Rugir y morder de guitarras
Concierto de Barricada
Fecha: sábado, 14 de Diciembre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Barricada, grupo integrado en directo por Boni y Alfredo Piedrafita, a las
guitarras y a las voces, Ander Izeta, al bajo, e Ibi Sagarna, a la batería.
Como teloneros, abrieron noche Tracción.
Incidencias: presentación de Flechas cardinales. 2 horas y 10 minutos
de duración, bises incluidos. Algo más de media sala. Público participativo.
Dos años después de llenar hasta
la bandera el pabellón Anaitasuna dando carpetazo, sin que nadie lo supiera
aquella noche, a toda una época –más que solamente a la gira de La Tierra está sorda-, mucho ha llovido
en torno a Barricada, asunto en el que no vamos a incidir para no alimentar
poco fructíferos debates; distintas polémicas han sacudido el devenir del
grupo, traduciéndose lo dicho, a nuestro entender, en la asistencia registrada
en Tótem para esta puesta de largo de Flechas
cardinales, primer CD de esta nueva etapa de la banda; una entrada que, sin
ser mala necesariamente, tampoco pensamos que fue incontestablemente buena.
La velada arrancó con la
trepidante contundencia melódica de TRACCIÓN, formación que hizo todo un
ejercicio de derroche de energía en esta, fuera de cualquier duda, su gran
noche de rock & roll. Toda una demostración de poderío en medio de una
cuidadísima puesta en escena, comenzando por las interpretaciones de Zancadillas y Desinformación y terminando con Rocanroll,
temas incluidos en Virgen de las
tinieblas, su sorprendente primer disco. Así las cosas, como un tiro, pura
tracción a cuatro bandas en la buena dirección; demostrando ser un grupo hecho
y derecho, así recorrieron su tiempo los citados: con total determinación sobre
el escenario.
Finalmente, sobre las 22.40 comenzó
a sonar la intro pregabada
anunciadora de la buena nueva, dicho viernes; de lo que los aproximadamente
siete centenares de personas estaban esperando: la comparecencia de los
actuales Barricada.
Comandado por Alfredo y Boni, el
cuarteto, no ocultando su satisfacción por tocar en casa, arrancó con Punto de mira, primer single de sus Flechas cardinales: disco del que, en
una actuación marcada por la presencia de clásicos de los treinta años de
ambos juntos sobre los escenarios,
también sonaron temas como El muelle,
Como el invierno, En lo más pequeño (ofrecida con cuatro
músicos a las voces, con las colaboraciones de Iker Piedrafita y de Molly, de
Hamlet), Aguardiente (“iba a mandar a
la mierda al sistema pero creo que se va por su propio pie”, he aquí qué
comentó Boni a modo de presentación) y Rugir
y morder; algo, rugir y morder, que en medio de un sonido ciertamente
estridente por momentos, marcado por la presencia de numerosos acoples en
distintas fases de la velada, hicieron incluso en demasía las guitarras; las
hachas de los actuales puntas de lanza de la banda, teniendo una enorme
presencia. Haciendo piña Boni y Alfredo al filo del escenario con Izeta,
haciendo gala la actual alineación del grupo ante los presentes de sus afiladas
credenciales: ante a un público que, en líneas generales, hizo suyos
preferentemente los viejos éxitos, participando con mayor o menor efusión
(según la distancia que les separara del escenario) de clásicos como Todos mirando, Por salir corriendo, Mañana
será igual (cantada por Piedrafita), A
toda velocidad y, en una suerte de increscendo,
Rojo, Animal caliente (con Piedrafita llevando nuevamente la voz
cantante) y En blanco y negro, con la
que terminaron… en falso; dejando para los bises, entre otras, No hay tregua (única cantada con
verdadera fuerza por la totalidad de los presentes) y Flechas cardinales; ¿Más temas a destacar? El trompo, brindado con la colaboración de Kutxi Romero, u Oveja negra, con la de Iban, de
Tracción. Unas interpretaciones que, a pesar de posibles e inevitables peros y pesares, se tradujeron en una
guitarrera noche de rock & roll.
Insurgencia ribera
Concierto de Akaskarla
Fecha: viernes, 7 de diciembre.
Lugar: Black Rose, Burlata.
Intérpretes: Akaskarla, banda formada por Diego, a la voz, Pitxi, a las guitarras y
a la voz, Ibai, al bajo y a la voz, Adrián, a la trompeta, Sacha, al saxo, e
Iker, a la batería.
Incidencias: presentación de la primera grabación del
grupo. Hora y 10 minutos de duración, bises aparte; asistencia aceptable, público que disfrutó
de la velada.
Procedentes de la ribera navarra, con una
sorprendente maqueta bajo el brazo llena de ska de concepción punk, Akaskarla
iluminaron con sus sones la noche del pasado viernes, atípico día para la
música en directo; jornada de descanso para las programaciones habituales a la
vista de la ubicación de dicho día 7 en el calendario: prácticamente en la
mitad del acueducto foral.
Formados en Corella a principios de 2010, el
sexteto llenó de calor y de público Black Rose, haciendo de la víspera de
fiesta una verdadera fiesta desde el inicio de su actuación de manos de temas incluidos
en el CD como Pastillas de sueño, Criticar o Tenían razón, perfectamente propulsados por la sección de vientos.
Por un trompetista y un saxofonista que, jovencísimos –en el marco de una banda
indisimuladamente joven-, sobradamente preparados para la acción, cautivaron desde
el principio a los presentes. Bueno, al igual que el resto de los músicos, traduciéndose
lo dicho en una actuación en la que, a decir verdad, todos se propulsaron en
todo momento entre sí, ya recurriendo para ello a temas propios (sonando además
de los incluidos en el CD unos cuántos inéditos), o, evidentemente
–encontrándose el grupo en la fase en que se encuentra, arrancando-, a algunas
versiones; a covers como los extraídos
de los repertorios de Skalariak (Solo
vivir), Boikot o Betagarri, La chica
del batzoki: sí, Betagarri, toda vez que a tal referencial chica tal vez la
conocieran los Akaskarla gracias a los afincados en Gasteiz, más que a los
bilbaínos Doctor Deseo. Finalmente el concierto, la personal coctelera skatalítika
preparada por los corellanos, avanzó hacia su final con el Sarri Sarri de Kortatu, llamando la atención especialmente el traje
especialmente diseñado por los vientos, toda vez que el tema original carecía
de ellos. Dejando un gran regusto dicha composición, al igual que la totalidad
de las ofrecidas: unos temas que perfectamente esbozados, planteados y
plasmados en directo, intensamente nutridos de descaro, electricidad y cruces
rítmicos, no dejaron indiferente a nadie, llamando en su conjunto la atención en
la presente incursión del grupo en Iruñerria.
Y, en teoría, aquí termino la noche, aunque
no en la práctica; y es que, a modo de guinda final, accedió al escenario el
guitarrista local y amigo de la banda Michel Chivite, deleitando al receptivo
público con varios clásicos del rock vasco, acompañado por bajista y baterista…
Festivos, contestatarios; rebosando ganas y
juventud, he aquí cómo lucieron Akaskarla en Black Rose. Insurgentes y
respondones, como buenos representantes de la Ribera rebelde, algo que dejaron
claro incluso con la interpretación de un tema de factura propia en euskera, Ireki bidea. De esa Ribera distinta que,
al igual que Teruel, también existe. De esa parte de Navarra de de la que nunca
hablan ni hablarán determinados medios. Akaskarla, toda una fiesta en directo: esperamos
más noticias suyas.
Pisando tierra
firme
Concierto de
M-Clan
Fecha: jueves, 6 de diciembre.
Lugar: auditorio Baluarte, Iruñea.
Intérpretes: M-Clan, formación integrada por
Carlos Tarque, a la voz, a la pandereta y a la armónica (ocasionalmente),
Prisco Priscus y Ricardo Rupérez, a las guitarras, Iván González, al bajo, y
Coki Giménez, a la batería.
Incidencias: presentación de Arenas movedizas, 7º disco de estudio de
M-Clan. Hora y 45 minutos de duración, dos tandas de bises incluidas.
Asistencia aceptable. Público preferentemente joven que se mostró
participativo.
Con nuevo CD en la
mochila, los murcianos M-Clan visitaron Iruñea nuevamente, satisfaciendo a
cuantos acudieron a la cita; a un público que, pese a encontrarse en Baluarte,
en ningún momento demostró miedo escénico alguno a la hora de disfrutar. A un
respetable que, al contrario -más bien-, puesto en pie prácticamente desde el
principio, no dudó a la hora de cantar y tomar parte activamente del hecho
musical.
Haciendo gala del
formato por excelencia de las bandas de rock (al contrario que en su anterior
visita, en esta ocasión no hubo teclista ni sección de vientos respaldando al
núcleo duro del grupo), los comandados por el carismático Carlos Tarque
arrancaron bajo los ritmos quedos de Arenas
movedizas, prosiguiendo con la igualmente de estreno Rock & roll del siglo XXI: tema que puso en pie de fiesta a la
sala, después de que el en todo momento entregado cantante, tras saludar a los
presentes, les hiciera saber que le gustaría que se levantasen de sus butacas.
Y a fe que le hicieron caso: como que no se volvieron a sentar, adquiriendo
desde entonces la velada, entre palmas y diferentes muestras de desenfado, una
nueva dimensión. Una ambientación propia de un concierto dirigido a un público
como el que se dio cita en Baluarte, ávido de emociones musicales en directo y
mayoritariamente joven.
Haciendo justicia
la sonoridad del grupo a sus raíces y al poso acumulado tras veinte años de
carretera, acto seguido sonó Para no ver
el final, haciéndolo de inmediato un nuevo hit extraído del mismo CD, Basta de blues, antes de regresar al
álbum de estreno con Escucha mi voz.
Buscando constantemente la cercanía con sus seguidores, tras recordar Carlos la
primera actuación de M-Clan en Iruñea (1994, en el viejo Katiuska de Donibane), el vocalista
bajó del escenario para saludar a un espectador que dijo haber estado allí,
recuperando en medio de una conexión total el viejo tema Perdido en la ciudad. Y todo ello en medio de un fervor que en todo
momento fue a más, destacando temas como Las
calles están ardiendo, Maggie
despierta (brindada por Tarque paseando por el patio de butacas), Llamando a la tierra o Usar u y tirar, último tema en sonar
antes de los bises (Pasos de equilibrista,
Carolina –cantada entre los presentes
nuevamente- o Quédate a dormir)… y
cuyo título describió perfectamente el devenir de la pandereta dicha noche; de
usar y tirar totalmente la misma: ¡si estuvo tanto tiempo sobre el espacio
aéreo del escenario como entre las manos del cantante!
Buscando refugio
como siempre hizo M-Clan en el rock & roll, en ese rock & roll
sugerentemente pegadizo y teñido en su esencia de característico sabor suñero;
perfectamente asentado el grupo en la escena, haciendo camino con paso firme
(tanto como el terreno que actualmente pisan) al andar, los murcianos
ofrecieron su vertiente más rockerizada el pasado jueves, brindando un efusivo
concierto sostenido sobre los siguientes pilares: una muy buena banda, unas
reseñables canciones, una buenísima voz
y un público que, a la altura de las circunstancias, cantó, aplaudió y
secundó el hacer del grupo en todo momento. Ofreciendo M-Clan un directo que,
en otro orden de cosas, se nos antojó totalmente acorde con los nuevos aires
que parecen soplar en Baluarte. Con esos nuevos aires que tan gratamente nos
sorprendieron con las actuaciones de Keane y de Manolo García. En resumen, una
actuación, seguramente para muchos, para no olvidar.
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