MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

3/2/10

¿QUÉ TAL LOS CONCIERTOS? CRÍTICAS MUSICALES DE FEBRERO: GARI, GATILLAZO, FREEDOM CALL Y GAMMA RAY, LA FIESTA DE VESARTE PAMPLONA Y T.A.P.F.S.

Sinónimo de perfección

Concierto de The Australian Pink Floyd Show

Fecha:
martes, 16 de febrero.
Lugar: teatro Gayarre, Iruñea.
Intérpretes: The Australian Pink Floyd Show, formación integrada por Steve Mac, a las guitarras y a la voz, Jasón Sawford, a los teclados, Damián Darlington, a la segunda guitarra y a la voz, Ian Cattell, a la voz, Collin Wilson, al bajo y a la voz, Paul Bonney, a la batería y Carl Brunddon, a las percusiones, a los saxos, al clarinete y a la guitarra acústica, todos ellos reforzados por tres coristas.
Incidencias: presentación del espectáculo The Australian Pink Floyd Show 2010; lleno, localidades agotadas. Público de edad madura –preferentemente-, extasiado por momentos. 3 horas de duración, descanso de 20 minutos y un bis incluido.

De otra división. De otra dimensión. Galáctico… Bueno, paremos, pues podríamos estar horas sumando elogios para tratar de definir cuanto vimos el martes 16 en el Gayarre. Y es que, dicho día, la perfección demostró no ya estar cerca de existir, sino hacerlo, realmente. La Perfección con mayúsculas, si es que no lo hace ya… dedicándose a repartirse por el mundo encarnada en The Australian Pink Floyd Show, depositarios del espíritu de los legendarios Pink Floyd y responsables del milagro de mantener viva su leyenda. Con el show sostenido sobre un sencillo hilo argumental (un simpático canguro, cómo no -siendo australianos los músicos-, que desde la pantalla va pinchando –en primera instancia- en un giradiscos diferentes LP´s de Pink Floyd, provocando así las distintas interpretaciones que sonaron, haciendo que lo hicieran en segunda insertando en un walkman una cinta grabada: qué guiños, por otra parte, a las formas de reproducir la música de los años gloriosos de Pink Floyd), la actuación, estructurada en las dos partes sugeridas, se tradujo en primer lugar en la detalladísima, cuidadísima (bueno, apliquémonos lo apuntado nada más empezar sobre la profusión de elogios) y fidelísima reproducción de la cara A del LP Dark Side of the Moon (qué grande una de las coristas a la voz en The great gig in the sky, por resaltar también la infinita magia de las, a priori, segundonas sobre el escenario), sonando acto seguido dos de Wish You Were Here y otras dos de Animals, Pigs (three different ones), con el gran guitarrista Steve ayudándose de un vocoder para tocarla, y Sheep, rica en balidos pregrabados… y alguno que otro humano, dicha noche. Acto seguido, tras el descanso, en una suerte de no va más (qué embrujo el creado por todo tipo de efectos luminotécnicos… desbordante empleo de láser incluido, cómo quedó acentuó el lado lisérgico/onírico de las canciones ofrecidas), sonaron temas de gran regusto psicodélico, como Astronomy domine, High hopes (alfa y omega de la trayectoria de Pink Floyd, con Steve Mac acompañándose de un pedal-steel en ésta última), Us and them, Another brick in the wall (cómo no, con desfile incluido de inanimados y asexuados niños hacia la picadora de la vida) o, ya en la trepidante recta final, con el show yendo incluso más y más hacia arriba todavía -por difícil que resulte de creer: en constante increscendo siempre, algo que, tras lo visto en la primera parte, parecía imposible-, Wish you were here o Confortably numb, tirando la casa por la ventana en el bis –directamente, si es que aún quedaba algo por mostrar-, con Run like hell, tema que, entre vistosas explosiones y fogonazos de luz y sonido, dejó al a estas alturas boquiabierto, anonadado y entregado público con la sensación de estar ante una especie de solo de efectos luminotécnicos. Ante una sesión de fuegos artificiales… electrónicos, reforzada con música. Totalmente noqueado pero, eso sí, plenamente satisfecho, toda vez que creemos que pasará tiempo, mucho tiempo hasta que volvamos a disfrutar de algo así en Iruñea. Así las cosas, la perfección existe: palabras mayores The Australian Pink Floyd Show y su espectáculo, un show que, cosa de su insuperable plasmación y magnetismo, más que atrapar absorbió a todos que acudieron al Gayarre. Más, muchísimo más que un grupo de versiones los citados, sin exagerar.

Por amor al arte

Fiesta organizada por Vesarte Pamplona

Fecha:
sábado, 13 de febrero.
Lugar: bar Basandere, Donibane.
Intérpretes: Innerve, Las Valium, Soñadores natos DKuajo, Rojo Vivo Reggae Band y Mister Fylyn, La caja china, Plujamplay, Se-kuela, Moruba, Touché, Deonlinguan y Anorexia, entre otros
Incidencias: 2º Fiesta Vesarte Pamplona, actuaciones de 15 minutos más o menos de duración, con proyecciones de vídeos entre medio. Buenísimo ambiente y asistencia.

Según la cosmología griega, el Caos o Khaos, voz cuyo significado original era impredecible (derivando el mismo posteriormente a desorden), fue el estado primitivo de la existencia: la matriz de la que surgió todo; este sábado, a la vista del aspecto que presentó el Basandere y de cómo se desarrolló la fiesta, podemos decir que la clásica definición de caos conservó su razón de ser: y es que así se desarrolló la misma, de forma impredecible y en medio de cierto desorden, cosa derivada, paradójicamente, de las ganas derrochadas por sus organizadores y del éxito de la convocatoria. De que ésta les superara, tanto a ellos como a sus mejores previsiones. Así pues, ahora sólo queda esperar que se cumpla el resto de la definición, que a partir de semejante punto de partida… pase algo. Que los jóvenes artistas implicados terminen haciendo carrera, queremos decir.
Organizada por amor al arte –en cualquier sentido de la expresión-, de forma totalmente ¿desinteresada? No, habida cuenta del interés que derrocharon los voluntarios de Vesarte, por el modesto escenario del Basandere pasaron entre las 19.30 horas y las 22.30 siete de los quince combos anunciados, poniendo con sus besos musicados (he aquí lo que vinieron a ser sus canciones), con su intenso buen hacer música a la tarde del, en otro orden de cosas, sábado de Carnaval; ¿que a quiénes llegamos a ver? (Bueno, lo de ver es un decir; una media verdad, toda vez que sí, los vimos, pero, como si de una videoconferencia se tratase, desde la pantalla de la entrada del local; ah, y siendo lo de oír, nunca mejor dicho –a la vista de cómo se recibía allí el sonido- también otro cantar); ¿que qué vimos? A Touché, elegancia en directo (segundos en actuar, tras Moruba), Plujamplay, quienes nos regalaron unos minutos musicales de lo más experimentales, La Caja China (en la que hubo de todo estilísticamente hablando, como en botica; o ¿habría que decir como en los bazares chinos?), Se Kuela (quienes, talluditos, de la mano de su punk de los 80, nos llevaron hasta la Pamplona del Ttutt, Ultimatum y Katakrak), Innerve, ganas y empeño un nuevo año, y Anorexia, a quienes perseverancia sería la palabra que mejor vendría a definirlos…
Un año más, en torno al 14 de febrero, tuvo lugar la Fiesta reivindicativa del arte popular auspiciada por Vesarte Pamplona, verdadero encuentro de jóvenes artistas sacado adelante en pro del arte por el arte: hecha con el corazón, más allá de búsquedas de mecenas, mecenazgos o contraprestaciones de cualquier tipo, intereses políticos o crematísticos incluidos. Y un evento en el que, a pesar de las limitaciones, hubo música para casi todos los gustos, eso que todos los programadores proclaman a los cuatro vientos cuando promocionan sus conciertos y casi nadie oferta.
Así las cosas, frente a la cultura promovida por las instituciones de cara a la galería y a las élites, frente a sus anuales intentos de lavado de cara e imagen a base de determinados concursos, he aquí la alternativa, al menos una de ellas: una cultura insurgente surgida de la calle y para la gente. Una cultura abierta y para todos en la que, como el pasado sábado por segundo año, lo importante fue participar. Estar ahí –que diría Induráin-. Y es que, como dicen los de Vesarte, el arte está en la calle. El sábado 13, en una tarde de helarte –realmente-, el mismo, más que allí, se manifestó en un bar: en el Basandere de San Juan.

Heavy Metal Forever

Concierto de Gamma Ray

Fecha:
viernes, 12 de febrero.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Integrantes: Gamma Ray, banda integrada por Kai Hansen, a la voz y a las guitarras, Henjo Richter, a las guitarras, Dirk Schlächter, al bajo, y Dan Zimmermann, a la batería. Como teloneros actuaron Secret Sphere y Freedom Call.
Incidencias: concierto enmarcado en la gira To the Metal 2010, de presentación de To the metal, nuevo CD de Gamma Ray. Buenísima asistencia, público de ambos sexos y que, de media de edad próxima a la madurez, se mostró participativo.

La gira de presentación del nuevo CD de Gamma Ray encontró su tercera parada en Tótem, en camino de consagrarse esta temporada, si no en lugar, sí, al menos, en referencial sala de peregrinación para los amantes de los sonidos más duros. La velada arrancó con los italianos Secret Sphere, banda que, tras la media hora de que dispuso, fue relevada por unos, a nuestro juicio, sorprendentes Freedon Call: formación con nombre propio dentro del power metal europeo que aprovechó sobradamente los 45 minutos que le dieron, ofreciendo un gran pase. Una actuación articulada sobre unas canciones de altísimo octanaje que, extraídas de lo más selecto de sus 7 CD, más allá de hacer llevadera la espera de cara a la comparecencia de Gamma Ray… Convirtió la misma en un auténtico concierto, conectando con sus temas sin problemas: con unas composiciones que, enraizadas estilísticamente en el heavy metal germano más genuino, hicieron gala de cobijar vetas sonoras y reminiscencias de más tonalidades, además: de inequívoco regusto a metal épico, música clásica o incluso a speed metal las mismas; ¿el único pero de su pase? Que los teclados, pilar imprescindible de la concepción estilística por ellos defendida, sonaron disparados. Pero bueno, tratándose de los teloneros, lo podemos entender: y así lo hicieron los presentes, un público que respondió en muy buen número a esta cita, luciendo en muchos casos indumentarias heavies como camisetas negras con los nombres de sus grupos favoritos, cazadoras vaqueras con parches o chupas de cuero negro; unos espectadores que, tras apostar por cambiar por unas horas la mantita y la calefacción por el calor del heavy metal, incluso cantaron en algunos temas, con claro sabor a himnos muchos de ellos: lo mismo que los de Gamma Ray, la histórica fundación comandada por el no menos histórico Kai Hansen, padre del power metal –a decir de muchos-. En medio de una puesta en escena que, espectacular, incluyó incluso columnas de humo –en momentos puntuales- y colorista decorado de fondo; bajo vistosísimos juegos de luces y un volumen, ya desde la intro pregrabada, brutal (cómo les gusta a los guiris remarcar quiénes son los teloneros y quiénes las verdaderas estrellas del cartel), con el baterista jaleando al respetable desde su trono, el engranaje perfecto de facturar heavy que viene a ser Gamma Ray se puso en marcha ofreciendo tres temas de To the metal, en este arranque. Con las notas musicales brillando tanto como las luces de los focos, con los destellos sonoros de las guitarras y los riffs luminosos de los haces dando vida a la noche mutuamente, la velada prosiguió con el repaso de temas de casi toda su discografía, traduciéndose la misma, eso sí… en una descarga que, pese a que rayó a gran altura, a pesar de deparar una rotunda y apabullante demostración sobre cómo se han de mezclar metal y melodías, no terminó de satisfacer del todo a los más incondicionales, a tenor del repertorio elegido: a los amantes más exigentes de señas de identidad de la banda tan señeras como las guitarras verdaderamente poderosas o la más puntera velocidad. Eso sí, salvo esos pequeños flecos, en nuestra opinión y en la de todos, damos fe de que protagonizaron un buenísimo concierto. Una descarga que, en líneas generales, puso de nuevo sobre el tapete algo ya sabido: que hay banda para rato. Heavy metal, si se nos permite generalizar. Forever. Que, como se decía en los 80, el viejo y característico estilo nunca morirá.

En el nombre del punk

Concierto de Gatillazo

Fecha:
sábado, 30 de enero.
Lugar:
sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Gatillazo, conjunto integrado por Evaristo a la voz, Txiki y Ángel, a las guitarras, Mikel al bajo y Tripi a la batería. Como teloneros abrieron Últimos Reyes.
Incidencias: concierto de presentación de Sex Pastels, tercer CD de Gatillazo. Dos horas de duración, un bis incluido. Muy buena entrada.

Gatillazo, la versión del siglo XXI de una de las concepciones más genuinas del punk de los 80, la prolongación en el tiempo, si se quiere, del espíritu de La Polla, pasó como un tornado por la Tótem, ofreciendo un intensísimo concierto: en la línea de lo esperado por sus irreductibles seguidores. Otro más para el recuerdo. La velada arrancó con Últimos Reyes, formación que no llegamos a ver, compareciendo sobre las 23.00 horas, perfectamente respaldado por sus tocadores, Evaristo, el legendario chaval de Agurain. ¿Chaval, a sus años? Sí, toda vez que, pese a que pronto le caerán ¡50!, eso está hecho -como en célebre frase dijera Martínez Soria-, un chaval. Un chaval que en sus años jóvenes debió caerse en una marmita muy especial, la del elixir de la eterna juventud. Como siempre desde los tiempos de La Polla, la actuación comenzó con un bloque de canciones enlazadas (Nº 1 en USA, Todos tus muertos –del nuevo CD del conjunto- y Más chulo que un cortapichas, Tortura y Buen menú, del primero –entre otras-) tras el que, ya enlazadas, ya no, sonaron otras como Hoy vamos a explicar la palabra feo (del último CD de La Polla, con la sala tarareando su parte musical), Comunicado empresarial para la concordia y el bienestar social (de lo más irónica… y profética tal vez, a la vista de los tiempos que corren para los trabajadores), Gora Mary, rica en connotaciones del ambiente punk-destroy de los 80, las nuevas Repito lo que veo e Internet (el Cara de perro de Gatillazo, los seguidores de La Polla ya saben de qué estamos hablando) o El Escorpión, recuperada del antológico 4º LP de la banda madre. ¿Más temas de La Polla a lo largo de la noche? Así es la vida, más que imprescindible en estos tiempos de rock de planta joven de grandes almacenes, en los que, más que nunca como dice su letra, “si eres joven y rebelde, Coca Cola te comprende”, Porno en acción y Memoria de muerte, último en sonar en los bises.
Tras las canciones primeramente citadas y un parón tal vez premeditado a la vista del tema pusieron (la versión original de El quebrao, popularizado por Cicatriz), el vendaval de canciones prosiguió por los mismos derroteros, deparando composiciones de los tres CD del actual conjunto de Evaristo, como Santo Rosario, Fosa común o SSegurataSS BlindaoSS –del primero, con la sala coreando el genial estribillo de este último-, Vendido (con mensaje aplicable a los punkies verdaderos de Iruñerria, “tú nunca te venderás, porque a ti, so cretino, nadie te quiere comprar”), del segundo, y un buen número de los de Sex Pastels: CD en el que por cierto, aviso a navegantes, bajó un tanto el nivel. Que resultó algo más flojo a todos los niveles, algo que ¿saltó a la vista? No, y menos este sábado, porque el Evas, en directo, defiende sus canciones por igual: que lo hizo –más bien- al especial sentido crítico que siempre han tenido los seguidores de Evaristo, acostumbrados siempre a lo mejor.
Al igual que a su coetáneo Gari la víspera, vimos bien a Evaristo, complaciéndonos el comprobar que la estela del punk de los 80 consigue llenar salas treinta años después. Que Evaristo, perspicacia, ironía y botella de vino a mano en distintos tramos de la noche, mantiene el timbre, la planta y las ganas. La credibilidad, lo realmente importante, mostrándose para muchos como la personificación del punk: al menos, la del que de primerísima mano hemos conocido. Y todo ello, además, sin mirar apenas por el retrovisor. Sin tirar de modo recurrente de clásicos de La Polla, The Kagas o The Meas, conjuntos de los que, por cierto, no sonó ninguno. Sin hacerlo excesivamente… más allá de una mínima cuestión de cortesía. Así pues, muy buen concierto el presenciado una vez más.

Elegante, intenso, pasional

Concierto de Gari

Fecha: viernes, 29 de enero.
Lugar: Casa de Cultura de Zizur.
Intérpretes: Gari, a las guitarras eléctricas y acústica, a las programaciones, a la percusión y a la voz, acompañado por Miguel Moyano, a las guitarras eléctricas y acústica, a la mandolina eléctrica, a los teclados, a las programaciones y a las segundas voces, y Aitor Oñaederra, a las proyecciones.
Incidencias: concierto de presentación de 16 Lore, nuevo CD del artista. Hora y 50 minutos de duración, dos bises incluidos. Muy buena asistencia; público de edades preferentemente maduras que se mostró receptivo y participativo.

Huyendo cíclicamente de sí mismo y sus circunstancias (o, al menos, esa sensación nos suele dar) y, cada cierto tiempo, reencontrándose nuevamente consigo mismo y sus canciones, Iñaki Ibon Garitaonaindia, el legendario Gari (exfrontman de los no menos legendarios Hertzainak), aterrizó en la Casa de Cultura de Zizur, protagonizando desde el cruce de caminos de su serenísima madurez un más que elegante concierto. Camino de los treinta años sobre los escenarios, reconduciendo, tratando de encauzar su carrera tras la estela de sus ¿16 flores? No, muchas más; de las muchísimas más con forma de canción sembradas y recogidas por él durante su dilatada trayectoria, el de Legazpi abrió la velada con Gaur, del esperanzador Esperantzara kondenatua, su anterior CD, disco del que pronto sonaría otra, Esan ziaten, antes de que lo hicieran las primeras flores revisadas de la noche, Hil ez denak (de lo más atmosférica, con duelo de eléctricas incluido sobre bases pregrabadas y continuos cambios de ambientes) y Batzutan. A continuación, tras un medley, sonó totalmente reconvertido desde el prisma artístico-creativo el histórico Ta zer ez da berdin, mítica canción de Hertzainak que, haciendo gala de ropajes dylanianos incluso, allanó el camino a cinco nuevas flores de las recogidas en 16 Lore, más que ricas las mismas en coloristas pétalos musicados de todo tipo: #9, Zaharra zara Bilbo (con imágenes de la capital vasca proyectadas de fondo), Bizitzak, Bihotz urdin y, especial mención para la siguiente, indiscutible centro de atención, Aitormena, gran hit del ecuador de la carrera de Hertzaiak… de sugerente sabor fronterizo/sureño en nuestros días. Y todas ellas, el vistoso ramillete de canciones que vino a ser el concierto, perfectamente presentadas y defendidas en directo por los dos únicos músicos presentes en el escenario, Gari (con el mono de trabajo en todo momento, algo más introspectivo al principio que al final) y el a todas luces sensacional Miguel Moyano: por unos polifacéticos músicos que, codo a codo, frente a frente, sin rodies tan siquiera para facilitarles los continuos cambios de instrumentos ni posibilidad alguna de esconderse en ningún momento ni de nada ni de nadie, mostraron así, sin trampa ni cartón, su buen hacer al público, protagonizando un concierto tan cercano como intenso, tan minimalista como preciosista. Demostrando, en suma, ser dos consumados animales de escenario: y así lo entendieron los presentes, quienes, totalmente enganchados al fuerte magnetismo generado por la pareja, no dudó en pedir más una vez que el concierto terminó, obteniendo de propina ocho nuevas interpretaciones; ¿la última? La del referencial Amets, del primer CD registrado por Gari en solitario, allá en 1995.
Gari, el vocalista de enorme y característico caudal de voz que en 2008 cautivó en Artium a la mismísima Patty Smith, regresó una vez más a Nafarroa, demostrando casi tres décadas después de que pisara por vez primera un escenario (al frente de Ziper, banda de la que pasaría a Hertzainak) mantener el timbre, el gusto y las formas. La exquisitez. Seguir siendo, elegancia y pasión a espuertas, un valor al alza, como siempre; uno de los activos más personales y de mayor personalidad de nuestra escena.

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