MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

16/7/14

UNOS SANFERMINES MUNDIALES: HE AQUÍ NUESTRA VALORACIÓN DE LOS SANFERMINES 2014



MARCADOS POR LA AUSENCIA DE PRIMERÍSIMOS ESPADAS, EN LOS CONCIERTOS HAN PINTADO OROS, BASTOS Y COPAS


De manos de la pronta eliminación de la selección de Vicente del Bosque de los Mundiales, el ambiente vivido alrededor de los diferentes escenarios ha sido mundial;  excepcional, sin broncas de origen político-futbolístico, al contrario de lo que sucediera 4 años atrás. Así pues, marcado por los Bastos –desde el prisma meteorológico- y botellón mediante, condicionado por las Copas, podemos decir que ha sido de Oro el ambiente en los conciertos. Netamente sanferminero, imponiéndose el rojo propio de las fiestas al rojo de La Roja, tan anhelado seguramente por la casta más retorcida en aras de tratar de sacar réditos políticos enfrentando al personal. De teñir a cualquier precio la plaza del Castillo –por ejemplo-, de desteñidas tonalidades rojigualdas. Pero por fortuna para todos, la cosa salió mal y tuvimos la fiesta en paz, triunfando en lo que a nosotros atañe, y cómo, la música en directo.

Yendo con el balance de estos 9 días festivos, diremos que lo que de manos de la habitual transubstanciación sanferminera de la ciudad ha pintado en ellos han sido Copas, Oros y Bastos, tal y como ya hemos apuntado. Como si la capital hubiese mutado en una suerte de baraja. Una ciudad, esta, cuya doble denominación y polarización ha quedado estos Sanfermines claramente reflejada en las dos formas de entender la fiesta puestas sobre la mesa en el Parque de la Runa; plasmadas a la perfección en los recintos de las barracas y Gora Iruñea!, tan cercanos y lejanos a un tiempo. Perfecto reflejo de las dos ciudades en una encerradas en nuestra Pamplona – Iruñea.

Cosa de nuestra peculiar ‘cultura’, idiosincrasia o forma de entender la diversión, al hablar de ambiente sanferminero diremos que el mismo, durante los conciertos, ha venido marcado por las Copas. Por su ingesta poco menos que a granel, habiendo llamado un año más la atención la práctica del botellón. La del desmesurado consumo de alcoholes y la desmesurada tolerancia por parte de las Autoridades de una práctica  por ley ilegal, más preocupadas como parecen por el cumplimiento de otra ley. La de símbolos. Por buscar Ikurriñas por tierra, subsuelo y aire. Y que nadie justifique el botellón aludiendo a los precios de los bares, no reparando en los graves perjuicios que ocasiona. Y no solo a la hostelería, sino a la convivencia ciudadana, a la salud de sus devotos y a la salubridad general: y que aún menos lo justifiquen quienes se gastan incluso lo que no tienen en el consumo añadido de substancias ilegales. Para terminar este apartado, diremos que el único enclave que no hemos visto perjudicado por dicho mal y sus consecuencias (hemos visto incluso gente orinando en el perímetro vallado del quiosco de la plaza del Castillo, para desesperación de los técnicos de sonido) ha sido el del Jai Gune de Gora Iruñea!: espacio especialmente limpio y libre de lateros y ocasionales buscavidas.  

Copas adláteres aparte, lo que ha brillado sobre los escenarios ha sido el Oro, a tenor de los conciertos presenciados. Oro de muchos quilates como el derivado de las actuaciones si no de primeros espadas, sí de artistas de cualquier orden y, salvo en el Jai  Gune (aunque también algunos días) de medias de edad alta. Así pues, muy bien las diferentes actuaciones, congregando ingentes cantidades de personas. ¿Aspectos a mejorar? El sonido de Los Fueros, enclave en el que, a tenor del manifiesto botellón y de la instalación de barras adicionales, no estaría de más asimismo la de unos baños supletorios, viéndose noche a noche totalmente desbordados los del pasadizo subterráneo.

Los Bastos, evidentemente, quedan para la meteorología, a la vista de cómo ha castigado el cielo. De los rejones inflingidos a las noches, lo cuál no quiere decir que no hayan pintado Bastos en otros órdenes relacionados con la Fiesta. Por ejemplo… En el tratamiento dado por algunos Medios al recinto de Gora Iruñea, negándole el espacio, el pan y la sal: lo cual, por cierto, es bueno. Pinta bonito. Y por partida doble, dando a entender a los ciudadanos con tal silenciamiento que todo ha ido a pedir de boca. Y es que en caso contrario, en el de que hubiese tenido lugar el más mínimo incidente, el mismo hubiese sido portada. Así pues bravo por tal silenciamiento. El que calla, otorga. Y han callado. Parafraseando el dicho popular, Callan, luego cabalgamos. Lo hemos hecho de la mejor forma posible los presentes Sanfermines, buenísima señal. En 2015, más.


15/7/14

TERMINARON LOS SANFERMINES 2014: HE AQUÍ MIS CRÍTICAS DE CONCIERTOS PUBLICADAS EN DIARIO DE NOTICIAS

Creyendo en el rock & roll
Concierto de Loquillo

Fecha: domingo 6 de Julio.
Lugar: Plaza de Los Fueros, Iruñea.
Incidencias: 1ª actuación del ciclo Plaza de los Fueros 2014. Hora y ½  de duración, bises incluidos; muy buena asistencia, público heterogéneo que se mostró participativo.

En desigual lucha contra los elementos (meteorológicos), envite del que finalmente salió mejor que bien parado, Loquillo prendió con su rock & roll actitud la mecha de la programación de Los Fueros, ofreciendo un memorable concierto. Una actuación que, en el sentido literal de la palabra (a las 23.30 horas los termómetros marcaban 13 grados) calentó los ánimos de los miles de personas que allí se congregaron, un público que, claro está, fue vibrando más y más conforme fueron sonando los imperecederos hits: El rompeolas (primero en hacerlo, pasadas las 0.30 horas); Carne para Linda (cantada por el Loco desde el foso cara a cara a las primeras filas) La mataré o El ritmo del garaje: cosa del paso del tiempo, con guiño generacional incluido en su letra. Dedicada a las hijas en vez de a las madres. “Tu hija no lo dice, pero me mira mal…” -que tuvo a bien cantar-, dando a entender que, además de cambiar, el tiempo pasa que es una barbaridad.
Con la lluvia dando una tregua temporal (a partir de las 00.45 volvió a hacer acto de presencia, pero ya era tarde para aguar el concierto), ante un gentío ávido de fiesta, la banda abrió compuertas con Rock and roll actitud, comenzando a hacer caudal con temas como Línea clara o Sol, de sonoridad genuina, perfectamente orientada a cómo ha de lucir en el presente siglo. Exquisitamente cuidada por el concurso a las 6 cuerdas de tres grandes guitarristas como Jaime Stinus, Igor Paskual y Josu García, tan echados para delante y descarados como elegantes a la hora de tocar.
Apoyándose en un repertorio de lo más equilibrado, tan representativo del presente como del pasado (indiscutible punto de apoyo los tiempos pretéritos para entender su actual devenir, razón por la que han de ser visitados) el rockero de imponente planta dio en todo momento la sensación de estar disfrutando del concierto. De sentir de primerísima mano el cosquilleo de composiciones como Memoria de jóvenes airados, Cruzando el paraíso o El hombre de negro, con la que reivindicó el color de su vestimenta, pañuelico asomando por el bolsillo superior de su gabán –en un primer momento- finalmente anudado al cuello; y lo hizo mostrándose desenfadado, cómplice  o especialmente conmovido, y en determinados momentos, contemplando con satisfacción su obra desde el fondo del escenario. De manos del buenísimo hacer de su banda, la razón de que siga creyendo en el rock & roll, protagonizando una imagen que se repetiría mucho a lo largo de la velada.

¿Más temas a destacar? Tras reivindicarse como lo hizo ante su público y lo más importante, ante el gran público y en un marco como este, la plaza pública más importante de los Sanfermines, los imprescindibles Rock and roll star y Cadillac solitario, brindados en unos bises que incluyeron además el hit de Burning Qué hace una chica como tú en un sitio como este, dejando flotando en el ambiente la siguiente sensación: que Loquillo, portador desde su serena madurez de la chulería inherente al género; el chico de la calle que hace más de tres décadas comenzara a cantar su canción, sigue teniendo su banda de rock & roll.


Kepa y sus ‘sorginak’ de la guarda

Concierto de Kepa Junkera


Fecha: lunes, 7 de Julio.
Lugar: recinto del Nafarroa Oinez, Taconera, Iruñea.
Incidencias: 2º actuación de las programadas en este marco. Hora y ¼  de duración, bises aparte; muy buena asistencia, público de ambos sexos y diferentes edades  que disfrutó de la actuación.

En estado de buena esperanza desde los prismas creativo y artístico. Mostrando lo que actualmente se trae entre manos, un nuevo proyecto a día de hoy, a tenor de lo visto, en avanzadísimo estado de gestación; no en vano el artista tiene previsto salir de cuentas para el próximo otoño. Así pues he aquí el argumento que tras ocho años de ausencia  trajo al carismático trikitrilari de Bilbo a Sanfermines: la puesta de largo del espectáculo Kepa Junkera & Sorginak. Y damos fe de que su propuesta satisfizo a los presentes, encandilando a un público que abarrotó totalmente el recinto. Haciéndolo hasta el punto de que en ocasiones quedara mermada la visibilidad de cuanto ocurría sobre el pequeño escenario. Por cierto, poco que ver sus prestaciones y dimensiones con las de los instalados en otros puntos de la ciudad.
En una nueva noche si bien, fresca, pero más apacible que la de la víspera (sin amenaza de lluvia alguna, siendo los únicos aires llamados a concurso los musicales), con Junquera y su séquito femenino sentados, dispuestos en abierto semicírculo sobre el tablado, del show diremos que pivotó todo el tiempo alrededor de la triki del músico de Rekalde, perfectamente respaldado por 7 jóvenes sorginak que, más allá de cantar y bailar –en algunos casos-, también hicieron sonar cajones y otros útiles de percusión,  pertrechadas de todo tipo de panderos; en algunos casos incluso ¡cuadrados!: ¿concebidos tal vez a imagen y semejanza de los platos cuadrados de los restaurantes de diseño? –Nos preguntamos-. Instrumentos de percusión -en cualquier caso- cuyos sonidos no siempre acertaron a la hora de abrirse paso, ganando la batalla casi siempre el de la triki.
Con especial protagonismo para marchas, fandangos y distintas manifestaciones del arin-arin, las composiciones brindadas hicieron gala de marchamo propio. De atesorar la especial rúbrica sonora de la casa, luciendo como más que apropiadas para el baile: algo, lanzarse a bailar, que por falta material de espacio apenas hicieron los asistentes, viéndose obligados a disfrutarlas de un modo más pasivo: salvo en el caso de la ya legendaria Bok espok, de las últimas en sonar, conformándose con seguir el proceder de los artistas a la hora de darles forma, con el maestro de ceremonias compartiendo con generosidad la manufactura de las mismas. Y todo ello marcado por una puesta en escena realmente sencilla; totalmente ajena a artificiales atrezzos y oropeles, recayendo el protagonismo únicamente en la música.
Amante declarado de todo tipo de promiscuidades y fusiones .artísticas-; de la experimentación sonora a todos los niveles, Junquera y sus ángeles de la guarda mutados en sorginak hicieron las delicias de aficionados locales y foráneos con su actuación, dejando pequeño el recogido –o, mejor dicho, escondido- espacio reservado para la música en euskera. Kepa Junquera, una de las personificaciones por excelencia de la inquietud artística de nuestra escena: artista que, dicho sea de paso, este año conmemora sus primeros 35 años de carrera. En plena forma en la Taconera el día grande de las fiestas.


Policromía en rojo fiesta
Concierto de Fangoria

Fecha: martes, 8 de Julio.
Lugar: Plaza de Los Fueros, Iruñea.
Incidencias: 3ª actuación del ciclo plaza de los Fueros 2014; lleno, varios miles de personas que coparon tanto el redondel como los jardines que rodean la plaza. Hora y media de duración, bises incluidos.

La omnipresente & latente estos Sanfermines amenaza de lluvia, materializada a partir de las 00.45 mediante un desagradable xirimiri, no aguó el concierto de Fangoria, formación comandada por los legendarios Olvido Gara y Nacho Canut cuya propuesta musical ni defraudó a sus fans, quienes se hicieron fuertes en la plaza con suficiente antelación, ni terminó de seducir al grueso de cuantos se dieron cita: un público que, atraído por la curiosidad y por el tirón mediático del personaje, tal vez se arrimó a Los Fueros pensando en escuchar un repertorio más… ¿antiguo? No, toda vez que el mismo también albergó temas viejos de Fangoria, como Absolutamente u Hombres. Un repertorio construido sobre grandes éxitos de Alaska extraídos de épocas anteriores a su actual banda, como si la actuación hubiese sido pensada como un homenaje a la carrera de la artista. Pero para decepción de muchos, pese a puntuales y necesarias concesiones al pasado, no fue así, topándose algunos de frente con canciones nuevas (para ellos) y con un  grupo vivo, más que con una banda tributo a su vocalista.
En una noche presidida por la expectación (a la vista del gentío congregado, curiosa la organización del habitual ejército de lateros, a brazo partido y pleno rendimiento), la sesión de electro pop al rojo que quiso ser el concierto arrancó con No sé qué me das, prosiguiendo la policromática sesión con temas más o menos de estreno.
Luciendo un vestido rojo pasión –que más tarde cambiaría por uno negro-,  perfectamente escoltada en todo momento por los bailarines del ballet New Fantasía, Alaska encadenó las canciones a ritmo trepidante, ofreciendo un espectáculo brillante. Pese a que su puesta en escena fuese más comedida que la ofrecida aquí en Sanfermines de 2010, dando vida a un show en el que además de su inconfundible estrella, brillaron con luz propia las coreografías esgrimidas por el incansable cuerpo de baile: un ballet integrado por cuatro personas que también tuvo sus minutos dorados, levantando la noche y alborotando por vez primera totalmente la plaza cuando, en el seno de un medley, ofrecieron el hit Bailando, cantado por una de las bailarinas: encendiendo una plaza que hasta dicho momento solo se había alterado con la interpretación de Perlas ensangrentadas, bien pasada la media hora de actuación.
Llegados a dicho punto, a una con la del ya citado xirimiri, más que la recta final del concierto llegó el sprint camino de su conclusión, materializada con la inclusión de hits más o menos imprescindibles como Dramas y comedias o verdaderamente obligados,  como A quién le importa o Mil campanas, con el que se despidieron definitivamente.
Con el que se marcharon dejando atrás los Sanfermines con algo de pena –seguramente, toda vez que su espectáculo está concebido para relucir bajo el calor de las noches del verano- mas, eso sí, con mucha gloria, saliendo airosos pese a la incidencia meteorológica: a estas alturas de la fiesta, no sabemos si coyuntural o estructural la misma. A ver qué pinta en los cielos mañana, seguro que oros en los escenarios. Esperemos que no sean bastos. 


Llevarse al público de calle
Concierto de Calle 13

Fecha: miércoles 9 de Julio.
Lugar: Plaza de Los Fueros, Iruñea.
Incidencias: 4ª actuación del ciclo Plaza de los Fueros 2014; muy buena asistencia, plaza a reventar. Público mayoritariamente joven y de ambos sexos que se mostró entregado.

La cuarta (actuación) de Feria hizo las delicias de cuantos se citaron en Los Fueros, metiéndose los portorriqueños Calle 13 a los miles y miles de personas en el bolsillo: un público plurinacional y transatlántico –en significativo número- que para las 23.30 ya había copado tanto el perímetro circundante, donde no cabía un alfiler, como el redondel propiamente dicho.
Tras una nueva jornada de que sí, que no; de no saber si iba a caer o no un chaparrón (afortunadamente la margarita dijo No), ávida la ciudadanía de ganas de disfrutar y de  paz meteorológica, la fiesta comenzó con la irrupción de los ¡11! componentes del grupo en el escenario: sobre un entarimado con profusa presencia de útiles de percusión,  presidido el mismo por sendos sets de batería y, valga la redundancia, percusiones,   instrumental llamado a sostener el hecho musical llamado a ser levantado por guitarras, bajo, teclados, melódica, acordeón, djembes y una sección de vientos integrada por trompeta, trombón y saxo.
Ya metidos en harina, Calle 13 construyeron su edificio sonoro sobre unos cimientos erigidos en torno a un reggae & ragga de inequívoco sabor latino. Sobre un sostén de rap – fusion convenientemente rockerizado y aliñado por toques de bossa nova, merengue, cumbia, candombe y salsa –especias más especiales aparte-, todo ello al servicio de las voces de los vocalistas: denominado Residente el varón, auténtico maestro de ceremonias y todo un ciclón a la hora de arengar a los presentes, y PG -13 la chica, hermana del citado. Y hermanos ambos –dicho sea de paso- del guitarrista, teclista y director musical del grupo, conocido como Visitante.
El concierto arrancó con Fiesta de locos, perfecta tarjeta de presentación para ponerle banda sonora a la noche, y prosiguió con dos verdaderos hits, Baile de los pobres y El aguante, antes de despachar éxitos como No hay nadie como tú, Cumbia de los aburridos, La vuelta al mundo (dedicada a todos los emigrantes del mundo) o La perla, ofrecida camino del final: unas composiciones portadoras de letras de positivos y clarividentes contenidos que resultaron del agrado del gentío Y vaya que si el público se  identificó con ellas, coreándolas con desenfado sin dejar en ningún momento de bailar. Haciendo suyo el lírico latido de unos temas que en ocasiones, más que enlazados, se sucedieron conformando popurrís, tal vez tratando de mostrar el grupo el mayor número posible de canciones en esta su entrada triunfal en Iruñea: su presentación en auténtico loor de multitudes en la ciudad.
¿La pena? Al igual que ocurriera la víspera en el concierto de Fangoria, que el volumen se quedara corto, faltando ‘chicha’ del set de sonorización para atrás –a todas luces-… y sobrando luz. Iluminación en la plaza, algo que nos llevó a preguntarnos lo siguiente: si no la de todas las farolas, a ver si no sería posible prescindir siquiera de la luz de las mayores. En un marco como este y yendo a lo que se va, a disfrutar del embrujo de la música en directo, meter más sonido y restar alumbrado público sería una muy buena noticia para el público en general.


Música para calmar la fiesta
Concierto de Jorge Pardo Trío y Javier Colina

Fecha: jueves 10 de Julio.
Lugar: Paseo de Sarasate, Iruñea.
Incidencias: 3ª cita del ciclo Jazz Fermín 2014; muy buena asistencia, aforo completo. Público de edades maduras y ambos sexos que disfrutó de la velada.

Tras las actuaciones de Jerry González & el Comando de la Clave (día 8) y Kenny Blues Bass Wayne & Bob Stroger. –el 9-, el jueves 10 llevó hasta el pequeño escenario  de Sarasate a Jorge Pardo, Josemi Carmona y José Manuel Ruiz Bandolero, músicos de primer orden que, sobre el tronco musical tejido por otro que tal, Javier Colina, deleitaron al público con su actuación: con una actuación tan iconoclasta como sensacional, concebida para los paladares –auditivos-  más exigentes y exquisitos.
Frente a un público que comenzó a llegar a una con el final de los fuegos y que completó el espacio de las sillas, Pardo (flauta travesera y saxo), Carmona –a la guitarra española-, Bandolero, percusiones, y Colina, quien compareció junto a la mejor de las compañías posibles para este menester, la de su contrabajo, hicieron las delicias de todos con las piezas ofrecidas, calmando con sus excelsos desarrollos musicales  momentáneamente la fiesta: en resumidas cuentas, tal y como se dice de la música, amansando el cuarteto al menos durante cerca de hora y media a la fiera representada por los actuales Sanfermines. Aportando cordura al espíritu indomable de las fiestas, desatado el día 6 a las 12 del mediodía y a su libre albedrío por calles y plazas hasta la medianoche del 14. Del cada vez más cercano último día.
Llegados a este punto, ¿cómo lograron su propósito? Derrochando arte, gusto y mimo a raudales: y así lo entendieron los presentes, un público tranquilo a la hora de seguir las evoluciones de los músicos y verdaderamente apasionado a la hora de premiarles, brotando de sus almas con espontánea fuerza los olés y los aplausos. Y todo ello en un marco de tanto abolengo como el del paseo de Sarasate, novedoso enclave para una programación, Jazz Fermín, que en los presentes Sanfermines ha cumplido 18 años. Para un ciclo musical que, llamado a terminar ayer viernes con la presencia de Janice Harrington Quintet, hace muchos años que se hizo mayor de edad.
Sobre la música ofrecida diremos que el póker de ases citado sobre el escenario coqueteó indisimuladamente por riberas del jazz y del flamenco: aliñado tan cautivador maridaje con toques latinos y connotaciones propias del rock progresivo andaluz de los 70, vadeando por alegrías –preferentemente- dichas aguas los cuatro a la perfección. Y es que así se mostraron a la hora de adornar la esencia flamenca y jazzística de los temas, como peces en agua, destapando con profusión el tarro de las mismas y sacando el mayor partido posible a sus instrumentos en aras de lograr su objetivo, gustarse a sí mismos y gustar a los demás.
¿La prueba de que lo lograron? Las escasas rotaciones protagonizadas por los sentados en las sillas, verdadero indicador en conciertos como este, de carácter gratuito y al aire libre, de si el público lo pasa bien o no. Del nivel de satisfacción del respetable, pues en caso de que no se alcance el objetivo, de que no disfrute el personal, ya sabemos qué pasa, que el tránsito de personas no se puede evitar. El pasado jueves, fuera de las inevitables excepciones, apenas tuvo lugar.

Mescalina ‘mon amour’

Concierto de Los Rebeldes


Fecha: viernes 11 de julio.
Lugar: Plaza del Castillo, Iruñea.
Incidencias: 6ª actuación de las programadas con motivo de los Sanfermines 2014. Hora y ½  de duración, bises incluidos. Muy buena asistencia, público altamente  participativo.

Los legendarios Rebeldes agarraron la noche del viernes el toro por los cuernos y triunfaron en el corazón de la ciudad, saliendo por la puerta grande tras protagonizar, tal vez incluso superando las mejores expectativas, una señera actuación.
Comandados por ese jinete que sigue siendo Carlos Segarra (sombrero vaquero y chaqueta roja de cuero),  integrada la formación, siguiendo los cánones más clásicos del género, por baterísta, saxofonista y contrabajista, Los Rebeldes arrancaron con Mía, calentando motores el concierto sin posibilidad de vuelta atrás apoyándose en los de su célebre Harley 66, antes de quedar Colgados en la carretera camino de visitar al Español en Nueva York, cuarta parada de la velada –motos mediante, gasolineras y carretera-: de una noche que, cosa de la tregua dada por el cielo y de que era la del viernes (primera ligeramente apacible: en lo referido a meteorología bien podríamos decir que ha hecho aguas el capotico de San Fermín), hizo que se citara en la plaza un auténtico gentío: un público que, fresco y con ganas de fiesta, entre trago y trago -cosa del botellón protagonizado por muchos de los presentes- cantó y secundó en todo momento con euforia las indicaciones de Segarra, integrándose plenamente en la actuación. En un concierto que fue toda una declaración de intenciones por parte de los músicos. Un auténtico ejercicio de hacer rockabilly –como fue siempre, tintado de country, swing y boowie voogie- sacado delante de forma totalmente profesional.
Respecto a la alineación mostrada por la banda, diremos que, si bien en un principio fueron cuatro los integrantes del plantel, pronto pasaron a ser cinco; tras la interpretación de La libertad crea adición, uno de los dos únicos temas nuevos que sonaron, con la incorporación hasta el final como segundo guitarrista y ocasional vocalista de Aurelio Morata, miembro fundador del grupo y su actual manager, aportando especial poso y peso a hits como Eres especial, Mi generación (“bueno, amigos, es hora de dedicar una canción a una generación de ganadores: la nuestra”, he aquí cómo presentó Sagarra el tema, de inequívoca vocación de himno generacional) o Rebeca, antes de cerrar noche con ases de su reconocida baraja como Mediterráneo, Bajo la luz y, cómo no, Mescalina. Bueno, a tenor de la algarabía desatada, de hacerlo con una versión del celebérrimo Johnny B. Goode. 
Perfectamente acompañado por su banda de rock and roll, él también demostró tenerla, Calos Segarra reverdeció laureles en Pamplona; rocker a tiempo completo, rebelde con causa desde que en los primeros años 80 comenzara a despuntar junto con Loquillo en formaciones como Teddy, Loquillo y sus amigos o  Los Intocables, germen de los posteriores Trogloditas: backing band de El Loco hasta fechas muy recientes y el martes en la Plaza del Castillo, dos días después de que su otrora jefe de filas actuara en Los Fueros. Por cierto, ¿cosa del destino? ¿Una extraña coincidencia semejante cruce de caminos? En cualquier caso curioso el protagonismo de los tres, de Loquillo, Trogloditas y Los Rebeldes en los presentes Sanfermines. 

Incombustible e inefable Gurruchaga

Concierto de la Orquesta Mondragón


Fecha: sábado, 12 de julio.
Lugar: Plaza del Castillo, Iruñea.
Incidencias: 7ª actuación de las programadas con motivo de los Sanfermines 2014. Hora y ½  de duración, bises incluidos. Muy buena asistencia nuevamente. Público muy  participativo.

El particular circo de Javier Gurruchaga, incombustible e inefable frontman y maestro de ceremonias de la Orquesta Mondragón, encontró el mejor escenario posible en Iruñea el pasado sábado; en el mare magnum de la locura sanferminera, perfectísimo caldo de cultivo para el hacer de la histriónica formación.
Ante un público que completó nuevamente buena parte de la plaza (jerseys rojos sobre blanco poniendo la nota de color, tan imprescindibles estas fiestas como fajas y pañuelos), la velada arrancó con una introducción en vivo y en directo al más puro estilo  Blues Brothers, compareciendo a su final el ideólogo y vocalista, traje negro, sombrero y gafas de sol, foulard plateado al cuello. Con este arengando en todo momento al gentío con su característica forma de expresarse, sonó un primer tema, Garras humanas, composición a la que seguiría una primera versión, en una noche prolija y perfectamente surtida de ellas: de legendarios hits de artistas como B. B. King, The Doors, Elvis Presley, John Lennon o The Beatles, en continua alternancia con éxitos con firma propia como cuantos sonaron posteriormente: Corazón de neón, Tic tac (Mi viejo despertador), Caperucita feroz (con la protagonista de dicho título bailando desenfrenadamente sobre el tablado), Ponte la peluca o Viaje con nosotros, reina de las cadenetas en las verbenas de los años 80 pese a que dicha noche, la del sábado, no se materializara ninguna. Unas canciones las citadas que sonaron antes de que el grupo dijera adiós con Adiós, adiós –precisamente-… y, toda vez que Javier parecía estar pasándoselo en grande; disfrutando como un enano,  Lola Lola, con una presunta Lola, al igual que Caperucita en la suya, bailando a sus anchas por las tablas.
Haciéndolo la bailarina cambio de vestuario mediante –en una noche rica en ellos, el mismo Javier se cambió hasta en tres ocasiones-… y con la imprescindible compañía de una de las sensaciones de la Mondragón, ahora y siempre: la del pequeño gran Popocho, quien participó con su singularidad, gracejo y disfraces en varias de las interpretaciones, aportando la nota simpática y cómico-teatral. Contribuyendo a lo grande a transformar  el escenario en una verdadera fiesta, haciendo que el evento trascendiera de la categoría de concierto a la de show.

Maestro y modelo de showmans al frente de un grupo de verdadero predicamento y rompe y rasga desde mitades de los 70, los liderados por el hiperactivo y polifacético Gurruchaga demostrando mantener el tirón por medio de la verbena – actuación ofrecida, manteniendo el tipo todo el tiempo. Por medio del, digámoslo así, espectáculo brindado en la, en otro orden de cosas, noche de la presentación de su nuevo CD en la ciudad, Liverpool suite, grabado en homenaje a The Beatles: razón por la que incluyeron temas suyos en su repertorio; unas composiciones que, por cierto, sonaron por lindes sonoras más cercanas a las de los Stones, siendo su sonoridad en general, especialmente guitarrera y sementera, una de las tónicas de la velada. De un show con el que la Mondragón, quitándose años de encima, triunfó.


Otro modelo festivo es posible
 Conciertos de Kashbad y Berri Txarrak

Fecha: domingo, 13 de julio.
Lugar: Jai Gune, parque de la Runa, Iruñea.
Incidencias: actuaciones organizadas dentro de la programación Herri Sanferminak de Gora Iruñea!  1 Hora y 1 hora y 40 minutos de duración –respectivamente-. Recinto a rebosar Público entregado. La noche finalizó con la actuación de E.T.S.

Sí se puede. Es posible sacar adelante otro modelo festivo. Otro modo de entender y organizar la fiesta, he aquí la principal enseñanza que nos brindó la presente visita al Jai Gune organizado por Gora Iruñea!, espacio alternativo concebido para los conciertos de corte más alternativo que, plenamente consolidado e integrado en la Fiesta –a tenor de lo visto, del histórico reventón registrado-, recogiendo el espíritu del 12 años atrás censurado recinto de las txoznas, acogió el domingo las actuaciones de Kashbad y Berri Txarrak. Sus multitudinarios conciertos, organizados a partir de las 20.00 como interesante alternativa frente a la tauromaquia impuesta en las tardes sanfermineras: como en tantas otras partes, de capa caída en Iruñea entre la juventud. Con más y más  división de opiniones a su alrededor dicho presunto arte.
Comandados por la insigne Sorkun Rubio, los primeros en comparecer fueron Kashbad, de actualidad este 2014 por su regreso tras un buen número de años de parón. Banda de referencia en la segunda mitad de los 90, los citados demostraron encontrarse en excelente forma artística, sacando adelante de modo pletórico un concierto en el que alternaron temas de entonces, extraídos de los tres discos que llegaron a grabar, y de ahora. De arrakala, exitosamente publicado meses atrás, mostrándose incisivos, vanguardistas y rompedores. Como siempre. Haciendo gala de portar argumentos musicales sobradamente interesantes como para volver.
A continuación, una hora de reloj después (el encierrillo es mucho encierrillo: hubo que esperar a las 22.00 para retomar la música en directo), llegó la actuación más relevante de la presente programación: la de los preclaros Berri Txarrak, a día de hoy la formación de Nafarroa más iconoclasta e internacional.
En continuo proceso de crecimiento y aprendizaje desde 1994, año de su fundación, y a pesar de los cambios de alineación vividos, sin dejarse ni las formas ni la esencia por el camino, los comandados por el talentoso Gorka Urbizu encendieron la mecha –y las gargantas de los presentes- con temas como Betiko leloaren betiko leloa y Stereo, sonando enlazados y como un cañón antes de que lo hicieron otros de sus diferentes trabajos, celebrados y coreados de forma igualmente incontestable: Kezkak, Ez dut nahi, Achtung!!!, Oreka, Denak ez du balio, Tortura nonnahi o Maravillas, dedicado a la memoria de víctimas como Germán Rodríguez o Maravillas Lamberto y con el que los de Lekunberri parecieron terminar. Pro no, aún quedaban más: el tema de estreno Etsia entre ellos.
Nada ni nadie, ni la Final del Mundial de Brasil tan siquiera pudo con la capacidad de convocatoria de Berri Txarrak, formación que, por cierto, ya protagonizó un llenazo en Los Fueros en Sanfermines de 2006, sin que ello le haya servido de argumento para volver al epicentro sanferminero. Banda que el domingo, a las orillas del Arga,  protagonizó un concierto épico, dando un golpe maestro sobre la mesa. Un toque que debería remover cimientos y conciencias. En el año de su 20º aniversario, hacia arriba y todavía subiendo los citados.

6/7/14

1994 – 2004, 20 AÑOS (Y MÁS) DE ROCK Y SANFERMINES



La música es el oxígeno de los Sanfermínes. El motor que posibilita el latido de la fiesta, hasta el punto de que sin su mágica combustión de sonidos y ritmos no se podría concebir su celebración. Así pues, a nadie ha de extrañar que la música, en sus diferentes manifestaciones, siempre haya tenido una muy privilegiada presencia estos días: ya facturada de día por La Pamplonesa, las txarangas de las peñas, gaiteros, txistularis o por la variada cohorte de artistas callejeros, ya de noche: además de por estos, por los de las orquestas. Y desde finales los 70, por grupos de rock de todo pelaje y condición. Todavía faltaban unos años para que el género arraigara y brotara en Sanfermines con todo su esplendor, pero la semilla quedó echada y bien echada.

UN POCO DE PREHISTORIA

Fruto del empuje de incipientes rockeros y aficionados (en cualquier orden de la vida el pueblo siempre ha ido por delante de las Instituciones) ya han pasado décadas desde que el rock comenzara a sonar en Sanfermines, dando fe de ello actuaciones como las de Miguel Ríos o La Orquesta Mondragón en la Ciudadela, en los primerísimos días de los de 1978. O las de grupos locales como Kaifás, Tubos de Plata y Motos un 5 de julio de 1980 en Antoniutti. O las de estos últimos y La Polla Records en Los Fueros en 1983, incluidas en el programa. O fuera de este, 1984, la voluntariosa y caótica organización en el Jito Alai del Sanferminiko Inferno Rock, citas nunca contadas al gran público pero sin las que no hubiese sido posible la organización años después de otras, como las organizadas a partir de 1992 por las txoznas en Yanguas y Miranda: verdadero punto de inflexión a nuestro juicio para la inclusión a partir de 1996 de conciertos en la programación oficial.

SANFERMINES DE 1986, CONCIERTOS OFICIALES Y CONTRACONCIERTOS

Dicho año el Ayuntamiento programó dos conciertos de rock, no resultando del agrado de nadie su decisión: mucho menos de los sistemáticamente ninguneados rockeros locales. Y eso que en el segundo de ellos figuraban nombres como los de M.C.D. o Eskorbuto, algo impensable hoy en día. Así pues, ¿cuál fue la respuesta ciudadana? Contraprogramar dichos actos con dos conciertos populares, uno contra el organizado el día 11 con Yo qué sé, Osiris, Necrofilia, Camelot, Kontuz-Hi! y Memphisto, y otro contra el del día 14, con Ad Hominen, Danba y los ya citados M.C.D. y Eskorbuto. Para el primero de los contraconciertos, celebrados los dos en Antoniutti, se anunció la presencia de grupos como Jotakie, Virus de Rebelión o Barricada –el día 11-, contándose para el segundo con bandas como Ultimatum, Cicatriz, RIP o Tijuana in Blue. Como anécdota diremos que en el primero parece que sólo llegaron a actuar los liderados por El Drogas, pues alguien tuvo a bien cortar la manguera del sonido. Respecto al del 14, dentro de la anormalidad propia de la época, diremos que, celebrado a escasos metros del concierto oficial, transcurrió con total normalidad.

1994 – 2004 TIEMPO PARA LAS TXOZNAS Y LOS FUEROS

En 1992 el Consistorio decidió cambiar el emplazamiento de las txoznas, sitas hasta 1990 en Pío XII, siendo el nuevo enclave elegido la explanada de Yanguas y Miranda; toda vez que había que hacer que la gente fuese hasta allí, alguien tuvo la idea de montar actuaciones en directo. Y así fue como empezó la programación de conciertos, tocando techo y quedando plenamente consolidado dicho espacio alternativo entre 1995 y 2001.

La fusión de reivindicación y espíritu festivo –algo tan habitual en nuestra tierra-, el éxito de los conciertos programados bajo dicha premisa, sirvió, junto con otros acicates –seguramente-, de involuntario motor para que a partir de 1996 alguien propusiera montar conciertos de forma regular en Los Fueros, recinto que desde entonces ha acogido numerosísimas actuaciones: a artistas foráneos –principalmente- como, imposible citar todos, Los Suaves, Rosendo, Bunbury, Fangoria o incluso Fermin Muguruza en 1999, difícil de creer su inclusión a día de hoy. Artista este, por cierto, que repitió en las txoznas en 2001, último año en el que se permitió su instalación: el montaje de un semillero muy bien organizado y gestionado, razón por la que tal vez se prohibió.

Llegados a este punto, ¿a qué conclusión llegamos? Pese a que en otras ciudades ya se organizaran conciertos con motivo de sus fiestas patronales, a esta: que la actual programación sanferminera nunca estará lo suficientemente agradecida a quienes comenzaron a organizarlos en Yanguas y Miranda; y mucho menos aún, a la Corporación que aquel año, 1992, obligó a cambiar el emplazamiento de las txoznas. 


GRUPOS LOCALES Y SANFERMINES: CODA FINAL

Respecto a la presencia en los últimos 20 años de bandas locales en las fiestas, más allá de lo ya dicho añadiremos que solo en contadas ocasiones han sido cabezas de cartel. Principalmente en el recordado recinto de las txoznas, por donde, entre decenas y decenas más, pasaron formaciones como Kojón Prieto y los Huajolotes, Buitraker, Hemendik At!, Cuerno de Chivo, Skalariak o Marea, quedando relegados la mayoría de los grupos locales llamados a tocar en Los Fueros a asumir el papel de teloneros. Y en los últimos años incluso otro rol peor, el de verdaderos convidados de piedra, a la vista de cómo se programaron sus conciertos: incluso con horas de antelación respecto a los de los grupos principales. Bueno, por no recordar lo acontecido en la denominada Carpa Rojilla en 2005, cuando los grupos locales invitados, dos por noche, se vieron abocados a actuar tras las estrellas del cartel.

Así pues, ¿principales gestas protagonizadas por nuestras bandas? El paso por Los Fueros con honores de jefes de cartel de nombres como Ritual de lo Habitual, Tijuana in Blue, Koma, El  Columpio Asesino, Berri Txarrak o Barricada, quienes, al igual que en tantas cosas, también se llevan la palma a la hora de sumar comparecencias de grupos navarros en dicha plaza, habiendo estado presentes en 1996, 1998, 2000, 2004 y 2007. A modo de reivindicación del censurado espacio de las txoznas, retomado su espíritu en 2013 por el Jai Gunea de Gora Iruñea!, para terminar diremos que Barricada también pasaron por ellas en 2001, protagonizando un gran concierto.

LEGALIZE MURDER: GRAN PRIMER DISCO DE UN GRAN GRUPO

Caníbales tocando thrash

Concierto de Legalize Murder

Fecha: sábado 28 de junio.
Lugar: bar Krawill, Iruñea
Intérpretes: Legalize Murder, formación integrada por Trul, a las guitarras y a las voces, Javi Palm Mute, a la guitarra, Aitor, a la batería, y Mikel, al bajo y a los coros. Incidencias: presentación de The murder diaries, primer CD del grupo. Asistencia aceptable, público participativo; 1 hora y 10 minutos de duración.




Formados en Iruñea en 2009  con la firme intención de tocar thrash metal sin concesiones, Legalize Murder presentaron su primer CD el último sábado de junio en el Krawill, incomparable marco para tan demoledor menester. Y a pesar de que la brutalidad esgrimida por el thrashcore & metalcore facturado no cogiera por sorpresa a nadie, damos fe de que la banda sorprendió a propios y extraños dicha noche: con mordiente, yendo a morder todo el tiempo, cosa de la seguridad y de la compenetración de que hicieron gala, llamando nuestra atención sobremanera la naturalidad con la que sacaron adelante la descarga.
Condicionado el inicio del concierto, cómo no, por la conclusión del partido Brasil – Chile, los músicos, muescas de rojo sangre tiznando sus caras y antebrazos, comenzaron a marcar bíceps desde el principio. De forma más contenida –que no comedida- en la intro (como si quisieran enseñar la puntita antes de clavar hasta el fondo primera y demás marchas) y poniendo sin remisión los puntos sobre las íes desde entonces, sirviéndose para ello de los riffs tan acerados como acelerados sobre los que construyeron sus canciones; unas composiciones erigidas sobre el explosivo hacer de la base rítmica y el salvaje proceder de los desbocados jinetes encargados de las guitarras, brutalmente rematado todo por la desgarradora voz de un vocalista y guitarrista, Trul,  que encontró en su compañero Javi el más que perfecto contrapunto a su labor. A su bronca, desequilibrante y desafiante forma de expresarse cuerdas de acero y vocales mediante, perfectamente secundada su voz por  la del bajista, en todo momento al quite.




Legalize Murder, sin paliativos: avanzando en progresión geométrica por los senderos del metal. Ganando enteros y más el canibalismo sonoro por ellos practicado, brutal, con los músicos, mención especial para Javi, amo y señor de las 6 cuerdas,  bordándolo y desbordándose con avaricia. Saliendo continuamente victoriosos de sus lances con sus instrumentos, tantas veces como canciones detonaron: las incluidas en el CD  más una tremenda versión del Nos vimos en Berlín, de Soziedad Alkoholika. Y todo ello frente a un público que, sin arrugarse ante tamaño bombardeo, en vez de buscar refugio fue al encuentro de las bombas, cabeceando y disfrutando con fuerza del crepitar de las canciones. Un público que si no dijo nada después de algunas de las interpretaciones, tal y como hizo ver el frontman, tal vez fue por lo siguiente: porque noqueado por tan agresivos bofetones, se quedó sin palabras. Y es que, puro frenesí en clave del mejor thrash (apellidado metal, core o como se quiera), no fue para menos la descarga. Seguro que más de uno se levantó el domingo con agujetas en el cuello. Buena señal.






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