Sigue siendo el Rey
Concierto de Tonino Carotone
Fecha: lunes, 26 de diciembre.
Lugar: AKE, Iruñea.
Intérpretes: Tonino Carotone, a la voz, acompañado por
Piluca, a los coros, segundas voces y a la pandereta, y Ander, a la guitarra
Incidencias: Hora y 45 minutos de duración., bises aparte. Lleno, público
receptivo, incondicional y entusiasta.
Una piedra (no se sabe de qué) en el camino, le
enseñó –o hizo soñar, más bien- un buen día al artista que nos ocupa que su destino
era rodar y rodar. Europa arriba Europa abajo a partir de 1995, cuando se dio a
conocer con su actual alias artístico, Tonino Carotone, en el marco de una
caravana que, reivindicando la Insumisión y la situación de los insumisos
presos (colectivo del que formó parte en 1994 y parte del año siguiente), recorrió
el viejo continente. Más o menos así comenzó todo; tras años previos de mili en Kojón Prieto y los Huajolotes, así
dio comienzo la sorprendente, surrealista y fulgurante carrera artística del ragazzo Antonio de la Cuesta, Di la Rampa para los amigos, proclamado
en 1993 Rey del Vodevil… Y de la
chanza por siempre. De la guasa. Porque el presente cavalliere, de todo ello sigue siendo el Rey. Y así, cual Rey; bajo
una gran expectación compareció en AKE, protagonizando todo un acto social.
El peculiar Concierto de Navidad por él brindado, por tan gran artista y
buscavidas, se fraguó mediante interpretaciones de canciones de los tres
álbumes con que cuenta Carotone, temas
que, ofrecidos con verdadera gracia y sentimiento (cosa de su peculiar gracejo
e idiosincrasia en general), atendiendo más que a su inclinación por la canción
italiana, a sus éxitos cosechados plasmación en directo mediante de dicho
género, lo presentaron, si se nos permite, como el Sergio Dalma de la Comunidad
Foral. Lo mismo que buena parte de cuantos temas sonaron después, como La cama, “escrito para que me lo canten
mis amantes”, según hizo saber derrochando ironía a los presentes: a un público
que, cómplice, entró de lleno en el concierto a partir de la interpretación del
quinto de la noche, No funciona, despachando
comentarios cada vez más afilados y perspicaces, conforme iba avanzando la
velada: una actuación en la que, además de atemporales éxitos extraídos de su
carrera en solitario, como La abuela,
El provinciano (dedicada al Gobierno
presidido por Mariano Rajoy, como anillo al dedo la canción) o La parienta (sensacional rumba de su
último CD) también encontraron su espacio himnos de los Huajolotes como A pan y cuchillo (demostrando madera y maneras
de grandes como El Gavilán), Insumisión
o Carcelero, antes de terminar, cómo
no, con el hit de los hits, Me cago en el
amor.
De Barañáin al mundo tras haber hecho diferentes
escalas en el caos (Calderería, el Zuriza, los Huajolotes que ensayaban en Lore
Etxea, la cárcel de Pamplona o distintos penales del Estado), navarro universal
donde los haya pese a que sus méritos todavía no hayan sido reconocidos por las
autoridades (si no la Medalla de Oro de la Comunidad, ¿para cuándo algún tipo
de galardón para Toñín, uno de nuestros artistas de proyección realmente
internacional?), Tonino Carotone recaló el segundo día de Pascua en Iruñea,
haciendo el zascandil (en la acepción positiva del término, ¿qué, en otro
caso?) y demostrando lo siguiente: seguir compartiendo grupo sanguíneo con
grandes como Rafaela Carrá o Renato Carosone... y, por encima de todo, seguir
siendo la viva personificación del eslogan foral por excelencia, Navarra siempre pa´ lante. Con los
plantes al ejército en su día y con su causa por bandera en los actuales. Aun
teniendo ganada la partida de antemano, gustó y mucho, el ex Huajolote.
FELIZ Y PRÓSPERO 2012!!
Dando guerra
Espectáculo denominado Guerra de bandas
Fecha: domingo, 25 de
diciembre
Lugar: sala Movie,
Aizoáin.
Intérpretes:
Joseba
Irazoki, J´aime, Belka Vs Strelka, Superbigmama y La Rana Toro. Además se contó
con la presencia de DJ Fermín Göo
Incidencias: 2ª edición del
presente evento. 1 Hora de retraso, actuaciones de alrededor de 30 minutos por
banda. Asistencia discreta, público participativo.
Dos años después de su
primera declaración bélica, los rockeros más guerreros de Iruñerria volvieron a
levantarse en armas por Navidad, saldándose los combates con las incursiones de
cinco batallones musicales sobre el escenario de Movie. Con permiso del
comandante en jefe de sí mismo Joseba Irazoki, con las comparecencias sobre
dicho campo de batalla de capitanes como Jaime Cristóbal o Unai Amezketa,
auténticos veteranos de guerra en estas lides: combates como los por ellos librados
durante sus milis en escuadras como
Grey Souls, Souvenir, Supermirafioris o Big Member dan buena fe de lo dicho.
Ante una asistencia discreta,
aunque finalmente santa Claus echara un capote… y no llegara a materializarse
la tragedia que se mascó, tras el bombardeo previo realizado por DJ Göo, las
primeras escaramuzas llegaron de manos del beratarra Joseba Irazoki, el vaquero
que llegó del Norte: cual Olentzero recién llegado del futuro, en formato One man band, a las guitarras, a la voz,
a la armónica, al bombo, a las programaciones, efectos y a un platillo dicha
noche. A lo Muchachito Bombo Inferno –en lo que a formato hace referencia, una
pena que tal nombre artístico esté cogido-, Irazoki disparó canciones de
diferente calibres, dando lugar a un acompasado caos de ritmos y sonidos. Pura
psicodelia norteña, de sugerente latido country rock las mismas, tan
sorprendentes como inclasificables. A continuación, tras semejante tormenta,
llegó la calma al teatro de operaciones; una calma exquisita y elegante de
manos de J´aime, quienes desplegando
unas armas ciertamente fronterizas, como si de los Brillantina´s del siglo XXI
se tratara (recordada banda de la Iruñea de los noventa), demostraron tener
muchísimas cosas que decir: lo mismo que los siguientes en comparecer, Belka Vs
Strelka, poderoso trío en potencia integrado por la base rítmica de ElectricRiders y así llamado en homenaje a los primeros animales que viajaron al
espacio, los perros Belka y Strelka. Y a decir de verdad, así se sintió dicha
noche el trío: como pez en el agua. Como dichos animales en su periplo orbital,
envolviendo a la concurrencia y dejándose envolver por las densas, infecciosas
y estratosféricas atmósferas creadas, sugerentemente tintadas de stoner y psicodelia. Por unas atmósferas
que cambiaron radicalmente de gradación a una con el paso al frente de
Superbigmama, formación all star
(atendiendo a la procedencia de sus integrantes, de diferentes y reconocidos
grupos) que compareció en penúltimo lugar, siendo la última a la que vimos:
cosa de la hora que iba siendo. Ante un número de espectadores decreciente, los
comandados por Mikel Etxandi minaron el terreno detonando unos temas que, teñidos
de actitud punkrocker, con el rock más sucio e incisivo por bandera, declararon
la guerra a los tímpanos del respetable –principalmente-, llevándolos al filo
de lo imposible. Sin ondear en ningún momento bandera blanca, demostrando que
vaya que sí iba con ellos esta guerra.
Día para pasarlo en familia
donde los haya, así pasaron algunos el 25 de diciembre: con su familia rockera,
disfrutando desde tal prisma de una noche realmente buena. Bien, y siguiendo
con la guerra, ¿quién la ganó? La música. Los músicos. Los aficionados que se
dieron cita, no habiéndose producido en ningún caso vencedores ni vencidos.
Convencidos -si acaso-, tanto sobre como bajo el escenario. Además de la paz y
el amor (tal y como se acostumbra a desear por estas fechas) a seguir haciendo
la guerra; esta guerra, muchos años más.
H/C con denominación de origen
Concierto de Zebrahead
Fecha: jueves, 15 de diciembre
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Zebrahead, banda integrada por Ali Tabatabaee, a la voz, Matty Lewis, a la guitarra rítmica y a la voz, Greg Bergdorf, a la guitarra solista, Ben Osmundson, al bajo, y Ed Udhus, a la batería. Como telonero, abrió la velada No Regrets.
Incidencias: presentación de Get nice, último CD de la banda. 1 Hora y 20 minutos de duración. Asistencia discreta, público joven y muy participativo.
14 años después de que detonaran el pistoletazo de salida, con siete discos en su haber, una nominación a los Grammy –incluso-, incontables kilómetros y numerosísimos conciertos a sus espaldas, los punkrockers californianos Zebrahead hicieron gala del porqué de todo ello en Tótem, ofreciendo una explosiva actuación.
La velada arrancó de manos de los valencianos No Regrets, quienes, por las sendas del poppunk y el hardcore (H/C) melódico, demostraron haber interiorizado las enseñanzas de pioneros como Blink 182 o los imprescindibles Dikers, trazando un impulsivo hecho musical; un pase que, articulado sobre temas propios y covers, a la espera del bien llamado plato fuerte, dejó buen regusto en general.
A la espera de Zebraheads, una de esas bandas que, con las ideas claras, engrandecen el género musical que practican. Una de esas formaciones, por ello, tan agradecidas de ver. Un grupo que por ahí llena incluso grandes recintos, algo que el pasado jueves no logró: cosas de visitar la taifa Navarra, páramo –en lo que a carencias culturales hace referencia- en el que triunfar a la hora de programar viene a ser sinónimo de hacerlo de forma previsible.
Sobre un escenario que simuló ser una playa hawaiana (globos gigantes con forma de palmeras y chiringuito incluidos, atendido por un laborioso camarero; por un barman que, además de cócteles llamados a aplacar la sed, también se dejó ver haciendo coros), la principal seña de identidad del quinteto, el H/C californiano, se encarnó de forma poderosa. Majestuosa, no dejando indiferente a nadie: a un público que, aunque escaso, saltó y saltó, disfrutando con intensidad del baño musical. Haciendo suyas en todo momento las canciones, ya, participando de los coros, ya siguiendo distintas indicaciones sugeridas por el vocalista. Tomando parte de unas composiciones erigidas sobre una concepción tan happy como brutal del H/C, de un género que, avivado por vetas skatalítikas y convulsivos cambios de ritmos, en manos del quinteto lució de forma tan desinhibida como festiva. Despreocupadamente festiva. Bueno, y además de tomando parte de las canciones, tomando –en algunos casos- incluso consumiciones en la barra del chiringuito, tras acceder algunas personas al escenario invitadas por la banda: por unos músicos que en todo momento se mostraron cercanos y vacilones.
Con el recuerdo de aquellas bandas estadounidenses que vimos en la plaza de Toros en los Warper Tour de los noventa; demostrando verdadero control de la situación, de la técnica instrumental (sin perder ni un ápice de fuerza, qué explícitos y limpios sonaron todos y cada uno de los instrumentos) y del arte de crear hits, Zebrahead presentaron en Tótem un animado repertorio. Y para nada repetitivo; erigido sobre unos temas que con nervio, construidos sobre estribillos tan pegadizos como contundentes, lucieron cual incontestables aleaciones de fuerza y melodías: como los cócteles preparados por el barman –a buen seguro-, creando procelosas olas sonoras sobre las que, cabeceando o botando, surfearon los presentes; unos temas tocados por unos músicos que hicieron sonar con mano de hierro las cuerdas de acero de sus guitarras, pese a que el resultado final llegara perfectamente matizado: cosa de la acción de las cuerdas vocales de vocalista y corista, en muchos casos, guantes de seda para aquellas. Para unas canciones que demostraron gradación y genuina denominación de origen en general. Gran noche.
Concierto de Tonino Carotone
Fecha: lunes, 26 de diciembre.
Lugar: AKE, Iruñea.
Intérpretes: Tonino Carotone, a la voz, acompañado por
Piluca, a los coros, segundas voces y a la pandereta, y Ander, a la guitarra
Incidencias: Hora y 45 minutos de duración., bises aparte. Lleno, público
receptivo, incondicional y entusiasta.
Una piedra (no se sabe de qué) en el camino, le
enseñó –o hizo soñar, más bien- un buen día al artista que nos ocupa que su destino
era rodar y rodar. Europa arriba Europa abajo a partir de 1995, cuando se dio a
conocer con su actual alias artístico, Tonino Carotone, en el marco de una
caravana que, reivindicando la Insumisión y la situación de los insumisos
presos (colectivo del que formó parte en 1994 y parte del año siguiente), recorrió
el viejo continente. Más o menos así comenzó todo; tras años previos de mili en Kojón Prieto y los Huajolotes, así
dio comienzo la sorprendente, surrealista y fulgurante carrera artística del ragazzo Antonio de la Cuesta, Di la Rampa para los amigos, proclamado
en 1993 Rey del Vodevil… Y de la
chanza por siempre. De la guasa. Porque el presente cavalliere, de todo ello sigue siendo el Rey. Y así, cual Rey; bajo
una gran expectación compareció en AKE, protagonizando todo un acto social.
El peculiar Concierto de Navidad por él brindado, por tan gran artista y
buscavidas, se fraguó mediante interpretaciones de canciones de los tres
álbumes con que cuenta Carotone, temas
que, ofrecidos con verdadera gracia y sentimiento (cosa de su peculiar gracejo
e idiosincrasia en general), atendiendo más que a su inclinación por la canción
italiana, a sus éxitos cosechados plasmación en directo mediante de dicho
género, lo presentaron, si se nos permite, como el Sergio Dalma de la Comunidad
Foral. Lo mismo que buena parte de cuantos temas sonaron después, como La cama, “escrito para que me lo canten
mis amantes”, según hizo saber derrochando ironía a los presentes: a un público
que, cómplice, entró de lleno en el concierto a partir de la interpretación del
quinto de la noche, No funciona, despachando
comentarios cada vez más afilados y perspicaces, conforme iba avanzando la
velada: una actuación en la que, además de atemporales éxitos extraídos de su
carrera en solitario, como La abuela,
El provinciano (dedicada al Gobierno
presidido por Mariano Rajoy, como anillo al dedo la canción) o La parienta (sensacional rumba de su
último CD) también encontraron su espacio himnos de los Huajolotes como A pan y cuchillo (demostrando madera y maneras
de grandes como El Gavilán), Insumisión
o Carcelero, antes de terminar, cómo
no, con el hit de los hits, Me cago en el
amor.
De Barañáin al mundo tras haber hecho diferentes
escalas en el caos (Calderería, el Zuriza, los Huajolotes que ensayaban en Lore
Etxea, la cárcel de Pamplona o distintos penales del Estado), navarro universal
donde los haya pese a que sus méritos todavía no hayan sido reconocidos por las
autoridades (si no la Medalla de Oro de la Comunidad, ¿para cuándo algún tipo
de galardón para Toñín, uno de nuestros artistas de proyección realmente
internacional?), Tonino Carotone recaló el segundo día de Pascua en Iruñea,
haciendo el zascandil (en la acepción positiva del término, ¿qué, en otro
caso?) y demostrando lo siguiente: seguir compartiendo grupo sanguíneo con
grandes como Rafaela Carrá o Renato Carosone... y, por encima de todo, seguir
siendo la viva personificación del eslogan foral por excelencia, Navarra siempre pa´ lante. Con los
plantes al ejército en su día y con su causa por bandera en los actuales. Aun
teniendo ganada la partida de antemano, gustó y mucho, el ex Huajolote.
FELIZ Y PRÓSPERO 2012!!
Dando guerra
Espectáculo denominado Guerra de bandas
Fecha: domingo, 25 de
diciembre
Lugar: sala Movie,
Aizoáin.
Intérpretes:
Joseba
Irazoki, J´aime, Belka Vs Strelka, Superbigmama y La Rana Toro. Además se contó
con la presencia de DJ Fermín Göo
Incidencias: 2ª edición del
presente evento. 1 Hora de retraso, actuaciones de alrededor de 30 minutos por
banda. Asistencia discreta, público participativo.
Dos años después de su
primera declaración bélica, los rockeros más guerreros de Iruñerria volvieron a
levantarse en armas por Navidad, saldándose los combates con las incursiones de
cinco batallones musicales sobre el escenario de Movie. Con permiso del
comandante en jefe de sí mismo Joseba Irazoki, con las comparecencias sobre
dicho campo de batalla de capitanes como Jaime Cristóbal o Unai Amezketa,
auténticos veteranos de guerra en estas lides: combates como los por ellos librados
durante sus milis en escuadras como
Grey Souls, Souvenir, Supermirafioris o Big Member dan buena fe de lo dicho.
Ante una asistencia discreta,
aunque finalmente santa Claus echara un capote… y no llegara a materializarse
la tragedia que se mascó, tras el bombardeo previo realizado por DJ Göo, las
primeras escaramuzas llegaron de manos del beratarra Joseba Irazoki, el vaquero
que llegó del Norte: cual Olentzero recién llegado del futuro, en formato One man band, a las guitarras, a la voz,
a la armónica, al bombo, a las programaciones, efectos y a un platillo dicha
noche. A lo Muchachito Bombo Inferno –en lo que a formato hace referencia, una
pena que tal nombre artístico esté cogido-, Irazoki disparó canciones de
diferente calibres, dando lugar a un acompasado caos de ritmos y sonidos. Pura
psicodelia norteña, de sugerente latido country rock las mismas, tan
sorprendentes como inclasificables. A continuación, tras semejante tormenta,
llegó la calma al teatro de operaciones; una calma exquisita y elegante de
manos de J´aime, quienes desplegando
unas armas ciertamente fronterizas, como si de los Brillantina´s del siglo XXI
se tratara (recordada banda de la Iruñea de los noventa), demostraron tener
muchísimas cosas que decir: lo mismo que los siguientes en comparecer, Belka Vs
Strelka, poderoso trío en potencia integrado por la base rítmica de ElectricRiders y así llamado en homenaje a los primeros animales que viajaron al
espacio, los perros Belka y Strelka. Y a decir de verdad, así se sintió dicha
noche el trío: como pez en el agua. Como dichos animales en su periplo orbital,
envolviendo a la concurrencia y dejándose envolver por las densas, infecciosas
y estratosféricas atmósferas creadas, sugerentemente tintadas de stoner y psicodelia. Por unas atmósferas
que cambiaron radicalmente de gradación a una con el paso al frente de
Superbigmama, formación all star
(atendiendo a la procedencia de sus integrantes, de diferentes y reconocidos
grupos) que compareció en penúltimo lugar, siendo la última a la que vimos:
cosa de la hora que iba siendo. Ante un número de espectadores decreciente, los
comandados por Mikel Etxandi minaron el terreno detonando unos temas que, teñidos
de actitud punkrocker, con el rock más sucio e incisivo por bandera, declararon
la guerra a los tímpanos del respetable –principalmente-, llevándolos al filo
de lo imposible. Sin ondear en ningún momento bandera blanca, demostrando que
vaya que sí iba con ellos esta guerra.
Día para pasarlo en familia
donde los haya, así pasaron algunos el 25 de diciembre: con su familia rockera,
disfrutando desde tal prisma de una noche realmente buena. Bien, y siguiendo
con la guerra, ¿quién la ganó? La música. Los músicos. Los aficionados que se
dieron cita, no habiéndose producido en ningún caso vencedores ni vencidos.
Convencidos -si acaso-, tanto sobre como bajo el escenario. Además de la paz y
el amor (tal y como se acostumbra a desear por estas fechas) a seguir haciendo
la guerra; esta guerra, muchos años más.
H/C con denominación de origen
Salud, (música) y república
Concierto de La Gran Orquesta Republicana
Fecha: jueves, 1 de diciembre.
Lugar: El Bafle, Iruñea.
Intérpretes: La Gran Orquesta Republicana, formación integrada por Javier Vegas, a la voz, Nacho Vegas, al saxo, Néstor Casas, a la trompeta, Didac Buscató, al trombón, Juan Antonio Molina, a la guitarra eléctrica, Xema Bestard, al bajo, José Luis García,
a la batería.
Incidencias: asistencia discreta, público muy participativo. Hora y ½ de duración, bises incluidos.
Inaugurado su reinado en 1997, proclamado desde el prisma discográfico en 1999 y, tras unos años de reflexión, reinstaurada tan peculiar república musicada a mediados del año en curso, la actualmente talludita orquesta mallorquina presentó armas recientemente en El Bable, haciendo sonar sus himnos para solaz de los presentes: unas temas extraídos de los tres trabajos discográficos propiamente dichos que llegaron a grabar.
Bajo un telón presidido por una señal de Prohibido Aparcar, espectacular corona real en su centro aludiendo a los destinatarios del mensaje, la velada, como no podía ser de otro modo -a la vista del hecho musical anunciado-, arrancó con el tema que dio título al segundo disco de la orquesta, Optimista, alternándose en su arranque composiciones de dicho trabajo y del tercero y quedando las del primero para más tarde: canciones tan recordadas como Los nadies (con el pensamiento de Eduardo Galiano de fondo), Mi territorio (himno apátrida por excelencia), Vida de colores o República III: unas composiciones que, ricas en general en librepensamiento, hedonismo bien entendido y sentimiento ácrata de corte positivo, denotaron influencias de bandas como Negu Gorriak, Mano Negra, The Clash (con su concepción política del punk, en cierto modo, presente en la esencia) o los a día de hoy injustamente olvidados Hechos Contra El Decoro; unos temas que derrocharon fusiones estilísticas, sugerentes cambios de ritmos y genuino espíritu de after pachanka, sucediéndose de modo trepidante enlazadas prácticamente entre sí. Siendo esto así, demostrando el repertorio estar muy trabajado, sin dar respiro ni descanso al respetable. A un público que, cosas de la (poca) afluencia registrada, pudo bailar ska a sus anchas: cosa de la discreta cifra de asistentes, pese al programa anunciado; al lujoso grupo programado para estrenar diciembre.
Con la cabeza, como siempre, llena de ideas, La Gran Orquesta Republicana resonó en El Bafle con todo su esplendor, banda que, más allá de lo llamativo de su nombre (más todavía siendo Mallorca su lugar de procedencia) tuvo que ser algo en su día, necesariamente: y es que, en caso contrario (a las bandas de la Ribera -por ejemplo-, ¿qué trabajo les cuesta tocar en Iruñea?) no habrían conseguido salir de Baleares. Cruzar el charco. Pequeño si se quiere pero matón: charco a fin de cuentas. Y más para un grupo como este, pura encarnación de la voz disidente de las islas. Una banda que, surgida al calor del revival skatalítiko que en 1997 sacudiera con verdadera fuerza el Estado (traduciéndose lo dicho en el surgimiento de Skalariak, la toma de alternativa –desde el prisma discográfico- de Betagarri o, principalmente, en la explosión definitiva de SKA-P) tal vez sea para Baleares lo que los gasteiztarras para Euskal Herria o los de Vallecas para la península. Y sí, ya sabemos que las comparaciones son odiosas, pero también pueden ser necesarias para situar al lector, añadimos. Para terminar de entender qué fue, en parte, el presente concierto: salud, música y sentimiento republicano (o antimonárquico, términos no necesariamente sinónimos) de por medio, más que un viaje a la efervescencia del ska y las fusiones estilísticas de finales del siglo XX, una ocasión inmejorable para algo que nunca está de más: mover las caderas y remover ideas. Bien en su empeño la orquesta.
TEMAZO!
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