MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

13/4/14

criticARTE, ABRIL, LOS DEL RAYO, TROGLODITAS, GAMMA RAY, THE BLACK CADILLACS, FERNANDO SAUNDERS, DOCTOR DESEO, BARRACUS...


Descerrajando rock & roll

Concierto de Los del Rayo


Fecha: sábado, 26 de abril.
Lugar: Zokoa Taberna, Errotxapea.
Intérpretes: Los del Rayo, formación integrada por Juan Carlos, a la voz, Leo y Peio, a  las guitarras y a los coros, José, al bajo, y Alonso, a la batería. 
Incidencias: presentación de GGGRRROOCANRROLLL en dosis chikitas, nuevo CD del grupo. Hora y 20 minutos de duración, bises incluidos. Asistencia muy buena.

La histórica banda de Alsatsu que en las últimas décadas del siglo XX convulsionara, y cómo, la insurgente escena rockera de Nafarroa, protagonizó un rotundo concierto con motivo de la presentación -23 años después- de un nuevo CD, desgranando un repertorio que, articulado alrededor de nuevos y viejos temas (extraídos de sus recordados trabajos Por la cara y Miedo al miedo) no dejó indiferente a nadie.
Con tres de los cuatro miembros originales, guitarrista, bajista y baterista, presentes en la actual alineación titular, comandado el plantel por Juan Carlos y reforzado con la –a nuestro juicio- acertada incorporación de un segundo guitarrista, la actuación arrancó con el quinteto descerrajando cuatro viejos temas a bocajarro, Castígame y Un caso perdido entre ellos. Tras semejante demostración de tablas y poderío, los de Sakana brindaron un primer tema de estreno, Inocente pubertad, sucediéndose a partir de entonces viejas y nuevas canciones al alimón: el anti himno generacional Hijos de la Extremadura (tema que rompiera totalmente moldes y con la pana en los primeros años noventa), o La vida es así –por ejemplo-, brindadas tras la nueva Maldita soledad. ¿Más composiciones a destacar? Con Juan Carlos, vocalista de timbre asombrosamente similar al del cantante original, Patxi, derrochando actitud y maneras al frente del grupo, nuevas como El guardián de tus errores o El rey de la autopista (para cuya interpretación se contó con la colaboración del gran Sebas Catena a la guitarra) e imperecederas como No te puedo olvidar o, claro que sí, Preso en tus besos, última antes de unos bises que depararon entre otras Niños guapos (no hacen R&R), con Asier,  de Lady Tripi, a la voz, y Noches de bares, inmejorable colofón final: temas en cuya factura brilló con luz propia Leo a las 6 cuerdas, destreza y singular maestría a la hora de iluminar unas composiciones que en su conjunto destacaron por la renovada sonoridad esgrimida: por los tintes demoledoramente americanos que actualmente dan brío a sus corazones punkrockeros, sonando las canciones descaradamente melódicas. Y ello sin  haber perdido ni un ápice de agresividad.
Con los deberes bien hechos -grabación de disco nuevo incluso de por medio-, sin prisas tras un buen número de años de pausa, se consumó el regreso de los alsasuarras Los del Rayo, desaparecidos hacia 1994 y en activo nuevamente desde finales de 2011, no pudiendo quedar mejor rubricada dicha vuelta que con la presentación en el Zokoa de este nuevo trabajo. Demostrando la banda en el ya referencial local de conciertos de Errotxapea que tal y como nos enseñó la sabiduría popular, el que tuvo, retuvo. Que nunca es tarde si la dicha… Sigue siendo eso, motivo de dicha. En suma, que el que sin trampa, artificio alguno ni cartón fue en su día algo, si lo fue de verdad, lo sigue siendo. Y por siempre. Así pues eso quedó claro el pasado sábado, y con todas las de la ley: que los que fueron rockeros de verdad, estén en activo o no, siempre están a la espera. Al quite. Y en la brecha, llegado el momento. En brutal forma física y artística Los del Rayo, sí señor: dando lo mejor de sí descerrajando rock & roll. Tirando a dar.

Con vitola. Con solera

Concierto de Trogloditas


Fecha: jueves, 10 de abril.
Lugar: sala Zero2Live, Ozone; Iruñea.
Intérpretes: Trogloditas, formación integrada en directo por Andreu Muntaner, Lobo, a la voz y a la armónica, Diego García y Tony Pick, a las guitarras y a los coros, El  Pirata, al saxo, a los teclados, a la guitarra y a la trompeta, Josep Simón, al bajo y a los coros, y Jordi Vila, a la batería y ocasionalmente a la voz.
.Incidencias: presentación de Trogloditas, nuevo CD de la banda. Asistencia muy discreta. Público que disfrutó de la actuación. 1 hora de duración más un bis.

Con más de 30 años de militancia en el rock a sus espaldas, tres años después del estreno de su nueva etapa como banda, los remozados Trogloditas presentaron en Iruñea su primer CD bajo dicha denominación, un trabajo que presentó a un grupo a la altura de su historia. A una formación perfectamente conjuntada que, impasible el ademán, inasequible al desaliento, protagonizó una descarga en toda regla, derrochando rock & roll actitud de forma pétrea, rocosa.
Sostenidos los reconvertidos Trogloditas por la legendaria base rítmica de la durante más de veinte años backing band de Loquillo, comandados por la no desapercibida presencia del bregado compositor, arreglista e intérprete Andreu Muntaner, el sexteto arrancó detonando de tirón tres temas de estreno (uno de ellos, Enterraré mi corazón, cantado por uno de los incombustibles, Jordi Vila), sonando a continuación otro igualmente nuevo, Ráscale: tema compuesto en memoria del ex Troglo Guille Martín (1963 – 2006, con pasado también en Desperados o La Frontera) y espoleta –en cierto modo- del actual devenir de la banda: de su refundación, tras un homenaje tributado al malogrado guitarrista en su Zaragoza natal.
Puro poderío rocker por bandera, con El Pirata, sin despeinarse, contribuyendo desde cuatro frentes sonoros a modelar el tupé musical del grupo, a partir de dicho momento el concierto alternó interpretaciones de nuevos y viejos temas (La espuma de los díasLo he vuelto a hacer), destacando hits tan memorables entre estos últimos como Carne para Linda, Siempre libre, El rompeolas, Dame más, Rock suave o, ya en los bises, Cadillac solitario: atemporales composiciones y, como tales, inmortales que, si bien no brindadas por la voz que las popularizó, sí que fueron facturadas por parte de los costureros que las tejieron: por unos músicos que ya estaban allí cuando llegó a la nave  el llamado a convertirse en su capitán. Que ya estaban en la sala de máquinas, echando carbón a las calderas. Y es que, llegados a este punto, creemos que no estará de más recordar que antes de que ello sucediera, de que arribara Loquillo, Trogloditas tenían vida propia: y dicho esto (pongamos una vela a Dios y otra al diablo –si se quiere-) sin olvidarnos de lo siguiente, de que Trogloditas, gracias a quien llegara a ser su cantante, alcanzaron la gloria. ¿Más momentos estelares de la velada? Las interpretaciones de No sé qué hacer contigo (tema que grabaran junto con Loquillo para el CD Un camino de piedras, Un tributo a Barricada) y Pégate a mí, contándose en el primer caso con el apoyo de un exultante Kutxi Romero a los coros y en ambos, con la aportación a las 6 cuerdas de Alfredo Piedrafita.
Surcando la noche viento en rock a toda vela. A toda máquina, sin que el número de pasajeros que subieron a bordo representase obstáculo alguno para ello (“a por ellos, que son pocos y valientes”: he aquí tal vez la consigna) Josep Simón y Jordi Vila demostraron seguir teniendo su banda de rock & roll. Venir pisando fuerte. Apostando fuerte en aras tratar de recuperar su lugar en la escena, reivindicándose en Ozone como auténticos animales de escenario. Con la vista en el horizonte nuevamente, puro y apasionado presente el de la banda, en verdad.

Épico, marcial

Concierto de Gamma Ray

Fecha:
 sábado, 5 de abril..
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Integrantes: Gamma Ray, banda integrada por, a la voz y a las guitarras, Henjo Richter, a las guitarras, Dirk Schlächter, al bajo, y Michael Ehré, a la batería. Como teloneros abrieron la noche  
Rhapsody of Fire.
Incidencias: concierto enmarcado en la gira 
Empire of the Undead Tour 2014 de presentación de Empire of the Undead', nuevo CD de Gamma Ray. Buenísima asistencia, público entregado.

Gamma Ray cerraron mini gira de presentación de su 11º disco de estudio en Tótem, y, por las lindes de su característico power & speed metal,  lo hicieron a lo grande, protagonizando una cita que quedará para el recuerdo del gentío que se citó para verles, llegado desde diferentes puntos del Norte del Estado.
Sobre un escenario presidido por el espectacular set de platillos y tambores de Michael Ehré (baterista incorporado en 2012 y que, tal vez por ello, para demostrar el porqué de su fichaje, regaló un espectacular solo a los presentes), la actuación de los comandados por el ex Helloween Kai Hansen arrancó con el tema de estreno Avalon, composición que, perfecta para calibrar la temperatura de la sala, llevó a soltarse totalmente a los cuatro metálicos jinetes desde los primeros albores de la velada. ¿El resultado? Cosa de la  excelsa duración de la canción, de su marcialidad rítmica y de sus efectivos desarrollos, que se desatasen –igualmente- de inmediato las ganas de fiesta del personal: y así lo dejó corroborado la siguiente canción en sonar, Heaven can wait, cantada al unísono por todos. Tras atacar con gran éxito otro tema de estreno, Hellbent, los primeros homenajes al pasado de la banda llegaron con Tribute to the past –en un  primer momento-  pero, principalmente, con el celebérrimo I want out de Helloween, inmortalizado móviles al aire por casi todos: principalmente su mítico punteo, con buena parte de la sala tarareando con fuerza sobre la melodía. Haciéndolo de tal modo que la banda no tuvo inconveniente alguno en recrearse cuantos minutos fueron necesarios en su interpretación. Y no diremos que hasta el exceso porque dicha acción a nadie le pareció excesiva, disfrutando todos y cada uno de los presentes como lo hicieron: hasta la exageración. Y así, entre legendarias y nuevas composiciones (Blood religión, Rebellion in Dreamland, Land of the free; Time for deliverance, Master of confusion –por citar algunos ejemplos-), en cómplice loor de multitudes, transcurrieron las casi dos horas de concierto. De una velada que, grande a priori y a  posteriori, lo realmente importante, reflejó cual espejo el más arrebatador presente de Gamma Ray, con la banda demostrando estar a la altura de su dilatada y legendaria trayectoria. Mantener con atronador poderío su lugar en la historia.  

Con empaque. Con pegada

Concierto de The Black Cadillacs


Fecha: jueves, 3 de abril.
Lugar: Casa de Cultura de Atarrabia.
Intérpretes: The Black Cadillacs, formación integrada por Will Horton, a la voz, a la pandereta y a la armónica, Matthew Hyrka y John Phillips, a las guitarras, Philip Anderson, al bajo y a los coros, y Adam Bonomo, a la batería.
Incidencias: actuación enmarcada en el ciclo Blues on the rock bus. Presentación de Run, 2º CD de la banda. Asistencia muy discreta. 1 Hora y 15 minutos de duración.

Procedentes de Xnoville, Tennessee, dispuestos a vivir dos semanas intensas de blues a lo largo y ancho del Estado, The Black Cadillacs desembarcaron en Atarrabia prestos a iniciar iniciática gira europea, lo que hicieron ofreciendo un concierto de verdadero lujo. Una actuación de original –por momentos- regusto a rock y blues que sí, encandiló a los presentes; a un público curioso, predispuesto e incondicional de este tipo de sonidos    que premió con aplausos todas y cada una de las interpretaciones.
La velada presentó a una banda que demostró moverse con seguridad y destreza a diferentes velocidades, atravesando con aplomo parajes musicales, pentagramas de diferentes calados. Desplegando empaque y pegada siempre, dando lugar los diferentes ritmos de los temas a un viaje poco previsible, y por ello, más interesante. Pasándose en dicha travesía sonora, en una especie de calculado ying yang, de momentos lucidamente explosivos a otros de raigambre vigorosamente lenta -tal y como siempre fue en el blues-, con el espíritu del viejo género, puro corazón más que presente, secundado por la fuerza del rock latiendo de modo realmente vitamínico en cuantas composiciones sonaron. Haciéndolo con pulsión, esparciendo genuino regusto vaquero por todos y cada uno de sus compases, auténticas venas de las canciones. Bombeando, en suma, rock & blues de diferentes cadencias, de corte más grueso o espeso en los medios tiempos, temas con relevante presencia dicha noche en los que se ganó en densidad lo cedido en velocidad, cundiendo las notas musicales más en los paladares de los presentes: brindando en demasía la posibilidad de ser paladeadas y masticadas con un mayor deleite, con las cuerdas de acero sudando polvorientas motas de marcado sabor.
Tne Black Cadillacs pasaron por Iruñerria demostrando lo siguiente, estar en proceso de crecimiento… ¿musical? No, aunque bien es cierto que siempre se puede crecer y crecer en lo relativo a creación artística en general. Estar medrando en lo referido a consolidación y popularidad –más bien-, la cuál, a tenor de lo visto, tiene que crecer. Necesariamente. Artísticamente demostraron estar en un muy buen momento. Camino de más altas cotas, en su punto. En un momento especial de no retorno. Feliz y fructífera singladura por el viejo continente.

Músico con nombre propio

Concierto de Fernando Saunders


Fecha: domingo, 30 de marzo.
Lugar: Baluarte, Iruñea.
Intérpretes: Fernando Saunders, al bajo, a la guitarra y a la voz, acompañado por Oliver Lee, a la guitarra, Dalibor Mraz, a la batería, y Jiří Zabystrzan, a los teclados.
Incidencias: presentación de Happiness, nuevo CD del artista. Muy buena asistencia, cerca de dos centenares de personas. Hora y 40 minutos de duración.

Productor en vida y bajista del legendario Lou Reed, Fernando Saunders visitó recientemente Iruñea, reivindicándose en Baluarte con dos objetivos: presentar su último álbum y homenajear al recientemente fallecido Lou con sus canciones. Con los temas de autoria propia que brindó, extraídos principalmente de sus dos últimas grabaciones.
El concierto comenzó y finalizó con un par de premeditados guiños a la obra de Reed, iniciándose con un tema de la Velvet Underground, Jesús, recuperado e incluido en el CD que se presentaba, y concluyendo con su composición Satelite of love, interpretaciones que, al igual que cuantas sonaron, perfectamente canalizadas y pasadas por el filtro artístico de Saunders, no dejaron indiferente a nadie. 
Cribadas por la personal forma de entender la música de un artista que, más allá de como bajista de un grande, se reveló como un consumado músico y vocalista, brillando su dulce voz en todo momento entre las envolventes y atmosféricas capas musicales pintadas y rubricadas por teclista y guitarrista; abriéndose paso con elegancia sobre la cadenciosa musicalidad de las canciones.
Sobre estas diremos que sus ritmos, destellos de folk al margen y ocasionales toques de reggae, denotaron principalmente regusto a trip hop y ambient, traduciéndose en una concepción tal vez esotérica del pop; dando lugar a unos temas de muy altos vuelos más  que perfectos para sumergirse en los mismos o, sencillamente, para dejarse llevar. Arrastrar por sus sones compás a compás: unas canciones que, de marcado aire ceremonial, en lo referido a su intensidad siempre fueron de menos a más. Y respecto a su factura, ¿qué decir? Que en la práctica totalidad de los casos fueron progresivamente engordando; ganando y derrochando maneras camino de su conclusión, tras comenzar apuntándolas. Desarrollando los músicos a la perfección lo inicialmente sugerido, con el bajo de Fernando ganando presencia a una con el transcurrir del concierto, sin que ello le llevara a restar espacios a sus compañeros: un bajo que demostró ser el mejor escudero de su voz.   
Fernando Saunders demostró con el presente concierto lo siguiente, ser toda una institución, y lo hizo dónde y como hay que hacerlo, sobre los escenarios. El domingo, cara a cara con los suyos, en un concierto de pequeño y exquisito formato. Damos fe, encantó.

Desde el epicentro del deseo

Concierto de Doctor Deseo


Fecha: sábado, 29 de marzo.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Doctor Deseo, banda formada en directo por Aitor Toro, a la guitarra y a los coros, Josi, al bajo y a los coros, Francis a la voz, a la guitarra y a la pandereta, Raúl a los teclados, Txanpi a la batería, y Joe, al saxo.
Incidencias: presentación de Busco en tus labios… lo mejor del deseo, nuevo trabajo del grupo. 2 horas y ¼  de duración, descanso de 20 minutos y bises incluidos. Muy buena entrada, más de media sala. Público muy participativo. 

Buscar y desear, atreverse a transformar todo aquello que nos pone: he aquí, parafraseando el estribillo del tema Soñar, desear y atreverse, qué están haciendo y qué tienen previsto hacer los camaleónicos –en directo- Doctor Deseo en los conciertos de la presente gira: atreverse a transformar sus canciones de dos formas, buscando su lado más eléctrico o deseando resaltar su vertiente más… slow –tal y como se denomina a dicha cara en su libro-disco de estreno-. Su vertiente más lenta, bidireccional atrevimiento que en ambos casos sacaron adelante con total solvencia en Tótem.
En medio del habitual ambiente de expectación y deseo, de las ansias más o menos contenidas por seguir las evoluciones del Doctor, la cita, entre haces azules y el estridente sonido de una sirena, comenzó con la puesta de largo del tema nuevo y viejo a un tiempo Busco en tus labios, cantado a ritmos de frenético tecno-rock por un Francis que compareció tal y como en él es tradición, traje y sombrero negros -gafas de rock incluidas- y liga roja en el pantalón. Abriéndose paso de forma espectacularmente clara y transparente su voz y la música entre los efectos de unos estrobos que hicieron constantemente de las suyas y de unos juegos de luces calculadamente cautivadores (luminosidad excelsa versus sombras chinescas sobre fondos rojos y rosáceos en este arranque), la actuación prosiguió en principio por los briosos y electrizantes derroteros ya citados: Noche de viernesMi torpe corazón… apoyándose en unas canciones que con sus letras de sesgo optimista acariciaron y pellizcaron sentimentalmente el alma de los presentes: su espíritu, sin posibilidad de escapatoria. El disco duro o blando (emocionalmente hablando) de todos en general, sin barrera genérica alguna de por medio.
Directo el grupo al deseo, al corazón; desde el centro y epicentro del mismo todo el tiempo, antes de llegar a su ecuador el concierto se escoró hacia derroteros más intimistas, demostrando con ello la banda no haber ido a lo más fácil: poner a cantar y a bailar al personal recurriendo a éxitos sobradamente conocidos, sino, como en toda buena sesión de discoteca de décadas atrás, sin dejar de lado los ritmos bailables más desenfadados, buscar también huequecito para las denominadas lentas; ¿interpretaciones de esta fase a destacar? En tu rincón (dedicada al recientemente fallecido Luis María Panero), Antes de que me salve el olvido y Gotas de dolor… Charcos de olvido, antes de que, a golpe de sirena nuevamente, bajo los sones de Aunque siga siendo de noche, volviese a cambiar la orientación rítmica de la velada.
La del profuso y profundo repaso del historial musical de Doctor Deseo que deparó la misma, en constante increscendo desde este punto hasta el final: De chocolate y vainillaMorirse en Bilbao, la ya por siempre imprescindible en Nafarroa Abrázame (uno de los retratos más tristes de la fragilidad humana que nunca se hayan escrito), Fugitivos del paraísoCorazón de tango o La chica del batzoki, cantadas a pulmón y corazón abierto por la sala. Por un público totalmente encandilado y cautivado por Francis y los suyos. Desde el corazón del deseo. Como siempre. Como nunca, una vez más.



Con estrella. Con estrellas

Concierto de Barracus


Fecha: viernes, 28 de marzo.
Lugar: Planetario, Iruñea.
Intérpretes: Barracus, formación integrada dicho día por Gussy, a las guitarras y a la voz, Lucas, a las guitarras, a la voz, y a la armónica, Raúl, a la guitarra eléctrica, y Carlos Colina, a los teclados y a la pedal steel guitar.
Incidencias: presentación de Buenaventura, tercer CD de estudio de Barracus. Hora y 15 minutos de duración, bises incluidos.

Presentándose con especial formación, a medio camino entre el formato acústico y el eléctrico (derivándose lo dicho del hecho de comparecer en un marco tan especial), Barracus cautivaron a cuantos llenaron la sala principal del Planetario, y lo hicieron por partida doble: con las composiciones que ofrecieron, con estrella y exquisitamente vestidas para la ocasión, y, en un recinto como este, con las difícilmente descriptibles sensaciones que las aliñaron, llevándolas a caer rendidas ante la magia que sedujo a todos, tanto al público en general como a los músicos, atrapando a todos por igual cuanto sucedió de forma paralela a la música: ya bajo como sobre la espectacular cúpula del Planetario. Sobre el escenario o entre la luz de la luna o la de las estrellas. A cielo abierto o noche cerrada, pintando brillantemente el hecho musical los momentos generados, de interespacial intimismo y especial intensidad.
Ante un público dispuesto de forma circular en cómodas butacas, presto a disfrutar de la música en directo; a hacerlo igualmente del cielo estrellado y de las sugerentes visiones y proyecciones (pongamos algunos ejemplos: a gozar incluso de la sensación de estar al aire libre ya sobrevolando el suelo, ya, recibiendo la lluvia desde el mismo) el concierto derrochó preciosismo de electrizante calor unplagged desde el principio: desde que se hizo la luz bajo los sones del tema de estreno Dos a dos. O desde que sonó Adiós, con el respetable en el cielo. O a una con temas como No fui yo, dedicada a las parejas de los músicos; Las chicas bailan, segundo intento de ranchera por parte de la banda –tal y como fue presentado- o Septiembre, con el que parecieron terminar: desnudos en esencia todos temas y luciendo mínimos arreglos en presencia, y tal y como fue siempre en el repertorio del grupo, con sugerente presencia en su seno de carreteras, pájaros heridos, bares, camareras, luces de neón, bailarinas, gasolineras... Y en esta ocasión –especialmente-, gatos negros llamados a traer buenaventura y buen fario.
Pero, interpretaciones de viejos temas aparte, siendo la presente cita tan especial, faltaba la propina. Los bises, descerrajando el grupo en los mismos tres nuevos disparos de calibre emocional tan intenso como Pequeña (canción sobre “momentos perfectos” brindada por Gussy en solitario) o Rolling Stones.

Cowboys de ciudad por excelencia, Gussy y Lucas volvieron a derrochar al frente de Barracus rock de regusto americano calculadamente edulcorado; elegancia y madurez mediante, unas canciones erigidas en torno a unas voces y unas guitarras que, sobre el colchón tejido por Carlos Colina y rubricado por la guitarra eléctrica de Raúl Elizalde, demostraron empastar a la perfección, coloreando con autoridad los cuatro esos medios tiempos en los que los citados en primer lugar tan bien se desenvuelven al componer. Pintando muy bien canciones tan jugosas, además de las de estreno, como Todo lo pactado, Pornográficos, Olvídate de mí, Ruleta rusa o Las noches contigo, con la impronta de la casa ya tan marcada y presente. A fuego. Con estrella todas ellas, las nuevas y las más viejas: el pasado viernes, de fondo, con estrellas.









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