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11/5/11

ANGELUS APATRIDA, PEDAZO DE TORMENTA DE METAL EN TÓTEM: LA CRÍTICA!!


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Angelus Apatrida han despedido 2010 exultantes. ¿Los motivos? Su mejor disco hasta la fecha, ‘Clockwork’, ha sido publicado a nivel mundial por Century Media, han entrado en la lista de los discos más vendidos en España durante tres semanas, han llevado a cabo una gira europea junto a Warbringer y Skeletonwitch, han aparecido en portadas de revistas nacionales de prestigio como Heavy Rock y Rockzone y su gira española, que continuará en 2011, se ha saldado con sold outs en ciudades como Murcia, Valencia, Madrid y Barcelona.
Nacidos en Albacete en marzo de 2000, Angelus Apatrida se convirtieron en pocos años en uno de los máximos exponentes de la escena Thrash Metal nacional. En enero de 2003 la banda decidió dar un golpe radical y cambiar completamente su actitud, imagen y música, acercándola a un heavy metal mucho más duro, pesado y contundente practicando una música que se asemeja claramente al movimiento thrasher que nació en la Bay Area de San Francisco en los años 80.
Hasta la fecha han publicado tres discos de estudio, han actuado en todos los festivales de rock de España, han girado con múltiples bandas internacionales y pasan por ser una de las promesas más importantes del metal a nivel europeo.


ANGELUS APATRIDA IN ACTION, LA CRÍTICA!!

La hora del Angelus

Concierto de Angelus Apatrida

Fecha: viernes, 6 de mayo.

Lugar: sala Tótem, Atarrabia.

Intérpretes: Angelus Apatrida, formación integrada por Guillermo, a las guitarras y a la voz, David, a las guitarras y a los coros, José, al bajo y a los coros, y Víctor, a la batería. Como teloneros, abrieron noche Unsouled.

.Incidencias: concierto enmarcado en el Clockwork Spanish Tour, gira de presentación de Clockwork, tercer CD de la banda. Entrada discreta, pero aceptable. Hora y cuarto de duración, bises incluidos.

Los seguidores locales del thrash metal tenían una cita indiscutible con uno de los actuales titanes de la escena; con una de las últimas realidades y gran esperanza del thrash estatal, Angelus Apatrida, evento al que acudieron en número… Discutible -ciertamente-. Quedando la entrada salvada –en apariencia-, maquillada más bien, por la presencia tampoco muy numerosa de metalheads llegados de comunidades limítrofes.

Los encargados de enrarecer –artísticamente- el ambiente, de calentar la atmósfera con sus huracanados aires metaleros fueron los madrileños Unsouled, cuarteto que exprimió el reloj al máximo, logrando con creces durante sus 45 minutos agitar la sala y encapotar el cielo de cara a la verdadera y cada vez más inminente tormenta. Todo ello, de manos de unos temas que, entre demoledores cambios de marchas y logrados volantazos rítmicos, quemando y marcando constantemente rueda en el entarimado, se sucedieron a la velocidad del rayo. Dejando su huella también alguno de ellos a pie de sala, tras bajar del escenario su entregado vocalista a darlo todo. Y a continuación, tras este claro presagio de lo mejor, después de las tormentosas ráfagas dejadas por la primera nube, el chaparrón propiamente dicho. La hora de Angelus. Los sesenta minutos, imprescindibles bises aparte –a modo de esperadas réplicas del seísmo-, de Angelus Apatrida, poderosísima escuadra que activó su explosiva carga musical después de que una intro pregrabada advirtiera de lo que se avecinaba: del advenimiento del imponente caudal de vatios, fuerza y decibelios. De la apertura de las compuertas propiamente dicha, algo que aconteció marcado por un sonido engrandecido, realmente majestuoso, traduciéndose en toda una descarga de energía, adrenalina y metal, mucho metal. En una cuantiosa suma de deflagraciones sonoras que, implacablemente ejecutadas, brindando momentos de apocalípticos y puros desboques sonoros, no dejaron indiferente a nadie. Para nada, plasmando la banda temas de toda su discografía mediante un brutal, profuso y estruendoso repaso que, sostenido sobre característicos riffs thrashmetaleros, denotando influencias de grandes a nivel mundial como Pantera, Metallica o, principalmente, Slayer, mantuvo las constantes de la noche, la tensión, de forma constante. Y, al filo igualmente, el pulso y la atención de los presentes, lo realmente importante. La admiración de un público que, aunque no muy numeroso, haciendo buena la mayoría de los asistentes el porqué de la fe profesada, en todo momento se mostró por la labor, llegando incluso a saludar con cánticos de oéoéoéoé el proceder de la banda. Los continuos tsunamis por ella provocados, con epicentro en el mismísimo escenario.

Surgidos a una con el nuevo siglo, los albaceteños Angelus Apatrida, de quienes supimos en 2006, dejaron claro lo siguiente con la presente devastación: que el paso del tiempo está haciendo justicia. Que el actual reconocimiento de que gozan se lo han ganado más que a pulso. Que el mismo, tocando con tal furia, era cuestión de tiempo. Que, siendo esto así, su hora ha llegado. La de tan particular Angelus. Su momento. El más dulce de un grupo que, reivindicando el gran momento que atraviesa la escena thrasher del Estado, demostró estar a la altura de cualquier otro: estatal o foráneo, se ponga el listón donde se ponga.


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