Densidad, grandeza, intensidad
Concierto de La Red Bullet
Fecha: viernes, 21 de febrero.
Lugar: sala Zero2Live, Ozone; Iruñea.
Intérpretes: La Red Bullet, formación integrada por Mikel Salinas, a la voz y guitarra eléctrica, Josu Salinas,
a la percusión, a los sintetizadores y al bajo, Miguel Tiberio,
a la guitarra y a los sintetizadores, Nacho Muerza, a la guitarra eléctrica y
al bajo, Borja Muerza , a la batería.
Como teloneros abrieron noche MaderaCore.
.Incidencias: presentación de Railways, primer CD de La Red Bullet. Asistencia buena. Público de distintas
edades que disfrutó de la actuación. 1 hora de duración en total.
Experimentando nuevas vías sonoras tomando
como punto de partida mimbres del post-rock y del rock alternativo, La Red
Bullet presentó en Ozone su primer CD; el sorprendente choque de trenes –desde
el prisma creativo- representado por dicho trabajo, plasmando a la perfección
todos y cada uno de sus detalles en directo. Hasta el último de los encerrados
en sus canciones. Y sí, somos conscientes de lo dicho, pese a saber que lo que
acabamos de decir… Parezca mucho decir.
La velada arrancó con los bilbaínos
MaderaCore, quienes navegando por aguas del pop rock alternativo, transmitieron
fuerza y convencimiento propio -al igual que sus anfitriones-, clave esto
último para tratar de convencer al público en general: a unos asistentes que,
pese a que el hecho musical de los del botxo
distara del de aquellos, conectaron con su proposición musical.
Ganadores –junto con Hibakusha- del Certamen de Arte
Joven 2013 y, anteriormente, del Concurso de Pop-Rock de la UN, La Red Bullet
ofreció posteriormente un concierto de naturaleza tan especial como espacial
–incluso-, se mire como se mire. Desde el principio hasta el final,
traduciéndose en la plasmación sonora del introspectivo viaje protagonizado por sus
músicos camino de sí mismos. De su última razón de ser –de momento-, grabar Railways, CD dominado por unas atmósferas de enormes densidades, tal y como demostraron las canciones; ¿cómo? Orbitando
alrededor de una concepción musical rica en todo tipo de pausados y repensados
ambientes; en torno a unas capas sonoras de lo más envolventes, sirviéndose de
ellas el quinteto para jugar como pocas veces hemos visto hacer con los tempos de los temas, sus grados de
intensidad y los silencios, fundamentales en estilos como el buscado por ellos.
Tan imprescindibles los mismos en su caso como la penumbra para realzar la luz
o la noche para darle sentido al día, dando como resultado una sugerente
experiencia místico-musical –poco menos- perfectamente plasmada en unos temas
realmente trabajados, tal y como tuvimos ocasión de comprobar. Facturados de
forma totalmente preciosista, con los músicos, cual todo terrenos a pesar de su
juventud, denotando una seriedad, una determinación y una madurez impropia de
sus edades: llegando incluso a intercambiarse guitarras y bajo en aras de la mejor
sonoridad de las canciones. O alternándose –por ejemplo- en el uso de los
sintetizadores.
Así pues, llegados a este punto, diremos que las
canciones, hiladas de forma más que fina, de excelsos y meticulosos
desarrollos, se tradujeron en placenteros remolinos de sensaciones sensoriales,
presididos y dominados sus desarrollos por un ambiente ceremonial. Propio de
las grandes ocasiones. Por un cautivador magnetismo que derrochando presencia y
grandeza, haciéndose más que presente siempre, todo lo envolvió, contando hasta
con la complicidad de las luces la línea trocal de los temas, en aras de lograr
mayor efectividad: erigida dicha línea sobre unos pasajes sonoros de regusto
incluso psicotrópico por momentos. ¿Nuestra conclusión final? Tras haber visto
la semana anterior a Hibakuhsa y este viernes a La Red Bullet, entendemos que ambas formaciones compartieran cajón en el
podio de Zona Arte Joven. De verdad.
Versiones con voz propia
Concierto de Lovely Rita
Fecha: viernes, 21 de febrero.
Lugar: sala Zero2Live, Ozone; Iruñea.
Intérpretes: La Red Bullet, formación integrada por Mikel Salinas, a la voz y guitarra eléctrica, Josu Salinas,
a la percusión, a los sintetizadores y al bajo, Miguel Tiberio,
a la guitarra y a los sintetizadores, Nacho Muerza, a la guitarra eléctrica y
al bajo, Borja Muerza , a la batería.
Como teloneros abrieron noche MaderaCore.
.Incidencias: presentación de Railways, primer CD de La Red Bullet. Asistencia buena. Público de distintas
edades que disfrutó de la actuación. 1 hora de duración en total.
Experimentando nuevas vías sonoras tomando
como punto de partida mimbres del post-rock y del rock alternativo, La Red
Bullet presentó en Ozone su primer CD; el sorprendente choque de trenes –desde
el prisma creativo- representado por dicho trabajo, plasmando a la perfección
todos y cada uno de sus detalles en directo. Hasta el último de los encerrados
en sus canciones. Y sí, somos conscientes de lo dicho, pese a saber que lo que
acabamos de decir… Parezca mucho decir.
La velada arrancó con los bilbaínos
MaderaCore, quienes navegando por aguas del pop rock alternativo, transmitieron
fuerza y convencimiento propio -al igual que sus anfitriones-, clave esto
último para tratar de convencer al público en general: a unos asistentes que,
pese a que el hecho musical de los del botxo
distara del de aquellos, conectaron con su proposición musical.
Ganadores –junto con Hibakusha- del Certamen de Arte
Joven 2013 y, anteriormente, del Concurso de Pop-Rock de la UN, La Red Bullet
ofreció posteriormente un concierto de naturaleza tan especial como espacial
–incluso-, se mire como se mire. Desde el principio hasta el final,
traduciéndose en la plasmación sonora del introspectivo viaje protagonizado por sus
músicos camino de sí mismos. De su última razón de ser –de momento-, grabar Railways, CD dominado por unas atmósferas de enormes densidades, tal y como demostraron las canciones; ¿cómo? Orbitando
alrededor de una concepción musical rica en todo tipo de pausados y repensados
ambientes; en torno a unas capas sonoras de lo más envolventes, sirviéndose de
ellas el quinteto para jugar como pocas veces hemos visto hacer con los tempos de los temas, sus grados de
intensidad y los silencios, fundamentales en estilos como el buscado por ellos.
Tan imprescindibles los mismos en su caso como la penumbra para realzar la luz
o la noche para darle sentido al día, dando como resultado una sugerente
experiencia místico-musical –poco menos- perfectamente plasmada en unos temas
realmente trabajados, tal y como tuvimos ocasión de comprobar. Facturados de
forma totalmente preciosista, con los músicos, cual todo terrenos a pesar de su
juventud, denotando una seriedad, una determinación y una madurez impropia de
sus edades: llegando incluso a intercambiarse guitarras y bajo en aras de la mejor
sonoridad de las canciones. O alternándose –por ejemplo- en el uso de los
sintetizadores.
Así pues, llegados a este punto, diremos que las
canciones, hiladas de forma más que fina, de excelsos y meticulosos
desarrollos, se tradujeron en placenteros remolinos de sensaciones sensoriales,
presididos y dominados sus desarrollos por un ambiente ceremonial. Propio de
las grandes ocasiones. Por un cautivador magnetismo que derrochando presencia y
grandeza, haciéndose más que presente siempre, todo lo envolvió, contando hasta
con la complicidad de las luces la línea trocal de los temas, en aras de lograr
mayor efectividad: erigida dicha línea sobre unos pasajes sonoros de regusto
incluso psicotrópico por momentos. ¿Nuestra conclusión final? Tras haber visto
la semana anterior a Hibakuhsa y este viernes a La Red Bullet, entendemos que ambas formaciones compartieran cajón en el
podio de Zona Arte Joven. De verdad.
Versiones con voz propia
Fecha: sábado, 15 de febrero.
Lugar: sala de Cámara de Baluarte, Iruñea.
Intérpretes: Lovely Rita, sexteto integrado por Anne Marie Fuerthauer, a la voz, Martin Stepanik, a los sintetizadores, a los teclados y a la voz, Chris Kronreif, al saxo, al clarinete y a distintas flautas, Felipe Ramos, al bajo, Andi Haidecker, a la guitarra, y Mario Lackner, a la batería.
Incidencias: 6ª cita del ciclo Musiketan. Presentación del proyecto Strollin' Along Abbey Road. Hora y ¾ de duración en total. Asistencia discreta.
Llamados así en homenaje a la canción de idéntico título de The Beatles, Lovely Rita mojó la sala de Cámara con su particular revisión del repertorio de los de Liverpool; con las notas de unas canciones que, cual si de delicadas gotas se tratasen, dieron lugar a un cálido xirimiri musical. A una deliciosa lluvia orquestada sobre unas interpretaciones ciertamente avant garde –dicho en el argot más técnico-: esto es, de lo más innovadoras y experimentales.
Sobre las versiones ofrecidas diremos que orbitaron alrededor de una sugerente combinación de jazz-fusion y novísimas tecnologías aplicadas al hecho musical, dando como resultado unas composiciones que latieron a tres bandas: entre el ambient, el nu-jazz y el trip hop, salpicado todo ellos por vetas electrónicas de diferentes intenciones entre pasajes de libre improvisación. Unas canciones que, de originales desarrollos, hicieron gala en todo momento de una prolija riqueza instrumental al servicio de la riqueza artística encerrada en las originales: exquisitamente liberado todo ello por los músicos y compartido con los presentes, con un público que, si bien no muy numeroso, no dudó en aplaudir tras cada interpretación.
Lovely Rita pasaron por Iruñea dejando entrever una atrevida e iconoclasta concepción del arte de hacer ¿versiones? Canciones con todas las de la ley. Y es que así, de esta forma, sí que es grande versionar: sin renunciar a la creatividad inherente a cada artista. Haciendo propias canciones ajenas tras desnudarlas y revestirlas atendiendo al gusto, la personalidad y los ropajes sonoros de cada cuál. Dando lugar a covers con voz, vida y posibilidad de recorrido propio tras el pertinente proceso de creación y recreación: en resumidas cuentas, logrando los músicos lo dicho hasta el punto de que resultase difícil relacionar los resultados finalmente obtenidos con los temas originales, razón por la que no revelaremos títulos.
Y ¿dónde sucedió cuanto hemos contado? En un marco tan apropiado para propuestas de este tipo como el de Musiketan, pensado para mentes abiertas y espíritus libres y curiosos: ciclo que esta temporada no estamos siguiendo tal y como nos gustaría… Por la siguiente razón, la avalancha de conciertos con que nos está saludando cada fin de semana. ¡Manos mal que el pasado sábado pudimos asistir!
Ciclogénesis de metal y melodías
Concierto de Hibakusha
Fecha: sábado, 15 de febrero.
Lugar: peña Euskal Herria, Burlata.
Intérpretes: Hibakusha, formación integrada por Silvia, a la voz, Pedro e Indusi, a las guitarras, Santos, al bajo, y Ander, a la batería. Además se contó con la presencia de ZTK Rap y NX.
Incidencias: velada organizada con motivo de la presentación de Abuztuak 6, primer Cd de Hibakusha. Cerca de 3 horas de música en directo, actuando los 3 grupos por igual. Lleno, público que disfrutó de las actuaciones.
Surgidos de las cenizas de bandas como Tears from Hiroshima y Kerasy, denotando espíritu de supervivencia desde el mismísimo nombre del grupo y desde el titulo de su CD, Hibakusha ofreció su primer concierto oficial con motivo de la puesta de largo de Abuztuak 6, disco que demostró hacer más que buena la mejor carta de presentación en manos del grupo: haber impuesto su autoridad artística meses atrás en el concurso Zona Arte Joven, otrora conocido como Encuentros.
Llamada a aunar propuestas de distintos calibres artísticos, la velada arrancó con la comparecencia de ZTK Rap, formación que, con los temas de su CD Endemia por bandera, llenó de rimas y ritmos el primer tercio de la noche, demostrando por medio de hábiles cambios de marcha su DJ inusitado manejo de las palancas de cambio. Ser el perfecto conductor de la nave. Y de esta forma, enganchando la práctica totalidad de sus tracks, ZTK Rap engancharon los presentes. Y a pesar de que el concierto no era suyo: a un público que, con independencia de su orientación musical, se mostró dispuesto a participar de la macedonia artística ofertada. A continuación llegó la comparecencia de NX, veteranos de la escena local (cuánto ha llovido desde que en 1996 pusieran en marcha Anorexia) que, protagonistas de una de las carreras de fondo más largas y más honestas, sorprendieron con sus canciones, cantadas en euskera: con sus contundentes, melódicos y originales microcosmos con autonomía y pulso propio, denotando los temas una concepción del rock-metal y unos desarrollos de lo más: originales como pocas veces hemos visto; en cualquier caso para nada previsibles.
Finalmente, con el ambiente perfectamente caldeado, pasadas la 1.00 saltaron al escenario los cabezas de cartel, Hibakusha, ofreciendo durante 45 minutos la totalidad de los artefactos sonoros que integran Abuztuak 6: comenzando con Itzalak y concluyendo en interesante y explosivo increscendo con Berpiztu. Yendo el bombardeo progresivamente a más en todos los sentidos, ante la complacencia general. Acerca de la música de las composiciones, la misma orbitó sobre una electrizante e impulsiva concepción del euskal rock; sobre un rock metalizado del siglo XXI con sus raíces perfectamente hundidas en un terreno de lo más fecundo para su sonido, abonado con profusión y buenísimos resultados dicho terreno durante las dos últimas décadas. Así pues, no nos queda otra que alabar cómo cantó Silvia, aportando sobresaliente componente melódico a la fuerza inherente al tejido metálico general. Y cómo disfrutó la citada del vendaval creado junto con sus compañeros, revelándose como una poderosa líder aportando calor a la vitamínica y explosiva ciclogénesis creada. Reverdeciendo laureles. Validando ante cuantos acudieron a la cita, en suma, el triunfo cosechado en Zona Arte Joven.
Convencieron, sí, y gustaron las tres bandas que hicieron suyo el salón de la peña Euskal Herría el pasado sábado, dando vida a una jornada y a un cartel que nos recordó, y mucho, a Maiatza Rock. Nuestros mejores deseos para Hibakusha, tras emprender vuelo con tan esperanzadores resultados.
Un torero muy vivo
Concierto de Pablo Carbonell
Fecha: viernes, 14 de febrero.
Lugar: Subsuelo, Iruñea.
Intérpretes: Pablo Carbonell, a la guitarra acústica y a la voz.
Incidencias: presentación de Canciones de cerca, nuevo CD del artista; hora y 10 minutos de duración, bises aparte. Muy buena asistencia.
Aunando de cerca con sus canciones talento y talante, música y humor bajo el denominador común del ingenio, el todoterreno de los alberos –artísticos- Pablo Carbonell desplegó sus encantos musicales en el Subsuelo, saliendo airoso del trace tras tener que lidiar con un público… Difícil, en algunos casos: bastante bullanguero -en cualquiera de ellos-; más que lo recomendado para poder seguir atentamente el desarrollo de un concierto.
Tras presentarse con la consigna Paz y Amor, Carbonell acercó sus canciones a los presentes con un título más que apropiado en vistas de lo que se avecinaba, Conversaciones encubiertas, continuando con una, en sus palabras, “historia Real” –a la vista de uno de sus protagonistas-: En aquel amanecer, composición que, coqueteando con los lados más naif y kitsch del pop (al igual que cuantas sonaron), se reveló como pura guasa musicada, rebosante de sarcasmos e ironías en lo que a su lado lírico respecta.
Tirando de su faceta de showman en un claro intento de conectar y de achicar el volumen de los más habladores, los situados de la mitad de la sala para atrás (“¿podéis memorizar la S? Chisss, inquirió varias veces), el más vivo de los Toreros Muertos brindó a continuación un tema de tan legendaria formación, El último mono de la N.A.S.A., prosiguiendo con dos de estreno: uno de ellos el sensacional Sevillanas globales, todo un guiño a las chirigotas de su Cádiz natal, con el que provocó que el público, el sector más cómplice del gentío, tocara palmas características tras su interpretación. Aprovechando el nivel de conexión alcanzado, Carbonell dio sendos golpes de mano con Mi agüita amarilla, El kalimotxo de mamá (ofrecido tras un breve parón realizado, en su opinión, para afinar la guitarra: impagable y totalmente surrealista lo dicho mientras la afinaba, “podéis aprovechar para charlar”) y Me gusta jugar, dedicada a todas las parejas gays, antes de, entre los aplausos suscitado, hacer la siguiente apostilla, “ya me habían dicho que en Pamplona una ley así hacía mucha falta”… Y de esta traza vivimos la noche, con Pablo ora cantando mostrándose muy vivo, ora tratando de abrirse paso entre el mar de voces de fondo, desgraciadamente presentes. Poniendo la nota de color –negro- dichas voces a una velada que mereció una respuesta general de más brillante color.
Telarañas de infección ‘Stoner’
Concierto de Tutan Come On
Fecha: viernes, 14 de febrero.
Lugar: Infernu Taberna, Iruñea.
Intérpretes: Tutan Come On, dúo integrado por Conde, a las
guitarras y a la voz, y Salterain, a la batería
y a los coros.
Incidencias: presentación del primer CD de la banda. 1 Hora de
duración en total. Asistencia aceptable, público participativo.
Compuestos y sin bandas de la
noche a la mañana, los gasteiztarras Conde (ex-Trumbo,
ex-Vicepresidentes)
y Salterain
(ex-Bronze),
optan por el formato dúo a la hora de montar un nuevo grupo, Tutan Come On. Tras pasar
por Black Rose en diciembre con su flamante (en el sentido de incendiario)
primer CD, el viernes recalaron en el Infernu.
La actuación se tradujo en la
sudorosa, violenta y artística puesta de largo de las nueve composiciones del disco,
vitamínicos pildorazos que junto con las dos versiones que completaron el setlist (de los repertorios de Bronze y
Fu Manchu), luciendo por bandera un rock enérgico, crudo y directo, conformaron
una rotunda telaraña de arañazos de perniciosa infección stoner. Intención –tal vez hayamos querido decir-, reivindicando el
poderoso dúo de manera más que infecciosa la vigencia y el poderío de tan reconocible
sonido. ¿Cómo? Bordando arenosas dunas de genuino y desbordado regusto con
forma de canciones.
Frente a frente sobre el
escenario, los músicos, perfectamente acoplados (en el sentido de asentados,
ensamblados), enlazaron los temas cual bofetones, manteniendo en todo momento
el pulso las canciones… Tras echárselos una a una la pareja artística denotando
una compenetración milimétrica. Al filo –poco menos-, con tanta fuerza como
determinación: unas canciones que, recorriendo senderos pantanosos, lucieron
sin rugosidades, dejando tras de sí devastador sabor a desiertos brumosos.
Grumosos, materializados en unos latigazos sonoros que, de descomunal octanaje
e irresistible magnetismo, arrastraron irremisiblemente
a los presentes: a un público que 60 minutos después de que comenzara la
descarga, tras la demoledora traca final, premió con fuertes aplausos el
proceder de semejantes gladiadores.
La labor de una pareja musical
que, además, hizo que nos planteásemos preguntas como esta: ¿Quién dijo que el
trío es el formato básico para hacer rock & roll? Y es que una cosa dejaron
clara, que puede existir otro formato más pequeño, el dúo. Y de idéntica
efectividad. Que en materia de rock es posible el más pequeño todavía. Incluso
ofrecer una música como la detonada por Tutan Come On, demostrando sin posibilidad de sanación Conde y Salterain
ser portadores de un virus llamado a plasmarse en letales
explosiones sonoras y virulentas ondas expansivas.
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