MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

16/7/15

SANFERMINES 2015: TIEMPOS DE CAMBIO (MÁS QUE DE MEROS RECAMBIOS)


“Este es el tiempo del cambio / el futuro se puede tocar,” cantaba Miguel Ríos en los albores de la década de los 80, años de ilusión y esperanza para la sociedad civil tras 40 años de espera. En espera de tiempos mejores. Pues bien, después de unos cuántos años de Barcinato y previsibles recambios, podemos decir que los nuevos tiempos, ahora mismo, están ahí, al alcance de la mano. Así pues, a ver si entre todos somos capaces de enterrar y desterrar errores del pasado… En todos los sentidos, haciéndolo también con la discriminación y los agravios comparativos sufridos estos últimos Sanfermines por determinados artistas, como los que han pasado por el Jai Gune: silenciados y ninguneados incluso por el programa oficial de las fiestas, auténtico regalo envenenado de la corporación saliente. Siendo esto así, a ver si somos capaces de cambiar determinados vicios adquiridos en lo relativo a la programación musical. En resumidas cuentas, que el más que deseado cambio vaya  más allá de sustituir en Los Fueros a Alaska por Mario Vaquerizo…

Pero, al hablar de cambios, hay que hacerlo mirando de reojo a las redes clientelares y  a los consiguientes intereses creados tras tantos años de Ayuntamientos Upenitas; así pues, nada de confianzas, pues la empresa se presume difícil. Y es que no es que queden  cosas por hacer, sino todo, más bien. El encuentro por disputar, toda vez que lo ganado por la ciudadanía en las últimas elecciones no fue el partido, sino el derecho a poder saltar al campo, y seguro que los gobernantes salientes (y su cohorte de amigos) no van a poner fácil el asunto. En ningún orden. Así pues que nadie baje la guardia, pues nada  van a regalar: de todos es sabido qué es lo único que, procedente del cielo, cae gratis a los pobres: palos y agua. Nada más.

LA IKURRIÑA EN EL AYUNTAMIIENTO: LA PLASMACIÓN VISUAL DEL CAMBIO

La presente edición de los Sanfermines arrancó con toda una declaración de intenciones, la izada en el Ayuntamiento de la Ikurriña tras 34 años de ausencia, comenzando de inmediato la granizada de críticas por parte de los detractores de la bandera: de una enseña verdaderamente sentida en Nafarroa, entre otras cosas, por haber sido en su día un emblema de la lucha antifranquista. Nosotros, llegados a este punto, creemos que el ya lejano día 6, para que la jornada hubiese sido perfecta, solo faltó lo siguiente: que los encargados de lanzar el chupinazo hubiesen sido los arrantzales barbudos de 2013; aquellos intrépidos ciudadanos que, en una acción comparable a las de colectivos como Solidarios con Itoiz, la colocaron en la plaza, dejando al Poder con infinitos palmos de narices.

EL CAMBIO TAMBIÉN HA DE LLEGAR A LA PROGRAMACIÓN SANFERMINERA: AGUR, JAI GUNE, AGUR!

Viendo la programación de los principales escenarios, daría la sensación de que presuntamente, desde la corporación en retirada; en previsión de perder las elecciones, se hubiese apostado a la hora de fraguar la programación musical por llevar a cabo lo que se conoce por política de tierra quemada, consistente en destruir absolutamente todo lo que pudiese resultar positivo para el enemigo; para el adversario político llamado a ocupar su puesto -en este caso-, una vez perdidas las elecciones. Esto es, por apostar por hacer bueno aquello de cuanto peor, mejor. Y no hay más que ver lo organizado y el sentir popular, para reafirmarnos en lo dicho.

¿Sobraba alguien en la programación, así las cosas? Tampoco lo creemos. En la línea de lo dicho por el alcalde sobre la presencia de las banderas el 6 en el Ayuntamiento (no sobraba ninguna, pero faltaba una), pensamos que sobrar, nunca sobra nadie; para gustos, colores. Ni siquiera Mario Vaquerizo y sus Nancys, rubias, morenas o teñidas. Lo que sí vamos a decir es que en los principales escenarios faltaron nombres verdaderamente respetados y queridos por el público, como los de algunos artistas incluidos en la programación del Jai Gune, tal y como lo ha dado a entender un año más el gentío peregrinando noche a noche hasta allí para verlos en acción. Para ver a unas bandas que han protagonizado una programación tan completa como ignorada por Instituciones y ciertos Medios de comunicación. Y aún diremos más, no habiendo sido capaces en tres años los responsables de la Mancomunidad ni tan siquiera de incluir dicha expresión, Jai Gune, en el panel frontal de la fantasmagórica Linea 8, la de las barracas. Un espacio, el Jai Gune, al que, por cierto, le deseamos una pronta desaparición: fuera de cualquier duda, la mejor señal del triunfo de la normalidad en próximos Sanfermines. Así pues, ojalá que el próximo año no haya que montar dicho recinto. Que en Pamplona 2016, imprescindibles cambios mediante, las cosas sean de otra manera. Y sobre lo de las Nancys Rubias y su triunfo en Los Fueros, ¿qué decir? Aparte de que “hay gente pa tó” (y más en Pamplona por San Fermín), que no lo cuestionamos, aunque para nosotros eso, su espectáculo, no sea lo que se entiende por un concierto musical. Eso, lo suyo, será otra cosa. Eso sí, puesto que tampoco sabemos exactamente qué, no opinaremos al respecto.


PAMPLONA 2016: MÁS HÁBITOS Y CONSTUMBRES A CAMBIAR

Por el bien de la fiesta y los conciertos, creemos que el cambio también ha de alcanzar sí o sí a otros modos y maneras por desgracia tan presentes en la Fiesta, como la venta ilegal de bebidas en rededor de los principales escenarios y, cómo no, al botellón indiscriminado, siendo esta la única forma de terminar con el vertedero incontrolable en el que durante 9 días se convierte la ciudad. Además, viendo cuadrillas y cuadrillas asistiendo presuntamente a los conciertos perfectamente pertrechadas de botellas, daría la sensación de buena parte de la gente asiste a los mismos como la mayoría de quienes lo hacen a los toros: por disfrutar de las diferentes ambrosías, en primer lugar. Una única noche estuvimos en Los Fueros, siendo más que suficiente para sufrir el descaro y  acoso de vendedores ambulantes y de todo tipo de deambulantes buscavidas, buscando colocar sus mercancías. Latas de cerveza con especial insistencia –principalmente-, enseñándonos con su acción que no solo la piratería –tal y como la hemos conocido- puede llegar a afectar a la música. Porque eso, vender latas de forma ilegal en los conciertos, también es piratería, teniendo que hacer especial daño a las barras instaladas para ayudar a sufragar los gastos y tratar de obtener algún beneficio; ¿o es que las actuaciones las pagan los lateros?

Llegados a este punto, un año más, nada más. A ver cómo van las cosas los próximos 356 días, ¡ya falta menos!, y lo dicho: quedamos a la espera de que los escenarios de la Plaza del Castillo y Los Fueros sean también los del cambio, en clara sintonía de lo que necesariamente ha de acontecer durante el año en los escenarios del día a día la ciudad.


SANFERMINES 2015: EVARISTO, EL REY DE LA BARAJA

Evaristo, el rey de la baraja

Concierto de Gatillazo

Fecha: domingo, 12 de julio.
Lugar: Jai Gune, espacio festivo de Gora Iruñea!
Incidencias: actuación enmarcada en un cartel que también albergó a Elenco y Aberri Txarrak. Hora  y ½ de duración. Lleno, público de todas las edades que se mostró entregado.

32 años después de su primera actuación en Sanfermines (la cita, al frente de La Polla Records, fue en 1983 en la plaza de los Fueros), Evaristo Páramos demostró con el presente  concierto algo, a estas alturas de la película, ya sabido por todos; tanto por sus más fieles seguidores como por quienes más de tres décadas después continúan tratando de silenciar su presencia sobre los escenarios: seguir siendo el auténtico Rey de la baraja, y lo hizo tal y como acostumbra desde los primeros años 80, protagonizando una actuación que, totalmente electrizante, dejó un gratísimo sabor de boca.
El concierto de Gatillazo derrochó fuerza y garra desde el principio, arrancando con la interpretación de un primer bloque de canciones brindadas de tirón. Con tantos y tan rotundos tantos hechos de saque como canciones ofrecidas, erigiéndose la actuación sobre tres certeros bloques de temas extraídos básicamente del repertorio del actual conjunto del legendario vocalista de Agurain; sin apenas concesiones al de La Polla, conjunto del que se recuperaron únicamente Los 7 enanitos –primero en sonar pasados los 50 minutos de concierto-; Delincuencia (de más que rabiosa actualidad treinta y tantos años después de su composición); Txus, ofrecido en el marco de una curiosa mezcolanza con una popular ranchera, y, tal y como parece ser norma en Gatillazo, Odio a los partidos, definitivo y definitorio colofón final. Y todo ello en medio de un ambiente, sentimos tener que decirlo, mucho más sano y festivo que el respirado en otros escenarios sanfermineros;  sin rastro del botellón masivo y sus consecuencias -en forma de orines y  montañas de residuos por doquier- ni presencia entre el público de todo tipo de buscavidas tratando de hacer sus particulares agostos fuera de la legalidad y al amparo de la permisividad: entre un gentío que llenó un recinto al que, en otro orden de cosas, es necesario acudir ex profeso, toda vez que no está en el centro neurálgico de la fiesta. Ni tan siquiera en el centro de la ciudad.
Al frente de Gatillazo, Evaristo pintó de rojo un día como el domingo 12, negro en el calendario por el fallecimiento de Javier Krahe, y, no dejando de moverse ni un segundo al ritmo de sus corrosivas composiciones, lo hizo tal y como lo hubiese hecho el finado, huyendo de comparaciones y salvando las distancias: disparando unas letras cargadas de sorna e ironías. Unas canciones, imposible citarlas todas, de esencia tan clarividente y visionaria como Jota de la derrota, Vendido, Pijos powres, o Comunicado empresarial para la concordia y el bienestar social, banda sonora más que acertada para el actual estado de las cosas… y de las cosas del Estado, en este convulso y agitado siglo XXI. ¿Otras composiciones a destacar? Señor Juez (primera en sonar, cómo enervó al gentío), la siempre histriónica y celebrada Gora Mari, Santo rosarioSeguratass blindaos, auténticos seguros de vida para los directos de la banda.
A continuación, tras un espectacular show que, de manos de Correfoc, alternó música tradicional catalana y pirotecnia; en una decisión no sabemos hasta qué punto acertada (¿no habría sido lo propio que Gatillazo actuasen en último lugar?), llegó el momento de Aberri Txarrak, banda de ingenioso nombre que aprovechó para descerrajar los temas de su primer CD, quedando de esta forma cerrada la velada. Una noche, como todas las protagonizadas por Evaristo, para recordar.


SANFERMINES 2015: CRÍTICAS DE LA M.O.D.A., FUNDACIÓN TONY MANERO Y ALEJO STIVEL

Orquesta de maravillosa graduación

Concierto de la M.O.D.A.

Fecha: jueves, 9 de julio.
Lugar: plaza de Los Fueros, Iruñea.
Incidencias: 4ª actuación del ciclo Plaza de los Fueros 2015. Presentación de La primavera del invierno, 2º CD de la formación. 1 Hora  y 10 minutos de duración. Asistencia moderada, público mayoritariamente que se mostró participativo.

En unos días como estos, en los que ‘alcohol’ y ‘fiesta’ son términos sinónimos (la sanferminera combinación de ambos factores obra en ciudadanía y visitantes  maravillas), no podía faltar para rematar faena la presencia de la M.O.D.A., formación procedente de Burgos que, con solo cuatro años de vida y dos discos en su haber, se antoja ya imprescindible en todo tornado festivo que se precie: y más si el vendaval es del calibre del de Iruñea, de fuerza y fama mundial
Una vez concluida la sección de fuegos artificiales, ante un público que en ningún momento rebasó el límite marcado por el perímetro de los controles de luz y sonido; en una noche fresquita, algo que se agradeció… a medias, la velada arrancó con la actuación del último de los teloneros programados, Six Miles Wide, quinteto que, reforzado a las guitarras por Iván (jovencísimo y sobresaliente guitarrista en Impacto), ofreció media hora de genuino hardrock, convenciendo al personal con sus canciones; con unos temas de firma propia que, haciendo gala de gancho y cautivador veneno, delataron haber sido concebidos muy en la onda de los de bandas como Motley Crue; ¿la pena? Que no hubiesen nacido los integrantes de Sex Miles Wide décadas atrás. En otro tiempo. Y, a la vuelta de los años, que no hubiesen formado el grupo en otro lugar. Por lo demás, en lo referido a técnica y maneras esgrimidas a la hora de plasmar sus temas en directo, nada que objetar.

Camisetas blancas de tirantes (y pañuelicos al cuello algunos de los músicos), los componentes de la M.O.D.A. arrancaron actuación con el tema de estreno Nubes negras, título para nada premonitorio, sonado pronto Suelo gris, de ¿Quién nos va a salvar?, su primer disco grande; y así, recurriendo a dichos trabajos (y a algún que otro tema incluido en sencillos que vieron la luz previamente) vadearon la velada, trabajándose los burgaleses la noche canción a canción intentando en un principio caldearla y agradar: darle fuego y agrandarla finalmente con su música, buscando  impulsar hacia arriba, si no el mercurio, imposible tarea (los termómetros ya no subirían de los 15 grados), sí la temperatura ambiente con su sugerente cóctel musical, fruto de una maravillosa mezcolanza de ingredientes sonoros de substanciosos colores y matices; de una mixtura estilística surgida de la combinación de instrumentos como el acordeón, el banjo o la mandolina además de otros más previsibles y esperados, aliñado todo ello por el hacer de diferentes percusiones. Así pues, siendo esto así, a nadie extrañó que, desde el prisma artístico, la temperatura subiese y subiese conforme se fueron sucediendo las composiciones: los tragos largos con forma de canciones ofrecidos, de seductora graduación, entonando en la recta final la banda totalmente a los presentes con títulos tan esperados como los imprescindibles Nómadas o Los hijos de Johnny Cash, rúbrica más que perfecta del clímax felizmente alcanzado. De la consecución del objetivo final. Gustaron, en verdad.

Funky disco party al rojo

 Concierto de la Fundación Tony Manero

Fecha: sábado, 11 de julio.
Lugar: Plaza del Castillo, Iruñea.
Incidencias: 6ª actuación de las programadas en dicha plaza. Presentación del CD Superficial, último trabajo del grupo. Hora y 40 minutos de duración. Asistencia masiva, público que disfrutó de la velada.


La legendaria Fundación Tony Manero desembarcó un año más en Sanfermines, haciendo suyas las ganas de fiesta del gentío y quedando de inmediato los músicos  impregnados por las mismas; poniendo en pie de baile a los presentes incluso desde los momentos previos a los primeros acordes: desde que, al filo de la media noche, sonase la intro pregrabada que precedió al primer tema-sintonía de entrada, un instrumental que, de característico regusto, fue el aperitivo perfecto para lo mejor: tal y como pronto comprobamos, para lo que estaba por llegar.
En una nueva noche de chaqueta (no precisamente en la cintura), sobre un escenario, con permiso de la batería, tan despejado como repleta la plaza, los comandados por los legendarios Miguelito Superstar y Paquito Sex Machine dieron inicio a su cometido, reactivar la fiesta, con un tres en uno que vino a ser el mejor reactivo de los posibles; con tres temas que, extraídos de su último CD (Inevitable y Lo haces tan bien –entre ellos-), sonaron enlazados, quedando activado desde ya el mecanismo: el más que perfecto engranaje de facturar funk ultra bailable, desenfadado y jovial, tanto desde el prisma musical como desde el lírico: con la música aportando cuerpo sonoro a unas letras concebidas igualmente para ello, para que únicamente fuese preciso mover el esqueleto a su compás.
Sin posibilidad de vuelta atrás, con el bajo ejerciendo de rotunda correa de transmisión y la sección de vientos, colosal, disfrutando de sus momentos y haciendo disfrutar a pleno pulmón, tan demoledora concepción de la mejor música disco de los 70 y los 80 fue siempre de menos a más, luciendo en todo su esplendor con temas tan esperados como Looking for la fiesta, Supersexi girl o Sube el tocadiscos, verdaderos pesos pesados de un repertorio que, tal y como era de esperar, hicieron bueno, y cómo, el célebre dicho de que el “sábado en la noche se hizo para bailar”. Y todo ello ante un público que, si bien no exteriorizó sus aptitudes para el baile en demasía ni mostró especial apetencia por cantar (ya se sabe cómo las gastamos por aquí en lo referido a dichas materias), siguió la actuación con interés y efusión: con más y mayor entrega en función de su cercanía al escenario, mostrándose en todos los casos complacido y seducido por los músicos; por los 9 componentes de una formación que reivindicando la fiesta y la música como valores indispensables del ser humano –tal y como acostumbran a proclamar, no dando en directo gato por liebre nunca-, salieron por la puerta grande nuevamente, encandilando en su regreso a Iruñea al personal. ¿De modo superficial, ateniéndonos al título del CD que vinieron a presentar? De ninguna de las maneras, imposible el juego de palabras. De forma sensacional.


Sin alejarse del rock & roll

Concierto de Alejo Stivel

Fecha: lunes, 13 de julio.
Lugar: plaza del Castillo, Iruñea.
Incidencias: última cita de las programadas en dicho espacio. Hora y ½ de duración, bises incluidos. Asistencia buena, público de ambos sexos y de la quinta del artista, principalmente.

Sin alejarse de sí mismo, del rock & roll y sus circunstancias con forma de canciones,  tanto propias como de artistas de su entorno artístico más inmediato. Y sin separarse de las de Tequila en demasía, haciendo ver que la sombra de tan legendaria marca continúa siendo… Imprescindible para él, más que únicamente alargada: así compareció el seminal Alejo Stivel en la plaza del Castillo, protagonizando una verbena rock –a tenor del repertorio brindado, integrado básicamente por versiones- que satisfizo a los presentes: a un público que, finalmente, se dio cita en interesante número.
Ante un plaza que, en lo que a limpieza hace referencia, lució más presentable que en noches precedentes, Stivel, verdadero icono del rock en castellano, abrió la espita al más genuino rock & roll con Nada más, tema del grupo Mamá incluido en su última grabación, Decíamos ayer: el disco homenaje a un buen número de artistas de su quinta  que, publicado en 2013, le sirve actualmente de coartada para salir a la carretera.
Haciendo gala el cantante al frente de su banda, con el reputado guitarrista Julián Kanevsky incluido en la alineación, de mantener timbre, planta y maneras (verdaderamente importantes dichos vectores para seguir pisando escenarios), el siguiente artista revisado fue Serrat, Hoy puede ser un gran día, recalando acto seguido el setlist en el repertorio de Tequila, Rock and roll en la plaza del pueblo: en la del Castillo de Iruñea –dicha noche-, enclave que poco a poco fue caldeándose: al tiempo que el gentío fue aproximándose hasta el escenario por la calle principal y adláteres... Y de esta guisa transcurrió la velada, el acertado recorrido por el mapa de la memoria musical del Madrid de la época de la denominada Transición, he aquí qué vino a ser la actuación: con los músicos tratando de hacer del lunes otro sábado, parafraseando la conocida canción de Paloma San Basilio. De la noche del lunes una como la de cualquier sábado, de manos de temas como Sábado en la noche –imprescindible, no podía faltar-, Enamorado de la moda juvenil, de los precursores Radio Futura; Qué demasiado (del cancionero del primer Joaquín Sabina) o Qué hace una chica como tú en un sitio como este, brindadas entre guiños a hits de la banda madre de Stivel -incluidos o no en Decíamos ayer- como Que el tiempo no te cambie o Dime que me quieres, ofrecida por partida doble: reescrita como balada (aportando el punto de necesario romanticismo a la noche) y tal y como la conocimos, para dar de esta forma por concluida la sesión. Pero, toda vez que faltaban temas clásicos por sonar y que  únicamente habían transcurrido 70 minutos desde el comienzo del concierto, estaba claro que tenía que haber más. Que aquello no era el final, llegando en el tiempo extra lo mejor de la cosecha propia de Stivel: grandes hits de Tequila como Necesito un trago, Me vuelvo loco y Salta, recibidos como agua de mayo por la plaza; por un público que en la presente cita, última de feria, se dejó llevar por el viaje en el tiempo protagonizado por Alejo y sus canciones. Correcta, sin incidencias ni turbulencia alguna la singladura. Nada que objetar.

SANFERMINES Y CAMBIOS: DE LA MÚSICA TRADICIONAL A LA CANCIÓN LIGERA: LAS GALAS DE LAS SOCIEDADES DEPORTIVAS

GALAS DE LAS SOCIEDADES DEPORTIVAS

Más allá de la de corte folclórico o tradicional, la música en directo ofertada en nuestras fiestas no siempre ha sonado como en las últimas décadas; tal y como la hemos conocido quienes todavía no contamos 50 Sanfermines, tocada sobre múltiples escenarios desde el epicentro de la fiesta. Por increíble que pueda parecer, a una con la eclosión de la canción ligera (décadas de los 50 y los 60),  hubo un tiempo en que la música no fue patrimonio de las calles, asumiendo la organización de las actuaciones nocturnas las sociedades deportivas; recayendo dicha responsabilidad hasta su declive, a partir de mediados de los 70, en espacios como el Club Natación Pamplona (iniciándose en estos menesteres en 1951), la C.D. Amaya, el Club de Tenis, la A.D. San Juan, el Club Larraina o el C.D. Chantrea. Así pues, en unos años como aquellos, en los que a pamploneses no les resultaba fácil acceder a la música de los artistas (en los hogares apenas había aparatos de radio: menos aún radio cassettes, tocadiscos o televisores) la única forma de disfrutar de los mismos era acudiendo a las instalaciones de dichos clubes: he ahí el porqué del éxito de sus programaciones, que llegaron a alcanzar gran renombre.

Hasta bien entrado el siglo XX, en lo que a verbenas se refiere, el Ayuntamiento organizaba solamente una, con una orquesta en el quiosco de la plaza del Castillo. Con el paso del tiempo el Consistorio comenzó a organizarlas también en la Taconera, radicando ahí el origen de la posterior verbena de Antoniutti. Dichos bailes, con dos escenarios montados uno frente al otro, tenían lugar en el andén central del parque, entre el monumento a Gayarre y el emplazamiento del café vienés, y por allí pasaron orquestas como La Banda de Zeus, habitual también de la plaza del Castillo. Posteriormente, cuando se urbanizó Antoniutti (concebido como calle de paso en un principio), se sacaron allí las verbenas.
A partir de los 60 comenzaron a triunfar en la noche pamplonesa Los 40 Principales, programa surgido del entorno de gentes de Navarra como Joaquín Luqui; y a sus éxitos  recurrían las orquestas para animar las veladas.

AUGE Y ÉPOCA DORADA DE LAS GALAS SANFERMINERAS

Pero donde en realidad tocaron las orquestas de la Pamplona de la época, tampoco  muy abundantes, fue en los clubes deportivos. Cada uno tenía la suya, siendo Amanecer, refundada posteriormente como Nueva Etapa, la del Club Natación, y Los Clan, concebida para ser la mejor orquesta del momento, la de la C D Amaya. Por el Club Natación pasaron nombres tan relevantes como Julio Iglesias, Sara Montiel, Massiel o Karina; por el Amaya, Los Bravos o Albano, y por Larraina, artistas del nivel de Christie o Juan Pardo; mención aparte para el incidente en que se vieron envueltos Los Pop Tots, autores del célebre Mamy Blue, tras salir a escena en taparrabos; alguien del público gritó que aquello molestaba “la visión de su mujer”, que había que echarlos a la piscina. Y a por ellos que fueron…

Los diferentes clubes de la ciudad no se pusieron a organizar verbenas y galas buscando complementar el programa sanferminero, sino para tratar de conseguir fondos para su mantenimiento (en algunos casos) o, si acaso, buscando paliar las carencias del hacer municipal. Dichas citas, previo pago de entrada para los no socios, eran abiertas al público en general, y se organizaban a diario. E iba muchísima gente, comenzando por los socios, quienes, con acceso gratuito, acudían en masa con el fin de hacer piña. De defender su sociedad. Entre ellas había una sana competencia por contratar al artista más atractivo, en aras de llenar. Y lo conseguían. Además por entonces tampoco se estilaban las actuaciones de artistas en las contadas salas de fiestas que había. Y lo más importante, había verdaderas ganas de verlos, toda vez que tal y como ya hemos apuntado, en la gran mayoría de las casas no era posible escuchar música. 

Sobre el hacer de otras sociedades, como las peñas, diremos que también organizaban sus bailes. Con sus charangas. Algunas peñas, con orquesta, llegaron a organizarlos en el Jito Alai, siendo la titular la Orquesta Radio Club. Además, al igual que algunos bares de la ciudad (principalmente aquellos que, como el Bearin o el Bahía, contaban con sótano o planta baja) pronto comenzaron a contar con incipientes conjuntos de rock y música yeyé.


DECLIVE Y OCASO: FUE BONITO MIENTRAS DURÓ….



El declive de tan afamada programación de eventos comenzó a mediados de los 70,  cuando desde el Ayuntamiento, al amparo de la creciente popularidad de dichas galas, se comenzó a programar similares espectáculos de manera gratuita; sin reparar, en otro orden de cosas, en que obrando así comenzaba la destrucción de un negocio hasta entonces boyante, el de la organización de la música de las fiestas, cosa que en ciudades cercanas no ocurrió. Así pues, entre esto y la imparable penetración de la radio y la televisión, se popularizó de tal forma la música en la calle que las otrora exitosas galas de las piscinas privadas comenzaron a hacer aguas de forma progresiva, cayendo en el olvido. Quedando, paradójicamente, para el recuerdo. 

5/7/15

CICLONAUTAS TRIUNFAN EN SUS CONCIERTOS CON SLASH




Ciclonautas abrieron del mejor modo de los posibles los conciertos de Slash de Madrid y Barcelona, reuniendo a una auténtica multitud: a un público realmente exigente que, pese a haber pasado por taquilla para ver a la formación comandada por el legendario guitarrista estadounidense, acudió puntual ​​para ver al trío hispano argentino, cantando, dando palmas y, en resumidas cuentas, llevando todo el tiempo en volandas a unos músicos, Mai Medina, Javiertxo Pintor y Alén Ayerdi, que ambas noches lo dieron todo, metiéndose al gentío totalmente en el bolsillo.

Finalmente, tras el concierto de Barcelona; como perfecto colofón de la velada, Ciclonautas se hicieron la siguiente foto con tan excepcional cabeza de cartel.













3/7/15

CERO A LA IZQUIERDA PRESENTA “SE REFUGIA”, SU NUEVO VÍDEOCLIP, Y LAS FECHAS DE LOS CONCIERTOS DE VERANO



Tras la exitosa gira realizada por Cero a la Izquierda junto a Ciclonautas y las buenísimas críticas cosechadas allí por donde pasaron, podemos afirmar con rotundidad que, además de ante la gran promesa del rock nacional, estamos ante el tan ansiado relevo generacional dentro de la actual escena emergente.

Ahora, con tan buen sabor de boca, tenemos el placer de comunicaros que Cero a la Izquierda nos presenta un nuevo videoclip, Se refugia, extraído de No ha dejado de llover, su aclamado 2º CD. 



No ha dejado de llover se grabó durante los meses de junio y julio de 2014 en Estudios Aberin (Navarra) y en los Konk Studios de Londres, y vio la luz en febrero de este año. Os recordamos que podéis encontrarlo en la tienda de EL DROMEDARIO RECORDS; en las principales plataformas digitales  y en los siguientes puntos de venta: EL CORTE INGLÉS, MEDIA MARKT, TIENDAS FNAC, TIPO y ELKAR.

Finalmente aprovechamos estas líneas para presentaros los próximos conciertos de Cero a la Izquierda: Estas son las fechas previstas para el verano:




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criticARTE JULIO: HOOTEN HALLERS, PARA CALENTAR!!

Calentando motores y más

Concierto de Hooten Hallers

Fecha: sábado, 27 de junio.
Lugar: parque Uranga, Burlata.
Intérpretes: Hooten Hallers, trío integrado por John Randall, a las guitarras y a la voz;  Andy Rehm, a la batería y a la voz,  y Kellie Everett, al saxo.
Incidencias: concierto conmemorativo del 5º aniversario de la Asociación Burlada Blues Bar, organizado por la mism. Asistencia aceptable. Hora y 30 minutos de duración.

La Asociación de Blues de Burlata no pudo celebrar mejor su 5º aniversario que como lo hizo el pasado sábado: con la presencia a la vera del palacete de The Hooten Hallers, grupo llamado a calentar ánimos, motores y ambiente de cara a su cita estival con su género musical por excelencia, el blues. Con una nueva edición del Burlada Blues Festival, a desarrollarse a vuelta de Sanfermines –prácticamente- en ese mismo marco.
Con el arbolado del parque como inmejorable fondo del escenario, procedentes de Columbia y de gira actualmente por el Estado, The Hooten Hallers llamaron la atención en primer lugar por lo atípico de su alineación; por tratarse de un trío que, en línea sobre las tablas, sin bajista y con saxofonista, cautivó igualmente a los espectadores con la para nada desapercibida presencia de un baterista que tocó puesto en pie, destilando actitud a espuertas: certificando el trío, y cómo, autenticidad a la hora de descerrajar sus composiciones: y es que eso hicieron más allá únicamente que tocarlas, disparar canciones ahítas de blues crudo y tórrido a un mismo tiempo; ricas en fogonazos de primigenios  sonidos y en una concepción del rock & roll que, especialmente arenosa, lució ciertos aires punk, transformando el incomparable parque Uranga en un momentáneo y sugerente paraje propio de los kilómetros más polvorientos de la Ruta 66. Trasladando hasta allí el trío con su música al imaginario colectivo.

El concierto representó un guiño, una especie de visita a los orígenes del blues, destacando la no previsibilidad de la que hicieron gala los músicos a la hora de sacarlo adelante; poniendo de manifiesto los citados, tal vez, no haberse separado nunca en exceso de dichos orígenes, sorprendiendo por y con el abanico sonoro desplegado: y todo ello pese a encontrarse de fondo un estilo tan presuntamente previsible como el protagonista de estas líneas. ¿El resultado, así las cosas? Toda una ceremonia celebrada en el nombre del blues erigida sin corsé sonoro alguno. De ningún tipo o raigambre. Una actuación que, por las razones expuestas, sorprendió y gustó a cuantos se dieron cita, un público, el de Burlata, cada vez más difícil de sorprender, hablando de lo que estamos hablando: no en vano los habitantes de la localidad llevan desde 2007 siendo testigos del devenir de un ciclo, el Burlata Blues Festival, llegado para quedarse, pese a que entonces pocos lo supieran. Camino de las fiestas de mitades de agosto, una programación desde entonces esperada como agua de mayo. El pasado sábado, cuantos acudieron a la cita, disfrutaron.

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