Gigantes con pies de rock
Concierto de Bocanada
Fecha: sábado, 14 de
enero.
Lugar: El Bafle,
Donibane.
Intérpretes: Bocanada,
formación integrada por Martín Romero, a la voz, Juanito y Abel, a las
guitarras, Txarly, al bajo, y Pepo, a la batería.
Incidencias: concierto de
presentación de Agua y barro, segundo
CD de la banda. 1 hora y media de duración. Buenísima entrada, público que se
mostró entregado.
Bocanada la armó, y cómo, el
pasado sábado, consiguiendo tras lograr que un importante número de personas
pasase por taquilla algo más difícil en ocasiones: que una respetable parte de
esas personas, con auténtica convicción, cantara sus canciones, situación que
incluso sin ser buscada por los músicos se vivió en varias fases del concierto.
En distintos momentos de una actuación que, habida cuenta de sobre quiénes
estamos hablando, de la banda liderada por el hermano de Kutxi Romero,
cuestionando el viejo proverbio que dice que “un rayo no cae en el mismo lugar
dos veces”, nos llevó a preguntarnos lo siguiente: ¿y por qué no? Cosa de una
actuación protagonizada por una banda que perfectamente engrasada, demostró ser
grande dicha noche. Seguridad, determinación y total claridad de ideas, estar
absolutamente preparada para lo que sea.
Con Martín, el cantante que
tantas formaciones pagarían por tener, dejándose parte de las entrañas en el
intento, y el grupo en general derrochando caballos de potencia; comiéndose la
noche a bocados de manera totalmente desbocada, el esperado boca a boca de rock
& roll quedó activado con la interpretación de hasta tres temas de estreno,
alternándose a partir de entonces canciones de Agua y barro y de Caballos de
rienda larga, su celebrado primer disco. Dando lugar semejante proceder a
una aleación de canciones viejas y nuevas… Dura como el yeso. Briosamente
construidas y defendidas todas ellas, dando pie a un repertorio hecho, más que
con pedazos de lo que quieren ser (tal y como cantaron en uno de los temas),
con parte de lo que ya son. De la rabiosa actualidad que a fecha de hoy es
Bocanada, temas nuevos mediante como Que
me arranquen el pellejo, Gallo de
pelea, La guadaña o Solo pero vivo, pilares de un álbum que
ha logrado algo realmente meritorio: mantener el nivel exhibido por el
anterior, empresa bastante difícil cuando dicho álbum llama, y mucho, la
atención.
Superando con avaricia el
listón de las inevitables comparaciones, Bocanada presentó su segunda batería
de canciones en Iruñea, y, disparando el mercurio ambiental y emocional, lo
hizo después de haber vivido desde junio de 2011 un año intenso: desde el mes
en que viera la luz Agua y barro y
fuese presentado en Berriozar, cita a la que no pudimos asistir: tras haber
pasado meses y meses, carretera y manta, sembrando y cosechando. Ya sembrando
canciones por ahí (temas de estreno como La
madriguera o En cueros –por
ejemplo-) ya recolectando el fruto de anteriores siembras, como las
protagonizadas años atrás con imprescindibles a estas alturas como Río, Como
los ratones, Palabras de sangre y
pintura o A navaja, también descerrajadas
dicho sábado. Cosechando, ¿cómo? Apalabrando nuevos conciertos, nuevas
siembras: bendito y deseado bucle, en aras de protagonizar posteriormente
nuevas cosechas. Brindando la banda nuevas entregas de rock de rienda larga y
marchamo propio dentro de la denominación de origen Berriozar. Bocanada, cinco
hombres y un camino: como los dedos de una mano, prietos los dientes, intuyendo
su destino; aunando en su ser las ganas y la fuerza de las bandas emergentes,
el aprendizaje asimilado y la ilusión ante lo que queda por hacer. Y así lo
entendió el gentío, un público que validó cuanto estamos afirmando tal y como
ya hemos apuntado: pagando una entrada
–a priori- y cantándose las canciones a posteriori, definitivas pruebas del
algodón de lo que hemos contado. Bocanada, pura substancia rockera. Gigantes
con pies de rock, marcando de forma firme el paso. Abran paso.
Potencia, autoridad, poderío
Concierto de Trumbo
Fecha: viernes, 13 de
enero.
Lugar: Black Rose,
Burlata.
Intérpretes: Trumbo, trío
formado por Kanda, a la guitarra y a
la voz, Gorka, al bajo, y Eneko, a la batería.
Incidencias: concierto de
presentación de Trumbo, primer CD de
la formación. Hora y 10 minutos de duración, un bis incluido. ¾ de entrada,
público participativo.
Procedentes algunos de sus
músicos de bandas como Kashbad o Vicepresidentes, bajo el nombre de Trumbo en homenaje al escritor y director estadounidense Dalton
Trumbo, (responsable de películas como
Johnny cogió su fusil), la presente formación surge en Gasteiz en 2011,
habiendo visto publicado su álbum debut en marzo de dicho año: un intenso CD que presentaron
la pasada semana en Black Rose.
El
concierto se materializó mediante la creación de crudas, pantanosas y brutales
atmósferas con forma de canciones por parte del trío, formación que, al rojo,
se entregó siempre al máximo. Llevando al rojo no sólo resistencias eléctricas
o similares, sino emocionales –igualmente-, a juzgar por la pasión imprimida; por
cómo pusieron en el asador el corazón, descargando decibelios sin piedad y facturando
una música riquísima en volumen… En el doble sentido de dicha voz: en el referido
a presencia física (esto es, con cuerpo) y en lo que respecta a potencia
sonora. Una música de más que fornido cuerpo a la vista de cómo fue plasmada. Ciertamente
gorda, voluminosa. Eso sí, sin michelín ni superflua gota de grasa alguna en
sus dibujos, materializados bajo la forma de unos temas que desde el primero en
sonar, Zizareak, hasta el último en
hacerlo, Iritzia (de lo mejor de la
velada, perfecta rúbrica de la misma brindado como bis) lucieron totalmente fibrosos. Con intensidad de serie –poco menos-, buscando el símil,
por ejemplo, con la definición de los aires acondicionados de los vehículos de
nuestro tiempo. ¿El resultado, así las cosas? Un concierto que sustentado sobre
las notas del bajo (martilleando las sienes del respetable sin piedad), la
poderosa pegada del baterista y la labor
de Kanda, trasladó a cuentos se
dieron cita en el Black a otra dimensión: un hecho musical especialmente alimentado
por un guitarrista que vaya cómo hizo rugir a las seis cuerdas, verdaderamente
rusientes las mismas, facturando unas atmósferas que se superpusieron e
intercalaron entre sí vorazmente, dando la sensación de que en vez de
únicamente seis hubiese ni se sabe cuántas cuerdas implicadas, a la hora de
tejer tamañas telarañas sonoras: tan tupidas como sugerentes. De entretejer unos
paisajes que, a la vista de la hambruna exhibida; de la apología en lo que a
vigorosidad esgrimida hizo referencia, nos dejó la sensación de que poco más se
puede pedir a tres músicos sobre un escenario. Poco más a la hora de facturar unos
nubarrones de marcada crudeza y regusto stoner
que, enfurecidos, desembocaron en un chaparrón que caló, y cómo, en los
presentes, dejándolos noqueados. Y todo ello a pesar de que ocasionalmente, a
través de tan enrabietada y rabiosa maraña, se colara algún rayo de sol.
Tocando
como se debe tocar este tipo de música, Trumbo demostraron ser una banda más
que hecha y, al mismo tiempo. estar en su punto. Atravesando un espléndido
momento. Y lo pusieron de manifiesto tocando con nervio y con arrojo. Sin miedo
ni continencia alguna de por medio,
antojándosenos un estilo como el suyo, por otra parte, inconcebible, de otro
modo: con menor implicación por parte de los músicos a la hora de sacarlo
adelante o bajo un volumen menor. Al menos, para nosotros: algo que vendría a
ser como si un boxeador saltara al ring con guantes de paseo, en vez de de boxeo.
¿Qué ocurriría? Que no transmitiría credibilidad… Aparte de que le partirían la
cara a la primera, cosa que, visto lo visto, potencia, autoridad y poderío, no
les pasará a los Trumbo. Imponentes, en verdad.
Hágase la luz
Concierto de Nekez
Fecha: martes, 10 de enero.
Lugar: Black Rose, Burlata.
Intérpretes: Nekez, banda formada por Eder, a la
guitarra, a las voces y a los coros, Ander, al bajo, Jon, a la batería, y
Ioseba, a la voz.
Incidencias: presentación de Argiak piztu!, primer CD del grupo. Asistencia aceptable, cai lleno. Actuación de 1 hora de
duración.
Funcionando como banda desde
2007, Nekez presentaron nuevo CD en la catedral local del rock por excelencia,
inaugurando la nueva programación de Black Rose y ofreciendo un apasionado
concierto.
Durante sus cerca de sesenta
minutos en directo, los de Barañáin, Atarrabia e Iruñea tuvieron tiempo para
repasar los temas de su recién publicado CD, quedando encendida la luz con la interpretación de Harrera, puerta de entrada del disco;
haciéndose la claridad y, de paso, quedando encendida la noche de manos de la
docena de temas que sonaron: todos los de Argiak
piztu! salvo uno, quedando plasmados en directo por riguroso orden de aparición
en el compacto… Y completado el repertorio con dos bonus track, si se nos
permite la terminología: Mim hau
(versión del tema de unos de sus padres musicales, Berri Txarrak) y Mikelats, composición que, extraída de Askatasuna itxaropen saioak, grabación
en formato acústico por ellos realizada años atrás, cerró la noche,
convenientemente arreglada: esto es, al igual que cuantas sonaron,
convenientemente tintada en clave de metal.
Lo mismo que unos temas que en su
conjunto, por el santo y seña de que hicieron gala; por su santo, saña de
identidad y seña propia, lucieron como carta de presentación en todo momento la
siguiente credencial: haber asimilado el cuarteto muy bien las jugadas
musicales más importantes de bandas como los ya citados Berri Txarrak (habiendo
tomado de ellos la visceralidad y un sugerente regusto emo) o Kauta, mostrándose como depositarios del arte de estos
últimos a la hora de atreverse con las melodías. Con unas melodías incluso de
color pop. Y, lo más importante, una vez asimilados latidos y formas de grupos
como los citados, haber cobrado la banda carta de naturaleza propia con sus
temas. De manos de los incluidos en un CD que, erigidos sobre una concepción
del nu metal alimentada por la fuerza del metal euskaldun de corte más genuino,
conjugando a la perfección kaña metálica,
medios tiempos y melodías, demostraron haber llevado a Nekez a los escenarios
para quedarse. Para permanecer en los mismos mucho tiempo: algo que, fuera de
toda duda, estos músicos harán, vista su juventud, su experiencia y las ganas
esgrimidas.
Procedentes de la fértil cantera
metálica de Iruñerria, el pasado martes asistimos a la verdadera puesta de
largo de una formación que, con su primer CD todavía rusiente (el trabajo vio
la luz la víspera del día de autos) dio un poderoso paso al frente, no dejando
con su hacer indiferente a nadie. Con la energía, seguridad en sí mismos y el
poderío desplegados. Advirtiendo, haciendo ver a posibles despistados que la
juventud viene pegando fuerte. Pisando con fuerza el acelerador, dispuesta,
como en el presente caso, a adelantar a quien sea… incluso sin pedir paso: algo
que, impulso, pulsión y entrega a espuertas, dejó entrever el cuarteto por
medio de un directo, aun con leves carencias, realmente trabajado. Mediante un concierto
que, alumbrando una nueva etapa para la banda, dicho martes satisfizo a todos
cuantos se dieron cita… a ambas alturas del escenario: un martes, el martes en
el que, en otro orden de cosas, el legendario Black Rose retomó para programar
el que históricamente siempre fue su día: la jornada consagrada a los
conciertos, quedando a partir de ahora multiplicada por dos la oferta del
local. Pero eso ya es otro cantar. Eso sí, siempre que lo requiera la ocasión,
estaremos allí para contarlo.
Órdago a la grande
Concierto de Gora la Mandrágora
Fecha: miércoles, 28 de diciembre.
Lugar: la Musería, Sanduzelai.
Intérpretes: Jokin Pallarés, Natxo Zabala y Patxi Garro, a
las guitarras, a las turutas y a a las voces.
Incidencias: presentación del presente espectáculo-tributo.
Hora y 15 minutos de duración., bises
aparte. Lleno, público de edades maduras que disfrutó de la actuación.
La Mandrágora fue un bar de Madrid en el que
a principios de los ochenta, acompañados por un guitarrista, hicieron de las
suyas tres deslenguados cantautores: Alberto Pérez, Javier Krahe y un tal
Joaquín Sabina, diabólica trinidad artística que terminaría tomando prestado
dicho nombre no sólo para perpetrar sus correrías musicales, sino para bautizar
el disco que llegaron a grabar: un trabajo que, banda sonora del postfranquismo
y la transición naciente, legendario como no podía ser de otro modo a tenor de
las ¿canciones? No, del material inflamable incluido –directamente-, fue
recreado en La Musería el día de los Santos Inocentes. Y no, no fue la
inocentada.
Ante un público que, más de treinta años
después, demostró no sólo saberse las canciones, sino sonrisas nostálgicas en
ristre, recordarlas a la perfección, la velada arrancó de manos de Natxo, guitarrista
de Koma, quien, emulando a Javier Krahe, destapó el tarro de sus esencias poniendo
voz a Marieta: celosamente cerrado
dicho cofre hasta el pasado miércoles (en lo que a cantar respecta), dejando de
paso un gran fogonazo para la posteridad: impagable su imagen tocando la
guitarra acústica, cantando por dichas lindes y haciendo sonar la turuta. Bueno,
como la imagen del enemigo íntimo
Pallarés, nuestro Sabina local, poniendo su aguardentoso timbre a hits como Pongamos que hablo de Madrid; ¿lo mejor
de la velada? La maestría y el desenfado esgrimido por el trío, y, entre vacilones
guiños a clásicos populares, interpretaciones como las de Villatripas, con las turutas resonando con fuerza, emulando a las
bíblicas trompetas de Jericó; La ovejita
lucera, La tormenta (con Natxo haciendo sonar el banjo) o Los círculos viciosos, brindada a
relevos por los tres en clave de rumba, son cubano y complicidad total.
Cual Melchor, Gaspar y Baltasar que hubiesen
adelantado unos días su presencia (una pena que los músicos no comparecieran
con las barbas lucidas en las fotos promocionales), Jokin (Sabín Joaquina, en palabras de Zabala), Natxo y Patxi desgranaron
las imperecederas canciones de Joaquín, Javier y Alberto: unas composiciones
que, grabadas por muchos en su día a salto de mata de emisoras como Radio
Paraíso (el arriba firmante incluido), fueron fundamentales en nuestra
educación. En nuestra primera educación musical. Y literaria, clarividencia,
risas y perspicacia a raudales en las mismas, envueltas en un imprescindible
halo de desvergüenza, turutas e ironía. Y, transportándonos a nuestro pasado más
o menos inmediato, pasándolo bien; realmente bien tanto ejecutantes como el
público receptor, vaya cómo resonaron. Cómo lucieron en una noche en la que, en
otro orden de cosas, descubrimos que la fiebre por las bandas tributo, tanto
por montarlas como en lo referido a su receptibilidad por parte de los
aficionados, va cada día a más, no limitándose este tipo de grupos a homenajear
de forma general a determinados artistas sino, cerrándose el círculo tejido
alrededor de sus obras de forma cada vez más conceptual, llegando ya incluso a
centrarse en determinados álbumes, como en el presente caso. Algo de lo que,
por otra parte, con Un tal Jethro de por medio (y su referencial disco Aqualung), seremos testigos nuevamente
este miércoles en Onki Xin. Pero eso
será otra cantar. El año pasado, en La Musería, pamploneses, pamplonesas, ¡Gora
la Mandrágora! Hubo mus.
Eusko label y garantía total
Concierto de Su Ta Gar
Fecha: viernes, 30 de
diciembre.
Lugar: sala Tótem,
Atarrabia..
Intérpretes: Su Ta Gar, banda formada por Aitor, a las guitarras
y a la voz, Xabi, a las guitarras, Igor, al bajo y a los coros, y Galder, a la
batería. Como teloneros, abrieron noche Eraite.
Incidencias: presentación de
Ametsak pilatzen, nuevo CD del grupo. Casi dos horas de duración, dos bises
incluidos. Buenísima entrada, casi lleno. Público de distintas edades que se
mostró volcado.
Operarios del metal en total
estado de gracia, los legendarios Su Ta Gar casi llenaron Tótem, celebrando la puesta
de largo de su último CD con un incontestable concierto; en la línea de los
ofrecidos en sus últimas visitas a Iruñerria, con una actuación que,
demoledora, derrochó eusko label, denominación de origen y total garantía de
calidad.
La velada arrancó con la
descarga de Eraite, quienes, pasión, potencia y vehemencia, llenaron de aguerrido
euskal metal la sala, demostrando que hay cantera: mostrándose sus guitarras,
cual hachas de aizkolaris, realmente afiladas a la hora de cortar los patrones
de sus canciones, haciendo ver a los centenares de personas que siguieron (y
aplaudieron) su pase que la Masía musical foral está viva. Muy viva. Que la juventud
viene pegando fuerte. Y a continuación, ante una sala que con motivo de la
visita de una de nuestras más señeras formaciones, casi se quedó pequeña, lo
que la parroquia metalera esperaba con impaciencia: el concierto de Su ta Gar.
Con los presentes jaleando
desde el principio a los comandados por los históricos Aitor Gorosabel y Xabi
Bastida, y éstos, haciendo sonar y blandiendo con orgullo hercúleo sus hachas, dejándose
querer, el heavy metal de mayor calado y más genuino octanaje hecho en Euskal
Herria comenzó a tomar forma bajo las notas de Agur Jauna, cobrando vida poco a poco el repertorio con títulos con
tanta solera como Etsi gabe o David eta Goliath, cantados por los
presentes: por un público que agradeció de este modo el setlist presentado por los de Eibar, realmente equilibrado en lo
que a presencia de temas clásicos y nuevos se refiere. Sin ir la banda a
apabullar al gentío con nuevas composiciones desde el principio, sino por si
acaso, en aras del disfrute colectivo, desgranándolas poco a poco. Eso sí,
damos fe de que los nuevos temas gustaron, composiciones cuyas
interpretaciones, en casos como los de Poza
eta tristura o Zain, zure zain,
no se hicieron mucho de rogar: y todo ello bajo unos juegos de luces que, de lo
más lucidos, terminaron de sacar brillo al resplandor musical; al metal brillantemente
facturado por los guitarristas, cabalgando en todo momento con majestuosidad
sobre la poderosa base tejida por bajista y baterista. Y así se materializó la
noche, a caballo entre temas más que conocidos (tan imprescindibles ya como Nazka, Gau iluna amaitu da,
Mary, Itxaropena, Jo ta ke o Rotaflexa garraxika, última en sonar… en
falso) y de estreno: con composiciones llamadas a ser grandes y a engrandecer
el nombre de Su Ta Gar como Kantarik
Polixena, Piztia o Beti tente eta tinko, la que, cerrando
definitivamente la noche, abrió la ¡segunda! tanda de bises.
Con o sin pago de entrada de
por medio, actuando ante salas a rebosar, en plazas públicas o en festivales
como Hatortxurock, Su Ta Gar volvió a demostrar ser una de las formaciones más
queridas por Nafarroa, y lo hizo protagonizando un exultante concierto. De
altísimo nivel. ¿Que tal vez faltaran clásicos? Pues sí, pero buena señal: toda
vez que la discografía del grupo sigue
creciendo… De que la cosecha sigue siendo buena. Buenísima, hasta el punto de
que nos falten líneas para exponerlo. Para continuar haciéndolo. ¿Cómo
resumirlo en una última palabra? Una vez más, enormes los de Eibar.
Pasión por Jethro Tull
Concierto de Un tal Jethro
Fecha: miércoles, 4 de enero.
Lugar: Onki Xin, Donibane.
Intérpretes: Un tal Jethro, formación
integrada por Joseignanderson, a la voz,
Karlos, a la guitarra eléctrica, Fabián, al bajo, Josu, a las flautas, a la
gaita, a la albota y a la guitarra acústica, Skualo, a los teclados, y José, a la batería.
Incidencias: concierto conmemorativo del 40º
aniversario de la publicación del LP Aqualung, de Jethro Tull. Hora y ½ de duración. Lleno, público de media de edad
alta que se mostró muy participativo.
Los seguidores de Jethro Tull, los tullianos –tal y como se denominan a sí
mismos-, tenían su gran cita en Onki Xin para empezar el año, convertido para
ellos dicho lugar en centro de peregrinación –poco menos- dicho miércoles: para
unos melómanos que, fieles devotos de su banda favorita, tarareando con fervor
incluso religioso -en ocasiones- las melodías de sus temas, siguieron
apasionadamente la actuación.
Ante
un local lleno como pocas veces lo hemos visto, sintiendo los presentes, y
cómo, el calor del rock en un bar, el celebrado viaje en el tiempo arrancó con
un medley que integró For a thousand mothers y Sweet dreams, ofrecido este
último una vez que el cantante, “dulces sueños a todos”, saludara a la concurrencia:
un vocalista que, poseído por el veneno del rock, timbre, imagen y total
entrega, escenificó siempre de manera sobresaliente su actuación, poniendo la
mejor guinda al trabajo de sus compañeros. A la magistral compenetración
demostrada por guitarrista y flautista, con el teclista Skualo, quien debutó
con la banda dicho día, apegando con su hacer las notas de los anteriores a la
perfección. Envolviendo el resultante hecho musical con verdadero papel de
regalo: una música exultantemente trazada sobre la base rítmica tejida por los
incombustibles Fabián Tapia y José Landa, quien adornó los temas y se adornó a
las baquetas derrochando por igual veteranía, gusto y pasión: composiciones
como Teacher, A new day yesterday o Bouree (grandes, integrando un nuevo medley perfectamente rematado por el
flautista), Too old to rock´n roll, too
young to die (con el
multifuncional Josu Salbide tocando en esta ocasión la gaita) o Dharma
for one, con el citado, veterano músico de Oskorri –en
otro orden de cosas-, haciendo sonar la alboka. Finalmente, tras amagar con
concluir, encontró su hueco la esperada representación del LP Aqualung, integrada por trazos de hits
como Cross eved Mary o Locomotive
breath, entre otros.
Ya viviendo en el pasado (tal y
como cantaron en Living in the past),
ya reviviéndolo con total fuerza y maestría, dinosaurios –parte de los músicos
implicados - de la escena local donde los haya, Un tal Jethro rindió honores
musicales a Jethro Tull una vez más, y ¿cómo? Resucitando su inmortal
repertorio. Dando vida, grandes dosis de intención e intensidad mediante, a
unos parajes sonoros de característica belleza musicada… Tal y como ya hicieran
en julio de 2011 no sólo con la total aquiescencia de Ian Anderson, el
legendario flautista y líder de los homenajeados, sino con su total
complicidad. Con la total implicación de una leyenda del rock que, brindando
dos de sus temas con los mejores voceros y discípulos que, a buen seguro, haya
podido encontrar, tal vez hizo buena la siguiente conclusión: que, actualmente,
contar con una banda tributo es sinónimo de hacerlo con una extensión…
imprescindible, poco menos. Tan importante –entre comillas o no- para las bandas
como la presencia de sus discos en el top manta: por duro de creer que pueda
parecer, la verdadera prueba del algodón del éxito de sus trabajos, toda vez
que si no están… Mala señal. Que igual no es malo contar con grupos que
posibiliten disfrutar de grandes temas de otros cuando sus autores, por el
imperativo de que se trate, no necesariamente vital, ya no los defienden en
directo. El primer miércoles de enero, despidiendo la Navidad y saludando por
todo lo alto a 2012, grandes a ese respecto Un tal Jethro.
Espléndido día de Reyes
Concierto de Maika Makovski
Fecha: viernes, 6 de enero.
Lugar: El Bafle, Donibane.
Intérpretes: Maika Makovski, a la voz, al piano y a las
guitarras, acompañada por Oskar Benas, a las guitarras, Juan Carlos Luque, al
bajo y a las percusiones, y David Martínez, a la batería y a las percusiones de
mano. Como telonero, abrió la velada Dani Poveda.
Incidencias: presentación de Desaparecer, nuevo CD de la artista. 1 Hora de duración, bises
aparte. Muy buena asistencia, público de ambos sexos y diferentes edades que
disfrutó de la actuación.
Compositora, cantante, actriz y, en resumen,
artista con todas las de la ley (sin ir más lejos, al día siguiente estaba
llamada a repetir función, en diferente formato, en el Gayarre), la presencia en
El Bafle de Maika Makovski vino a ser el mejor regalo de Reyes que, con motivo
de la fiesta de la Epifanía, el ya imprescindible local pudo hacer a la ciudad,
no dejando indiferente a nadie su actuación. Un concierto de esos que dan
pedigrí a un local. Un show electrizante por medio del que la mallorquina,
injustamente desconocida para el gran público, se reveló como realmente imprescindible,
demostrando algo realmente difícil en nuestros días: ser portadora de un virus
rockero único, distinto. Realmente
diferente.
La velada arrancó con la comparecencia por
sorpresa de Dani Poveda, gentleman de
la canción que, guitarra en ristre, llenó de cálidos aires de folk rock la sala
a la espera de la comparecencia de Makovski, algo que en un día como el pasado
6 de enero se produjo pasadas las 23.15 horas: en una noche, en otro orden de
cosas, marcada por múltiples regalos con forma de conciertos dejados a lo largo
de Iruñerria por SSMM de Oriente.
Inspiradas las canciones de su nuevo CD por
la obra de Allan Poe, sucediéndose cual secuencias de tiros, prácticamente
enlazadas, los temas de Maika lucieron perfectamente plasmados en directo, descerrajando
pasajes sonoros de gran calado y cautivando al respetable desde que el
principio. Denotando la actuación ser más, mucho más que un concierto al uso desde
que la banda, vigorosamente empastada, comenzó a tocar, dando lugar a un hecho
musical de concepción tan provocadora como iconoclasta y ecléctica. En
cualquier caso, de lo más personal y pasional, a una emocional y energética
descarga de energía musical que, demoledora, imposible definir la misma con
palabras, no permitió que nadie permaneciera impasible ante su fuerza: mucho
menos los músicos, quienes llegaron a moverse incluso convulsivamente como
consecuencia de los latigazos sonoros por ellos propinados. De las
electrificadas descargas que moldearon las canciones, unos temas ricos por
demás en impulsivos cambios rítmicos que se mostraron cual cochecitos de una
Montaña Rusa, transportando por diferentes estratos a los presentes sin piedad.
Melancolía y locura, terciopelo y sugerente salvajismo sonoro mano a mano, llevándolos
en cuestión de segundos del cero al infinito por unas atmósferas que crearon un
¿microclima? No, un microcosmos de gran intensidad. De grandiosa intensidad:
más que grande la misma, claro está. Unas composiciones que, así pues, articuladas
sobre sacudidas rítmicas compulsiva y despiadadamente generadas, se tradujeron
en imponentes terremotos sonoros con epicentro en el escenario del local, rezumando
(imprescindible colaboración de las luces mediante) glamour, coloración con la
marca de la casa y sabor a cosa propia; seductoras feromonas musicadas que con
su genuino ADN atrajeron indefectiblemente a todos: a un público que, irremisiblemente
poseído de antemano por el veneno de semejante pócima, demostró conocer más que
de sobra a quién había ido a ver: si no desde el prisma más eminentemente
populista, sí desde el netamente artístico, a una artista grande, en verdad. Gracias
a SSMM por tanta generosidad.
(NOTA DEL AUTOR: Primer párrafo de la crítica publicado defectuosamente en prensa, no sé por qué motivo. Yo no lo envié como se puede leer klikando aquí)
No hay comentarios:
Publicar un comentario