MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

16/7/11

LOS SANFERMINES DE LA CRISIS. LOS SANFERMINES DE LAS CRISIS: NUESTRA VALORACIÓN!!


Aunque el tiempo lo dirá, las recién terminadas fiestas, los Sanfermines de la crisis –a tenor del contexto en el que se han desarrollado-, también podrían ser recordados como los Sanfermines de las crisis. De las diferentes crisis derivadas de la falta de cambios en general y de la carencia de ideas que puede llevar a nuestras fiestas, en otros tiempos, sin igual, a un callejón sin salida... igualmente sin parangón. A toda una crisis de identidad a nuestros Sanfermines, a la falta de un más que necesario golpe de timón a todos los niveles: y es que, hay que terminar cuanto antes con el continuismo con el que se siguen confeccionando las programaciones, con las continuas prohibiciones padecidas por los actos alternativos y populares (claro atentado contra la espontaneidad y la personalidad de nuestras fiestas) y con la amenaza del cada vez más visible botellón: factor clave en la progresiva despersonalización de las mismas que, además de a la hostelería, repercute cada vez en más ámbitos. También en el desarrollo de los conciertos. Dicho esto, reflexionemos sobre ello.

La programación musical ha mostrado dos caras bien diferenciadas, la exhibida por la plaza de Los Fueros, consagrada como la plaza del rock con mayúsculas desde que, tras tocar fondo en 2009, remontara vuelo en 2010, y la mostrada por la plaza del Castillo: pese al paso de bandas de mediática actualidad como Pignoise, pasto su escenario de supervivientes de naufragios así como de retales y restos de serie en mayor o menor grado, siendo los grupos que lo han pisado más propios de temporadas de rebajas que de esta, presuntamente la mayor fiesta del mundo. Recinto el de dicha plaza que, evidentemente, casi todas las noches se ha llenado. Normal, estando ubicada donde está. Eso sí, ¿qué hubiera pasado si quienes han actuado allí lo hubieran hecho en Los Fueros? Otro gallo habría cantado. Al igual que algunos bancos en la presente coyuntura económica, que no todos hubiesen superado semejante test de stress, eso hubiera pasado. Y es que, a tenor de lo visto, no los diferentes grupos implicados: la temperatura, he aquí, sobre todo algunas noches, quién aportó a dicha plaza frescura.

Y efectivamente, otro gallo cantó en Los Fueros. Y para bien, pese a que desde que el recinto ferial fuese mandado a la Ruina (perdón, la Runa), el personal que acude allí lo haga exclusivamente en busca de música… y a que su programación también fuera más o menos continuista, pues, salvo a Sôber y Mago de Ôz, su escenario acogió a formaciones, aunque igualmente referenciales, ya vistas en Iruñerria en los últimos meses, lo cual quiere decir dos cosas: que se programó pensando en el público foráneo o que, a la vista de los éxitos cosechados por Def Con Dos, La Pegatina, Txarrena, Vendetta o Koma, se procedió a contar con ellas apostando a caballo ganador. Ah, y con el euskera, como siempre, ejerciendo de telonero, siendo momentánea cabeza de cartel durante la actuación de Vendetta; y a continuación, la pregunta del millón; ¿Por qué no un grupo euskaldun referencial sobre este o el otro escenario? ¿Cuándo veremos a alguno en una ciudad como esta, con tan porcentaje de voto no nacionalista español?

Aun a riesgo de parecer cansinos, a la vista de que, un año más, se han mantenido las habituales prohibiciones de eventos populares, no nos queda otra que denunciar el proceder de la nueva corporación al respecto, alcanzando de lleno un año más el acoso con manifiesta vocación de liquidación –en el sentido de liquidar, exterminar- y derribo a Gora Iruñea!, quedando claro que todo sigue atado y bien atado. Y lo sentimos si se nos tilda de aburridos por incidir en ello. Por repetirnos: ¡qué más quisiéramos que no tener que hacerlo! ¡Qué más que la realidad cambiara y dejara de ser la que es! Qué más que, pañuelico rojo al cuello, que los diferentes colores de la ciudad brillaran de igual forma en las fiestas, más allá del habitual blanco o más blanco.

Y para terminar, una reflexión sobre el botellón. Sobre el tolerado e impersonal botellón en el que llevan camino de convertirse los Sanfermines, si no se han convertido ya. Si las noches de Iruñea no se han transformado ya en lo que a determinadas horas aparentan ser, un inmenso parking lleno de poligoneros con ganas de ¿fiesta? Si las plazas del Castillo y de Los Fueros no se han convertido ya en botellódromos a los que, bolsas con todo tipo de botellas en ristre, acuden cuadrillas como si fuesen a sol, a los toros, más que a disfrutar de los conciertos, convirtiéndose la música en la banda sonora del colocón -más que de la fiesta-, ante la desidia general.

Así las cosas, previsibilidad a todos los niveles, he aquí lo principalmente deparado por estos Sanfermines, los de la crisis. De las crisis. ¿Que no hay recursos para programar mejor en la Plaza del Castillo –por ejemplo-, para traer bandas de más actualidad? Nuestro papel es opinar sobre lo que vemos, ni buscar ni tratar de aportar soluciones. Tal y como escribimos años atrás a propósito de la deriva de Los Fueros, tal vez los llamados a programarla deberían plantarse ante el Ayuntamiento. Plantearse el asunto de forma seria, en aras de que aquel se replanteara la cuestión. A ver si entre todos logramos superar las crisis que nublan el futuro cercano de nuestras fiestas y, en años venideros, estas recuperan todo su esplendor.

1 comentario:

  1. Estamos en lo de siempre con el botellón. Si no quieren que se haga, que pongan precios asequibles a las bebidas. Mientras sigan intentando robarme a la cara, yo desde luego pienso seguir haciendo botellón. Además, no veo que tiene de malo beber en la calle en fiestas, se supone que las fiestas son para eso, para callejear con los colegas y demás.

    ResponderEliminar

USTED ES EL VISITANTE Nº