Estrellas al
alcance de la mano
Concierto de Carlos Chaouen
Fecha: Viernes, 22 de marzo.
Lugar: Planetario, Iruñea.
Intérpretes: Carlos Chaouen, a las guitarras y a la voz,
acompañado por Quique Romero, a la guitarra y a los coros.
Incidencias: primera cita del ciclo Conciertos de otro planeta, presentación de Respirar, 6º CD del artista; casi dos horas de duración. Lleno,
localidades agotadas. Público de ambos sexos y de edades jóvenes,
principalmente.
El pasado viernes arrancó un ciclo musical cuyo
desarrollo, en nuestra opinión, no va a dejar indiferente a nadie: tanto por su
contenido, esto es, por la inherente calidad de los artistas, como por su novedoso
continente, el Planetario, espacio que para cuantos asistieron a la cita con la
musicada lírica del gaditano Carlos Chaouen representó una muy agradable
sorpresa, revelándose como más que perfecto para acoger este tipo de
conciertos. Espectacular –directamente-, y de más que perfecta acústica para albergar
unas actuaciones como las programadas, erigidas sobre la desnudez con la que
los diferentes músicos van a compartir sus emociones. Y es que,
afortunadamente, en materia de puesta en escena y presentación de propuestas
artísticas aún no está todo inventado; todavía quedan mentes inquietas
dispuestas a dar con fórmulas, con
novedosos caminos por recorrer a la hora de acercar la música al
público: en un contexto como este, toda vez que dicho ciclo está llamado a
desarrollarse en el Planetario, a la hora de poner diferentes estrellas a su
alcance. Sí, pese a que en ocasiones pueda parecer que está todo inventado: y
así, presencia del gran Carlos Chaouen mediante, lo puso de manifiesto la
presente cita.
En el marco, así las cosas, de la especie de
cámara sensorial gigante llamada a acoger la velada (rematada por la espectacular
cúpula del recinto), ante un público acondicionado de forma circular, la noche
arrancó con Chaouen, acompañado únicamente por su guitarra, abriendo repertorio
con un tema inédito, El loco de la noche.
Viviendo los presentes, cosa de las sugerentes proyecciones que albergó la
cúpula, la sensación de encontrarse al aire libre (en una pequeña plaza de
toros, por ejemplo, o en la plaza mayor de un pequeño pueblo del sur, a pie de
empedrado), a continuación sonaron varios temas de su reconocida carrera,
extraídos de trabajos como Horizonte de
sucesos (La vida tiene estas cosas),
Universo abierto (Vente, Pintando el cielo) o Tótem,
CD representado por Faro del paraíso.
Y, haciendo gala el artista de una voz que, rasgada en su punto exacto, casó
muy bien con los rasgueos de su guitarra, lo hicieron validando de inmediato nuestra
reciente teoría de que menos es más, alusiva
a lo que ganan emocionalmente las canciones de solistas como él cuando
comparecen en solitario.
A continuación, tras dichos temas añejos,
llegó la hora de mostrar algunos de los de su último trabajo, Respirar, todavía no presentado en la
ciudad, labor que acometió lujosamente acompañado a una segunda guitarra por su
hombre de confianza, Quique Romero, prolongándose tan especial noche, marcada
por una continua y agradable lluvia de sensaciones, hasta las 23.00 horas.
Tan especial velada… Y poco menos que espacial, a tenor de lo vivido. Del arte
recibido.
Denotando madera
dispuesta a arder, maravillosa función poética del lenguaje e inmensidad,
escribiendo poemas en el aire con su característica voz y las notas de su
guitarra, Carlos Chaouen ofreció un enorme concierto, se mire como se mire,
brillando en el Planetario como si de otra estrella del firmamento se tratara.
Y en próximos viernes, nuevos conciertos de otro planeta en el presente espacio,
de manos de artistas como Zahara, Rebeca Jiménez
& Vicky Gastelo y Rulo. Nuevas estrellas por avistar. Nuevas y apasionantes
experiencias para los sentidos, más que únicamente de corte musical. Todo un
lujo. Si tienen la ocasión, háganse el favor. Acudan y verán.
Orbitando alrededor de su planeta
Concierto de Joseba Irazoki & Lagunak
Fecha: miércoles, 20 de marzo.
Lugar: Casa de Cultura de Atarrabia/Villava.
Intérpretes: Joseba Irazoki, a la guitarra,
acompañado por Felix, a la batería, Ager, a la guitarra, al pedal steel y al violín,
Jaime, al bajo, Iban, a la trompeta, al clarinete y a la percusión, e Igor, al trombón,
al vibráfono y a una segunda batería.
Incidencias: nuevo concierto del ciclo Jai O´Rama. Asistencia discreta,
público entusiasta. 1 hora y 10 minutos de duración, un bis incluido.
Perfectamente arropado por una constelación
de excelentes músicos elegidos por el propio Joseba para acompañarle en esta…
aventura, (Felix Buff, del grupo Willis Drumond, Ager Insunza, de
Audience, Jaime Nieto, de We are Standard, Iban Urizar, de Andrakan, e Igor Telletxea,
acompañante habitual de artistas como Xabier Montoia y Petti), el referencial guitarrista protagonizó el último
capítulo escrito de momento por el vitamínico ciclo Jai O´Rama, dando rienda suelta a una muy exclusiva
velada. Tercero de estas características, ofreciendo un concierto no sabemos si
irrepetible, toda vez que el versátil y
polifacético músico y sus acompañantes, a finales de 2012, se juntaron, en principio, para una única sesión.
Orbitando, profundizando Irazoki todo el
tiempo en su personal planeta de músicas e ideas, la actuación giró alrededor
de temas suyos ya, de cierta solera, extraídos de discos como Euria ari du o DO, ya, de composiciones inéditas, mostrándose en su conjunto las
canciones descaradamente experimentales e introspectivas. Plasmadas las mismas mirando
sobremanera hacia su interior, a la hora, curiosa y paradójicamente –si se
quiere-, de ser presentadas al mundo exterior, algo que llamó nuestra atención.
Esto es, huyendo los músicos de cualquier atisbo de previsibilidad; dándole más
importancia al fondo que a la forma de unas composiciones que, de sugerentes y
sorprendentes andamiajes, se nos antojaron imposibles de definir, desde el
prisma estilístico: sugerentemente sorprendentes y sorprendentemente sugerentes.
Dejémoslo ahí. Haciendo gala cuantas
sonaron de una concepción de la psicodelia particularmente sui generis, luciendo ricas, muy ricas en pasajes sonoros
concebidos para dejarse llevar abiertamente. Para arrastrar al público con sus
envolventes ambientes, de cortes siniestros, incluso oscuros –en algunos
momentos-, transportando así al respetable a paisajes, hasta entonces, de desconocidas
dimensiones; ¿cómo? Por medio del disfrute de los mismos y de sus desarrollos.
Del camino hasta dichos parajes. Del
disfrute de principio a final de las canciones en sí mismas, he aquí qué hemos
querido decir.
En
un marco como el de Jai O´Rama, más que apropiado para ello, Joseba Irazoki
aprovechó la circunstancia de tocar con semejante arrope instrumental para reivindicar
sus demonios internos y, en parte, liberarlos mediante el presente exorcismo;
por medio de una cita, a la vista de su carácter exclusivo, imprescindible a
todas luces para todos los iniciados en sus postulados musicales; para los
incondicionales de la personalidad artística del de Bera, perfectamente
secundado por los músicos que dicho miércoles comparecieron a su vera: un
plantel que, sin peros ni reparos, dio rienda suelta asimismo a sus
particulares demonios, ejerciendo la magnética presencia y la cautivadora voz
de Joseba de pegamento llamado a dotar de cohesión al hecho musical. A una cita en la que, a la vista de su desarrollo, solo echamos en falta una
presencia sobre el escenario, a modo de toque final: la del burladés Josetxo Ezponda.
Finalmente,
el evento concluyó con la comparecencia de la bilbaína Ainara Legardón,
vocalista que puso su voz a dos versiones, Blue crystal fire, de Robbie Basho, y Women of the World, de Jim O'Rourke. Un evento que, escapando de lo
esperable o previsible, para quienes
intuyeron con qué se iban a encontrar, fue todo un acontecimiento.
Genuina tracción ska
Concierto de Wisecräker
Fecha: martes, 19 de marzo.
Lugar: AKE, Txantrea.
Intérpretes: Wisecräker, formación integrada por Dr. Klüse, a la voz y al saxofón, Henrik Horneber, al bajo, Tape
Machine, a la guitarra y a la voz, Hanez, a la batería, Schwarzen, al trombón y a los coros, y Dr. Sese, a la trompeta.
Incidencias: presentación de
15 Years / 15 años,
nuevo CD del grupo. Hora y 15 minutos de
duración, bises incluidos. Asistencia
buena. Público curioso.
Las
puertas de AKE se abrieron para recibir a Wisecräker,
formación que, radicada en Hannover, con quince años de carrera
& carretera a sus espaldas, visitó
nuevamente el local; banda que en los albores de
una mini gira por la piel de toro, consiguió
calentar la fresca tarde noche del martes con su música: en esencia, de
revelador color ska. Aderezado dicho estilo, de gruesa sonoridad en manos del
sexteto, por vetas más bien propias de su primo hermano el reggae e
indisimuladamente influenciado por el punk. Por la sombra de viejas bandas como
The Clash.
Merecedores de escenarios mayores –a tenor de lo visto-, los de Alemania
noquearon a los presentes con su vigorosa aleación de rock y ska, de genuina
fuerza y regusto; dándolo todo sin escatimar energías para ello, apoyándose en
una frenética mezcolanza musical a la que los vientos, saxo, trombón y
trompeta, vaya que si dieron alas, elevando las canciones a gran altura: unas
composiciones trenzadas por unos músicos que en todo momento jugaron a la
perfección con sus posibles velocidades: como los buenos conductores con las
diferentes marchas de sus coches, en función de la ocasión. Con el armazón
rítmico de unos temas entre los que llamaron la atención las versiones
ofrecidas, perfectamente llevadas a su terreno y de corte premeditadamente
surrealista, queremos suponer: Final countdown, de Europe; Por qué te vas, de Janette, o, ya en los bises, el Master of Puppets de Metallica, nada más
y nada menos.
De paso por Nafarroa camino, en primera instancia, de Vigo, los germanos Wisecräker
hicieron escala artística en la referencial sociedad de la Chantrea, local con
derecho a señalización especial en las hojas de ruta de bandas como esta… Por
derecho propio; por su valentía a la
hora de programar, a prueba de bombas –directamente-. A prueba de bandas
musicales o, por seguir con el símil, de comandos provistos de misiles de
excitantes cargas sonoras siempre, prestas a explotar. De grupos como este o
como los italianos Talco –por homenajear a otra gran banda de similar estilo
que recientemente visitó Iruñerria-, formaciones que, por medio de sus
conciertos, están dando buenísima fe de la inmejorable salud de que actualmente
goza el ska en el viejo continente; trotamundos de la canción, en resumidas
cuentas, ambos grupos, que, a imagen y semejanza de los antiguos juglares, no
dudan a la hora de coger sus bártulos y recorrer Europa ofreciendo sus
musicados tónicos con forma de canciones; ¿su recompensa? En el caso de Wisecräker,
además de los discos y camisetas que lograsen vender en su humilde tenderete,
la sintonía con los presentes. La conformidad del público, lo más importante
para ellos, con toda seguridad. Y, consecuencia directa de ello, la suya.
Respecto a la actitud de los presentes, diremos que, a pesar de que
fueron repetidamente invitados a bailar (y en castellano, lengua en la que se
expresó el cantante, por lo que nadie pudo aducir que no entendió sus
palabras), no lo hicieron en demasía, llegando nosotros a la siguiente
conclusión, conociendo nuestras costumbres como las conocemos: que bastante
hicieron con asistir, y más, tratándose de una lluviosa noche de martes;
y es que, por esta parte del globo, ya se sabe cómo somos en materia de bailar, más de talante observador que de derrochar talento poniendo las cinturas
en movimiento. Sea cual sea la raigambre de la música que suene. En fin. Feliz
y positiva experiencia lejos de casa, Wisecräker…
Densidad, magia,
intensidad
Concierto de Havalina
Fecha: viernes, 15 de marzo.
Lugar: sala Zero2Live, Ozone; Iruñea.
Intérpretes: Havalina, banda formada por Manuel, a la
guitarra y a la voz, Ignacio, al bajo y a los coros, y Javier, a la batería.
Incidencias: presentación de H, 7º CD del grupo. Asistencia aceptable. Público joven y participativo.
Hora y media de duración.
Los madrileños Havalina debutaron el viernes
en la plaza de Iruñea, ofreciendo en el corazón del barrio de Donibane una
actuación que, apoyándose en la tríada de vectores en el título apuntada;
derrochando oficio, soltura y seguridad a la hora de conjugar los tres (o de
jugar con ellos –directamente-), no dejó indiferente a nadie.
Ante un público selecto, conformado por
irredentos melómanos sobradamente conocedores de la banda; con un CD de
estreno, H, señalado por la
crítica especializada como uno de los mejores discos del año, el contundente trío repasó
lo mejor de lo deparado por su discografía desde 2009, generando una música de
trazos gruesos, muy gruesos, pero, a su vez, apta para tímpanos sensibles: he
aquí uno de los aspectos que más poderosamente llamó nuestra atención; una música, a pesar de lo
dicho, totalmente apropiada para ser disfrutada por espíritus especialmente
sensibilizados o predispuestos a gozar de los placeres de la vida. De lo bueno,
eso que, se trate de lo que se trate, atendiendo a su naturaleza, siempre sabe
bien.
Erigido sobre una demoledora concepción del
indie rock, punto de llegada y de partida –seguramente-, el hecho musical
protagonizado por Havalina hizo gala de un significativo número de tentáculos
estilísticos, prestos y dispuestos en todo momento sus aguijones para cautivar
con sus ambrosías a los presentes. Para hacerse con su atención inoculándoles sus
excitantes venenos, de muy variadas texturas: con sabor a stoner -de corte sugestivamente melódico y melancólico,
consecuencia directa de la premeditada forma de cantar de Manuel- y a rock de
regusto más o menos sinfónico, sideral y progresivo; ¿el resultado, así las
cosas? Unas canciones como Viernes, Sueños de esquimal o Tu ciudad, con las que empezaron, que,
envueltas por atmósferas premeditadamente oscuras, levantadas sobre ingentes
muros sonoros (tal vez en aras de
proteger su esencia), lucieron arrebatadoramente luminosas, aportando
Manuel desde el micrófono su imprescindible toque diferencial. Luz a la
oscuridad. Claridad a las mismas. A composiciones tan vigorosas como La Antártida empieza aquí, Imperfección o Síndrome de culto –por citas algunas más-, ricas en cruces y
amasijos rítmicos que, tan difíciles de definir como sugerentes, lucieron una
naturaleza pretendidamente bipolar.
Esquizofrénicamente bipolares a la vista de cómo, en lo que dura un pestañeo,
pasaron en el sentido que se quiera del cero al infinito, reivindicando por
medio de sus deflagraciones un hecho musical totalmente alternativo, más allá
de interesadas, posibles y manida connotaciones de la palabra en cuestión.
Explotando en sus clímax, salvando las distancias, como si de bombas H se
tratase. De densa e intensa magia las mismas. De mágicas densidades e
intensidades. De intensa y mágica densidad, con H… de Havalina, claro está.
Denotando personalidad artística
propia, ser una banda de primer nivel;
derrochando fe, electrizante pundonor y una inequívoca actitud, el power
trío de poderoso directo Havalina confirmó las expectativas de los
espectadores, cautivando con su irresistible magnetismo a un público que, como
no podía ser de otra forma, terminó cabeceando con determinación en buena parte
de los casos: una pena que en los presentes tiempos haya muchísima más oferta
que demanda, pues, en caso contrario, otro gallo les cantaría. Para el arriba
firmante, todo un descubrimiento, claro está.
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