Quieto parao, he aquí cómo está siendo septiembre, desde el prisma musical. Desde el punto de vista rockero. A la espera de que, a una con octubre, los escenarios retomen vuelo, subo las críticas de los conciertos de rock presenciados en verano: Cero a la Izquierda, Ariel Rot & Los Enemigos y Burning.
Electrizante. Electrizantes
Concierto de Cero a la Izquierda
Fecha: sábado, 7 de septiembre.
Lugar: Terminal, Iruñea.
Intérpretes: Cero a la
Izquierda, banda integrada dicho día por Robles, a la voz y a la guitarra, Jon, a las guitarras,
Dani, al bajo, y Lukas, al cajón y a la pandereta.
Incidencias: presentación de
Fuego Cruzado Tour, gira acústica del
grupo. Hora y 15 minutos de duración.
Alrededor de 2/3 de aforo.
Calentando
motores de cara al inicio de la nueva temporada de conciertos, el Terminal acogió
sobre su escenario a Cero a la Izquierda, uno de los valores más al alza de la
escena local; una de las bandas triunfadoras de la temporada 2012-2013
ateniéndonos a su brillante hoja de
servicios. A los 43 conciertos ofrecidos desde que el 13 de septiembre del año
pasado viese la luz La vela muda, su
exitoso primer CD.
Estrenando
formato debido a la ausencia temporal de Sergio, guitarrista del grupo llamado
hasta Navidades a estar fuera del mismo; especialmente motivados por retos autoimpuestos
como reinventarse en acústico, comparecer en directo como cuarteto… y con
Robles, el vocalista de gran desparpajo, a hacerlo como guitarrista de apoyo a
Jon, el imprescindible encargado de las seis cuerdas, Cero a la Izquierda
brindó una muy aceptable actuación, dejando claro que su progresión, su
progresiva escalada continúa, demostrándose imparable. A la altura de sus
ganas… Imparables, ambas. Así pues, esto hicieron ver a propios y extraños en
una noche para ellos tan especial, que la nueva capa de pintura dada a sus
canciones, a unos temas conocedores ya de cierto éxito en su encarnación en
eléctrico, también va a reportarles alegrías: la nueva y sugerente coloración esbozada
en el Terminal para temas suyos ya para no olvidar como Hasta el amanecer, Crónicas
de guerra o Qué más da, con nuevos
aires y brillo sonoro especial. O Contra
viento y marea, también de La vela
muda, ofrecidas cuantas sonaron de dicho álbum (todas, menos Cobarde) entre composiciones inéditas,
muestra inequívoca de que la banda, pese al significativo número de conciertos
ofrecido, no ha dejado de lado la composición, y covers de artistas de cabecera suyos como Fito & Fitipaldis, La
Vela Puerca, La Fuga o Txarrena. ¿El resultado del concierto presenciado, así
las cosas? Pese que detectamos pequeños detalles por pulir (no en vano la
presente actuación fue la primera de esta gira acústica, razón por la que
acudimos a la cita)… Electrizante, a la vista de la energía transmitida por los
temas. Satisfactorio. Y así lo percibieron los presentes, un público muy joven
que siguió el concierto con atención, sin protagonizar barullo ni murmullo de
fondo alguno, inequívoca señal de que en ningún caso se aburrió. Así pues, lo
dicho. Y respecto a los aspectos llamados a ser más trabajados, tranquilidad. Que
no cundan los nervios: con tiempo (y estos músicos, a juzgar por sus edades,
tienen todo el del mundo), voluntad y determinación, toda la del mundo en ambos
casos –igualmente-, nada que no puedan superar.
¿Más
momentos a destacar? Por citar alguno, la plasmación del tema Motxila 21, compuesto para la banda por
Gabri, de El Desván de Peter, músico que no dudó a la hora de aportar sus
cuerdas vocales y las de su guitarra a su interpretación, dejando más que
caliente el escenario para la recta final; para un tramo que se consumó con Azulejo frío y el ya referencial tema de
factura propia Libertad.
Cero
a la izquierda, cuando lo importante es no parar quietos. Que no se detenga la
máquina en ningún momento. Electrizantes en concierto. Cuando lo importante es
hacer. En ello siguen. En ello están. Volveremos a saber de ellos.
Vitola y solera, pero…
Conciertos de Ariel Rot y Los Enemigos
Fecha: sábado, 31 de agosto.
Lugar: recinto de la Ciudadela, Iruñea.
Incidencias: 2ª
cita del Ciudadela Sound 2013. 3
horas y 1/4 netas de música en directo. Alrededor de 500 personas, público que
se mostró desigualmente participativo.
La segunda y última
cita del, este año, fugaz ciclo Ciudadela
Sound acercó hasta dicho recinto dos propuestas musicales bastantes
diferentes. Muy alejadas estilísticamente como para haberlas hecho coincidir en
un mismo cartel, siendo su único denominador común, tras buscar y rebuscar alguno,
el largo recorrido en el tiempo de sus protagonistas, Ariel Rot y Los Enemigos:
con ingente solera y vitola ambos, de gira estatal –teóricamente- junto con
Leiva y Loquillo el primero y, desde 2012, protagonizando su particular vuelta
a los escenarios (o revuelta, tal y como ellos la han denominado) los segundos,
tras una década de inactividad.
Ante escasos centenares de personas, cifra
que progresivamente fue creciendo hasta alcanzar el medio millar, la noche,
otoñal en lo meteorológico, arrancó con el siempre amable y elegante rock and
roll de ese dandy apellidado Rot, quien finalmente se llevó el gato al agua en
lo referido a presencia de público en los conciertos; y es que, tras la
conclusión del suyo, durante el de Los Enemigos, de manera progresiva desertó hasta
una tercera parte de los presentes, hecho que, en otro orden de cosas, nos
llevó a preguntarnos lo siguiente: ¿Hasta qué punto fue acertado el orden de
las actuaciones? El hecho de volver a dar conciertos tras años de separación,
¿es motivo suficiente para que un grupo sea cabeza de cartel?
Habitual desde hace años de cuantas
programaciones se ofertan en Iruñea, quien fuese vidas atrás componente de
Tequila y Los Rodríguez defendió un setlist
muy parecido al que está ofreciendo en la gira Uno de los nuestros, y lo hizo secundado por una banda de auténtico
lujo. Por unos músicos (Osvi Grecco, Candy Caramelo, Mauro Mietta y Toni
Jurado) que, conformando un auténtico dream
team, rayaron a grandísima altura, dando lugar a un concierto… Para no
olvidar. Para recordar, a la vista de circunstancias como las que marcaron su
desarrollo: la perfecta elección de las canciones, comenzando por El Vals de los recuerdos y concluyendo
con Milonga del marinero y el
capitán; la ya
comentada afluencia de público, lo que motivó que los presentes disfrutaran sin
agobios de la cita (algo bueno tenía que tener) y el excelente sonido
disfrutado, a la altura de los medios técnicos utilizados. ¿Más canciones a
destacar? Clásicos como Dos
de corazones, Lo
siento, Frank, Vicios caros o El baile de ilusiones, guiños
a Los Rodríguez (Dulce condena, Me estás
atrapando otra vez) y a Tequila
aparte, Rock & roll en la plaza del
pueblo y Necesito un trago. O al
CD que actualmente está presentando, La
Huesuda, del que, a ritmo de pasodoble, sonó el tema que le dio título.
A continuación, quince años después de su
última visita a la ciudad, fueron Los Enemigos los llamados a poner música a la
noche, labor que afrontaron recurriendo a una auténtica batería de temas
legendarios para ello. Perfectos botones de muestra de su rock sencillo y
sincero, introspectivo y marcadamente minoritario, tirando preferentemente de canciones
extraídas de sus discos más antiguos, los registrados entre 1986 y 1991. Pero,
por lo que fuese, su actuación no conectó con la totalidad de los presentes.
Eso sí, damos fe de que quienes fueron a verles exclusivamente a ellos, portando
en muchos casos camisetas con su nombre, disfrutaron de su actuación, vibrando tantos
años después con el rock de autor y tintes castizos defendido por el cuarteto.
Con la música atrincherada en sus canciones, composiciones que, pese a que para
sus seguidores, en la primeras filas mayoritariamente, fuesen lo más, a buena
parte de los que se quedaron tras el concierto de Ariel, dicho sin
animadversión alguna, les dejaron… Indiferentes. Fríos. Qué le vamos a hacer, un
tanto fuera de juego en general.
Casta, trapío y solera
Concierto de Burning
Fecha: sábado, 6 de
Julio.
Lugar: Plaza del
Castillo, Iruñea.
Incidencias: 1ª actuación
del ciclo de conciertos Sanfermines 2013;
lleno, público participativo que disfrutó de la velada. Actuación de más de
hora y media de duración.
Formados en 1974 en el
castizo barrio de la Elipa, chulapos del rock madrileño por derecho, los
legendarios Burning fueron los encargados de abrir la programación musical de
la plaza del Castillo, protagonizando una incuestionable actuación. Una genuina
noche de rock & roll.
Comandados por el
superviviente Johnny, de
punta en negro el citado, genio y figura tras sus gafas de rock; con el
carismático vocalista, pianista y depositario de las esencias del grupo
encarando las canciones puesto en pie -desde el micro principal- o bien,
sentado al piano cantándolas a un tiempo, el concierto deparó en su inicio
temas tan conocidos como No pares de
gritar o Baila mientras puedas,
resultando del agrado de los presentes; de unos asistentes que, en una noche
como la del pasado sábado, inmejorable se mire como se mire, se involucraron en
el concierto tal y como es habitual que suceda en citas de este tipo, de forma
directamente proporcional a su proximidad al escenario: más y más cuanto más
adelante se encontraban.
Derrochando la banda su
característico cóctel de actitud, tablas y chulería, el quinteto ofreció pronto
nuevos temas con especial vitola, como Jim
Dinamita o el clásico donde los haya Qué
hace una chica como tú en un sitio como este, perfectamente rubricado en su
parte final por todo un guiño a otro artista del club de los incombustibles,
Lou Reed; bueno, todo un guiño a una época como los años setenta, más bien: a
la épica derivada del hecho de inclinarse en aquellos años por el rock. Posteriormente
tuvo lugar la anécdota de la noche, protagonizada por un pamplonés que tuvo a
bien subir al escenario con el fin de acompañar con su armónica la
interpretación de otro hit, Como un
huracán, tema que, en una noche rica en imperecederos éxitos, precedió a
otro clásico, Es decisión. Pero
además de para reverdecer viejos laureles también hubo tiempo para degustar
temas inéditos, composiciones llamadas a dar vida a un próximo CD del grupo,
antes de encarar la recta final haciendo gala los músicos de su verdadera
artillería pesada; de canciones como Ginebra
seca (con marcado homenaje a su banda de cabecera, los Stones, en su parte
final) o, especialmente, Esto es un atraco, Es especial, Mueve tus caderas (con descorche de una botella de champán y mojadura
de las primeras filas incluida) o, ya, en los bises, No es extraño que tú estés loca por mí, escritas todas ellas con
mayúsculas en el acerbo popular del rock.
Mirando hacia atrás y, a un
tiempo, hacia delante; demostrando ser especiales y, tras los vaivenes propios
de una banda con 39 años de carrera a sus espaldas, estar perfectamente
asentados en siglo XXI, Burning, los Rolling de la Elipa (tal y como se les ha
llegado a llamar) protagonizaron una gran actuación en el corazón de Iruñea. Un
concierto que, además de representar toda una cita con la historia, dejó claro
algo ya sabido: que bandas como esta, de grandísimo recorrido en el tiempo, son
una garantía a la hora de darlo todo. Burning, 2013 y sin fecha de caducidad a
la vista, casta, trapío y solera: nada que objetar.
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