Pasión por el blues
Conciertos de Belceblues y Michael Van Merwyk Band
Fecha:
viernes, 2 de agosto.
Lugar: parque Uranga, Burlata.
Incidencias:
1ª jornada de la 7ª edición del Burlada Blues Festival; muy buena asistencia. 3 Horas
aproximadamente de música en directo. Público de ambos sexos y distintas edades
que se mostró receptivo.
Tras
el buenísimo sabor de boca dejado por las ediciones anteriores, el primer
viernes de agosto tuvo lugar el primero de los conciertos del presente ciclo
del Burlada Blues Festival. En una
noche magnífica para el disfrute de la música en directo, cómo se agradeció la
sensible bajada de la temperatura; en un marco como el representado por el
parque Uranga, qué decir del recinto que no hayamos dicho ya, el blues se hizo
música de manos de los guipuzcoanos Belceblues: reconocidos como mejor grupo de
rock de la provincia tras imponerse en la última edición del certamen internacional de blues Road to Memphis, paso previo para acceder como finalistas, en
representación de Euskal Herria, a la 29ª edición del International Blues Challence, campeonato mundial de blues que
tiene lugar en Memphis, y en el que llegaron hasta cuartos de final. Con
semejante bagaje a sus espaldas, el vitamínico trío demostró con creces lo
siguiente, que en el herrialde hermano también se sabe de buen blues. Y que el
euskera, por qué no, también puede ser un buen idioma para el blues, tal y como
lo dejaron entrever las composiciones que ofrecieron en dicha lengua: temas que
evocaron, y cómo, los mejores momentos de la sonoridad de Niko Etxart. ¿Las
mejores composiciones? Extraídas de sus discos Infer (toda vez que el blues, en opinión de la banda, es la música
del diablo) y Diabulus in musika, la
que dio título al primero CD, nominada años atrás como mejor canción en euskera
en la XIII edición de los premios de la Música de la Academia Española de las
Artes y las Ciencias; Blues station,
del segundo, o el tema instrumental con el que guitarrista demostró el por qué
de que le llamen six fingers, un
músico que, al igual que sus compañeros, derrochó solvencia a espuertas,
quedando demostrado lo dicho por medio del solo que se marcó el baterista (en
el contexto de dicho tema instrumental) o por la demostración que
posteriormente hizo el bajista, tocando de forma simultanea ¡trompeta! y las 4
cuerdas. Así las cosas, ¿qué decir de la actuación? Que resultó tan del agrado
de los presentes que, después de hora y media, incluso solicitaron bises,
haciéndose con ellos, pese a la hora que iba siendo.
Clasificado
en segunda posición en el ya citado concurso de Memphis, Michael Van Merwyk Band, alemán de planta y nacimiento pero, a
tenor de lo escuchado, totalmente bendecido por las aguas sonoras del Delta del
Mississippi, ofreció un concierto fino, elegante. Un tanto más rockero que el
previo -en lo referido a la concepción espiritual de las canciones-, no
representando lo dicho obstáculo alguno para que brillaran con luz propia los
momentos consagrados al rhythm and blues
o al slow blues, puro sabor americano:
con la armónica como característico hecho diferencial, dando cuerpo a una
actuación erigida sobre unas composiciones que exhibieron unos arreglos
exquisitos, totalmente a la altura de la producción artística que denotaron. En
resumidas cuentas, técnica y buen gusto, sabor genuino e intenciones totalmente
preciosistas, he aquí los cuatro puntales en los que se apoyó el paso de
Michael y su banda por el festival, quedando sobradamente de manifiesto todo
ello, innegable pasión por el blues incluida, en la segunda parte del concierto, cuando tuvo
a bien acompañarse del lap steel: instrumento de la familia de las steel
guitars y perfecto punto de apoyo para conducir la noche hacia el final. Hasta
el mejor final de los posibles. A continuación vemos qué dieron de sí los conciertos del sábado.
Noche de rock &
blues
Conciertos de Viejo Taylor y
Santiago Campillo
& Electric Band
Fecha:
sábado, 3 de agosto.
Lugar: parque Uranga, Burlata.
Incidencias:
2ª jornada de la 7ª edición del Burlada Blues Festival; notable asistencia. Público de ambos sexos
y distintas edades que disfrutó de las actuaciones.
Los
locales Viejo Taylor (Burlata, 2011), fueron los encargados de abrir la segunda
cita del presente festival, en una noche marcada por la presencia de un grande
al frente del cartel: Santiago Campillo, miembro fundador de los murcianos
M-Clan y a su libre albedrío –desde el prisma artístico-, desde su salida de
dicha banda, en 2001.
Con
un disco en su haber, Anótalo todo,
publicado a principios de 2013, el trío comandado por el guitar hero burladés Patxi Ojeta aprovechó para presentar sus
canciones sobre escenario grande, tras haberlas mostrado hasta el momento por
el circuito de bares de Iruñerria. Unas canciones en algunos de los casos,
inéditas, como Un día especial, con
la que comenzaron; ¿tal vez haciéndole un guiño a una noche como la del pasado
sábado, para ellos, especial? A lomos de
un rock marcadamente ochentero, a caballo entre tintes hardrockeros o bien, propios del rhythm and blues, pronto sonaron dos de los temas incluidos en el
CD, Alí Babá y los 40 ladrones y El Peke, recuperado éste último del
repertorio de Desde Atrás, seminal banda de los primeros años ochenta en la que
ya participara Patxi. ¿Más temas a destacar? Anótalo todo, hecho diferencial a nuestro juicio del set list
ofrecido, o la versión adaptada al castellano del Wayward child de Rory Gallagher, con la que se despidieron. Con la
que dejaron el escenario a Campillo, en el centro de todas las miradas dicha
noche.
Al
frente de la Electric Band, proyecto en el que se embarcó en 2007 tras la
disolución de Los Lunáticos, a quienes
aportó sus excelencias tras su despedida de M-Clan, el referencial y reconocido
guitarrista Santi Campillo aprovechó su actuación para rendir tributo a un buen número de clásicos del rock
y del blues, sonando en sus manos –y en su voz- de manera muy especial temas
como La Fina, de Leño, o Qué demasiao, de Joaquín Sabina:
versiones especialmente revestidas para la ocasión, estando tan espectacular
sastre de por medio. Tirando el citado la casa por la ventana en lo que a
actitud y arte derrochado hace referencia. Bueno, haciendo lo propio los cuatro músicos implicados:
tirarla por las ventanas por ellos dibujadas y representadas, teclista, bajista
y baterista, instrumentistas que gozaron de sus propios espacios en todas y
cada una de las interpretaciones. ¿Cantados los temas por Campillo, tal y como
hemos apuntado? Sí, en la noche de su debut como vocalista, tal y como él
apuntó. Y así, de esta guisa transcurrió la actuación, mano a mano cuerdas
vocales y las 6 de su guitarra en sus manos, poniendo música y voz igualmente
el murciano a temas de grandes como Jimi Hendrix (con fragmento del bolero de Ravel incluido, incrustado en
el mismo) o del argentino Pappo. Protagonizando, a fin de cuentas, una especie
de verbena rock. Un tanto conceptual –si
se quiere- y de exclusiva calidad… pero lo dicho, más que lo que cabe
entenderse por un concierto. Y que nadie malinterprete nuestra utilización del
término verbena, para nada peyorativo en el presente texto, a la vista de la
naturaleza de las composiciones ofrecidas: el arriba firmante así entiende
cuanto acaba de escribir y así lo cuenta.
Y
el próximo fin de semana nuevas actuaciones en el parque Uranga, con Harmonica
Hinds y Sean Carney & French Blues Explosion -el viernes- y Bluedays
y Velma Powell, el sábado. Nuevas noches de rock
& blues. Iremos para contarlo.
Magia,
raíces y rock´n blues
Conciertos de Harmonica
Hinds y Sean Carney & French Blues Explosion
Fecha:
viernes, 9 de agosto.
Lugar: parque Uranga, Burlata.
Incidencias:
3ª jornada de la 7ª edición del Burlada Blues Festival; muy buena asistencia nuevamente. Público que
disfrutó de ambas actuaciones.
La
tercera jornada del festival no defraudó en absoluto, colmando las expectativas
del público más exigente. De los centenares de personas que una nueva noche
acudieron al reclamo de la música en directo, más que predispuestos a disfrutar
de la bonanza meteorológica y artística.
La
velada arrancó con la presencia de Mervyn Harmonica
Hinds, músico que, integrante en su día de la banda residente del Theresa’s
Lounge, referencial bar de blues de Chicago, maravilló con su destreza a la
armónica y a la guitarra, ofreciendo un concierto cuyo sonido osciló entre la
sonoridad del blues urbano made in
Chicago y la del blues rural de las plantaciones. Rudo y pantanoso por
momentos, característicamente bendecido por las aguas del Mississippi, dicho
sonido. Raíces –así las cosas-, timbre más que adecuado para estos menesteres y
actitud, Harmonica Hinds, con seis
discos autoproducidos en su haber, acertó de pleno a la hora de plasmar la
magia del blues en estado puro, construyendo sus canciones tirando de mimbres
como el sonido de su voz y los de la armónica y las seis cuerdas; bastándose y
sobrándose para sacar el concierto
adelante y demostrando ser más, mucho más que un telonero, pese a que le tocara
abrir cartel: y así lo entendieron los presentes, un público que premió las
canciones del citado, un auténtico one
man band, con sentidos y continuos aplausos: unas composiciones que
brillaron cual si fuesen pequeños mundos de sensaciones independientes entre sí,
dando lugar a una luminosa constelación.
A
continuación fueron los French Blues Explosion, la banda de Sean Carney, quienes
se hicieron con las riendas de la noche, trío que, integrado por dos músicos
franceses y uno chino, totalmente echado para delante, compareció en un primer
momento como tal, sumándose poco después al grupo un saxofonista invitado y no
compareciendo hasta la quinta interpretación la razón de ser de su presencia en
Burlata: el guitarrista de Ohio Sean Carney. Sobre la concepción del blues
desplegada por el quinteto, diremos que la música orbitó alrededor del rock
& roll y el rhythm n blues más
dinámico, aliñado todo ello por puntuales y agradecidos rayos de soul. ¿El
resultado? Un concierto erigido sobre unas interpretaciones potentes y
certeras, se mire como se mire; alrededor de unas canciones de indisimulado
magnetismo y trepidantes ritmos que sonaron realmente limpias: nada que ver con
el sonido pretendida y premeditadamente más traslúcido de Hinds, en comparación
con el de los ahora mismo protagonistas de estas líneas: el de los comandados
por un guitarrista y vocalista que buscó constantemente el espectáculo y la
complicidad con los presentes, consiguiendo llevar a buen puerto ambas
búsquedas antes de dar carpetazo de la mejor de las maneras a la velada: contándose
con la nueva presencia sobre el escenario del guitarrista y armonicista que la
abrió. Con el encargado de dar el pistoletazo de salida a esta, la penúltima
sesión de ciclo, contribuyendo nuevamente Harmonica
Hinds, y cómo, a dar forma a una noche como la vivida: presidida por las
raíces, la magia y el rock´n blues.
God save the blues
Conciertos de Bluedays y
Velma Powell
Fecha:
sábado, 10 de agosto.
Lugar: parque Uranga, Burlata.
Incidencias:
4ª jornada del Burlada
Blues Festival 2013; muy buena asistencia nuevamente. Público participativo
que disfrutó de ambas actuaciones.
Concluyó
la séptima edición del festival de blues de Nafarroa por excelencia, y lo hizo
con la presencia de una referencial artista, Velma Powell; con la comparecencia
de una vocalista que, nacida en Chicago, heredera –arte y árbol genealógico mediante-
de la más pura tradición del blues (siendo como es sobrina nieta del histórico
John Lee Hooker), demostró ser una
auténtica depositaria del sonido de su ciudad natal, cuna, en otro orden de
cosas, de la electrificación del blues.
En
una noche magnífica nuevamente para la degustación de música al aire libre, la
misma comenzó a sonar de manos de los vallisoletanos Bluedays, formación
llamada de una u otra forma a estar todo el tiempo sobre el escenario: no en
vano, tras hacer su concierto -en una suerte de primera parte-, les tocó hacer
un segundo pase, arropando a la cabeza de cartel.
Así
pues, haciendo gala de un sonido de marcado regusto internacional; de una
carrocería inequívocamente marcada por lo mejor de las bandas más genuinas de
Texas (un tanto tintada de swing, coloreada
asimismo por influencias de la cercana frontera mejicana) Bluedays pasaron
sobradamente la prueba del algodón en lo que a sonar como una verdadera banda
de rhythm & blues, encontrando en la armónica su hecho distintivo más reseñable y ofreciendo
un concierto con paradas en discos suyos como Tartaruga, Dame más calor
o el último que han registrado, presentado meses atrás en Black Rose: Todojunto, en clara y directa alusión a
la escritura del nombre del grupo. A continuación, tras un descanso de cerca de
media hora, el cuarteto volvió a saltar al escenario, ejerciendo en esta
segunda parte de grupo de acompañamiento o backing
band de la cabeza de cartel. Tras tejer la pertinente alfombra roja
–musicada- en aras de saludar su salida, la gran Velma Powell puso su voz al
servicio del Chicago Blues de porte más
genuino, representado principalmente por clásicos de décadas tan gloriosas para
el género como los años cuarenta, cincuenta o sesenta; por unas composiciones
sin aristas que fluyeron y fueron plasmadas con innata naturalidad, con la
armónica respondiendo en toda ocasión con sugerentes fraseos a lo expresado por
la voz de Powell: de lo más cálida, cristalina y llena de emoción. Un
instrumento este, la armónica –por otra parte-, que tuvo destacada presencia
durante toda la velada, representado lo dicho, junto con la voz de Velma, lo
más significativo de la noche. Y así lo entendieron los presentes, un
respetable que volvió a darse cita en buenísimo número, en aras de disfrutar de las últimas ambrosías
con sabor a blues en el presente 2013.
De
las últimas bocanadas de un festival perfectamente asentado, tal y como,
hablando de asistencia, lo ha dado a entender un año más la registrada día a
día, siendo la presencia o no de público en conciertos de estas características
uno de los principales factores a la hora de dar el visto bueno a la
continuidad de festivales como este; a una cita que nuevamente, al igual que en
su anterior edición, ha ejercido de más que exquisito preámbulo para las
fiestas patronales de Burlata, habiéndose desarrollado con todos los elementos
a su favor: comenzando por la bonanza artística y terminando con la meteorológica.
Así pues, el año que viene, más, esperamos. Sí, a la vista de cómo ha sido el
veredicto del público: inapelable. Nuestro reconocimiento por su buen hacer a
la organización y nos vemos en 2014.
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