De efervescentes latidos
Conciertos de H13 y Marvin
Fecha: sábado, 8 de noviembre.
Lugar: sala El Templo, Iruñea.
Intérpretes: H13, banda formada por Juan Gonzalez, a la voz, Javier Vives, a la guitarrista, Eduardo García, a la guitarra y a las segundas voces, Ander Eugui, al bajo, y Julen Arbiol, a la bateria; Marvin, formación integrada por Javier Lerín e Íñigo García, a las guitarras y a las voces, Jimmy Huarte, al bajo y a los coros, e Ignacio Erro, a la batería.
Incidencias: cita enmarcada en la gira Kamikazes 2014 de Marvin. Presentación de For the right Reasons y Llorar, Luchar, Reír, nuevos trabajos de ambas bandas respectivamente. Asistencia buena, público joven, de ambos sexos y entregado.
‘Regenerando la escena pop-punk’. ‘Cuando la música no calma a las fieras’ ‘A ritmo de salvaje sport & easycore’… He aquí algunos de los títulos que, antes de dar con el finalmente elegido, barajamos en nuestra búsqueda de uno para hablar de las actuaciones de H13 y Marvin; de los trepidantes y taquicárdicos conciertos de las dos bandas que la pasada semana, de igual a igual, se batieron en el Templo: en igualado –que no desigual- duelo sobre el escenario en la noche de la presentación de sus últimos trabajos, haciendo imposible que en la presente ocasión, a nuestro juicio, resultase posible hablar de cabezas de cartel y teloneros. Y todo ello, doble mérito para ellos, pese a que a priori ni conociéramos a los primeros, un grupo cuya música y frescura a la hora de facturarla nos sorprendió –en primer lugar- y, finalmente, nos cautivó.
Creyendo sobradamente en sí mismos, H13, jovencísimos aunque sobradamente preparados, defendieron con descaro sus pildorazos sonoros con forma de canciones, erigidos sobre una concepción del pop-punk muy hardcore y realmente echada hacia adelante: y lo hicieron con verdadera rasmia, perfectamente atrincherados los cinco músicos derrochando aplomo en sus respectivas posiciones y, llegado el momento, esto es, los estribillos; comandados por un cantante que todo el tiempo se movió como un resorte, sumándose al alimón al fuego cruzado. Al ataque, demostrando, en suma, sentir y haber sentido en primera persona el calambrazo del rock & roll: lo mismo que la juventud presente en la sala, un público fiel que, plenamente decidido a participar del show, no dudó a la hora de trazar vistosos círculos ni a la de protagonizar salvajes y enérgicos pogos, en clara consonancia con sus edades. Un público que demostró haber pagado también por ver a H13 y que les llevó en volandas, haciendo que el listón quedara altísimo de cara a la siguiente actuación: la de los esperados Marvin.
Referentes del estilo denominado sportcore, los comandados por Javier Lerín remataron a la perfección la efervescencia generada por los anteriores, luciendo la energía musical que generaron mejor canalizada –si se quiere- pero igualmente fuerte. Sacando pecho los músicos y marcando bíceps sus composiciones, haciendo gala el remozado cuarteto de un brío similar, pese a mostrar sus canciones mayor poso y empaque: unos temas que en la práctica totalidad de los casos fueron bailados y coreados con auténtica devoción por los entregados presentes, arropándoles en todo momento con su empuje y cercanía. Con sus virulentos bailes y voces: unas voces que, en el caso de las de los músicos, lucieron muy bien trabajadas, siendo esto fundamental en el estilo por ellos practicado.
Brillante, exultante; he aquí cómo fue la jornada de exaltación del pop-punk vivida en El Templo, protagonizada por una banda ya consolidada, Marvin, y otra, H13, llamada a la mayor brevedad a empresas mayores. Bueno, e igualmente protagonizada por un público… encendido como pocas veces hemos visto. Ni enfervorizado ni apasionado. Más, mucho más a la hora de transformar la gasolina en fuego, haciendo vorazmente suyo el incendio. Vaya que si lo hicieron…
Fecha: sábado, 8 de noviembre.
Lugar: sala El Templo, Iruñea.
Intérpretes: H13, banda formada por Juan Gonzalez, a la voz, Javier Vives, a la guitarrista, Eduardo García, a la guitarra y a las segundas voces, Ander Eugui, al bajo, y Julen Arbiol, a la bateria; Marvin, formación integrada por Javier Lerín e Íñigo García, a las guitarras y a las voces, Jimmy Huarte, al bajo y a los coros, e Ignacio Erro, a la batería.
Incidencias: cita enmarcada en la gira Kamikazes 2014 de Marvin. Presentación de For the right Reasons y Llorar, Luchar, Reír, nuevos trabajos de ambas bandas respectivamente. Asistencia buena, público joven, de ambos sexos y entregado.
‘Regenerando la escena pop-punk’. ‘Cuando la música no calma a las fieras’ ‘A ritmo de salvaje sport & easycore’… He aquí algunos de los títulos que, antes de dar con el finalmente elegido, barajamos en nuestra búsqueda de uno para hablar de las actuaciones de H13 y Marvin; de los trepidantes y taquicárdicos conciertos de las dos bandas que la pasada semana, de igual a igual, se batieron en el Templo: en igualado –que no desigual- duelo sobre el escenario en la noche de la presentación de sus últimos trabajos, haciendo imposible que en la presente ocasión, a nuestro juicio, resultase posible hablar de cabezas de cartel y teloneros. Y todo ello, doble mérito para ellos, pese a que a priori ni conociéramos a los primeros, un grupo cuya música y frescura a la hora de facturarla nos sorprendió –en primer lugar- y, finalmente, nos cautivó.
Creyendo sobradamente en sí mismos, H13, jovencísimos aunque sobradamente preparados, defendieron con descaro sus pildorazos sonoros con forma de canciones, erigidos sobre una concepción del pop-punk muy hardcore y realmente echada hacia adelante: y lo hicieron con verdadera rasmia, perfectamente atrincherados los cinco músicos derrochando aplomo en sus respectivas posiciones y, llegado el momento, esto es, los estribillos; comandados por un cantante que todo el tiempo se movió como un resorte, sumándose al alimón al fuego cruzado. Al ataque, demostrando, en suma, sentir y haber sentido en primera persona el calambrazo del rock & roll: lo mismo que la juventud presente en la sala, un público fiel que, plenamente decidido a participar del show, no dudó a la hora de trazar vistosos círculos ni a la de protagonizar salvajes y enérgicos pogos, en clara consonancia con sus edades. Un público que demostró haber pagado también por ver a H13 y que les llevó en volandas, haciendo que el listón quedara altísimo de cara a la siguiente actuación: la de los esperados Marvin.
Referentes del estilo denominado sportcore, los comandados por Javier Lerín remataron a la perfección la efervescencia generada por los anteriores, luciendo la energía musical que generaron mejor canalizada –si se quiere- pero igualmente fuerte. Sacando pecho los músicos y marcando bíceps sus composiciones, haciendo gala el remozado cuarteto de un brío similar, pese a mostrar sus canciones mayor poso y empaque: unos temas que en la práctica totalidad de los casos fueron bailados y coreados con auténtica devoción por los entregados presentes, arropándoles en todo momento con su empuje y cercanía. Con sus virulentos bailes y voces: unas voces que, en el caso de las de los músicos, lucieron muy bien trabajadas, siendo esto fundamental en el estilo por ellos practicado.
Brillante, exultante; he aquí cómo fue la jornada de exaltación del pop-punk vivida en El Templo, protagonizada por una banda ya consolidada, Marvin, y otra, H13, llamada a la mayor brevedad a empresas mayores. Bueno, e igualmente protagonizada por un público… encendido como pocas veces hemos visto. Ni enfervorizado ni apasionado. Más, mucho más a la hora de transformar la gasolina en fuego, haciendo vorazmente suyo el incendio. Vaya que si lo hicieron…
Pura sangres del rock
Concierto de Burning
Fecha: viernes, 7 de noviembre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Burning, quinteto integrado por Johnny, al piano y a la voz, Carlos, al bajo, Eduardo y Pitu, a las guitarras, y Kacho, a la batería. La velada fue abierta por Touché.
Incidencias: presentación del CD Pura sangre, nuevo trabajo de la banda. Casi 2 horas de duración, bises incluidos. Asistencia discreta.
Tras recibir a primeros de mes la visita de otro pura sangre de la talla de Rosendo Mercado, Iruñerria acogió el pasado fin de semana la de Burning, legendaria formación madrileña que ofreció una vibrante actuación, en líneas generales. ¿La pena? La capacidad de convocatoria de los actualmente comandados por el carismático Johnny Cifuentes, inversamente proporcional al calibre de sus canciones. Bueno, y al ímpetu, el empeño y el pundonor del grupo a la hora de reivindicarse en directo y tratar de hacer ver que no quieren vivir de rentas, encontrándose actualmente de gira como se encuentran: con nuevo trabajo discográfico bajo el brazo.
Fecha: viernes, 7 de noviembre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Burning, quinteto integrado por Johnny, al piano y a la voz, Carlos, al bajo, Eduardo y Pitu, a las guitarras, y Kacho, a la batería. La velada fue abierta por Touché.
Incidencias: presentación del CD Pura sangre, nuevo trabajo de la banda. Casi 2 horas de duración, bises incluidos. Asistencia discreta.
Tras recibir a primeros de mes la visita de otro pura sangre de la talla de Rosendo Mercado, Iruñerria acogió el pasado fin de semana la de Burning, legendaria formación madrileña que ofreció una vibrante actuación, en líneas generales. ¿La pena? La capacidad de convocatoria de los actualmente comandados por el carismático Johnny Cifuentes, inversamente proporcional al calibre de sus canciones. Bueno, y al ímpetu, el empeño y el pundonor del grupo a la hora de reivindicarse en directo y tratar de hacer ver que no quieren vivir de rentas, encontrándose actualmente de gira como se encuentran: con nuevo trabajo discográfico bajo el brazo.
La velada arrancó con Touché!, formación de Pamplona con dos CD en su haber que trató de caldear el ambiente mostrando durante 50 minutos sus canciones, erigidas sobre una concepción del rock muy de autor. Y de su mano, diremos que los músicos hicieron los deberes con soltura, cumpliendo en parte su objetivo.
Llegada y ya avanzada la noche, tiempo por excelencia de rock & roll, con la chulería propia del rock de los 70 por bandera, Burning ofreció un repertorio de dos partes un tanto diferentes en lo relativo a contenidos y sensaciones generadas: una primera, concebida sobre una evidente mezcolanza de temas de estreno y más viejos, con Jack Gasolina dando pistoletazo de salida y Es decisión en la antesala de la frontera, y una segunda que orbitó sobre la interpretación de un buen puñado de clásicos, esperados como agua de mayo. Acerca de los temas que sonaron en la primera, puestos a destacar algunos apuntaremos Tú te lo llevas todo -entre los nuevos-, pasando sin mayor pena ni gloria los restantes. Sí, por dura que pueda resultar la expresión. Y no porque los restantes temas nuevos que sonaron no mantuviesen las formas propias del grupo, el RH característico en su sangre; en sus entretelas y compases –hemos querido decir-, no: nada más lejos de la realidad. Más bien porque, por las razones de que se trate (¿tal vez porque Burning, desde la desaparición de Pepe Risi, ha espaciado en demasía la publicación de sus nuevos discos?), el público que asiste a sus conciertos… Va a lo que va: a abrir sus almas a la degustación de los clásicos de siempre, más que a abrirse a nuevos temas. Tal y como sucede, por ejemplo, en casos de supervivientes similares, como Los Secretos.
Una vez dicho esto, diremos que el concierto, el rock con marcado ADN y personalidad propia de Burning, soltó definitivamente amarras tras la interpretación de un tema titulado Águilas, volando a partir de entonces hacia arriba impulsado por la respuesta popular, de manos de clásicos como ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? (verdadero punto de inflexión de la noche) y de otros de la solera de Como un huracán, Jim Dinamita o Muévete en la oscuridad, antes de brindar una traca final que, de forma calculadamente premeditada, deparó imprescindibles como Esto es un atraco, Mueve tus caderas (descorche de una botella de champán incluida, con Cifuentes remojando a las primeras filas y dando de beber a los suyos) o No es extraño que tú estés loca por mí -entre otros-, para terminar con Una noche sin ti.
Una noche que con Cifuentes y sus chicos de por medio, puros pura sangres desde 1974sobre los escenarios, desde el prisma artístico dio mucho de sí.
La velada arrancó con Touché!, formación de Pamplona con dos CD en su haber que trató de caldear el ambiente mostrando durante 50 minutos sus canciones, erigidas sobre una concepción del rock muy de autor. Y de su mano, diremos que los músicos hicieron los deberes con soltura, cumpliendo en parte su objetivo.
Llegada y ya avanzada la noche, tiempo por excelencia de rock & roll, con la chulería propia del rock de los 70 por bandera, Burning ofreció un repertorio de dos partes un tanto diferentes en lo relativo a contenidos y sensaciones generadas: una primera, concebida sobre una evidente mezcolanza de temas de estreno y más viejos, con Jack Gasolina dando pistoletazo de salida y Es decisión en la antesala de la frontera, y una segunda que orbitó sobre la interpretación de un buen puñado de clásicos, esperados como agua de mayo. Acerca de los temas que sonaron en la primera, puestos a destacar algunos apuntaremos Tú te lo llevas todo -entre los nuevos-, pasando sin mayor pena ni gloria los restantes. Sí, por dura que pueda resultar la expresión. Y no porque los restantes temas nuevos que sonaron no mantuviesen las formas propias del grupo, el RH característico en su sangre; en sus entretelas y compases –hemos querido decir-, no: nada más lejos de la realidad. Más bien porque, por las razones de que se trate (¿tal vez porque Burning, desde la desaparición de Pepe Risi, ha espaciado en demasía la publicación de sus nuevos discos?), el público que asiste a sus conciertos… Va a lo que va: a abrir sus almas a la degustación de los clásicos de siempre, más que a abrirse a nuevos temas. Tal y como sucede, por ejemplo, en casos de supervivientes similares, como Los Secretos.
Una vez dicho esto, diremos que el concierto, el rock con marcado ADN y personalidad propia de Burning, soltó definitivamente amarras tras la interpretación de un tema titulado Águilas, volando a partir de entonces hacia arriba impulsado por la respuesta popular, de manos de clásicos como ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? (verdadero punto de inflexión de la noche) y de otros de la solera de Como un huracán, Jim Dinamita o Muévete en la oscuridad, antes de brindar una traca final que, de forma calculadamente premeditada, deparó imprescindibles como Esto es un atraco, Mueve tus caderas (descorche de una botella de champán incluida, con Cifuentes remojando a las primeras filas y dando de beber a los suyos) o No es extraño que tú estés loca por mí -entre otros-, para terminar con Una noche sin ti.
Una noche que con Cifuentes y sus chicos de por medio, puros pura sangres desde 1974sobre los escenarios, desde el prisma artístico dio mucho de sí.
Sinceridad torera
Concierto de Rosendo
Fecha: sábado, 1 de noviermbre.
Lugar: Casa de Cultura, Burlata.
Intérpretes: Rosendo Mercado, a la guitarra y a la voz, Rafa J. Vegas, al bajo y a los coros, y Mariano Montero, a la batería. Como teloneros abrieron noche Bocanada.
Incidencias: festival Burla Rock, 3 horas de música en directo. Gala enmarcada en la gira de presentación de Vergüenza torera último disco de Rosendo, quien actuó durante hora y 45 minutos; lleno, público heterogéneo que se entregó totalmente al artista.
La 3ª edición del Burla Rock llevó las noches del viernes 31 y el sábado 1 hasta la Casa de Cultura a Bocanada y Rosendo, discurriendo ambas jornada en el mejor de los ambientes. En apoteósico loor de multitudes.
Con el grueso del público todavía por llegar, la velada del sábado, única a la que asistimos, arrancó con la brutal actuación de Bocanada, formación que se mostró intratable durante sus 50 minutos, dándolo todo; yendo a por todas, demostrando haberse convertido en indestructible huracán y que su nombre se escribe con rock… espeso, como la sangre que corre por las venas de Martín, Juanito, Abel, Rupi y Pepo: y eso hicieron, arrasar, apoyándose en un repertorio que, con un sonido un tanto abrasivo por momentos, aunó temas de sus tres discos, construidos sobre ese rock de trazos gruesos y color racialmente metalizado ya característico de los de Berriozar. Canciones como El voladero, Gallo de pelea, Huele a muerto, Río o Su nombre se escribe con sangre, antes de terminar con Campo a través y dejar la sala camino de convertirse en una auténtica olla a presión: algo que sucedería a una con el trascurso de la siguiente actuación, la del referencial Rosendo Mercado.
Demoledoramente flanqueado por sus legendarios escuderos Rafa y Mariano (flanqueado, hemos dicho bien a la vista de cómo quedó dispuesta la batería de este, a un lado del escenario), el incombustible y carismático rockero de Carabanchel abrió la puerta de toriles con A dónde va el finado, sonando de inmediato clásicos suyos de diferentes épocas (más que de diferentes discos únicamente) como Listos para la reconversión, Cosita o Hasta de perfil, antes de desgranar temas nuevos como Viva la revolución o Vergüenza torera, muy bien acogidos. O de recordar a Tony Urbano, bajista de Leño recientemente fallecido, tocando Sorprendente, referencial tema del inmortal trío y primero en poner en ebullición al gentío que abarrotaba el recinto. Y así, de esta guisa discurrió la actuación; sin turbulencia alguna, acercándose poco a poco a su final bajo la sonoridad genuina de canciones imprescindibles del rock hispano como En agua caliente, Masculino singular o Flojos de pantalón, antes de que el maestro preparara a los ya para entonces predispuestos y enfervorizados presentes para el remate final de la faena; ¿cómo? Llevándoselos al mejor de los terrenos con dos hits de Loco por incordiar, su álbum debut: Pan de higo y Agradecido. Llegados a este punto, claro que sí, parecía que faltaba la estocada final, llegando la misma, tras un brillante amago (Dale calor, Majete!, Navegando) con la rúbrica de las rúbricas, Maneras de vivir.
Rosendo triunfó por partida doble el pasado fin de semana, cerrando octubre y abriendo noviembre y la puerta grande de la casa de Cultura de Burlata; loco por seguir incordiando a sus 60 primaveras, pura leyenda viva celebrando, como mejor sabe hacer, sus primeros 30 años de carrera en solitario; y como mejor tiene que saberle tantos años después, cenando noche a noche –y dando de cenar- rock and roll desde los escenarios. Rosendo Mercado, maestro del que no diremos que conquistase Iruñerria, Burlata –en este caso-, porque Pamplona y comarca son plazas por él conquistadas y nunca perdidas desde muchas décadas atrás. Inconmensurable una vez más.
Descarga a 4 bandas
Conciertos de Óxido, Evil Killer, Taken y Allowance
Fecha: sábado, 25 de octubre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Incidencias: festival Metal Rising Fest, Cada
formación actuó alrededor de 1 hora. Asistencia buena, unos tres centenares de
personas.
El denominado Metal Rising Fest, loable
iniciativa auspiciada por Tótem para apoyar la efervescente escena local, llenó
de decibelios y música de sustrato metálico la noche del último sábado de
octubre, saldándose con un indiscutible éxito artístico (quedamos plenamente
convencidos de que todas las bandas en liza salieron fuertemente reforzadas)… y
de asistencia; sí, teniendo en cuenta factores como este: que a bandas como las
citadas haya sido posible (y sea posible) verlas en diferentes locales de la
ciudad sin tener que retratarse en taquillas.
Ante una concurrencia que dejó claro que
Iruñea, en parte, continúa siendo heavy metal, la velada, muy abierta –desde el
prisma estilístico-, arrancó con la comparecencia de Óxido, formación integrada
por los músicos más veteranos de la noche que pasó el testigo a Evil Killer,
integrada por los más jóvenes: una pena que, en la noche de la presentación de
su primer CD, 10 Balas, no llegásemos
a ver a los primeros por encontrarnos en otra cita musical.
Dejando
claro que hay relevo generacional, y de calidad, Evil Killer demostraron ser
depositarios de las esencias más genuinas del heavy & speed metal, primos
hermanos ambos estilos en sus manos. Ser fieles seguidores de las doctrinas
musicadas de Iron Maiden, Motorhead, Saxon o Su Ta Gar, más, mucho más que
nombres fetiche para los músicos de una banda llamada a crecer de forma
exponencial, en caso de seguir como hasta ahora. En puertas de la publicación
de su primer disco, progresando muy adecuadamente. A continuación el escenario
fue ocupado por los semi debutantes Taken, a quienes teníamos verdaderas ganas
de ver tras su impactante debut en junio en Black Rose y que en la noche de su
presentación por todo lo alto, al igual que las restantes, dieron igualmente la
de cal: y es que el sexteto comandado por la portentosa voz de David Arredondo,
en puertas también de editar álbum debut, navegó a placer por las aguas del power metal que facturaron dejando claro
que a nada que los astros les sean propicios, tienen, van a tener muchas cosas
que decir. Vamos, que lo mejor para ellos está por llegar: eso demostró su
repertorio, integrado por temas propios (canciones río en buena parte de los
casos a la vista de sus ramificaciones y desarrollos musicales) y alguna que
otra versión de bandas como Gothard.
Finalmente la noche se encaramó a su
final con los impactantes Allowance, formación de death metal melódico &
thrash metal que desde que diese su
primer concierto, julio de 2009, no ha dejado de crecer… Ni de creer sus
músicos en sí mismos. Brutalmente comandados por el gran Alexey Kolygin, el cuarteto vivió en el mejor de los
marcos posibles su esperado día grande: el de la presentación en condiciones de
su flamante Unbreakable, CD con cuyas
canciones recargaron a la perfección las pilas de los presentes. Las de los
cientos de valientes que, a pesar la hora, allí continuaban, al lío. Al pie del
cañón, disfrutando de los cañonazos detonados con forma de canciones. Gozando
como posesos de las brutales explosiones de luz y sonido protagonizadas por una
banda, a nuestro juicio, de marcada proyección internacional.
Llegados a este punto, a la vista del
buen sabor de boca dejado, solo nos queda plantear lo siguiente: a la vista del
resultado del festival y de la abundante cantera metálica de la ciudad, en 2015,
¿se repetirá? Que así sea. De verdad.
Mirando hacia atrás
Concierto de Alejo
Stivel
Fecha: sábado, 25 de Octubre.
Lugar: Civivox Iturrama, Iruñea.
Intérpretes: Alejo Stivel, a la guitarra y a la voz,
acompañado por Santi y Martín a las guitarras y a los coros.
Incidencias: presentación de Decíamos ayer, nuevo CD del artista. Hora y media de duración, bises incluidos. Media entrada
larga, público de ambos sexos y de la quinta del artista – principalmente- que
se mostró participativo.
Cualquier tiempo pasado fue mejor. Sencilla y
llanamente mejor. He aquí, en indisimulada clave de revival –tal vez-, qué pareció reivindicar con sus canciones el legendario
Alejo Stivel: con los grandes éxitos propios y de otros que interpretó el
pasado sábado en Civivox.
Ya sobre el escenario, escoltado por dos más
que solventes guitarristas, el de la voz de oro –que perfectamente podríamos
decir de la suya-; el que fuese líder de Tequila dio inicio a la que fuera de
toda duda fue una gran noche con el atemporal y vitalista Hoy puede ser un gran día, vitamínica composición más que perfecta
para dar rienda suelta a la del sábado, prosiguiendo el recién comenzado show
con los recordados Rock and Roll en la
plaza del pueblo y Enamorado de la
moda juvenil: temas que, al igual que cuantos sonaron (una auténtica selección
de greatest hits), conformaron un setlist que, a la vista de cómo los llevó
Alejo a su terreno, perfectamente podría haber pasado por un repertorio de
Tequila homenajeándose a sí mismos y a sus más significativos coetáneos. Viendo
cómo cantó Stivel temas de su propia cosecha (Quiero besarte, Que el tiempo
no te cambie, Dime que me quieres,
escrita esta última por Los Lunes pero popularizada por su banda) o de cosechas
de referentes para él como Pablo Milanés (Estrella
azul), Pulgarcito & Joaquín Sabina (Qué
demasiao) o Silvio Rodríguez –entre otros-, siendo en esta ocasión el tema
visitado Ojalá: aportando en todo
momento el artista su sello y particular impronta y dando a entender lo
siguiente, que pese a no haber cultivado en demasía su faceta de cantante desde
1982 (año de la separación de Tequila) hasta 2008 –a una con el puntual regreso
del mítico grupo-, dicha faceta lució en Iturrama sobremanera, denotando brillo
e intensidad propia. Y lo hizo en una noche muy especial, tal y como tuvo a
bien apuntar el protagonista de estas líneas tras el final de la actuación: la
primera en la que se subía a un escenario en formato acústico.
Como colofón final, tras concluir el evento
sin que nadie creyera que el concierto hubiese terminado, los bises demostraron
que en la presente ocasión lo mejor había quedado para el final; pesos pesados
del repertorio de Tequila como Necesito
un trago (primera canción que compuso Stivel a la edad de ¡14! años), Me vuelvo loco y Salta, con él por el pasillo central cantando, invitando a cantar a
los presentes y despidiéndose de ellos… en algunos casos de forma personalizada.
No podemos parar el tiempo; hacer que se
detenga, pero sí echar ocasionalmente la vista atrás. Retroceder en el tiempo;
¿cómo? Atrasando la hora (algo que también sucedió dicho sábado)… o volviendo
atrás con la ayuda de canciones: y eso es lo que hicieron cuantos acudieron al
reclamo de Alejo Stivel, viajar en el tiempo momentáneamente. Mirando hacia
atrás, claro está.
De igual a igual
Conciertos de
Kaskezur y Beezewax
Fecha: viernes, 24 de Octubre.
Lugar: Subsuelo, Iruñea.
Intérpretes: Kaskezur,
banda formada por Iñigo y Ion, a las guitarras y a las voces, Imanol, al
bajo, y Phillippe, a la batería; Beezewax,
formación integrada por Kenneth Ishak, a la voz y a la guitarra, Thomas Garder,
a la guitarra, Jan Eric Hoel, al bajo, y Stian Olsen, a la batería.
Incidencias: presentación de Tomorrow, nuevo CD de los cabezas de cartel. Actuaciones de 40 minutos de duración. Asistencia discreta.
Incidencias: presentación de Tomorrow, nuevo CD de los cabezas de cartel. Actuaciones de 40 minutos de duración. Asistencia discreta.
El pasado fin de semana las puertas de
Subsuelo se abrieron para los baztaneses Kaskezur, quienes presentaran el año
pasado su último CD, el laureado Ilgora,
en dicha plaza, y para los noruegos Beezewax, bandas que lucieron de igual a igual en la noche de la puesta
de largo de los segundos en la ciudad; de igual a igual incluso en lo que a
duración de sus conciertos hizo referencia, pese a que los nórdicos la
maquillaran brindando un par de temas de propina, tras terminar.
Luciendo por bandera una fuerte visceralidad, Kaskezur, uno de los
últimos referentes de la escena musical euskaldun, ofrecieron una actuación tintada
por una concepción del rock de corte realmente post-noise, si se nos permite la etiqueta; renovada, enormemente impregnada
por las melodías de los temas y claramente erigida sobre el incontestable
sonido de las guitarras: sobre la demoledora base rítmica trazada por el baterista
y el nuevo bajista del grupo, puro hormigón armado todo ello, apuntalado por un
volumen ensordecedor y presidido por una potencia y un poderío ¿potencial? No;
real: cosa de la pegada, la fuerza y de la actitud exhibida por los músicos, de
corte genuinamente rockera, más allá de la denominación del estilo por ellos
practicado. Y es que, damos fe, los Kaskezur se dejaron sobre el escenario no
solo la piel, sino parte de lo que late por debajo y no se ve, sin que por ello
no haya dudas de su existencia: el corazón, saliendo más que airosos del
evento. ¿La pena? Que más allá de las decenas de personas que lo vieron, no
queden testigos de ello.
A continuación, pasadas las 23.30; envueltos por cierto halo de
expectación, comparecieron Beezewax, embajadores por excelencia del pop noruego
alternativo (influenciado su estilo por el de grupos como Dinosaur Jr., The Cure, Lemonheads o Phoenix, dicho sea para situar al
lector)
y una de las bandas más reconocidas de su país. Formación de sobrado bagaje y
curriculum, pese a que su capacidad de convocatoria, por lo que fuese, quedara
un tanto en entredicho en la ciudad.
Ya en directo Beezewax iluminaron su tiempo con las melodías inherentes
a sus temas, convenciendo con los mismos más o menos a los presentes: con unas
canciones de latidos y factura bastante similares en un principio, hasta que
pasada la primera media hora de concierto el eclecticismo comenzara a ganar
terreno a la previsibilidad, abriéndose más y más su abanico sonoro;
complicándose en cierto modo las estructuras de las canciones, lo que generó
ocasionalmente remolinos sonoros de vitamínico y personal regusto experimental.
Y esto dio de sí básicamente la velada, descafeinada en cierto modo por la
asistencia registrada.¿Por qué motivo, llegados a este punto? ¿Hay exceso de oferta de música en directo en la
noche pamplonesa? ¿Una, cuando menos, preocupante falta de demanda? ¿Hay más
gente sobre los escenarios deseando tocar que
público dispuesto a verlos… pagando o sin pagar? El público potencial, cada vez de mayor edad
(he aquí, nos tememos, uno de los quid
de la cuestión), ¿lo ha visto todo ya? ¿Solo va a ver aquello que conoce
previamente? Ahí dejamos las preguntas, desconocemos las respuestas. Como en
cualquier otro orden de la vida, el tiempo lo dirá.
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