Caramelo final
Concierto de Robyn Hitchcock
Fecha: jueves, 10 de mayo.
Lugar: Casa de Cultura de Atarrabia/Villava.
Intérpretes: Robyn
Hitchcock, a
las guitarras, a la armónica y a la voz, acompañado en la recta final por Iñigo
Cabezafuego, a los teclados y a los coros, Adolfo, a las guitarras, Txetxu
Brainloster, al bajo, y Javi Eguiluz, a la batería.
Incidencias: segundo y último concierto del ciclo Jai O´Rama. Asistencia aceptable,
público entendido. Actuación de una hora y ¼ de duración, bises aparte.
Concluyó la segunda entrega del ciclo Jai O´ Rama, y no pudo hacerlo de forma
más exquisita que con la presencia del legendario Robyn
Hitchcock: auténtico caramelo de profundo sabor americano en la línea del gusto
esgrimido por los anteriormente degustados, tanto la semana pasada (de manos de
la visita de Guadalupe Plata) como en octubre, con Luther Russell y Terry Lee Hale.
Cual si de un cantautor de culto
se tratara, el que fuese líder de The
Soft Boys y The Egyptians, con interesante carrera en solitario
veinticinco años después, brindó una actuación a la altura de lo esperado por
los presentes; por un público que nuevamente se citó en apreciable número en la
Casa de Cultura.
Con CD recopilatorio y disco
nuevo bajo el brazo, Chronology y Tromso Kaptein –respectivamente-, el crooner repasó con soltura su dilatada
trayectoria, compartiendo desenfadadamente su genuino rock vaquero durante
cerca de 90 minutos: en formato one man
band, en solitario durante cerca de una hora -en primer lugar-, acompañado posteriormente,
en cuatro temas, por una backing band
expresamente formada para ello (saldándose realmente bien el experimento de
juntar al maestro con sus discípulos locales más aventajados) y finalmente,
redondeando la faena, una vez concluida –en teoría- la sesión, en solitario
nuevamente ¡fuera del escenario! Entremezclado con el público, a oscuras y sin
micro tan siquiera, brindando con una guitarra sin enchufar dos nuevos temas
ante el más que enchufado e impresionado público; frente a un respetable que premió
su hacer, predisposición y cercanía con un prolongado aplauso. Con una ovación
de las que hacen época.
Creando una atmósfera
distendida, tratando de hacerse entender en castellano con resultados más o
menos discutibles, Hitchcock plasmó a la perfección
algunos de sus temas más referenciales, desenvolviéndose con soltura por lindes
más que próximas a las de grandes como Bob Dylan o The Byrds… aderezadas por
sugerentes toques pop y de folk psicodélico, incluso. Protagonizando un
acertado ejercicio musical de shouthern
rock que, de característico sello propio; con entidad y regusto a cosa
propia (pese a ser manufacturado por él en solitario) demostró ser para
iniciados en la materia. Para incondicionales muy incondicionales, y más en
casos como este, cuando el artista comparece en solitario. Para doctorados en este tipo de sonidos. Para
un público, en resumidas cuentas, como el que acudió por segundo jueves, conocedor
más que de sobra del artista y su obra.
Concluyó Jai O´Rama, el ciclo que ha traído a Iruñerria pequeñas golosinas con encanto
como las citadas al comienzo de estas líneas; ¿lo mejor del mismo? Los cuatro
conciertos disfrutados. La proximidad y accesibilidad denotada por los
artistas, resultando ambas inversamente proporcionales a la condición de poco
mediáticos de los mismos. ¿Lo peor? Al
igual que si estuviésemos hablando de caramelos al uso, que la bolsa, tarde o
temprano, se acaba. Que la misma se termina acabando.
Que, con inusitada rapidez, ya se ha terminado. Así pues, esto ha sido todo, de
momento. A ver si en otoño hay más…
Básicamente ‘El Drogas’
Concierto de Txarrena
Fecha: martes, 8 de mayo.
Lugar: Iruñazarra, Iruñea.
Intérpretes: Enrique Villarreal, El Drogas, a la voz, a la guitarra y a la armónica, y Txus, a las guitarras.
Incidencias: presentación del pack publicado con motivo de la reedición del primer CD de Txarrena. Lleno. Hora y media de duración.
Bajo la denominación de Akustik Fraktion, como si de una brigada acústica del cuarteto se tratara, el dúo integrado por el alma mater de Txarrena y por Txus Maraví, brazo derecho de El Drogas en este empeño, presentó por sorpresa a principios de semana su principal apuesta para la presente temporada: un elegante pack que, además del seminal primer CD publicado veinte años atrás, ofrece un disco de canciones nuevas llamado Libros prestados, registradas por Villarreal en solitario en su particular fragua o ‘cueva de los txandríos”. Sin trampa, aderezo extra alguno ni cartón, mostrándose básicamente al mundo exterior tal y como se siente actualmente. En un formato genuinamente básico, entendido lo dicho desde el prisma que se quiera.
Tras dirigir unas palabras a los presentes con el tema del alzheimer de fondo, la actuación, erigida sobre los temas de estreno –en un principio-, arrancó con En punto muerto y Lentos minutos, cosidos y arreglados en directo por Maraví como solo los grandes son capaces de hacer. Transmitiendo fortaleza y seguridad en sí mismo después de los últimos acontecimientos por todos conocidos; llenando la tarde noche con sus zarpazos más personales con forma de canciones, Enrique removió acto seguido su particular baúl de los recuerdos con Debajo de aquel árbol, continuando la actuación con composiciones de reestreno como Poca luz y Nada sin ti, antes de dar paso a otros dos temas nuevos: uno de ellos, inédito, en lo que vino a ser toda una demostración de ebullición y creatividad. Llegados a este punto, ¿qué decir de estas nuevas composiciones? Que demostraron ser muy introspectivas, habiéndose servido Enrique de las mismas para meter los dedos en diferentes llagas de la vida; luciendo por momentos cual songwrriter con alma rockera, tratando los diferentes temas desde un prisma inmensamente personal. Intensamente personal, como siempre fue en él. Bueno, como fue y lo sigue siendo, visto lo visto. A la vista de cómo se nos antojaron otras canciones nuevas, como Cordones de mimbre, Sin reverencias o Nos hace morir, dedicada a los familiares de quienes precisan apoyo diario constante, tal y como comentó el referencial vocalista y compositor: de lo más cómodo, desenfadado y cercano, en todo momento.
Personaje que cada vez que lo vemos nos transmite la sensación de parecerse más y más a sí mismo, y más aún tras los últimos y recientes ‘regates’; gato y, pardo como tal cuando noche a noche, con actitud felina, defiende sus canciones, El Drogas también se dio rienda suelta brindando temas de Azulejo frío, como Todos los gatos, Todo lo enamora (con Txus deslizando sobre las cuerdas de su guitarra eléctrica el slide-guitar) o Quiero que, llevando la noche camino de su final con otros del primer CD como Frío (una vez más, la mejor aceptada por los presentes, a tenor de cómo fue coreado el estribillo), El lobo feroz o Empujo pa´ kí (arreglado de otra manera), antes de cerrar con Azulejo frío y, en medio de una total complicidad, con el himno-tarjeta de presentación de Mochila 21, con la colaboración espontánea de parte de tan singulares mochileros en la antesala de la presentación de su videoclip, el pasado jueves.
Así pues, esto dio de sí la noche. Esto hubo y así hemos intentado contarlo. El Drogas en estado puro. En efervescente estado puro para bien o para mal. O para mejor -llegado el caso-, no se nos malinterprete. El Drogas, básicamente. Suerte, mucha suerte ante la nueva singladura.
EN FORMATO AKUSTIK FRAKTION, EN UNA FNAC
Doctor Honoris Rock
Concierto de Michael Schenker Group
Fecha: sábado, 5 de mayo.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Michael Schenker Group (MSG), formación integrada por Michael Schenker, a las guitarras, Doougie White, a la voz, Wayne Findley, a las guitarras, a los teclados y a los coros, FrancisBuchholtz, al bajo, y Herman Rarebell, a la batería. Como teloneros abrieron velada Karelia.
Incidencias: concierto enmarcado en la gira Temple of rock. Hora y 40 minutos de duración. Buenísima entrada, público preferentemente maduro muy participativo.
En medio de una expectación propia de las ocasiones especiales, el legendario Michael Schemker descargó su sobresaliente concepción del rock en Tótem, impartiendo una lección magistral en lo que a hard & heavy metal clásico hace referencia.
Depositario de las, valga la redundancia, mejores esencias del rock de los setenta, doctorado ‘cum laude’ en dicha materia, ¿cómo brindó dicha clase? Mediante una actuación que tanto por los temas elegidos (encontrando su espacio un significativo número de hits de Scorpions: algo normal –por otra parte-, encontrándose tres antiguos miembros de dicha banda sobre el escenario) como por la factura de los mismos, satisfizo sobradamente a los presentes: a un público que, desde el principio, se rindió a los encantos de Schenker. A sus dedos y talento, perdonándole tan pronto como compareció incluso el considerable retraso con el que hizo acto de presencia.
La velada arrancó con los franceses Karelia, quienes llamaron a las puertas de la noche con un show de tintes muy modernos que se nos antojó sorprendente, al menos sobre el papel; erigido alrededor de ritmos tecno y de un metal de corte rabiosamente industrial, los citados pasaron por Tótem sin mayor pena ni gloria; y es que tal vez su música, poderosa, brillante e impecablemente facturada –por otra parte-, presidida por reminiscencias sonoras más que cercanas a Rammstein, no fuese la más adecuada para engatusar al público presente, con el ancla echada en lo que a gustos musicales respecta décadas atrás. Unas cuántas décadas atrás, a tenor de los nombres de las bandas que dejaban leer sus camisetas. Y a continuación, tras los cuarenta minutos de Karelia, después de otros cincuenta de espera (¡lo que les gusta hacerse de rogar a determinados artistas, rayando su actitud incluso en la falta de respeto hacia sus seguidores!), bajo un ambiente presidido por cierta impaciencia, lo ansiado por todos: la comparecencia del referencial guitarrista de Scorpions, UFO y, desde 1979, su propia formación, MSG.
La sesión arrancó con el histórico instrumental Into the arena, metiéndose el veterano Michael de inmediato a la totalidad del respetable en el bolsillo, tal y como era de esperar; a continuación, bajo las notas de Armed and Ready, compareció Doougie, el grandioso vocalista (en las filas de Raimbow e Yngwie Malsteen décadas atrás, con un timbre muy parecido al de Meine, cantante de Scorpions), interpretando el quinteto acto seguido dos viejos temas de Scorpions: circunstancia que no nos extrañó, habiendo pasado, además del propio Schenker, bajista y baterista por sus filas.
Entre continuos cambios de guitarra por parte del principal reclamo del cartel (estando de más decir que entre constantes punteos y demostraciones de virtuosismo y maestría), ante un público reverente y atento, la histórica actuación transcurrió marcada por la interpretación de unos temas que no solo marcaron una época para el rock, sino más, mucho más: una manera de vivir y concebir dicha música para siempre. Un modo de entenderla llamado a perdurar, tal y como, en la trepidante e increíble hora y media larga que duró, además de los temas propios de MSG, lo dieron a entender composiciones tan imprescindibles como Lights out, Let it roll, Shoot, shoot o Rock button, de UFO; Rock you like a hurricane, Holiday o Blackout, de Scorpions o, cómo no, el sensacional Doctor, doctor, último en sonar y brillantísimo broche para una noche como esta: espectacular.
Viento en popa a todo rock
Concierto de Zodiacs
Fecha: viernes, 4 de mayo.
Lugar: Civivox San Jorge, Iruñea.
Intérpretes: Zodiacs, cuarteto integrado por Ignacio, a
las guitarras y a la voz, Adrián, a los teclados, Lander, al bajo y a los
coros, y Gurru, a la batería.
Incidencias: primer concierto del ciclo denominado Espacios “indies” de música, presentación de Radiaciones luminosas, nuevo CD de la banda. Aceptable entrada, concierto de 1 hora de duración.
Con formación renovada o incluso esgrimiendo
un nuevo concepto de grupo (tanto Lander como Adrián son nuevos en la formación
y ésta ha pasado de la órbita de las multinacionales al mundo de la
autoproducción), Zodiacs se presentaron en Iruñea abriendo ciclo, en un marco y
un horario inusuales -al menos en otros tiempos- para la práctica del rock. En
un Civivox a las 20.00, llamados a nuestro entender a protagonizar a priori una
actividad musical vespertina programada
por el centro, más que lo que se entiende por un concierto: y es que qué miedo
se apoderó del arriba firmante ante la escasa afluencia registrada minutos
antes del comienzo. Eso sí, a posteriori, lo que afortunadamente presenciamos
fue un muy digno show: cosa de la presencia final de una reseñable cantidad de
público y de que el mismo, a pesar de las edades de parte de los presentes y de
que la actuación fuera gratuita, siguiera con atención y aplaudiera las
evoluciones de la banda, permaneciendo en sus asientos hasta el final.
Frente a un respetable integrado por una
curiosa mezcla de personas mayores y jóvenes de orientación indie, Zodiacs, a
quienes conocíamos por haber taloneado a Fito & Fitipladis en su gira de
2006-2007, se presentaron con nuevo CD bajo el brazo, el ¡sexto! de su carrera,
abriendo fuego con dos temas de estreno: Maniobras
de control y Yo rompí el reloj:
por las lindes del rock practicado por Ariel Roth o Andrés Calamaro el primero
de ellos (con la distorsión de las guitarras y el sonido de los teclados
forjando mana a mano el fornido hecho musical; el colchón sobre el que lució la
melódica voz de Ignacio) y de intención más que impulsiva y rusiente el
segundo. A buen ritmo, la actuación, tal y como se esperaba, deparó
interpretaciones de temas nuevos y más viejos, destacando entre estos últimos Carretera del norte, en estos primeros
compases: unos temas que en cualquier caso, en su conjunto, a pesar de la
presencia de inevitables matices, dejaron entrever identidad propia, revelando un
nexo de unión entre sí tan invisible
como inquívocamente presente. Impronta, que se dice; unas composiciones tan
eclécticas –en lo que a influencias hace referencia- como pegadizas, erigidas,
sin desmerecer la determinación y contundencia de la base rítmica, sobre el
timbre de Ignacio y el sonido de los teclados como principales hechos diferenciales.
¿Más temas nuevos a destacar? El psicodélico Tormenta eléctrica, Pilotos
del aire (puerta de entrada del álbum presentado) o, camino del final, Mi calle, versión del clásico de Lone
Star; y ¿qué decir respecto a los más antiguos? Que, entre otros, gustaron
mucho Fuego en el aire, Chica normal o Nada sabe igual.
Zodiacs, he aquí un nuevo ejemplo de banda
merecedora de suerte, más que curtida y rodada como demostró estar su
tripulación. De nombre más que apropiado para tratar de navegar y sobrevivir en
un mar tan proceloso como el del rock, una formación merecedora de mucha suerte
para sobresalir en dicho mar… Pese a lucir como lucieron dicho viernes, viento
en popa a toda máquina. ¿La única pena a reseñar? Que a este tipo de recintos y
en horarios como este el público acude como si fuese a una exposición. A ver música,
en vez de cuadros; un público que, en cualquier caso, creemos que quedó
plenamente satisfecho, pues ya sabemos qué hubiese ocurrido en caso contrario:
y más no mediando pago de entrada de por medio. Y los próximos viernes de mayo,
en este mismo marco, Tachenko, Innerve y
Reina Republicana. A ver cómo va la travesía.
Torbellino de fuerza y actitud
Concierto de Guadalupe Plata
Fecha: jueves, 3 de mayo.
Lugar: Casa de Cultura de Atarrabia/Villava.
Intérpretes: Guadalupe Plata, banda integrada por Perico
de Dios, a las guitarras y a la voz, Paco Luis Martos, al contrabajo y al bajo,
y Carlos Jimena, a la batería y a distintos útiles de percusión.
Incidencias: primer concierto de la 2º parte del ciclo Jai O´Rama. Asistencia más que aceptable,
público entusiasta. Actuación de una hora de duración, bises aparte.
Seis meses después de que tuviera lugar la
primera entrega del ciclo Jai O´ Rama,
la degustación de pequeños caramelos sonoros representada por dicha
programación volvió a encontrar su espacio en la Casa de Cultura de Atarrabia,
recinto que, la verdad sea dicha, no se quedó grande. Escandalosamente grande
–por lo menos-, lo cual ya es decir mucho: principalmente teniendo en cuenta
factores como la condición escasamente mediática del (siendo el concierto, en
otro orden de cosas, concebido y dirigido a
acérrimos seguidores de un muy particular tipo de sonidos) y el hecho de
que hubiese pago de entrada de por medio. En cualquier caso, la asistencia
registrada dejó entrever a las claras lo siguiente, la perfecta acogida y
consolidación del ciclo.
Portadores y depositarios de una concepción
del rock tan febril como venenosa, naturales de Úbeda, Jaen (por increíble que
pudiera parecer a tenor de los escuchado) Guadalupe Plata llenó su actuación
con un vudú-blues realmente infeccioso y contagioso -tal y como se ha dado en
definir su música-, mostrándose en directo realmente curtidos. Demostrando ser
auténticos hijos putativos de los aires (musicales) de los desiertos de Texas o
Arizona. Americanos de adopción desde el prisma artístico, esto es: de espíritu
y alma, al igual que otros americanos
de la zona igualmente andaluces, los que ayudaban a insuflar sabor
característico a los westerns rodados en Almería, de idéntico regusto a los
genuinamente originales. Y es que, aunque en Jaén no haya desiertos, dicho
jueves quedó claro que por allí también es posible sentir la crudeza del rock
americano más polvoriento; sí, toda vez que de ello estamos hablando: de
sentir. De sentimientos, más allá de los vectores espacio-tiempo. Y así, de
idéntico modo, lo percibieron los presentes, un público que disfrutó de la
actuación: del proceder del contrabajista a la hora de hacer sonar su instrumento,
todo un artefacto casero construido sobre un barreño metálico, un palo de
escoba y una cuerda de arrancar motosierras; del hacer del batería, adornándose
continuamente con distintos útiles sonoros, y de la actitud derrochada por el
vocalista y guitarrista, el cual, cabeza abajo durante buena parte de la
sesión, ensimismado en su mundo, más que a cantar se limitó a dar rienda suelta
a sus cuerdas vocales cuando lo consideró oportuno. Libertad a las mismas para
cabalgar a lomos de la nebulosa sonora pergeñada por él sobre un sonido grueso,
pesado siempre, y erigido sobre salvajes melodías: a lomos de unas atmósferas
que, buscando el preciosismo más bruto o primitivo, escarbando en todo momento
tratando de ir a la esencia, se insinuaron a ritmos de blues y rhythm and blues –preferentemente-. De
áspero rock & roll –en realidad-, hijo de distintos padres y de una misma
madre y concebido para ser degustado por iniciados en este tipo de sonidos. Sin
concesiones de ningún tipo, para fervorosos seguidores de los mismos.
Recorriendo las sendas del rock más
arenosas, disfrutando del camino
(sabedores como tienen que ser estos músicos, a estas alturas, de que no hay
contraveneno para combatir su enfermedad) Guadalupe Plata pasó por Atarrabia
derrochando intensidad desde el principio; fuerza, credibilidad y actitud.
Mucha actitud. Y el próximo jueves, segundo episodio de tan golosa
programación, con la presencia de Robyn Hitchcock –nada más y nada menos-. Por
allí estaremos.
Hay sueños aún
por inventar
Concierto de Doctor Deseo
Fecha: sábado, 28 de Abril.
Lugar: teatro Gayarre, iruñea.
Intérpretes: Doctor Deseo, banda formada por Aitor Toro, a la guitarra y a los coros, Josi
al bajo y a los coros, Francis a la voz, a la guitarra y a la pandereta, Raúl a
los teclados, y Txanpi a la batería, apoyados por Virginia, a los coros, y Joe,
a los vientos.
Incidencias: presentación de Al amanecer… Seguir soñando, nuevo CD del grupo. 2 horas y ½ de duración, descanso de 15 minutos y bises
incluidos. Muy buena entrada, público entregado.
Siempre hay sueños por inventar: al despuntar
el nuevo día, al anochecer… o, principalmente, si amanece de nuevo, acción
verbal no en todos los casos sinónima de la citada en primer lugar. Cuestión de
nocturnidades y alevosías o de connotaciones o cosas de esas que tanto nos
gustan a quienes escribimos. O no. Constantemente los hay –en cualquier caso-
(y en caso contrario, malo), tal y como lo llevan demostrando Francis y Josi
desde los años ochenta, cuando parieron Doctor Deseo: criatura que una vez más
se mostró ¿más saludable que nunca? Tampoco. Tan saludable y lozana como
siempre, en la presentación de su décimo tercer trabajo. De un CD de exquisito
contenido y presentación que, representando la más bonita calma respecto a los
tempestuosos últimos discos por ellos publicados, encontró en el referencial
teatro pamplonés el mejor de los posibles marcos para su puesta de largo.
Ante un recinto que se quedó pequeño, la
actuación, dividida en dos partes, repasó exhaustivamente el nuevo disco, desarrollándose
por cauces sugerentemente teatrales; sobre un escenario caracterizado cual si fuese
el de un cabaret, como si se tratara de homenajear al que les acogía: cama
giratoria roja incluida sobre el mismo, con el referencial vocalista
descendiendo desde sus infiernos a las tablas pendiendo de un trapecio;
Francis, frontman que, haciendo gala de una inconmensurable forma física,
artística y mental, sin red, al igual que en la vida real; cual gato nocturno y
pardo, no dudó incluso a la hora de desafiar la ley de la gravedad desde las
mismísimas balconadas de los palcos, ante el delirio de los presentes. ¿Las
mejores interpretaciones de la primera parte? Cualquiera de las de los temas de
Al amanecer… Seguir soñando, además
de Suspira y conspira, Sexo, ternura y misterio y, cómo no, Corazón de tango.
En arrebatador increscendo, la segunda parte arrancó de modo aún más intimista,
con los cinco titulares indiscutibles de la banda en línea brindando tres temas
en formato acústico, antes de recuperar la inicial puesta en escena con Ahora que estás dormida y de proseguir
camino del final con hits tan sentidos como Abrázame
o Juegos malabares, saliendo Francis
en compañía de la corista, sensual hada madrina sobre el entarimado, y el saxofonista
por el pasillo central, tratando de dar por concluido el concierto: algo que, a
la vista de una más que estruendosa petición de bises, hicieron finalmente tras
brindar en formato totalmente eléctrico y electrizante un par de legendarios
temas más.
En unos tiempos como estos, en los que casi
todos los recintos les quedan grandes a los artistas que nos visitan, Doctor
Deseo, balsámica apuesta que nunca falla, llenó Gayarre, repartiendo bajo una
más que apropiada ambientación sueños y deseos para todos: materializándose
ipso facto los segundos de manos de los primeros, los cuales, dicha noche, se hicieron para sus seguidores una vez
más realidad. Doctor Deseo, banda que, en otro orden de cosas (hagamos un
último y más que necesario apunte a la vista de los tiempos que corren), al
contrario que otras que recientemente han pasado por Iruñea, no parece optar por
presuntos formatos acústicos ni por recortes,
en lo que a presencia de músicos sobre el escenario hace referencia: más bien
al contrario, a la vista de cómo comparecieron: con la formación reforzada por
dos extras, nada más y nada menos. Y poco más que añadir. Si acaso, desearles nuevos
y felices sueños –por inventar- a los bilbaínos, por el bien de todos. Con
nuestros mejores deseos.
Policromatismo metálico
Conciertos de Palace, Brainstorm y Primal Fear
Fecha: domingo, 22 de
abril.
Lugar: sala Tótem,
Atarrabia.
Incidencias: concierto
enmarcado en la gira de presentación de Unbreakable, nuevo disco de Primal Fear. Entrada
discreta, público de edad preferentemente madura que se mostró participativo.
Procedente de Huesca, la presente
caravana metálica terminó su mini tour estatal en Tótem, ofreciendo las tres
bandas participantes otras tantas imponentes descargas.
Ante cerca de dos centenares
de metalheads llegados de fuera de Iruñerria en buena parte de los casos, la
velada arrancó de manos de Palace, poderoso cuarteto que, tocando por lindes
metaleras más que cercanas a las de Accept, no defraudó a nadie: o, concretando un poco más -a la vista del timbre
de su cantante-, más que próximas a las de su frontman, el referencia Udo Dirkschneider: más bien al
contrario, derrochando con avaricia los músicos solvencia y madurez: principalmente
en lo referido al arte desplegado, demostrando no estar en la presente gira por
casualidad. No ser meros teloneros: o, en caso de que así fuese, serlo con
fines promocionales. ¿La pena? Que su actuación se quedara en mera degustación.
En una cata, a la vista de los 20 minutos de que dispusieron. Y es que ya se
sabe qué pasa en este tipo de packs, que el que comparte (cartel con la
estrella), se lleva la peor parte. Al menos, en lo referido a tiempo de
concierto, disponibilidad de medios técnicos y presencia de público en la sala,
aunque esta última premisa, damos fe, no les afectó. En cualquier caso, diremos
que Palace cumplieron su objetivo, darse
a conocer, dejando un buenísimo sabor de boca.
Lo mismo que Brainstorm en la presentación de su último álbum, On the spur of the momment, formación
que ya acompañó a Primal Fear en su visita a Atarrabia de 2009 y cuya metálica
tormenta de ritmos tampoco dejó indiferente a nadie: a un público que, más que
a las bandas en sí mismas, demostró una noche más su fidelidad a un género, el
inmortal heavy metal, como sólo sus seguidores saben hacer: asistiendo a la
cita desde el principio. Y a fe que, tal y como estamos contando, fueron
recompensados.
Tras comenzar de forma inequívocamente contenida,
los germanos, segurísimos de sí en todo momento, fueron desplegando progresivamente
sus cartas sobre el tapete, desatando su furia musicada y haciendo que se
elevara la temperatura de modo igualmente progresivo. Con derecho a telón
propio y a telares con su nombre cubriendo las pantallas sonoras, ofreciendo su
concierto y demostrando ser una banda con entidad e identidad propia: y así lo
entendieron los espectadores, auténtico jugador (músico, en este caso) número
12, haciendo que Brainstorm se sintieran protagonistas sobre el escenario, más
que meros segundones: figura esta última inexistente dicha noche.
Finalmente, comandados por el ex Gamma Ray Ralf Scheepers; demostrando durante hora y
media ser la versión germana de Judas Priest, los primos putativos –si se nos
permite- de Halford y compañía sacaron adelante su ejercicio de heavy clásico
con verdadera naturalidad, protagonizando un concierto de power & speed
metal con todos los ingredientes propios de lo que se entiende por ello;
demostrando el quinteto que, a pesar de haber alcanzado cierto éxito en 2004
con el tema Metal is forever, lo
único que les falta… Es lo más difícil de lograr, curiosamente: nuevas canciones
que rompan, de cara a llegar al gran público. La chispa con forma de hit que
haga prender la mecha y reventar el polvorín atesorado tras quince años de
trabajo. Mas, y he aquí el quid de la cuestión, ¿cómo hacer para que surja la
magia con forma de canción? Ah, la pregunta del millón. Demostrando como
demostraron, en otro orden de cosas, disponer de técnica y maestría más que suficiente
para ello, para tratar de reinventar el género desde dentro, su asignatura
pendiente –tal vez-: a ver si lo logran; a ver si en próximas visitas somos
testigos de su consecución.
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