malas lenguas o Tiempo al tiempo, misiles musicados que haciendo gala de esa sonoridad propia del grupo, llevaron el ambiente al rojo, demostrando ser auténticos singles en potencia. A continuación, tras un par de versiones, el protagonismo recayó nuevamente en canciones de Rock, luciendo el ecuador de la velada cual tranquilo remanso de manos de temas como Ana y Es tan fácil. Dicha fase terminó con la interpretación de un nuevo pildorazo con madera de hit, Dame tu calor, llegando acto seguido uno de los momentos más esperados por todos: el protagonizado por las versiones que sonaron de Héroes del Silencio (Entre dos tierras) y El Fary –principalmente-: y es que vaya cómo conectó el respetable con esta, con una canción, Torito guapo, que, elegida en las Redes Sociales por los seguidores del grupo para ser versionada, hizo que se desatara la locura. Que todos jalearan a Alex en particular y al trío en general como no lo habían hecho hasta entonces, súper cómodo el vocalista haciendo sus pinitos en el flamenco en la intro de la canción. Que el público, en suma, elevara a categoría lo que había nacido como anécdota, concluyendo la interpretación bajo una surrealista lluvia de ropa interior femenina. Así pues, cómo triunfó dicho cover, dejando entrever que si se graba y se da a conocer en julio, estamos seguros de lo que vamos a decir, se convierte en la canción de los Sanfermines.
Tras surcar con paso firme la noche, después de semejante clímax, ¿cómo despedirla? Como lo hicieron, por increíble que pueda parecer. Con tres nuevos pelotazos suyos, Casualidad, Toda la noche y Bailar, perfecto fin de fiesta este último bajo el todopoderoso latido del electro, con Alex y Adrián bailando y haciendo sonar sus instrumentos con total desenfreno. Poniendo junto con Xabi el mejor broche a una noche que tardarán en olvidar.
Brillante y polvoriento blues
Concierto de The Steepwater Band
Colosos del metal
Concierto de
Sepultura
Fecha: sábado, 1 de marzo.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Integrantes: Sepultura, banda formada por Derrik Green, a las voces
y a la percusión, Andreas Kisser, a las guitarras y a las voces, Paulo Jr., al bajo, y Eloy Casagrande, a la batería.
Como teloneros comparecieron Mortillery, Flotsam & Jetsam y
Legion of the Damned.
Incidencias: presentación
de The mediator between the head and
hands must be the heart, 13º CD de Sepultura. Éstos actuaron durante hora y 3/4, bises
incluidos. Buenísima asistencia, más de media sala. Público muy participativo.
Tras descargar composiciones míticas (recibidas
como agua de mayo), temas extraídos de su brutal fondo de armario y canciones
de estreno en L'Hospitalet (Barcelona),
Madrid y Lisboa, el presente tour europeo
de los brasileños Sepultura encontró su punto final en Tótem, concluyendo a lo
grande en lo que expectación y cumplimiento de las expectativas hace
referencia. Bajo un característico ambiente de concierto de metal. En medio de
un ambiente propio de las grandes ocasiones.
Tras
las actuaciones de Mortillery y Flotsam & Jetsam, bandas a las que
no llegamos a ver, los siguientes en asaltar el escenario fueron los holandeses
Legion of the Damned, quinteto formado en 2006 que durante sus 45 minutos no
dejó indiferente a nadie: cosa del salvajismo sonoro denotado. Detonado –si se
prefiere-, erigido sobre un metalcore & thrashcore cuyos puntos de partida
y de llegada los encontramos en la concepción más bronca del hardcore. En una
apología de la brutalidad metálica que, concienzudamente llevada a postulados
extremos, de lo más infecciosa, contagió pronto a cuantos metalheads se citaron en Tótem: unos asistentes de estética heavy
–mayoritariamente- y especial inclinación hacia bandas como Deicide, Napalm
Death, Slayer o Metallica, a la vista de muchas de las camisetas que se vieron.
Y tras tan salvaje preludio, pasadas las 22.00, llegó el momento por todos
esperado. La comparecencia de los legendarios Sepultura, banda que, remozada en
varias ocasiones tras la salida / abandono en 1996 y 2006 de sus fundadores,
los carismáticos hermanos Cavalera (Max e Igor, vocalista & guitarrista y
baterista respectivamente), cautivó a sus seguidores desde el principio. Desde
los primeros acordes.
Tal y como hemos apuntado al
principio, el repertorio repasó la discografía del grupo, centrándose especialmente en temas de estreno
(como Trauma of war o el
espectacular The Vatican, primeros
en sonar) y míticos, como Propaganda,
ofrecido en cuarto lugar. Haciendo gala de un sonido propio perfectamente
trasplantado al tercer milenio, recurriendo a nuevos y viejos temas (Dusted, The Hunt –entre estos últimos-, recuperado The Hunt con motivo de la celebración este 2014 del 20º aniversario
de la publicación del referencial CD Chaos
A.D.) el cuarteto pronto se reveló como lo que es, una colosal apisonadora
de hardcore & groove metal: así pues, totalmente entregados a su causa los
cuatro actuales defensores de la marca Sepultura, ofrecieron un concierto colosal.
Una actuación en la que, además de los músicos (mención especial para Kisser,
cómo paladeó todos y cada uno de los compases de los temas) brillaron
especialmente las luces y el sonido, impecable. Impecablemente limpio. Rotundo…
y rotundamente transparente.
Sobrepasado holgadamente el
ecuador de la velada, con permiso de temas de estreno como el bailable y
demoledor De Lama ao Caos
(dedicado a los brasileños presentes en la sala) lo mejor llegó tal y como se
esperaba, de manos de la verdadera artillería pesada. De hits tan celebrados como
Territory, Refuse/Resist, Arise y, ya en los bises, Ratamahatta y, evidentemente, Roots bloody roots, desde
1996 imprescindible rúbrica final.
Perfecto broche también dicho sábado para una descarga colosal.
Rock para el nuevo siglo
Fecha: miércoles, 26 de febrero..
Lugar: Baluarte, Iruñea.
Intérpretes: The
Steepwater Band, banda formada por Jeff Massey, a las guitarras y a la voz,
Eric Saylors, a las guitarras, Tod Bowers, al bajo, y Joe Winters, a la
batería.
Incidencias: actuación enmarcada en el ciclo Blues on the rock bus. Presentación de Live
Humble, último
CD de la banda. Lleno, localidades agotadas. 2 Horas de duración, bises
incluidos.
La conocida como Sala de la
Muralla de Baluarte acogió la primera cita del ciclo Blues on the rock bus, llamado a acercar el mejor
rock-blues a Pamplona y comarca durante los próximos meses, y no pudo hacerlo
mejor –en lo referido a pundonor y calidad esgrimida por la banda- que con The
Steepwater Band: formación claramente marcada por el hard que, surgida en
Chicago en 1998, pronto se convirtió en banda de referencia para los amantes
del viejo género: para un público como el que completó el aforo del recinto,
unos asistentes para los que, en algunos casos (a tenor de varias opiniones recogidas)
el equipo de sonido no estuvo a la altura de las circunstancias: lo mismo que la
acústica de la sala –según más comentarios-, descubierta para la música en
formato acústico la temporada pasada pero tal vez no la más adecuada para el
disfrute de conciertos como este. Y entiéndanse como críticas constructivas las
apuntadas, manifestadas por más de una persona que pagó el precio de una
entrada.
Luciendo looks algunos de los músicos más propios
de leñadores, frente a un público que, en un ambiente informal, siguió la
sesión recostado en puffs, sentado en
sillas o puesto en pié –de la mitad del recinto para atrás-, el cuarteto cortó a
las claras el bacalao desde el principio, poniendo sobre el tapete sus virtudes
y poderes en acto, más que en potencia: dando lugar a un concierto de rock
& blues o blues & roll que, discurriendo por las sendas del rhythm blues con denominación de origen más
genuina, de volumen (en lo que a densidad sonora hace referencia) y trazo
especialmente grueso, denotó inherente regusto a carretera. A banda sonora de
viaje por la Ruta 66. Y todo ello con los guitarristas y el bajista, sobre la
atinada pegada del baterista, empuñando sus mástiles en perfecta cordada, con total
seguridad y autoridad. Denotando inusitado Magisterio de Autoridad en la
materia. Todo ello con los encargados de hacer sonar las 6 cuerdas alternándose
el volante, los puestos de piloto y copiloto a la hora de llevar al mejor
puerto la nave, sacándoles chispas a las cuerdas en su rodar sobre los gruesos
raíles trazados por el bajo. ¿El resultado, así las cosas? Un concierto que se
tradujo en una clase magistral de cómo tocar blues. De cómo hacerlo con
verdadera clase.
Sobre cuantos temas
sonaron, diremos que articulados en torno a interesantes desarrollos sonoros de
mayor o menor duración, hicieron que saltara por los aires la esperada
previsibilidad del género, haciendo gala de propia autonomía musical. Dando
lugar desde el principio a un incendio –artístico- de más que interesantes
proporciones. Impagable. Inapagable, conformando un entramado de autenticidad
con inequívoca alma de blues. Una trama de canciones que, manifestándose con
forma de poderosos pildorazos, contagió su veneno a todos con tanto descaro como
nulo disimulo: a un respetable que, pese a las objeciones apuntadas líneas más
arriba, disfrutó enormemente de un concierto que a nadie se le hizo largo, pese
a su generosa duración. Y la próxima cita del ciclo,
con The Black Cadillacs,
el 3 de abril
en la Casa de Cultura de Atarrabia. A
ver si podemos asistir.
Ya te han podido untar bien los Toys. Torito Guapo...
ResponderEliminarAgradecería comentarios con firma, si no es mucho pedir. Más que todo para intercambiar pareceres en igualdad de condiciones. Gracias!!
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