Armas (rockeras) de mujer
Concierto de Doro
Fecha: viernes, 23 de noviembre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Doro, a la voz, acompañada por Johnny Dee, a
la batería, Bas Maas, a las guitarras, Luca Princiotta, a las guitarras y a los
teclados, y Nick Douglas, al bajo. Como teloneros abrieron noche Seven.
Incidencias: presentación de Rise your fist, último CD de la artista. Hora y ¾ de duración, bises incluidos.
Asistencia aceptable, público que se mostró participativo.
Desplegando sus encantos
artísticos, demostrando ser desde dicho prisma una más que interesante milf -dicho esto con todos los respetos, tratando
de llevar a nuestro terreno una palabra como esta, totalmente en candelero-, la
imprescindible Doro Pesch descargó en Tótem lo mejor de su
repertorio, satisfaciendo totalmente a los presentes con los temas ofrecidos.
Con un listado de canciones profusamente poblado por hits de Warlock, exitosa formación en la que militó entre 1984 y
1988.
La velada arrancó
con el buen hacer de Seven, grupo que caldeó el ambiente lo mejor que pudo
durante los 45 minutos de que dispuso, sorprendiendo con su forma de entender
el heavy metal; contundentemente brindado, sin fisuras. Y a continuación, sobre
un escenario rico en iconografía al uso; sobre un entarimado presidido por una
espectacular batería de doble bombo, ornamentado por calaveras gigantes, velas
de pequeño tamaño repartidas sobre las pantallas de sonido (cubiertas por
vistosos telares) y rematado por un colorista telón con la imagen de la cantante;
ante un público llegado de fuera en una significativa parte de los casos, lo
que el respetable había ido a ver: la pionera y referencial Doro en vivo y en
directo.
La esperada
actuación comenzó con I rule the ruins,
canción de Warlock a la que siguieron otras dos de dicha formación, protagonizando
la banda un gran cambio de marcha a la hora de meter la tercera. A la hora de atacar
Fight for rock brillantemente
enlazada tras la mítica Burning the
witches, quedando más que preparado el terreno para la primera composición
propiamente dicha de la carrera de la alemana en solitario, The night of the Warlock: tema cuya
introducción pregrabada recordó sobremanera a la célebre intro del The number of the
beast, de Iron Maiden. Hablando de bandas legendarias, no podemos seguir
sin apuntar que también se dejaron oír en distintas interpretaciones huellas
sonoras de artistas como Motörhead, Judas Priest o Dio.
Yendo el sonido y
la intensidad sonora de la banda de menos a más, hacia el ecuador del concierto
sonó otro tema suyo, Raise your fist in
the air, haciéndolo acto seguido, tras una gran balada, Earthshaker rock, tema que albergó un
solo de batería que, espectacular, disparó abiertamente la adrenalina de los
presentes, camino del final. De una recta final iniciada por Wackem hymne (we are the metalheads), evidente
declaración de principios, y coronada
por dos sonoros pelotazos: el Breaking
the law, de Judas Priest, y el All we
are de Warlock, coreado por la sala.
Voz femenina del
heavy metal por excelencia, primera dama del género y madre (artística) de
todas esas chicas que son guerreras. Rockeras, Doro pasó como un ciclón por
Tótem, derrochando arte y maneras a la hora de cantar… y simpatía hacia las
primeras filas en todo momento, mostrándose tan pendiente del micrófono como de
estrechar la mano constantemente a los de delante. De regalar saludos y
primeros planos a las cámaras de sus móviles. Doro, vocalista que, luciendo sus
armas –rockeras- de mujer, demostró ser una artista de armas tomar,
entregándose totalmente, como solo los viejos rockeros saben hacer. Esos que,
sean del sexo que sean, pura actitud en directo, nunca mueren. Y es que, según
en qué órdenes de la vida, la igualdad entre los sexos; la en todos los órdenes
deseada igualdad, en casos como este parece venir de serie. Dándolo todo, así
lo demostró Doro el pasado viernes.
Noche de blues y
heavy metal
Conciertos de
Vargas Blues Band y Obús
Fecha: sábado, 17 de noviembre.
Lugar: Casa de Cultura de Burlata.
Incidencias: última cita del festival Burla Rock, casi 4 horas de música en directo. Muy buena
asistencia, público de distintas edades que se mostró participativo.
Como más que brillante colofón de la 1ª
edición del Burla Rock (festival que
llevó hasta Black Rose a Six Miles Wide
el jueves 15 y a Got Cash al Animal´s, el viernes 16), como perfecto broche de
oro del mismo, dicho sábado visitaron la Casa de Cultura dos referenciales
formaciones: la Vargas Blues Band y los incombustibles Obús. Y a nuestro
entender, a tenor de lo visto, lo hicieron protagonizando una especie de 2 x 1,
llegando el arriba firmante a la siguiente conclusión, a la vista de las
inmensas e intensas actuaciones presenciadas: a constatar que aunque tal vez
sobre el papel una de las dos bandas fuese telonera,
la presente cita no dio lugar a hablar de ello.
La noche se hizo música de
manos del legendario Javier Vargas y su banda, resonando su blues de vigorosa
concepción durante hora y ¾: tiempo que aprovecharon para presentar los temas
de su último CD, un recopilatorio recientemente publicado en conmemoración de
los primeros 20 años de la formación del grupo.De las primeras dos décadas
de la puesta en marcha de una formación integrada por unos músicos cuya labor
orbitó en todo momento alrededor de la brillantez a las guitarras de su mentor,
poniendo cuerpo los citados de forma realmente brillante a la esencia atesorada
por Vargas. Dotando de corpulencia a unas canciones que, incandescentemente
coloreadas por ellos, demostraron ser muy ricas en espíritu. En alma y latidos
con sabor a blues, quedando esto perfectamente plasmado mediante unos pasajes
guitarreros que hicieron las delicias de los presentes. De un público que
aplaudió especialmente la interpretación de Parisienne walkways, cover del malogrado
Gary Moore y a él dedicado. ¿Otros aspectos a destacar? Sin desmerecer a nadie,
la solvencia demostrada por el cantante, derrochando timbre, capacidad, gusto…
Y saber estar sobre el escenario, ya en primera línea –micrófono en mano- ya,
en posiciones más discretas, arengando al público y cediendo el protagonismo a
sus compañeros. Y a continuación, tras 1/2 hora de obligado receso para
redefinir el escenario, lo que el sector más heavy estaba esperando: la comparecencia de los históricos Obús.Sobre
un espectacular entarimado montado a dos alturas –en la práctica, en medio de
una colorista escenografía-; con el baterista haciendo sonar su set de
platillos y tambores varios metros por encima del suelo, los comandados por el
carismático Fortu protagonizaron una
racial e incontestable descarga, articulada alrededor de sus perennes éxitos de
los años ochenta; con permiso de temas menos conocidos como Corre, mamón, con el que empezaron,
apoyándose su actuación sobre puntales tan indiscutibles para el respetable
como La raya, Autopista (rematada su interpretación con un espectacular falsete
por parte del vocalista) o el cañí El que
más, protagonizando Fortu y sus
huestes, tablas, maneras y profesionalidad a espuertas, un genuino concierto de
heavy metal, aliñado por todos los sacramentos característicos del género. Un
show de los de marcar territorio… y paquete,
a juzgar por la actitud del sumo sacerdote encargado de las voces, metiéndose
el cuarteto con todo ello de inmediato al público en el bolsillo. A unos
asistentes que en todo momentos fueron espoleados a participar del metálico
ritual, con Fortu acertando una y
otra vez a la hora de pulsar las teclas llamadas a propulsarlos más y más,
alcanzando su clímax la velada con clásicos como Dinero, dinero, Vamos muy
bien y, ya en los bises, el imprescindible Va a estallar el obús: algo que sucedió a propósito de dicha interpretación,
antes de dar por terminado definitivamente el concierto, arropados por una
docena de jovencísimos espectadores sobre el escenario, con Esta ronda la paga Obús. Obús, grupo
que, grande en directo al igual que la Vargas, dejó muy buen sabor de boca, en
general.
De primerísimo
nivel
Conciertos de
Mercado Negro y Dani Wilde
Fecha: viernes, 16 de noviembre.
Lugar: peña Euskal Herria, Burlata.
Intérpretes: Mercado Negro, formación integrada por Salva,
a la voz, el Niño y Pako, a las
guitarras, Fo, al bajo, y Aritza, a
la batería. Dani Wilde, a
la guitarra y a la voz, acompañada por Will Wilde a la armónica, a
las voces y a los coros, Victoria Smith, al bajo, y Richard Newman, a la
batería y a los coros.
Incidencias: 1ª cita del Udazkena Blues 2012. Muy buena asistencia, público de edades
principalmente maduras que se mostró entregado.
Arrancó la 7ª edición del Udazkena Blues, otoñal cita con el blues
organizada por la peña Euskal Herria, y no pudo hacerlo mejor que con las
actuaciones de Mercado Negro y Dani Wilde; con las sensacionales actuaciones de
ambos, de primerísimo nivel las dos.
Creado el grupo en 1992 en el área
metropolitana del gran Bilbao, con CD recién grabado (en conmemoración de su
vigésimo cumpleaños), la talludita formación vizcaína denotó durante la hora de
que dispuso básicamente lo siguiente: auténtica devoción por el blues.
Verdadera fiebre por el rock facturado en clave de blues. Mayúscula pasión por
el rhythm´n blues, demostrando por medio de su concierto ser
indisimulados cofrades del legendario género y que, aunque tal vez no se ganen
la vida con ello, las notas musicales del blues son las que les dan vida. La
vida –en general-, no vidilla. Las
que les dan la vida y el hálito para seguir adelante a los integrantes del
quinteto, brillando entre los mismos con especial fuerza sus guitarristas: unos
músicos que en todo momento dejaron el pabellón altísimo.
Muy alto… Pero no insuperable,
por increíble que recién concluido su pase pudiera parecer; difícil mas no
imposible de superar, toda vez que cuando están arte y maestría de por medio;
cuando se conjugan dichos vectores, no es posible hacer vaticinios de este
tipo. Vamos, que según qué circunstancias confluyan… todo se puede superar.
Todo puede alcanzar un grado superlativo. Y esto es lo que sucedió con la
excepcional formación comandada por Dani Wilde, guitarrista y cantante de blues
inglesa que a los 17 años de edad ya estaba actuando junto a artistas como
Maddy Prior. Un año más tarde, en 2008, vio publicado su primer CD, habiendo
visto la luz recientemente Juice me up,
el tercero.
Tocando la guitarra con la
técnica denominada fingerpicking
(esto es, prescindiendo de púa, presionando las cuerdas con los dedos),
haciendo gala de una gran voz, la jovencísima Wilde cautivó a los presentes con
sus encantos musicales, llenando el cuarteto por ella comandado de rhythm and blues
de altísimo octanaje el salón comedor del local. Haciéndolo un cuarteto cuyos
instrumentistas rayaron a gran altura, comenzando por el encargado de tocar la
armónica, continuando por la bajista (quien hizo sonar las cuatro cuerdas
igualmente sin púa) y concluyendo con el baterista. Una banda que, demostrando
estar muy rodada, en todo momento lució granítica, en el sentido de
perfectamente conjuntada. Y así lo reconocieron los presentes, un público
integrado por verdaderos aficionados al blues que, dejándose llevar siempre por
el gemir de las guitarras, denotando gran complicidad con los músicos, celebró
en intenso increscendo todas y cada
una de la interpretaciones, llegando incluso a jalearles.
Finalmente, el pasado viernes
tuvo lugar la segunda y última cita del presente ciclo, protagonizada por el
dúo integrado por Xabi (vocalista del grupo donostiarra de larguísimo recorrido
Señor No) y el beratarra Petti, y por la banda Belceblues: recientemente
reconocidos como mejor grupo bluesero de
Vascongadas -dentro del concurso internacional Road to Memphis- y contando con opciones para imponerse en la final
mundial, llamada a ser disputada en Memphis a primeros de 2013. Casi nada. Que
siga sonando el blues…
En
recuerdo de Rory Gallagher
Concierto de Gerry McAvoy’s Band of Friends
Fecha: viernes, 9 de noviembre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Gerry McAvoy’s Band of Friends, trío integrado por Gerry McAvoy,
al bajo, Ted McKenna, a la batería, y Marcel
Scherpenzeel, a las guitarras y a la voz.
Incidencias: concierto presentado como A celebration of Rory
Gallagher’s Music. Hora y ¾ de duración. Asistencia discreta, público de
edades maduras que se mostró participativo.
A falta de pan,
buenas son tortas. Y en casos como el presente, buenísimas, podríamos añadir.
Excelsas. Exquisitas. Y es que no cabe calificar de otro modo la presente actuación,
protagonizada por una auténtica banda-tributo donde las haya. Por una formación
que tributó un homenaje de verdad a su artista de referencia, en estos tiempos,
a nuestro entender, de tantos pseudo-homenajes en lo que a formaciones apellidadas
tributo respecta. Por un trío
integrado por el legendario Gerry McAvoy, bajista del malogrado guitarrista irlandés
desde 1971 a 1991, el baterista Ted McKenna (a sus órdenes entre 1977 y 1981)
y, evidentemente, por un vocalista y guitarrista, indiscutible centro de
atención en una noche como la citada: el gran Marcel Scherpenzeel, perfecta
réplica de Rory Gallagher a las seis cuerdas y a las voces que, luciendo una
característica camisa de cuadros (tal y como casi siempre acostumbraba a hacer
el homenajeado), satisfizo sobradamente las expectativas. Las ganas de los
presentes de volver a escuchar lo mejor del repertorio del referencial guitarrista:
de un público que, tal vez por la coincidencia con la actuación de Robben Ford
en Movie, no se dio cita en el número esperado.
Organizada con la
colaboración de la entusiasta asociación de blues de Burlata, haciendo McAvoy
bueno el dicho de “cuanto más viejo, más pellejo”, los por él auspiciados
llenaron de buenísimas sensaciones la sala, dándolo todo y ofreciendo unos
temas que brillaron siempre con luz propia, en manos de Marcel Scherpenzeel;
unas composiciones que, de interesantes y substanciosos desarrollos guitarreros (he aquí, en manos de
Scherpenzeel, la mejor prueba de que la semilla musical esparcida por Rory a
los largo y ancho del mundo encontró terreno fértil) se sucedieron a buen
ritmo, quedando abierto totalmente el tarro de las esencias, la presente
coctelera de rock pasado por los filtros del blues y del rhythm´ blues, con el
tema The Last
Of The Independents. Respaldado por las palmas de los presentes, el protagonismo recayó
pronto en Do you read me, composición que dejó para el recuerdo un momento
de minimalista preciosismo sonoro, seguido de forma totalmente ceremonial.
Bueno, como el inmenso blues Off the handle o, a continuación,
interpretaciones igualmente señeras –ya, camino de los bises- como Bad
penny o Follow
me, auténticos
himnos generacionales: en cualquier caso, fieles reflejos sonoros de una época,
perfectos botones de muestra de unos tiempos en los que los músicos de rock no
tenían en consideración el minutaje de las canciones a la hora de abordar la
composición, inclinándose más bien por la creación entendida primeramente como
placer, más que como actividad encaminada a tratar de lograr gloria y efímeros
éxitos a cualquier precio. He ahí, curiosamente, las razones del éxito de temas
como estos. Imperecederos.
De manos del
hacer de Marcel Scherpenzeel, Gerry McAvoy’s Band of Friends triunfaron en
Tótem, protagonizando un sorprendente concierto… sin lugar para la sorpresa,
paradójicamente. Y es que si algo tienen este tipo de citas es lo siguiente,
que el público sabe perfectamente qué va a escuchar. Y si todas las mimbres son
buenas (canciones, timbre y maneras del nuevo vocalista & guitarrista,
actitud de todos los músicos implicados…), ¿quién da más? A falta de pan… Muy
bien, la verdad.
Tónico para aliviar las almas
Concierto de Dr. Maha's Miracle Tonic
Fecha: jueves, 8 de noviembre.
Lugar: Casa de Cultura de Atarrabia/Villava.
Intérpretes: Dr. Maha's Miracle
Tonic, formación integrada por David Sánchez,
a la guitarra, al bouzouki y a la voz, Daniel González, al contrabajo y a los coros, Nerea Alberdi, al violín
y a los coros, John Bolduan, al banjo, a los coros y ocasionalmente a la voz, y Patxi López a la
batería.
Incidencias: 2º concierto del ciclo Jai O´Rama, presentación de Dr. Maha's Miracle Tonic, 2º CD de la banda. Asistencia muy
discreta. 1 hora de duración, bises imcluidos.
El hecho de que
los músicos llamados a cerrar la presente edición de Jai O´Rama, los bilbaínos Dr. Maha's Miracle
Tonic, atesorasen en su palmarés galardones como el 2º premio
Villa de Bilbao 2011, o primeros premios a la mejor banda de Bizkaia, de
Euskadi, el premio de la FNAC (otorgado dicho año) o el máximo reconocimiento
–asimismo- del Azkena Rock no pareció ser suficiente reclamo para atraer a un
número aceptable de asistentes a esta cita, viéndonos abocados a tener que
hablar de la de cal (si nos guiamos por lo presenciado sobre el escenario) y,
con todos nuestros respetos para quienes sí asistieron a la actuación, a
hacerlo de la de arena, si nos atenemos a la entrada registrada.
Recreando a
ritmos de swing, rythm'n' blues
y mambo la música de los años cuarenta, con garageros toques de rock´n´ roll característicos
de décadas posteriores; rindiendo su particular homenaje al vodevil de
principios del siglo XX y a los denominados medicine shows (en recuerdo de los
entrañables charlatanes de feria), la música se materializó bajo
elegantes y distendidos sones de country rock, comenzando con la musicada
declaración de principios que da nombre al presente espectáculo, El remedio milagroso del Dr. Maha: tema brindado después de que el
citado doctor y maestro de ceremonias,
guitarrista y cantante de la banda, mostrara a los presentes una característica
botella de un supuesto tónico, ingiriendo antes de continuar parte de su
contenido. Antes de proseguir facturando canciones de títulos de imposibles (e
hilarantes) traducciones al castellano, perfectamente plasmadas en directo con
instrumentos tan poco habituales por estos lares como el bouzouki, el violín o
el banjo -en alegre comandita-, siendo la conjunción de los sonidos de todos
ellos, la exquisita música por tales mimbres facturada, el verdadero hecho
diferencial de la velada. La sonoridad del banjo sugerentemente secundada por
las notas del violín, sobre el buen hacer de guitarrista y baterista y el
vistoso trabajo del contrabajista –por ejemplo-: tan vistoso como su
instrumento, dando lugar a un corpus musical que en todo momento se hizo querer.
Que siempre se dejó querer.
Encarnando tal vez con un punto de nostalgia la filosofía de los antiguos
buhoneros, vendiendo canciones cual vendedores de elixires
infalibles de pueblo en pueblo (o al menos intentando
hacerlo, en lo que se presentó como un indisimulado homenaje a los citados) el
carromato de Dr.
Maha's Miracle Tonic se detuvo en Villava/Atarrabia, transformando el escenario
de la casa de Cultura en el de una especie de saloon del lejano oeste y seduciendo con sus suaves lingotazos
sonoros a los presentes. Con una música que, por qué no decirlo, en días oscuros
como estos, perfectamente podría pasar por ser un más que perfecto tónico contra
los nubarrones que acechan el espíritu de los humanos. Aunque únicamente
temporal (como si de un edulcorante bálsamo se tratara), como un reconstituyente llamado a mitigar el
efecto de dichos nubarrones: al menos durante el tiempo de duración de los
conciertos, frente a los fantasmas que nos acechan en el día a día, dinamitando
la calma que se supone inherente al alma. El pasado jueves, damos
fe, lo consiguieron.
Porte, clasicismo y actitud
Concierto de Peachy Jokes
Intérpretes: Peachy Jokes, formación integrada por Lemy, a la voz y a la guitarra, Gere, a los teclados, a la armónica y a los coros,
Bop, a la batería y a los coros, e Iban, a la guitarra, al bajo y a la voz. Como teloneros abrieron La Rana Toro.
Fecha: viernes, 3 de
noviembre.
Lugar: bar Subsuelo,
Iruñea.
Incidencias: presentación de
The Papa´s & The Mama´s, nuevo CD
de Peachy Jokes. 45 minutos de duración,
bises aparte. Asistencia dicscreta, público participativo.
Vencedores de la última
edición del prestigioso Villa de San Adrián, los tolosarras afincados en
Cataluña Peachy Jokes presentaron sus
poderosas -y triunfales- credenciales en Subsuelo, demostrando el porqué del
éxito cosechado en el legendario certamen y transportando con su vertiginosa
actuación varias décadas atrás a los presentes; a los años sesenta y setenta
del siglo pasado, todo un lujo dicho viaje en el tiempo, protagonizando un auténtico concierto de rock &
roll.
La
música en directo comenzó a sonar pasadas las 22.30 horas de manos de La Rana
Toro, teloneros de excepción y formación que, de actualidad nuevamente tras
regresar a la escena con nuevo CD bajo el brazo, Dedicados a ciertos errores, a finales de primavera de 2011, aprovechó
la presente coyuntura para reivindicar sus nuevos temas; unas composiciones
extraídas de dicho álbum, de diferentes volúmenes o corpulencia sonora todas
ellas pero de de un mismo calibre emocional. Composiciones como Dónde voy, con la que empezaron (de
sonoridad rockera calculadamente melódica, haciendo bueno el gusto del grupo por
el punk americano), No soy yo, Eva (brindada por el vocalista a pie de
escenario buscando la complicidad de las chicas de las primeras filas) o las
más melosas Dejar de estar asustado o
Fragilidad: canciones con las que, en
cualquier caso, los comandados por Suko, antes de concluir con Todo por ti mi amor, demostraron estar
viviendo una merecida segunda juventud.
A
continuación, alrededor de las 0.00 horas, las tornas –musicales- cambiaron con
la comparecencia de Peachy Jokes, formación que debería sonarles de algo –o ir
haciéndolo- a los amantes del rock´n roll. A los verdaderos seguidores del
rock´n roll más clásico, abrasivo y rugoso; de más enérgica pegada, erigidas
sus canciones sobre demoledoras guitarras y omnipresentes teclados en primera
línea de fuego siempre, representando el multidisciplinar cometido del teclista
la espina dorsal del hecho musical. Bueno, y todo ello, sobre una base rítmica
igualmente demoledora, pese a que no en todos los temas hubiese quien tocara el
bajo; a pesar de que el sonido del instrumento de las cuatro cuerdas, en la
mayor parte de las canciones, fuese obtenido por el teclista tocando un Rhodes:
por un teclista que brilló a gran altura… siempre, y en el sentido literal de
la expresión –si así se quiere entender, tomando como punto de partida los
momentos en los que se subió a los teclados, avivando el incendio desatado-.
Demostrando, al igual que sus compañeros de escenario, estar poseído totalmente
por el espíritu del rock. Sin posibilidad de antídoto, contraveneno o exorcismo
alguno -a estas alturas-, arte, gusto y contundencia el cuarteto en escena, estar
todos ellos irremisiblemente atrapados por
la pasión por el legendario género. Por una fiebre de lo más contagiosa. Y así
lo entendió el respetable, un público que si bien no completó el aforo del
local, disfrutó de la velada. De una noche que dejó muy buen sabor de boca en
general.
De venenoso magnetismo
Concierto de Carlton Melton
Fecha: martes, 30 de octubre.
Lugar: Casa de Cultura de Atarrabia/Villava.
Intérpretes: Carlton Melton,
formación integrada por Andy Duvall, a las guitarras y a la batería, Rich
Millman, a las guitarras y al sintetizador, y Clint Golden,
al bajo y a la batería. Durante la actuación se contó con la presencia de
diferentes colaboradores.
Incidencias: primer concierto del ciclo Jai O´Rama, presentación de Photo of photos, nuevo CD de la banda.
Asistencia aceptable, público entusiasta. 1 hora y 1/2 de duración.
Arrancó una nueva edición de Jai O´Rama, ciclo que, especializado en
la presentación de golosas propuestas musicales en shows de pequeño formato,
acercó hasta Atarrabia a los americanos Carlton Melton: formación de San
Francisco integrada, entre otros, por los antiguos componentes de Zen Guerrilla
Andy Duvall y Rich Millman.
Sobre un escenario presidido por dos
baterías, una a cada uno de sus lados, y rematado por una pantalla de fondo
para acoger las proyecciones de Jero FunTsak,
cómo reforzaron las mismas el hecho musical; ante una asistencia si bien,
discreta, aceptable -a nuestro juicio-, la actuación deparó la interpretación
de siete temas, erigidos sobre densos y sugerentes bucles sonoros que derrocharon
improvisación y psicodelia a discreción; cíclicas olas sonoras que, buscando
recrearse en la nebulosa de sonidos
creada –más que en los ritmos- envolvieron y atraparon a los presentes,
seduciéndoles la banda con una concepción del space rock –o rock espacial- especialmente sensorial. Con su forma
de entender un género que, en manos del trío, aunó a la perfección sones
psicodélicos y vetas de rock progresivo, quedando plasmado todo ello en los
extensos pasajes instrumentales pergeñados, perfectamente construidos sobre el
hacer de los sintetizadores y los efectos de las guitarras. En unas
composiciones que en un principio, hasta la tercera; en medio de un máximo
ejercicio de concentración por su parte,
fueron ofrecidas en solitario por los tres músicos implicados, mostrándose
impúdicamente las canciones como más que acertadas avenidas de música para
dejarse arrastrar por sus caudales, afluentes todos ellos de un mismo mar. Por
los borrascosos y por momentos tormentosos torrentes musicales facturados, cuyos
ritmos, machaconamente marcados por el bajo, se colaron de manera inmisericorde
en las almas de los presentes, haciéndose fuertes en lo más profundo de las
mismas como la sensación de calor en verano o la de frío en invierno. Bueno,
colándose al igual los latigazos propinados por las guitarras, manifestándose
de forma cruda y dejando descarnadas marcas con sus incendiarios riffs, marcando tenazmente el terreno sobre las
atmósferas creadas por los sintetizadores. ¿El resultado? Unas composiciones
que, portadoras de un magnetismo tan venenoso como cautivador, atraparon a
todos sin ambages, transportando al respetable a atmósferas propias de mundos
exteriores, más que de el que nos acoge.
A partir de la cuarta interpretación, el trío
contó con la colaboración de distintos músicos locales a la hora de seguir
facturando su excitante nebulosa tóxica, entrando y saliendo a partir de
entonces del escenario Germán, al sintetizador, Beñat y Leroy Starlight, a la
segunda batería, Chechu Brainloster, al bajo, y Joseba Irazoki, a las
guitarras; terminando de dar lugar entre todos ellos a un espectáculo a todas
luces irrepetible. A un incendio musical de colosales proporciones. Por otra
parte, diremos que ayer, jueves, terminó
el presente ciclo, con la presencia de Dr. Maha´s Miracle Tonic. Próximamente
lo contamos.
Resistir, vencer, convencer
Concierto de Hoey and the
Mussels
Intérpretes: Hoey and the Mussels, formación integrada dicha
noche por Colm Candon, a la voz, a la guitarra acústica y a la armónica,
Stephen, a la guitarra eléctrica, Patxi Antón, al bajo, Germán San Martín, a
los teclados y al acordeón, y Javi Egiluz, a la batería.
Fecha: viernes, 26 de
octubre.
Lugar: bar Subsuelo,
Iruñea.
Incidencias: presentación de
The humours of privilege, tercer CD
de la banda. Hora y 20 minutos de duración, bises incluidos. 2/3 largos de
entrada, público participativo.
Subsuelo volvió a acoger a
los comandados por ese animal de escenario llamado Colm Candon, en un nuevo día
grande para ellos: el de la presentación en directo de sus nuevas canciones,
tarea que sacaron adelante con su habitual solvencia, protagonizando una velada
que resultó del total agrado de los presentes.
Frente a un público cuyo
número se fue incrementando de manera progresiva a una con el transcurrir del
concierto, articulado el repertorio, aunque de forma comedida, sobre las nuevas
composiciones, la actuación comenzó con un tema de estreno –tal y como mandan
los cánones-, Don Sisyphus and the Stone
Gods,
country-rock de cierto regusto fronterizo perfectamente vivido por el
carismático vocalista, a la hora de cantarlo; esto es, brindado como solo él
sabe hacerlo. Con esa forma tan personal de transmitir. Acto seguido, el más
que perfecto engranaje musical conformado por el veterano cuarteto, reforzado
para la ocasión por la presencia del polivalente Germán San Martín, atacó tres
viejos temas, Fabric & Ghosts (de Home, la recordada ópera
prima de la banda y desde entonces y por siempre perfecta tarjeta de
presentación de la misma) y To Dick
Whittington –entre ellos-, extraído este último de Daemon dozen, su segundo trabajo: canción de raigambre más acústica
y explosivo desarrollo, marcado por una tensión sonora verdaderamente
electrizante. A continuación el protagonismo volvió a ser para el flamante The humours of privilege, siendo
representado en esta ocasión el novísimo CD por Maccumhail
takes the Old Sacraments, sugerente medio tiempo que dio paso a una versión de un tema de Neil
Young cantada por Stephen sobre un mar de notas musicales acrecentado por las
de la armónica: cosa del buen hacer de Colm, de característico regusto sureño. Posteriormente,
Free again, siguiente tema en sonar,
llevó al escenario al ya citado Germán San Martín, puntual fichaje que, tras
adornar dicha canción desde los teclados, alimentó con la acordeón la siguiente
interpretación; la de un nuevo tema, Barr
Mullets Washing Day, plasmado por las lindes del mejor country rock. Lo
mismo -en otro orden de cosas- que la igualmente de estreno Self Help, de agradable y cadenciosa
escucha. Y todo ello, las diferentes canciones, (pese a los pasos en novedosas
direcciones dados por la banda a la hora de afrontar la composición de las
nuevas) rezumando clasicismo y personalidad sonora, en suma, conformando un
tótem de músicas y ritmos perfectamente construido por los músicos; con
Stephen, rabia, garra y actitud total, secundando inconmensurablemente a Colm,
sintiéndose ambos totalmente cómodos sobre la poderosa base rítmica dibujada
por los igualmente grandes Patxi y Javi, adornada de forma realmente elegante
dicho viernes por Germán..
Hoey and the Mussels, The humours of privilege. Tercer asalto. A la vista de los diferentes
contratiempos padecidos en 2009 por la banda (desde que un incendio engullera
sus instrumentos, que no sus ilusiones), he aquí la constatación de que, en
ocasiones, resistir ya es vencer. ¿Y resistir... convenciendo, como en el
presente caso? ¿Con total convencimiento de tener que seguir adelante? Vencer
por partida doble –incluso-, tras imponerse a avatares del destino como el ya
comentado; he aquí la lección dada por los Mussels con el presente disco, el
tercero. A ver si de su mano, siendo esta como es su grabación tercera, llega
la vencida.
Con clase
Concierto de Aurora
Beltrán
Fecha: viernes, 26 de octubre.
Lugar: Civivox Iturrama, Iruñea.
Intérpretes: Aurora Beltrán, a las guitarras y a la voz,
acompañada por Eva Rada, a las guitarras, a los coros y a las segundas voces.
Incidencias: concierto enmarcado en el ciclo Escenarios, organizado por el
Ayuntamiento; presentación de Museo
Púrpura, último CD de Aurora Beltrán. Muy buena asistencia, lleno
prácticamente. Actuación de hora y 20 de duración, bises aparte.
El incombustible y solvente tándem formado
por Aurora Beltrán y Eva Rada llenó de público y de estupendas vibraciones el
acogedor recinto de Iturrama, derrochando clase y protagonizando un exquisito
concierto; una actuación que, fuera de cualquier duda, satisfizo a un
respetable que, integrado en buen número por mujeres, en todo momento se mostró
cómplice y participativo, validando con palmas las diferentes interpretaciones.
En medio de un ambiente intimista, familiar,
tanto por la cercanía brindada por la pareja artística como por el formato
elegido para el presente concierto, la
actuación arrancó de manos del tema Él
lo predijo, comenzando a tejerse con dicha
interpretación la telaraña de música y colores llamada a iluminar la
noche; a dar vida con sus sones a una exquisita red perfectamente hilvanada ya,
desde las cuerdas de las guitarras de las dos implicadas, ya por sus cuerdas
vocales, dando lugar a unas canciones que, luciendo con semejantes mimbres a
pleno rendimiento, erigidas las mismas sobre unas voces y una actitud perfectamente
empastadas (complicidad mutua y buen hacer musical mediante), destilaron su
esperado sello propio; las habituales sensaciones con impronta propia
características del dúo, plasmadas en temas escogidos de la dilatada carrera de
Aurora como Azul (ofrecido después de
que la compositora y cantante de Potasas, satisfecha y agradecida, animara a
los presentes a continuar ocupando las butacas de los teatros), Afiladas palabras (“canción de amor y
mentiras” –tal y como la citada la denominó-), El gran juego (con programas televisivos como La voz en el ojo del huracán por, según sus palabras, jugar con los
sentimientos de la gente), Mañana
(dedicada por una comunicativa Aurora “a la gente que invierte su tiempo en
cuidar a otras personas, haciendo que el mundo sea mejor”) o Silencio, con el drama del alzheimer de
fondo. A continuación, con Miguel Aulló al micrófono, encontró su lugar el ya
referencial tema Clases de baile,
comenzando la velada a caminar hacia su final con Chicas fuertes (dedicada a todas las mujeres, independientemente
del factor edad, tras reivindicar la igualdad entre los sexos) y llegando a
dicho punto de destino con La caza.
Bueno, acercándose el concierto a dicho punto final, pues, habida cuenta de que
todavía faltaban temas imprescindibles por sonar, parecía claro que habría
bises: que quedaban canciones en la recámara, como Tocaré o, como perfecto colofón y declaración de intenciones de
Beltrán, ejemplo de chica fuerte donde las haya, Invicta, único tema nuevo de cuantos integran Museo Púrpura y auténtico banderín de enganche del CD.
Con sus canciones pa´ quí, con sus canciones pa´
llá –que cantaría La Fuga-, Aurora y Eva o Eva y Aurora (tanto monta monta
tanto a estas alturas de la película) calentaron sin objeciones la antesala de
la noche del viernes, desenvolviéndose el dúo como pez en el agua sobre el
escenario; demostrando una vez más tenerle cogida la medida, y más, al presente
formato, y que el mismo tal vez sea el más apropiado para la interpretación de
temas como cuantos sonaron; y así lo dejaron entrever, además de las canciones
señaladas, los dos legendarios hits
de Tahúres Zurdos que saludaron la velada en sus inicios, Lujuria y Una noche de amor.
En resumidas cuentas, una noche, esta, de sensacionales sensaciones la vivida.
Directas al corazón.
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