Desnudando sensaciones y canciones
Concierto de Rubén Pozo
Fecha: sábado, 23 de febrero.
Lugar: Casa de Cultura de Burlata.
Intérpretes: Rubén Pozo, a las guitarras, a la armónica y
a las voces. Como telonero abrió velada Jabi Izurieta
Incidencias: primer concierto del ciclo Rock
& Wine; presentación de Lo que más,
primer CD en solitario del artista. Horas y 20
minutos de duración. Asistencia discreta, público participativo.
Aprovechando el estado de parón indefinido o
tal vez definitivo, se admiten apuestas, de Pereza, Rubén Pozo, imprescindible
mitad del dúo de Alameda de Osuna, inició en 2012 carrera en solitario, desperezándose tras un necesario tiempo
de descanso, registrando un primer álbum en solitario y, con la excusa de
presentarlo, aprovechando su paso por
Burlata para reivindicarse como mejor sabe hacer: de manos de sus canciones.
Sin escudero fiel alguno respaldándole, aprovechando la ocasión para mostrar él
solo –literalmente- su valía, algo que hizo por medio de la interpretación de
las canciones incluidas en Lo que más,
el disco que está presentando, y de algunas de las más señeras de cuantas firmó
en Pereza.
En formato de café teatro, aprovechando las
posibilidades brindadas por el recinto; ante un público que, distribuido en
pequeñas mesitas con sus lamparitas, tapitas
y copitas, siguió el concierto como si de la actuación de una terraza de verano
se tratase, la velada arrancó con la fugaz comparecencia de Jabi Izurieta,
cantautor que aportó el aperitivo musicado brindando cuatro canciones de su
cosecha, antes de dar paso al cabeza de cartel. A Rubén Pozo, músico que,
guitarra acústica en ristre –en un principio-, luciendo palmito a medio camino
entre la elegancia natural y lo calculadamente desgarbado; a la vera de las
notas de su guitarra y de la luz de las tres farolas que adornaban el
escenario, dio inicio al concierto con Nombre
de canción, sonando pronto un primer tema de Pereza, Voy a comerte. Sin trampa ni artificio alguno de por medio,
derrochando comentarios de intención irónica entre los temas e intuición,
tablas y oficio durante las distintas interpretaciones, el citado se fue
haciendo poco a poco con el beneplácito de los presentes ya, compartiendo
nuevas joyitas de estreno como Rucu-rucu o
Chavalita, ya, tirando de clásicos
como Grupis, dejando de lado la
guitarra acústica tras brindar dicho hit y tomando la eléctrica definitivamente
a propósito de la ejecución del siguiente tema, Lo que más. Continuando con dicho instrumento hasta el final del
concierto, en un intento de dejar clara su verdadera esencia; su característica
razón de ser, eminentemente rockera. Y así, de este modo prosiguió la velada,
con Pozo desgranando sus canciones entre aplausos cada vez más fuertes:
desnudando sensaciones y sentimientos de manos de nuevos temas de su ópera
prima como Invierno (perfecta banda
sonora para los convulsos tiempos que corren) u Ozono o recurriendo a imperecederos éxitos (Dónde estás esta noche, Madrid),
antes de dar por zanjada la actuación con una de sus composiciones más
aclamadas de su recién estrenada nueva etapa, La pegatina, acompañada vigorosamente por las palmas de los
presentes y definitivo broche final de la velada, toda vez que no hubo bises.
Y el próximo sábado, en este mismo marco,
Carlos Colina & Los Otros presentando ¡Persecución!,
todo un recorrido por el folk rock americano de sabor más característico; un
nuevo y sugerente paseo llevado a cabo
al calor de la música, complicidad mediante de los caldos de la tierra.
Buen menú sobre el papel el propuesto; buen menú, señor.
Salvaje tocar
Concierto de The Brew UK
Fecha: viernes, 22 de febrero.
Lugar: sala Movie, Aizóain.
Intérpretes: The Brew UK, trío integrado por Kurtis, a la
guitarra y a la voz, Tim, al bajo, y Jason, a la batería. Como teloneros,
abrieron noche Terraplenes.
Incidencias: presentación
de The Brew UK Live in Europe, 5º trabajo de la banda. Asistencia
discreta, público participativo. Hora y 30 minutos de duración., bises aparte.
El espíritu del hard rock más genuino estuvo
de cuerpo –musical- presente en Iruñerria gracias a The Brew UK, una de esas
bandas que contribuyen a engrandecer el estilo que practican; un trío que,
derrochando vitalidad y estado de gracia, demostró haber crecido respecto a su
anterior comparecencia, en noviembre de 2011. Seguir estando en fase de
crecimiento -desde el prisma musical-, además de haberlo hecho en lo referido a
su nombre añadiéndole dos letras, UK.
Ante una sala desangelada, sobre un escenario
instalado a ras del suelo (buscando una mayor cercanía entre artistas y público),
la velada arrancó con Terraplenes, banda comandada por un viejo conocido de la
escena local, Antonio Armendáriz: referencial músico de la ciudad, ex-vocalista
de Refugiados en los años 80 y, actualmente, enrolado en este grupo con un fin,
seguramente: tratar de calmar momentáneamente el gusanillo, resultándole
imposible matarlo; anestesiarlo por un tiempo… Dándole Armendáriz rienda suelta
al impenitente rocker que sigue llevando dentro. Y es que, la vida nos lo va
enseñando, hay cosas que nunca mueren, como la pasión en todas y cada una de
sus manifestaciones, si es verdadera. Como esa necesidad de sentir de primera mano y en primerísima
fila la adrenalina de pisar un escenario. De hacerlo para cantar rock & roll
teñido de rhythm and blues de regusto más que
característico –por ejemplo-, lo que, a fin de cuentas, hicieron Terraplenes
dicha noche a modo de excitante preámbulo. Al menos, para ellos.
A continuación, ante una asistencia mejor
aunque discreta, injustamente discreta; en familia sobre el escenario (toda vez
que bajista y baterista son padre e hijo) e igualmente en familia –más o menos
numerosa si se quiere, pero lo dicho-, debajo del tablado, tuvo lugar la
actuación estelar, no dejando la misma indiferente a nadie: cosa del enérgico y
salvaje tocar de The Brew UK, quedando materializada la pura esencia
hardrockera que atesoran en unas composiciones que, certeramente dirigidas al
espíritu de los presentes, fueron gustosamente digeridas por los mismos.
Con cuño propio y de diferentes desarrollos, las
canciones, sin mostrarse en ninguno de los casos previsibles (más bien al
contrario, lujosamente trabajadas y tramadas) crecieron y se expandieron con innata y descarada
naturalidad, sin innecesarias podas, denotando un inusual gusto por parte de
los músicos a la hora de tocar y experimentar.
Por parte de un trío que dejó boquiabiertos a
todos, combatiendo a golpe de rock el inicial frío ambiental y caldeando
finalmente la sala como únicamente ellos saber hacer. Demostrando Kurtis, Tim y
Jason encarnar una santísima Trinidad muy especial, siendo muy difícil concebir
el grupo sin la presencia de todos y cada uno de sus imprescindibles
implicados… Haciendo de pegamento de sus acciones sonoras las canciones. De la
especial labor del guitarrista –por ejemplo-, todo un mago de las seis cuerdas
además de reputado gladiador: mención especial para sus solos, deliberadamente
extensos e intensos, y sus riffs, demoledores, sobre una igualmente demoledora
base rítmica en la que brilló con especial espectacularidad el proceder del
baterista, dejando como botón de muestra de lo dicho el enorme solo que se
marcó, de más de diez minutos de duración, rematado haciendo sonar platillos y
tambores con las manos –directamente-. Y todo ello rubricado de la mejor forma
posible, por una voz portadora de un timbre más que apropiado para el hard
rock. Así pues, incontestables. Salvajes. Nada que objetar. Muy bien nuevamente
The Brew UK.
‘Pájaro’ de muy buen agüero
Concierto de Pájaro
Fecha: miércoles, 20 de febrero.
Lugar: Casa de Cultura de Atarrabia/Villava.
Intérpretes: Andrés Herrera, Pájaro, a la guitarra y a la
voz, acompañado por Raúl Fernández a la guitarra, Roque Torralba, a
la batería, y Pepe Frías, al bajo.
Incidencias: nuevo concierto del ciclo Jai O´Rama. Presentación de Santa Leone, primer CD del artista. Asistencia
discreta, público entusiasta. 1 hora y 10 minutos de duración, un bis incluido.
Definido por la organización del evento como
“genio puro y libre, como el aire que surca”, el mítico guitarrista sevillano Andrés
Herrera, conocido como Pájaro, anidó la tarde noche del pasado
miércoles en la Casa de Cultura de Atarrabia, espacio en el que, en un ambiente
presidido por la expectación, presentó un sorprendente primer álbum.
Habitual de trastes y trastiendas
de grandes de su tierra como Kiko Veneno, Pata Negra o Silvio, pájaro (a tenor
de lo visto) de buenísimo agüero en lo que a derroche de arte, pasión y
sentimientos se refiere, el legendario músico, perfectamente respaldado por su
banda, combinó a la perfección el sonido más clásico y setentero del rock &
roll con vetas de swing y aires de característico regusto a espaguetti- western; de sabor incluso surfero estos últimos y
arenosas connotaciones, quedando desde el principio materializado cuanto hemos
apuntado mediante la presentación de una excitante pieza de 10 minutos de
duración. Surfeando -de manera figurada- Pájaro
a lomos de su guitarra, protagonizando cual si de un cowboy sn tratara excelsas
cabalgadas sobre mares de arena, contando para ello con la inestimable
complicidad del segundo guitarrista-jinete de la banda, Raúl; deslizándose ambos sobre
las dunas del desierto… De Tabernas –por ejemplo, en atención a todo tipo de
connotaciones relacionadas con el mismo- en vez de en el Pacífico, sobre las
olas: así se consumó la primera media hora de actuación, ya, al trote, ya al
galope, batiendo incesantemente Pájaro y
su segundo sus alas con forma de guitarras; tejiendo ambos todo tipo de
cabriolas sonoras sobre la incontestable base rítmica, dando lugar a unos
pasajes sonoros de color inequívocamente sureño. Y aún diremos más, sureños por
partida doble, habida cuenta de su naturaleza y connotaciones. De señera raigambre
americano-andaluza.
A unos parajes ya, cantados, ya
de corte instrumental, marcados por sugerentes toques psicodélicos e incluso
flamencos (más espirituales que presenciales, en verdad) y presididos siempre por
un inequívoco sabor a libertad: cosa de la falta de bridas que demostraron los
músicos a la hora de crear, ausencia que todo lo presidió, dejando claro lo
dicho con la interpretación, tras los ya comentados primeros treinta minutos,
de temas de distintos calibres; incluso momentáneamente relajados, tranquilos y
de intenciones místico-melancólicas, antes de concluir por derroteros sonoros
idénticos a los del inicio de la sesión.
Parafraseando a Robe Iniesta,
preclaro líder de Extemoduro, bien podríamos decir que Pájaro, tras años de dar gusto, acompañar o formar parte de purés y
esencias ajenas, sobrevoló la noche de
Atarrabia reivindicando su sabor. Tras años y años de ser parte activa de guarniciones
sonoras de artistas como los citados al comienzo de estas líneas, lejos de
corsé y cortapisa alguno, dándose el gusto de ser juez y parte; esto es, haciéndose
con las riendas de su guitarra y su banda y, haciendo suyas sus cuerdas,
desparramándose a su libre albedrío con entera avaricia y libertad. En vuelo
libre. Toda una sorpresa la apuesta del citado, pura canela en rama. Todo un
acierto la nueva propuesta ofertada por Jai O´Rama una vez
más.
Bien avenidos, juntos y revueltos
Conciertos de Barracus y Airam
Fecha: sábado, 16 de febrero.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Airam Etxaniz, a la guitarra acústica y a la voz, acompañada por Osvaldo Oneca, al bajo, Gorka Pastor, a los teclados, Max Canalda, a la guitarra, Alicia Arguiñano, a los coros y a las percusiones, María Antúnez, a la guitarra y a los coros, y Juanma Urriza, a la batería. Barracus, formación integrada por Gussy, a las guitarras y a la voz, Lucas, a las guitarras, a la voz, y a la armónica, Raúl, a la guitarra eléctrica, Kike, al bajo, Carlos Colina, a los teclados y a la pedal steel guitar, y Dani, a la batería.
Incidencias: velada organizada con la complicidad de Europa FM. Asistencia discreta, cerca de dos horas y media de música en directo.
Surgida la idea de presentarse así ambos artistas, juntos y revueltos, de la mente de Isidro Jiménez (locutor de Europa FM que, con el imprescindible apoyo de Tótem, puso toda su empeño para que el evento saliese lo mejor posible), Barracus abrió las puertas de su gran hotel a Airam, y esta, en respuesta, su planeta de canciones a los comandados por Gussy y Lucas, dándose de este modo cuantos músicos pisaron el escenario un, a nuestro entender, merecido homenaje; protagonizando todos ellos un animado acto de hermanamiento o jumelage.
Con cierto retraso sobre el horario previsto, la velada, de ininterrumpido desarrollo, arrancó con la comparecencia de Barracus, banda que presentó una alineación acorde con la ocasión. La de gala, integrada por Raúl, Kike, Carlos y Dani, además de por los padres del proyecto. En desenfadada comandita todo el tiempo, el sexteto aprovechó su hora en solitario para presentar su nuevo trabajo, un CD/DVD grabado meses atrás en Baluarte, integrado por temas de sus dos primeros discos. Por unas composiciones de ritmos tan quedos como, en líneas generales, electrizantes, dicho sábado. Finalmente, tras sonar un último tema, Salir corriendo, Gussy y Lucas se quedaron solos, recibiendo a Airam Etxaniz con el fin engendrar el momento más intimista de la velada: la interpretación de un tema de ellos, La dirección del viento, y otro de ella, Y si el amor se nos va, subiendo al escenario acto seguido la banda de esta última y prosiguiendo su curso la velada. Haciéndolo de manos de unas canciones de otro planeta, a partir de entonces: del de Airam.
Perfectamente arropada por una banda que lució cual engranaje perfectamente engrasado, la Etxaniz ofreció un repertorio articulado sobre los temas de De vuelta a mi planeta, ópera prima que la inquieta compositora e intérprete de Barañáin continúa presentando, traduciéndose el concierto en un pausado y reposado repaso del trabajo: comenzado por Dame de tu boca y terminado, entre otros, con Y digo yo. ¿Otros temas a destacar? Llévate, nuevo single extraído del mismo, Soy como soy, o la no incluida en el CD Nevando voy, sorprendente composición que dio paso a la, por así calificarla, traca final de la noche. A la conjunta traca final, materializada por Barracus y Airam y los suyos ofreciendo, a cuatro voces (mención especial para la de Alicia Arguiñano), dos versiones en clave festiva de sendos temas de Michael Jackson y Tequila.
Llamados a protagonizar un concierto, en palabras de Isidro Jiménez, muy especial, toda vez que tanto Barracus como Airam han teloneado en Tótem a referenciales artistas en fiestas organizadas por Europa FM, unos y otros, perfectamente avenidos, brindaron lo mejor de sí mismos dicha noche de sábado, demostrando con su actitud lo siguiente, a la hora de afrontar un reto como este: capacidad de reinvención. Actitud a la hora de, en cierto modo, apostar por renovarse: en ocasiones, más que un necesario ejercicio de supervivencia, una sugerente excusa para vivir nuevas experiencias. Para experimentar nuevas vivencias, algo de lo que, a toro pasado, pocos artistas se arrepienten. A la vista de las sensaciones generadas, seguro que Barracus y Airam no lo hacen.
Derrochando alegría especial
Concierto de Albertucho
Fecha: sábado, 9 de febrero.
Lugar: sala Zero2Live, Ozone; Iruñea.
Intérpretes: Alberto Romero, Albertucho, a las guitarras, a la pandereta, a la armónica, al
piano, al banjo, al ukelele y a la voz.
Incidencias: presentación de Alegría, 5º CD del artista. Asistencia aceptable. Público joven y
participativo. 50 minutos de retraso, hora y media de duración.
En formato especialmente festivo, alegre y
vitalista –más allá que únicamente económico, tal y como el arriba firmante
pensó a priori-, el sevillano Albertucho repartió a puñados salero; gracia y especial
gracejo a manos llenas, con motivo de la presentación en Iruñea de su último
CD, Alegría.
Rara avis de la escena sevillana y de la
del Estado (tal y como cantó en una de las nuevas canciones que sonaron, tiene
que haber de tó), rodeado de un buen
número de instrumentos musicales -sonrisa en ristre todo el tiempo-, el de la
capital hispalense escogió para arrancar
el piano y un tema de Amasijo de porrazos,
su tercer CD, (Lo venidero),
inclinándose acto seguido por la canción que da título a su nuevo trabajo,
brindada al calor de las notas de la guitarra y el ritmo de una pandereta. De
un útil de percusión que hizo sonar con el pie, recurriendo para ello a un
mazo, pedal mediante. Bueno, y quedando
roto el hielo prácticamente de inmediato, respaldada asimismo dicha canción, al
igual que cuantas sonaron, por los presentes, un público que desde este
arranque tarareó y cantó la mayor parte de los estribillos, premiando las
interpretaciones con sentidas ovaciones. Sumergidos artista y asistentes en un
espontáneo mar de complicidad, totalmente suelto el primero sobre el escenario,
el Capitán Cobarde -tal y como se
definió a sí mismo- continuó su proceso de transformación en hombre orquesta
añadiendo la armónica a los instrumentos anteriormente citados, brindando de
esta guisa un nuevo tema de su tercer CD, La
silla de plástico, antes de ofrecer tres temas nuevos. Unas composiciones
que, de esta guisa, adquirieron una sonoridad muy sureña: lo mismo que las
siguientes en sonar, Mi estrella y El pisito, hits recuperados de su recordado primer disco Que se callen los profetas y que representaron uno de los puntos
álgidos de la velada. De una actuación que pronto, muy pronto fue testigo de la entrada en escena de un nuevo instrumento,
el banjo, llamado a aportar sabor a country a temas como La primavera (de Palabras del
Capitán Cobarde, cuarto álbum de Alberto) o Deja de mandar, composición de estreno que lució perfectamente
encajada en el repertorio. Lo mismo que las igualmente de estreno Mi compadre o Él no murió, en una recta final en la que predominaron temas tan
celebrados como El ángel de la guarda,
todo un hit de su ópera prima; Volví a la
barra (especialmente rumbera), La
persiana, dedicada al sector del respetable procedente de Berriozar,
localidad a la que calificó de “gloria bendita”, o, tocadas con el ukelele, Purita dinamita y Capitán Cobarde, de dicho trabajo ambas y últimas en sonar: unas canciones
todas ellas con gancho propio que, al igual que el color de Sevilla, lucieron
de modo muy especial.
Escribiendo noche a noche, canción a canción,
su personal manual de supervivencia frente a la actual coyuntura económica,
llevando a la práctica en solitario, aunque
perfectamente pertrechado de arte e instrumentos, su registro de
corazones (he aquí, en realidad, qué vino a hacer Albertucho a Iruñea: registrar
los corazones de los suyos, tal y como cantó en Mentira), el citado triunfó en Zero2Live, derrochando su alegría
musicada. Una alegría, al igual que el concierto, muy especial.
Tiempos
nuevos, genuino rock & roll
Concierto de
Viejo Taylor
Fecha: viernes, 8 de
febrero.
Lugar: Garazi Taberna,
Iruñea.
Intérpretes:
Viejo Taylor, trío integrado por
Patxi Ojeta, a las guitarras y a la voz, Iñaki Pulido, al bajo, y Nahia Ojeta,
a la batería.
Incidencias: presentación
de Anótalo todo, primera grabación de
la banda, Asistencia discreta. Actuación de hora y ¼ de duración, bises
incluidos.
Curtido,
sobradamente preparado tras más de tres décadas de mili musical a sus espaldas, el burladés Patxi Ojeta, de la
conocida saga de los Ojeta (integrada asimismo por músicos tan imprescindibles
como Iñaki, Arantxa o Juanjo Ojeta) compareció en el Garazi al frente de su
última y más estable formación, Viejo Taylor, banda con la que recientemente,
tras colarse en 2012 en semifinales de los Encuentros de Jóvenes Artistas, ha
publicado un CD; un flamante EP -a tenor del número de temas incluidos- que, pese
a la urgencia que en materia de publicación de discos todo lo preside en
nuestros días, no debería pasar desapercibido para los amantes del rock. Para los
seguidores de ayer y de hoy del rock & roll entendido como lo que el viejo
género fue en origen: altavoz del latido y del sentir de las calles, más que un
estilo, otro más, con aspiraciones triunfalistas: como lo que fue décadas atrás
el rock, un estilo transgresor de regusto genuinamente atemporal y
atemporalmente genuino que, tal y como pudimos comprobar el pasado viernes, ahí
sigue, sonado con aplomo, contra viento, modas y mareas; impertérrito su sonido,
haciendo gala (bandas humildes como Viejo Taylor mediante) de una buenísima
forma, al tiempo que con mayor o menor arrogancia desfilan ante sí todo tipo de
pretenciosas corrientes sonoras y triunfales
subestilos.
Con
Patxi, todo un guitar-hero local,
derrochando destreza, gusto y maestría sobre la fornida y sobresaliente base
rítmica, la actuación orbitó alrededor de los temas incluidos en el CD, seis,
encontrando su lugar de inmediato El
perro (alfa y omega de la velada, con toques de funk y rhythm and blues tiñendo su esencia) o El peke, recuperada del repertorio de
una seminal formación de los primeros años ochenta que viese pasar a Ojeta por
sus filas, Desde Atrás. Acto seguido encontraron su lugar algunas composiciones
inéditas, dos instrumentales incluidas, temas que no entraron en el CD por
falta de presupuesto y que, al igual que los sí incluidos, lucieron
perfectamente nutridos desde el prisma musical. Para llevar a mejor puerto
algunas de las interpretaciones se contó con la colaboración de un músico,
Sebas, al saxofón (qué bien ha casado siempre dicho instrumento con el rock), denotando
en su conjunto todos los temas ofrecidos sonoridad y regusto propio de finales
de los años setenta y dando a entender lo siguiente: que el presente trío no se
ha embarcado en este proyecto con el fin de innovar, sino con otro más
pedestre, tratar de contribuir con sus canciones a mantener viva la llama del
viejo rock. A oxigenar su esencia con su savia. Si acaso, con la finalidad de
aportar al legendario género pequeños himnos callejeros de su cosecha como Ali Babá y los 40 ladrones, de letra
totalmente al hilo de la actualidad, o Anótalo
todo, todo un hit en potencia. Finalmente, dejando un buenísimo sabor de
boca, la actuación caminó hacia su conclusión con la interpretación de un par
de temas en lingua nabarrorum,
quedando para los bises una versión de Rory Gallagher y, como ya adelantamos,
una nueva interpretación de El perro,
brindada en estas postrimerías de la noche como si de un tema instrumental se
tratase, con el saxo sustituyendo a la voz. Así las cosas, esto dio de sí la velada,
poco más por nuestra parte. Nuestros mejores deseos para Viejo Taylor, cómo no.
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