Destino escrito
Concierto de Kaótiko
Fecha: Viernes, 19 de Mayo de 2006.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Kaótiko, formación integrada por Jon, a la voz, Aguayo y Aguayico, a las guitarras (éste último también, a los coros), Fonta, al bajo y a los coros, y Xabi, a la batería. Como teloneros abrieron noche Punktazo.
Incidencias: concierto de presentación de Destino escrito, nuevo CD de Kaótiko. Muy buena entrada, rozando el lleno. Público joven, de ambos sexos y sumamente entregado.
Destino escrito, sí, como el título de su última grabación: y si no escrito propiamente dicho, estaba claro que la banda de Fonta y los hermanos Aguayo (cómo se lo han currado, contra viento y marea... y frente a qué vientos y mareas) lo iba a conseguir. Que, imparables como un cohete, iban a ir hacia arriba, de forma irremisiblemente: así lo dio a entender recientemente su fichaje por Universal y, el pasado viernes, el exitoso concierto protagonizado en Tótem. Y es que el estirón era cuestión de tiempo, pues cuando se apuesta con fe ciega por algo y se trabaja con ganas e ilusión, aunque cueste, las cosas salen, finalmente. Además, ¿quién dijo que fuese fácil conseguirlo?
La velada en sí fue abierta por Punktazo, quinteto procedente de ese epicentro del punk rock por excelencia que es Salvatierra-Agurain, patria chica de los hoy cabezas de cartel y de La Polla, sus mentores en los comienzos, los años de Kaos Etíliko. Ya en escena, Punktazo ofreció un set muy similar en formas y maneras al de Kaótiko, sus padrinos: un hecho musical basado en un punk rock ciertamente festivo, rico en coros y melodías -musicalmente hablando- y de lo más correoso desde el punto de vista lírico: esto es, con la impronta de calidad del pueblo, todo un estilo, en primer plano. Finalmente, sendas versiones del Ellos dicen mierda, de La Polla, y del genial Véndemelo, de Manolo Kabezabolo, nos llevaron hasta el final del pase, el cuál puso sobre el tapete algo ya sabido: que en Agurain el punk resiste, resiste, resiste -parafraseando la canción- y que su fragua, con quince bandas actualmente en activo, continúa a pleno rendimiento, sí señor. Y tras el entrante el plato principal, Kaótiko en concierto, quienes ofrecieron una actuación rotunda, concebida más para el goce y disfrute del público que para vender exclusivamente el nuevo disco. Así las cosas, en medio de un ambiente eufórico con cánticos relativos a la última hazaña del Osasuna incluidos, no faltaron temas de la etapa de Kaos, como Mi mejor colega, Ansiedad o Su falso mundo (cimientos del presente edificio, de la construcción de envergadura que es hoy Kaótiko, y de los más celebrados, por cierto), de sus primeros CD´s propiamente dichos, como Rico deprimido (con la que empezaron) Soberbia o En el barrio de latón ni, claro está, de Destino escrito, como Censura o, ya en la recta final, la más que festiva El gran txupinazo, con guiño al Mierda de ciudad de Kortatu incluido: composiciones estas últimas que, sin avasallar a las más viejas, demostraron funcionar en directo, lo que hizo que el pase fuera una fiesta. Y así lo entendió el público, el cuál, totalmente predispuesto, por otra parte, se entregó sin problemas a la dinámica del concierto.
Destino escrito, sí, el de Kaótico, pues así estaba el mismo: cantado, hablando de lo que hablamos; alumnos aventajados ayer del punk rock más festivo (qué capacidad de crear melodías la suya) y hoy, sentando cátedra. Cada vez más arriba y subiendo.
Concierto de Kaótiko
Fecha: Viernes, 19 de Mayo de 2006.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Kaótiko, formación integrada por Jon, a la voz, Aguayo y Aguayico, a las guitarras (éste último también, a los coros), Fonta, al bajo y a los coros, y Xabi, a la batería. Como teloneros abrieron noche Punktazo.
Incidencias: concierto de presentación de Destino escrito, nuevo CD de Kaótiko. Muy buena entrada, rozando el lleno. Público joven, de ambos sexos y sumamente entregado.
Destino escrito, sí, como el título de su última grabación: y si no escrito propiamente dicho, estaba claro que la banda de Fonta y los hermanos Aguayo (cómo se lo han currado, contra viento y marea... y frente a qué vientos y mareas) lo iba a conseguir. Que, imparables como un cohete, iban a ir hacia arriba, de forma irremisiblemente: así lo dio a entender recientemente su fichaje por Universal y, el pasado viernes, el exitoso concierto protagonizado en Tótem. Y es que el estirón era cuestión de tiempo, pues cuando se apuesta con fe ciega por algo y se trabaja con ganas e ilusión, aunque cueste, las cosas salen, finalmente. Además, ¿quién dijo que fuese fácil conseguirlo?
La velada en sí fue abierta por Punktazo, quinteto procedente de ese epicentro del punk rock por excelencia que es Salvatierra-Agurain, patria chica de los hoy cabezas de cartel y de La Polla, sus mentores en los comienzos, los años de Kaos Etíliko. Ya en escena, Punktazo ofreció un set muy similar en formas y maneras al de Kaótiko, sus padrinos: un hecho musical basado en un punk rock ciertamente festivo, rico en coros y melodías -musicalmente hablando- y de lo más correoso desde el punto de vista lírico: esto es, con la impronta de calidad del pueblo, todo un estilo, en primer plano. Finalmente, sendas versiones del Ellos dicen mierda, de La Polla, y del genial Véndemelo, de Manolo Kabezabolo, nos llevaron hasta el final del pase, el cuál puso sobre el tapete algo ya sabido: que en Agurain el punk resiste, resiste, resiste -parafraseando la canción- y que su fragua, con quince bandas actualmente en activo, continúa a pleno rendimiento, sí señor. Y tras el entrante el plato principal, Kaótiko en concierto, quienes ofrecieron una actuación rotunda, concebida más para el goce y disfrute del público que para vender exclusivamente el nuevo disco. Así las cosas, en medio de un ambiente eufórico con cánticos relativos a la última hazaña del Osasuna incluidos, no faltaron temas de la etapa de Kaos, como Mi mejor colega, Ansiedad o Su falso mundo (cimientos del presente edificio, de la construcción de envergadura que es hoy Kaótiko, y de los más celebrados, por cierto), de sus primeros CD´s propiamente dichos, como Rico deprimido (con la que empezaron) Soberbia o En el barrio de latón ni, claro está, de Destino escrito, como Censura o, ya en la recta final, la más que festiva El gran txupinazo, con guiño al Mierda de ciudad de Kortatu incluido: composiciones estas últimas que, sin avasallar a las más viejas, demostraron funcionar en directo, lo que hizo que el pase fuera una fiesta. Y así lo entendió el público, el cuál, totalmente predispuesto, por otra parte, se entregó sin problemas a la dinámica del concierto.
Destino escrito, sí, el de Kaótico, pues así estaba el mismo: cantado, hablando de lo que hablamos; alumnos aventajados ayer del punk rock más festivo (qué capacidad de crear melodías la suya) y hoy, sentando cátedra. Cada vez más arriba y subiendo.
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