MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

30/3/14

EVIL KILLER ARRASARON EN BLACK ROSE: LA CRÍTICA!!


Gladiadores del heavy metal

Concierto de Evil Killer

Fecha: sábado, 29 de marzo.
Lugar: Black Rose, Burlata
Intérpretes: Evil Killer, banda formada por Mikel, a la voz y a las guitarras, Vera, a las guitarras, Ray, al bajo, y Sergio, a la batería.
Incidencias: 1 hora y 10 minutos de duración. Lleno. Público entregado.

Fundados en 2012 buscando aunar la velocidad del speed metal con la voracidad del heavy metal, viendo en el horizonte la grabación de su álbum debut, los jovencísimos Evil Killer la armaron, y de qué forma, en Black Rose, llenando el local de gente y de inmejorables vibraciones. Haciendo vibrar con sus composiciones, solo tocaron dos versiones, a cuantos secundaron la cita, un público de edades jóvenes –principalmente- que, chalecos vaqueros, parches, tachuelas o chupas de cuero participó con entrega de lo que vino a ser el concierto: todo un viaje en el tiempo a la Pamplona heavy metal de una época claramente definida, la de finales de los 80 y principios de los 90. A esa Iruñea del Mesón de la Ribera o el Lancelot que, representada actualmente por el Krawill, en ocasiones parece haber quedado atrás: no totalmente, visto lo visto.
Sin pelos en la lengua, melenas al aire –más bien a la hora de tocar-; perfectamente guiado el cuarteto por la más que característica y aguda voz de Mikel, los citados, desparpajo, descaro y empuje, protagonizaron una descarga épica. Apoteósica. Sin ningún tipo de concesiones, dándolo todo multiplicado por la cifra que se quiera (por cuantas canciones sonaron, por ejemplo), dando lugar a una tormenta metálica llamada a ser recordada desde el primer minuto: desde que empezó de manos de un tema instrumental de fuerte regusto a los primeros Iron Maiden hasta que, en auténtico loor de multitudes, concluyó, con la canción que les da nombre. Y todo ello por medio de  unos temas de trabajados y nutridos desarrollos; con unas composiciones de buenísimas hechuras, claramente influenciadas por las de bandas como los ya citados Iron Maiden o Judas Priest, Su ta Gar o Accept y muy ricas en lo que a juegos de guitarras respecta, doblándose y respaldándose a los mástiles los jóvenes gladiadores a la perfección. Haciendo gala de una capacidad poco menos que innata para hacerlas sonar. Blandiendo  sus instrumentos con insultante naturalidad… haciendo fácil –en apariencia- lo difícil: tocar un estilo tan perfeccionista y exigente como el por ellos practicado. Y así lo entendieron los presentes, un público que les jaleó con fuerza, llegando a cantar sobre determinados pasajes de algunos temas y sintiendo como suyo el grupo: sin lugar a dudas, encontrándose la banda en el punto en que se encuentra, el mejor de los presagios.
Camino de la grabación de su primer CD, Evil Killer demostraron ser depositarios de las mejores esencias del heavy metal, dando a entender que el testigo está en buenas manos: venir pegando fuerte, como el baterista a platillos y tambores; tocando fuerte –a la puerta, a la espera de que se abra ante ellos de par en par-. Pisando fuerte, he aquí qué demostraron: que si nada se tuerce el futuro será suyo. Todo un privilegio poder ser testigos del primigenio devenir de  bandas así, en total estado de gracia y con todo el camino por delante. Al igual que en los comienzos de formaciones de reconocido prestigio a día de hoy (viendo cómo daban sus primeros pasos en su día), en el caso que nos ocupa, a la vuelta de unos años, podremos decir que estuvimos allí.






23/3/14

“CICLONAUTAS SE BASA EN LA CREATIVIDAD DE ‘MAI’ A LA HORA DE HACER CANCIONES”


AL HABLA CON ALÉN AYERDI, BATERÍA DE LA BANDA

Con el esperado CD de su nueva formación ya en la calle, hace escasos días charlamos con Alén Ayerdi, uno de los puntales sobre los que se asienta Ciclonautas, trío integrado por él a la batería, Javiertxo ‘Txo’ Pintor al bajo y Mariano ‘Mai’ Medina a las guitarras y a la voz. Así pues, he aquí qué nos contó el también baterista de Marea y Calaña sobre el devenir de su actual proyecto, haciendo especial hincapié en su reencuentro en los escenarios con ‘Mai’, sus influencias musicales menos conocidas o en su descubrimiento de Iñaki Llarena: ingeniero de sonido de Estudios Aberin, donde se grabó el trabajo, y productor del mismo: de un disco titulado Qué tal que, protagonizando un debut inaudito en el rock estatal, nace doble. 




Ciclonautas surge como idea en 2011, hemos leído por ahí…
Tras uno de sus viajes a Argentina, Mariano volvió con las pilas especialmente  cargadas; me dijo que tenía temas y me pareció muy bien. Comenzamos a mirarlos, a tocar, a grabar lo que íbamos haciendo y a guardar todo, y a partir de ahí, a dar forma a las canciones: tanto en lo referido a su sonido como a las estructuras de los temas.

Tras la experiencia de Calaña vuelves a juntarte con ‘Mai’. Y asumiendo el citado más responsabilidades que en dicha formación. ¿Qué es ‘Mai’ para ti?
Ciclonautas no tiene nada que ver con Calaña: supone una continuación de nuestra relación como músicos, de nuestras sinergias sobre el escenario, pero poco más. Su papel en Calaña era aportar cimientos musicales a temas que llevábamos entre todos o que componía Domingo Calzado, mientras que Ciclonautas se basa en su creatividad; en su personalidad a la hora de hacer canciones, cantarlas y expresarse con la guitarra.

Comenzáis a trabajar y seguís haciéndolo hasta que tenéis 22 temas. ¿Fuiste consciente  de lo que teníais entre manos?
No, pero tampoco le di mucha importancia; a eso nunca se la doy. Yo acostumbro a pensar si lo que estoy haciendo me gusta o no. Si me pone o no me pone los pelos de punta, ese es el único requisito para que yo me involucre en una banda. Si me aburro no puedo sacar nada bueno, ni de mí ni de quienes estén tocando conmigo. En este sentido diré que cada tema terminado era un triunfo: era mirarnos a la cara y vernos con la piel de gallina. Íbamos guardando los temas con mucha alegría, viendo que aquello era justamente lo que queríamos hacer.

¿Qué canción fue la espoleta definitiva?
En realidad, desde el principio, nos dieron todas muy buenas vibraciones. La primera que montamos, Demasiado estuche, nos atrapó. Sonaba a rock con poquísimos prejuicios. Con tan pocos prejuicios como muchísimas referencias, pues mamaba de las grandes referencias del rock. La apuesta era ambiciosa, pues queríamos hacer algo así pero con un sonido actual.

¿Cómo fue el proceso general de montaje y de composición de las canciones?
Mariano traía la idea y sobre ella nos poníamos a tocar; grabábamos todo y a partir de ahí discutíamos sobre los arreglos y la estructura general. El proceso fue bastante rápido, pues cada día dejábamos montado un tema. A algunos temas, claro está, hubo que darles más vueltas, pero en general trabajamos así. Quedábamos un día a la semana, hacíamos lo que estoy contando y a la siguiente sesión, tras escuchar lo que habíamos hecho el día anterior, nos liábamos con otro tema. En ese sentido hay que decir que salió todo de forma muy fresca y muy fluida; ‘Mai’ trajo muchísimas ideas, e incluso temas prácticamente terminados. Estaba súper centrado.

La incorporación de Javiertxo al bajo, ¿en qué punto tiene lugar?
Desde el principio hablamos de incluir un bajista, pero nos liamos a hacer canciones. Y  estábamos tan a gusto que no encontrábamos el momento de decir, “tío, tenemos que pillar un bajista ya”. Probamos con uno anteriormente, pero estaba muy atareado con un proyecto y la idea no cuajó: necesitábamos alguien muy centrado con lo que estábamos haciendo. Creíamos que los temas que estábamos montando requerían toda la atención de quien entrara a formar parte de la banda, pues eran muchos y tenían su complejidad. En ese impasse, tras hablar un día con Javiertxo y comentarle que andaba con Mariano en esta historia, a la semana siguiente me llamó, preguntándome a ver si le podía enseñar algo. E insistió tanto que le enseñamos lo que teníamos, grabaciones caseras de nuestras  sesiones de trabajo. A principios de 2013, una vez concluida la gira de Marea, comenzó a llamarme nuevamente, hasta que un día fui a su casa y le puse los temas. Y le encantaron. Y ya no dejó de llamar hasta que entró en el grupo. ¿Qué pasó a continuación? Que mientras iba poniéndose al día, adaptándose a los temas y aprendiéndoselos, Mariano y yo seguimos componiendo, hasta que nos plantamos en 22.



Habrá a quienes sorprenda verte embarcado en un proyecto como este; hablemos de tus influencias musicales, más allá de las más conocidas por todos: Queens of the Stone Age, Foo Fighters…
Queríamos enfocar con un sonido actual todas las referencias rockeras y la musicalidad y la cultura musical de ‘Mai’. Esto es fundamental, pues vivimos en la época en que vivimos y la música tiene que sonar así, acorde a su tiempo. Además a mi, personalmente, Queens of the Stone Age me han revolucionado la cabeza, pues han sido capaces de destrozar la armonía y el ritmo y de hacer canciones preciosas. Le han dado otro aire al rock. Respecto a Foo Fighters, pienso que su último disco representó un paso más dentro del grunge, tanto en la forma de tocarlo como en lo referido al sonido. Lo que más he podido influir yo en ‘Mai’ ha sido a la hora de  mostrarle discos que me gustan. Cosas actuales. En darle la pelmada con ello. Mariano es más clásico, aunque está abierto a escuchar.  


A la hora de grabar las canciones, elegís a Iñaki Llarena y su estudio de sonido de Aberin, ¿Por qué razón?
Me llamaron una vez para estar de Jurado en Encuentros, un concurso organizado por el Gobierno de Navarra, e Iñaki fue mi gran descubrimiento; me fijé en que algunas de las maquetas presentadas a concurso, independientemente de por su calidad musical, llamaban la atención y destacaban por el sonido, que era lo que andaba buscando yo. Y escuchando algunas me dije, “este tío entiende el rock fronterizo muy bien: desde Seattle hasta Los Angeles”. Así fue como comprobé que el componente común de cuantas grabaciones habían llamado mi atención era Iñaki Llarena. Metí su nombre en un buscador de Internet, pues no lo conocía, y descubrí que vivía cerca de mí casa: “qué suerte he tenido” –pensé-. Les planteé la idea a ‘Txo’ y a ‘Mai’, lo localicé, quedé con él y comprobé de inmediato que hablábamos de los mismos grupos y de los mismos discos: la sintonía fue total y absoluta. Me lo llevé a casa, le puse las canciones y flipó de tal manera que incluso le llamó a Mariano para felicitarle. A manera de conclusión dijo, “me dicen que sois de Los Ángeles y me lo creo”. Así pues, si queríamos como resultado un sonido actual, algo que representase todo lo que aglutina estilísticamente Ciclonautas, teníamos que grabar con él, pues Iñaki piensa en sonido. Mariano y el ‘Txo’  han quedado encantados.

El CD, finalmente, ha salido doble; un disco doble, ¿es como tener gemelos?


En el sentido de que fuimos a hacer uno y han salido dos sí, pero atendiendo a sus contenidos no creo que sean gemelos. Mellizos sí -tal vez-, pues aunque la personalidad de ‘Mai’ está muy presente, los dos discos tienen sus diferencias. El primero, La virtud del caos, tiene un sonido más de grupo, mientras que el segundo, Que corra el aire, es más un disco de canciones. El título general que alberga a los dos es Qué tal

17/3/14

CRÍTICAS DE MARZO: RULO Y LA CONTRABANDA, TOTÓ MUNILLA, REINCIDENTES,SEPULTURA, SONIC TOYS, THE STEEPWATER BAND...

Alma, preciosismo y vida

Concierto de Rulo y la Contrabanda


Fecha: viernes, 21 de marzo.
Lugar: teatro Gayarre, Iruñea.
Intérpretes: Raúl Gutiérrez, Rulo, a las guitarras, a la armónica y a la voz, acompañado por La Contrabanda, quinteto integrado dicha noche por Mario, a los teclados, Fito, a las  guitarras, Patty, a las guitarras y a la mandolina, Kike, al bajo y al acordeón, y Txarlie, a la batería y a las percusiones.
Incidencias: espectáculo denominado 5 Gatos (canciones desde el tejado). Muy buena asistencia, público participativo y entregado por momentos. 2 Horas de duración.

Con sus canciones pa´aquí, con sus canciones pa´allá –como siempre fue desde que en 1992 formara su primer grupo-, Raúl Gutiérrez, Rulo, rindió visita a Iruñea nuevamente. A su segunda casa –tal y como lo proclamó abiertamente en el Gayarre-, marco que acogió un nuevo triunfo del compositor de Reinosa en la ciudad.
La cita arrancó tras el acceso del citado al escenario de manera sorprendente; una vez que, cual si hubiese llegado a casa (dando a entender que eso son las tablas para él, su casa) se descalzase sobre las mismas, presididas por las letras RyLC. Y así, en medio de un ambiente tan desenfadado e informal, a solas; descalzos los pies y con la única compañía de su guitarra acústica saludó a la noche: con A solas, tema que sonó enlazado con Mi cenicienta, testigo de la salida de La Contrabanda entre las palmas brindadas por el público.

Con los presentes llevando en palmitas al sexteto participando con fuerza –además- de los estribillos de los temas, pronto encontraron su espacio composiciones extraídas de los dos álbumes con que cuenta Rulo como tal: temas como El prota, Como Venecia sin agua o Buscando el mar, presididas sus letras por ese toque autobiográfico ya tan característico. A continuación, de manos de la presencia de Kutxi Romero -alegría a puñados de a mucho y desbordante gracejo-, llegó uno de los clímax de la noche, representado por la interpretación de Divididos, con el respetable entregado en cuerpo, corazón y alma a la canción: algo, la entrega en imparable increscendo de los presentes a cuantas composiciones se sucedieron desde entonces, que representó una de las constantes de la velada: a Heridas del rock & rollLa Flor (con Rulo repartiendo rosas y claveles por el patio de butacas), Como a veces lo hice yo o Balada del despertador, brindadas estas dos por él en solitario camino de la recta final: de un último recodo presidido por una segunda y última concesión al repertorio de su anterior banda, La Fuga (Pa´ aquí pa´allá, degustada por el público puesto en pie), y rematado por el Vals del adiós, de sabinero regusto y más que adecuada para despedirse. ¿Algún tema más a destacar? La cabecita loca: ofrecido entre ambas, primer single de la carrera en solitario del artista y perfecto broche para cerrar un concierto ¿acústico? ¿Eléctrico? Vitamínico. Electrizante, alma, preciosismo y vida a raudales. 

Compartiendo cosas gustosas

Concierto de Totó Munilla y la Sopa Boba


Fecha: jueves, 20  de marzo.
Lugar: Garazi Taberna, Iruñea.
Intérpretes: Totó Munilla, a las guitarras y a la voz, acompañado por La Sopa Boba, formación integrada por Carlos Arriezu, a los teclados, David Burgui, a las guitarras, Germán Luis Alejo, al bajo, y José Luis Arriezu, a la batería.
Incidencias: presentación de A solas con mis cosas, último CD del artista. Hora y 15  minutos de duración en total. Lleno, público muy participativo.

A medio camino entre La Rioja y Nafarroa, el adrianense Totó Munilla formó en 1988  El Gusto es Mío, formación que se mantuvo en activo hasta 1993; en ese tiempo registraron tres discos y dejaron grabadas en el subconsciente colectivo canciones como Espero tu llamada o Lobo de mar. 2009: dieciocho años después, Totó, decide volver a su casa, los escenarios. Y con cosas que decir, tras darles vueltas y vueltas tal vez a solas. ¿El fruto de este regreso? Los dos CD que tras rebautizar su proyecto como Totó Munilla y la Sopa Boba ha publicado desde entonces, De vuelta a casa y A solas con mis cosas, recopilatorio que presentó en el Garazi. 
Organizado el concierto en conmemoración del 29º aniversario de la apertura del local, el mismo se centró en el repaso de los temas del citado compilatorio, comenzando con Sueño que volvemos a vernos, ofrecido por Munilla en solitario. Prestos a compartir con los presentes cosas y buen gusto, acompañado por la banda prosiguió con un tema de El Gusto es mío, Cuánto tiempo ha pasado, ofreciendo acto seguido la melancólica De vuelta a casa y Me gustaría, antes de revisitar nuevamente el repertorio de El Gusto… con otra mítica canción, Espero tu llamada: tema que, al igual que cuantos sonaron, lució intimista, un tanto oscuro y reflexivo… mas haciendo gala de un innegable magnetismo comercial: presentando a un compositor fraguado a caballo entre el rock de finales de los 70 y el pop de los primeros 80, tal vez influenciado por lo mejor de Asfalto o Enrique Urquijo. Y sí, las canciones conectaron con los presentes, con un público de media de edad alta que en casi todos casos se reencontró con su pasado… O, al menos, con parte de la banda sonora del mismo, cantando y bailando a sus sones. ¿Más temas a destacar? Y llegaste túLobo de mar o Morir de amor, todo un hit con nombre propio, ofrecidos antes de terminar el concierto con Munilla brindando un tema en formato acústico… antes de que el respetable le obligara –prácticamente- a tocar otro  más.
 Desde la cota de mayor madurez de su juventud, Totó Munilla presentó su bonita colección de canciones en Garazi, de latido rockero y exquisitos tintes pop. Sí, desde dicha cima, toda vez que los artistas siempre son jóvenes, al menos, de espíritu. Suerte para darles vueltas por ahí. Y al Garazi… Que cumpla muchos más.

Jornaleros del rock & roll 

Concierto de Reincidentes


Fecha: Sábado, 15 de marzo.
Lugar: sala Ozone, Iruñea.
Intérpretes: Reincidentes, formación integrada por Fernando, al bajo y a la voz, Finito y Barea, a las guitarras y a los coros, y Manuel, a la batería.
Incidencias: presentación de Aniversario, nuevo CD de la banda. Centenares de personas, público de diferentes edades que se mostró participativo y finalmente entregado. 2 Horas de duración,  bises incluidos.

20 años después de que presentaran en el mismo sitio su actualmente mítico Sol y rabia, los sevillanos Reincidentes volvieron a pisar nuevamente la sala entonces llamada Reverendos, ofreciendo una intensa actuación. Un tanto atípica en lo que a escenario y horario respecta (el concierto tuvo lugar en la pista central, entre las 21.00 y las 23.00)… Pero lo dicho. Yendo de menos a más el característico calor especial del grupo, su rock transgresivo andaluz en lo referido a efervescencia y efusividad. Y todo ello a pesar de que dicha sala no reúna las mejores condiciones para disfrutar de un concierto: y es que de todos debería ser sabido que sala de fiestas no es sinónimo de sala de conciertos. Pero bueno, más allá de este necesario apunte, podemos dar por bueno que disfrutó el personal.
La velada arrancó con la interpretación de hasta ocho temas de tirón, escogidos los mismos de los dos CD que dan vida a Aniversario: Canciones para no olvidar (Fiesta, Andalucía la que divierte, Rosas en el mar -última de las ocho en sonar, interrumpida su ejecución por un inoportuno apagón-) y Canciones para construir; ¿un título? Vamos pal infierno, primera de todas. Una vez solventado el contratiempo, la banda continuó por la misma senda, presentando credenciales con forma de nuevas canciones (Al asalto,  Gure hizkuntza, su particular homenaje a Urko y Oskorri), aunque la presencia de temas conocidos comenzó a ser más y más notoria: pasándose progresivamente de lo nuevo novísimo a temas como La infancia en un cargador o La republicana antes de llegar a lo verdaderamente añejo sin posibilidad de vuelta atrás. A canciones como ¡Ay Dolores! o Un pueblo, dedicada a Eguzki Irratia con motivo de su 30º aniversario en las ondas. Y todo ello, ni un paso atrás, con los músicos, cual jornaleros del rock & roll, obrando sin tregua ni descanso: enlazando temas cual golpes de azada a la tierra los braceros, con el tristemente mediático por motivos extramusicales Fernando Madina demostrando mantener timbre, autoridad (intelectual) y presencia al frente de los suyos.
Pero si algo encendió al público e incendió la sala fue la recta final, iniciada por Vicio –con Kutxi Romero a la voz-, y alimentada con hits como Cucaracha blanca, Rip rap, Camela 3, Aprendiendo a luchar, Yaveh se esconde entre las rejas (verdaderamente especial siempre en esta tierra, también regada por la Insumisión) o Andalucía entera y Andaluces levantaos, antes de redondear faena, ya en los bises, con Jartos daguantá, con Kutxi tirando del carro nuevamente.
Pura historia del rock andaluz, tras descargar su rabia los pasados Sanfermines en el recinto de Gora Iruñea! Reincidentes volvieron a esparcir su mensaje políticamente incorrecto en la ciudad. A hacer apología de la resistencia y de la rebeldía inherente a Andalucía, demostrando con palabras, las de las letras de sus canciones, y con hechos  que se puede. Que es posible ser contestatario. Y que parte del pueblo andaluz lo es, pese a que desde el Poder se trate de ocultar lo dicho tras falsas imágenes construidas sobre estereotipos llenos de señoritos, casetas festivas, folclóricas raciales y demás artificiales faralaes. Una vez más, los aguerridos sevillanos así lo volvieron a demostrar.

Colosos del metal

Concierto de Sepultura

Fecha: sábado, 1 de marzo.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Integrantes: Sepultura, banda formada por Derrik Green, a las voces y a la percusión, Andreas Kisser, a las guitarras y a las voces, Paulo Jr., al bajo, y Eloy Casagrande, a la batería. Como teloneros comparecieron Mortillery, Flotsam & Jetsam y Legion of the Damned.
Incidencias: presentación de The mediator between the head and hands must be the heart, 13º CD de Sepultura. Éstos actuaron durante hora y 3/4, bises incluidos. Buenísima asistencia, más de media sala. Público muy participativo.

Tras descargar composiciones míticas (recibidas como agua de mayo), temas extraídos de su brutal fondo de armario y canciones de estreno en L'Hospitalet (Barcelona), Madrid y Lisboa, el presente tour europeo de los brasileños Sepultura encontró su punto final en Tótem, concluyendo a lo grande en lo que expectación y cumplimiento de las expectativas hace referencia. Bajo un característico ambiente de concierto de metal. En medio de un ambiente propio de las grandes ocasiones.
Tras las actuaciones de Mortillery y Flotsam & Jetsam, bandas a las que no llegamos a ver, los siguientes en asaltar el escenario fueron los holandeses Legion of the Damned, quinteto formado en 2006 que durante sus 45 minutos no dejó indiferente a nadie: cosa del salvajismo sonoro denotado. Detonado –si se prefiere-, erigido sobre un metalcore & thrashcore cuyos puntos de partida y de llegada los encontramos en la concepción más bronca del hardcore. En una apología de la brutalidad metálica que, concienzudamente llevada a postulados extremos, de lo más infecciosa, contagió pronto a cuantos metalheads se citaron en Tótem: unos asistentes de estética heavy –mayoritariamente- y especial inclinación hacia bandas como Deicide, Napalm Death, Slayer o Metallica, a la vista de muchas de las camisetas que se vieron. Y tras tan salvaje preludio, pasadas las 22.00, llegó el momento por todos esperado. La comparecencia de los legendarios Sepultura, banda que, remozada en varias ocasiones tras la salida / abandono en 1996 y 2006 de sus fundadores, los carismáticos hermanos Cavalera (Max e Igor, vocalista & guitarrista y baterista respectivamente), cautivó a sus seguidores desde el principio. Desde los primeros acordes.
Tal y como hemos apuntado al principio, el repertorio repasó la discografía del grupo,  centrándose especialmente en temas de estreno (como Trauma of war o el espectacular The Vatican, primeros en sonar) y míticos, como Propaganda, ofrecido en cuarto lugar. Haciendo gala de un sonido propio perfectamente trasplantado al tercer milenio, recurriendo a nuevos y viejos temas (Dusted, The Hunt –entre estos últimos-,  recuperado The Hunt con motivo de la celebración este 2014 del 20º aniversario de la publicación del referencial CD Chaos A.D.) el cuarteto pronto se reveló como lo que es, una colosal apisonadora de hardcore & groove metal: así pues, totalmente entregados a su causa los cuatro actuales defensores de la marca Sepultura, ofrecieron un concierto colosal. Una actuación en la que, además de los músicos (mención especial para Kisser, cómo paladeó todos y cada uno de los compases de los temas) brillaron especialmente las luces y el sonido, impecable. Impecablemente limpio. Rotundo… y rotundamente transparente.
Sobrepasado holgadamente el ecuador de la velada, con permiso de temas de estreno como el bailable y demoledor De Lama ao Caos (dedicado a los brasileños presentes en la sala) lo mejor llegó tal y como se esperaba, de manos de la verdadera artillería pesada. De hits tan celebrados como Territory, Refuse/Resist, Arise y, ya en los bises, Ratamahatta y, evidentemente, Roots bloody roots, desde 1996  imprescindible rúbrica final. Perfecto broche también dicho sábado para una descarga colosal.



Rock para el nuevo siglo

Concierto de Sonic Toys

Fecha: viernes, 28 de febrero.
Lugar: Subsuelo, Iruñea.
Intérpretes: Sonic Toys, trío integrado por Alex Sanz, a la voz y a las guitarras, Xabi Jareño, a la batería, y Adrían M. Vallejo, al bajo y a los coros.
Incidencias: presentación de Rock, primer CD de la banda. Hora y ¼ de duración, asistencia muy buena, público que se mostró participativo.

De novedoso cuño y para el nuevo siglo: con raíces en el rock del siglo XX (con evidentes toques hard y descarado regusto americano -en su caso-), pero, a la vez, indisimuladamente empapadas por ritmos de estilos como el tecno o el electro, así demostraron ser las canciones presentadas por Sonic Toys en su día grande.
Tras arrancar con un tema inédito perfecto para calentar motores (qué atmósferas, qué cruces estilísticos para abrir boca), la temperatura subió pronto con temas del CD como Sube la músicaMalas lenguas o Tiempo al tiempo, misiles musicados que haciendo gala de esa sonoridad propia del grupo, llevaron el ambiente al rojo, demostrando ser auténticos singles en potencia. A continuación, tras un par de versiones, el protagonismo recayó nuevamente en canciones de Rock, luciendo el ecuador de la velada cual tranquilo remanso de manos de temas como Ana y Es tan fácil. Dicha fase terminó con la interpretación de un nuevo pildorazo con madera de hit, Dame tu calor, llegando acto seguido uno de los momentos más esperados por todos: el protagonizado por las versiones que sonaron de Héroes del Silencio (Entre dos tierras) y El Fary –principalmente-: y es que vaya cómo conectó el respetable con esta, con una canción, Torito guapo, que, elegida en las Redes Sociales por los seguidores del grupo para ser versionada, hizo que se desatara la locura. Que todos jalearan a Alex en particular y al trío en general como no lo habían hecho hasta entonces, súper cómodo el vocalista haciendo sus pinitos en el flamenco en la intro de la canción. Que el público, en suma, elevara a categoría lo que había nacido como anécdota, concluyendo la interpretación bajo una surrealista lluvia de ropa interior femenina. Así pues, cómo triunfó dicho cover, dejando entrever que si se graba y se da a conocer en julio, estamos seguros de lo que vamos a decir, se convierte en la canción de los Sanfermines.
Tras surcar con paso firme la noche, después de semejante clímax, ¿cómo despedirla? Como lo hicieron, por increíble que pueda parecer. Con tres nuevos pelotazos suyos, CasualidadToda la noche y Bailar, perfecto fin de fiesta este último bajo el todopoderoso latido del electro, con Alex y Adrián bailando y haciendo sonar sus instrumentos con total desenfreno. Poniendo junto con Xabi el mejor broche a una noche que tardarán en olvidar.


Brillante y polvoriento blues

Concierto de The Steepwater Band


Fecha: miércoles, 26 de febrero..
Lugar: Baluarte, Iruñea.
Intérpretes: The Steepwater Band, banda formada por Jeff Massey, a las guitarras y a la voz, Eric Saylors, a las guitarras, Tod Bowers, al bajo, y Joe Winters, a la batería.
Incidencias: actuación enmarcada en el ciclo Blues on the rock bus. Presentación de Live Humble, último CD de la banda. Lleno, localidades agotadas. 2 Horas de duración, bises incluidos.

La conocida como Sala de la Muralla de Baluarte acogió la primera cita del ciclo Blues on the rock bus, llamado a acercar el mejor rock-blues a Pamplona y comarca durante los próximos meses, y no pudo hacerlo mejor –en lo referido a pundonor y calidad esgrimida por la banda- que con The Steepwater Band: formación claramente marcada por el hard que, surgida en Chicago en 1998, pronto se convirtió en banda de referencia para los amantes del viejo género: para un público como el que completó el aforo del recinto, unos asistentes para los que, en algunos casos (a tenor de varias opiniones recogidas) el equipo de sonido no estuvo a la altura de las circunstancias: lo mismo que la acústica de la sala –según más comentarios-, descubierta para la música en formato acústico la temporada pasada pero tal vez no la más adecuada para el disfrute de conciertos como este. Y entiéndanse como críticas constructivas las apuntadas, manifestadas por más de una persona que pagó el precio de una entrada.
Luciendo looks algunos de los músicos más propios de leñadores, frente a un público que, en un ambiente informal, siguió la sesión recostado en puffs, sentado en sillas o puesto en pié –de la mitad del recinto para atrás-, el cuarteto cortó a las claras el bacalao desde el principio, poniendo sobre el tapete sus virtudes y poderes en acto, más que en potencia: dando lugar a un concierto de rock & blues o blues & roll que, discurriendo por las sendas del rhythm blues con denominación de origen más genuina, de volumen (en lo que a densidad sonora hace referencia) y trazo especialmente grueso, denotó inherente regusto a carretera. A banda sonora de viaje por la Ruta 66. Y todo ello con los guitarristas y el bajista, sobre la atinada pegada del baterista, empuñando sus mástiles en perfecta cordada, con total seguridad y autoridad. Denotando inusitado Magisterio de Autoridad en la materia. Todo ello con los encargados de hacer sonar las 6 cuerdas alternándose el volante, los puestos de piloto y copiloto a la hora de llevar al mejor puerto la nave, sacándoles chispas a las cuerdas en su rodar sobre los gruesos raíles trazados por el bajo. ¿El resultado, así las cosas? Un concierto que se tradujo en una clase magistral de cómo tocar blues. De cómo hacerlo con verdadera clase.

Sobre cuantos temas sonaron, diremos que articulados en torno a interesantes desarrollos sonoros de mayor o menor duración, hicieron que saltara por los aires la esperada previsibilidad del género, haciendo gala de propia autonomía musical. Dando lugar desde el principio a un incendio –artístico- de más que interesantes proporciones. Impagable. Inapagable, conformando un entramado de autenticidad con inequívoca alma de blues. Una trama de canciones que, manifestándose con forma de poderosos pildorazos, contagió su veneno a todos con tanto descaro como nulo disimulo: a un respetable que, pese a las objeciones apuntadas líneas más arriba, disfrutó enormemente de un concierto que a nadie se le hizo largo, pese a su generosa duración. Y la próxima cita del ciclo, con The Black Cadillacs, el 3 de abril en la Casa de Cultura de Atarrabia.  A ver si podemos asistir.





3/3/14

GATILLAZO,+ ÚLTIMOS REYES, LA CRÍTICA!!


Tras la actuación previa de ÚLTIMOS REYES, La voz de Evaristo Páramos volvíó a resonar con autoridad al frente de Gatillazo, banda que, camino de celebrar en 2014 su décimo aniversario, vio publicado un nuevo trabajo en 2013; el quinto de la ya consolidada trayectoria del conjunto integrado por el legendario cantante de Agurain, Ángel, Txiki, Tripi y Mikel: PODEIS LEER LA ENTREVISTA QUE LE HICE A EVARISTO EN 2013 KLIKANDO AQUÍ


Haciendo bueno el dicho de que no hay quinto malo, trascendiendo a grupos propios y ajenos, esto es, tanto a los que le han visto cantar (La Polla Records, The Kagas o The Meas) como a otros, coetáneos suyos, Evaristo vuelve a pasar la prueba del algodón de publicar un nuevo disco, y lo hace derrochando como nunca sorna e inspiración, ironía y sarcasmo. Como siempre, demostrando nuevamente ir a degüello. A sangre y fuego, ofreciéndonos por medio de sus nuevas canciones acertadas radiografías basadas en el  actual devenir de nuestro siglo.

Siglo XXI se registró en Rockestudios, Bilbao, encargándose Carlos Creator de las labores de grabación y producción; el trabajo consta de quince canciones: Hemos venido a divertirnos, Esclavos del Siglo XXI (primer single extraído), Jota de la derrota, Un minuto en libertad, Ultras, La última patada, Otra canción para la policía, Blá-Blá-Blá, Nunca fui a la ikastola, Los chicos están bailando, E por si mueve, Es el odio (Ignorancia), Siempre te amaré, Entorno y Crónicas de un cerdo; compuestas sin pretensiones de innovar, las mismas pronto se transformarán en himnos, dejando para la posteridad un nuevo legado de reflexiones y frases lapidarias.




Electrizantes por demás, destilando su sonido un genuino regusto a bajera, los temas combaten los sempiternos discursos de la cruz y la espada con unas letras que vuelven a enarbolar la habitual marca de calidad de la casa, aportando el torrente musical la fuerza y vitalidad necesaria al caudal general; envolviendo poderosamente la música a una voz que, una vez más, se desborda. A una de las voces más reconocibles y reconocidas de la escena. Y es que en estos tiempos en los que tanto se habla de voces y cantantes, no está de más recordar que como Evaristo y la suya, la voz por excelencia, ninguna.




Siglo XXI, he aquí un CD con vocación de banda sonora para unos tiempos como estos: convulsos hasta decir basta, en los que parece que ya no hay dónde huir. Para estos días de guerra social en los que la miseria feroz toma las calles con más saña que nunca, mientras la avaricia, estafas y mercados financieros mediante, se folla a su antojo a la libertad. Quince nuevas canciones con las que Evaristo contribuye como pocos a mantener encendida la llama de la rebeldía; a hacer pensar y mantener en estado de alerta los espíritus más contestatarios, algo ciertamente necesario, acertando de pleno a la hora de cantar sus vitriólicas y acertadas reflexiones; haciéndolo con un disco… del quince, fruto de su inagotable ingenio. Siglo XXI: ¡pleno al quince!


Banda Sonora para el siglo XXI

Concierto de Gatillazo


Fecha: viernes, 7 de marzo.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Gatillazo, conjunto integrado por Evaristo a la voz, Txiki y Ángel, a las guitarras, Mikel al bajo, y Tripi, a la batería. Como teloneros abrieron Últimos Reyes.
Incidencias: presentación de Siglo XXI,  nuevo CD de Gatillazo. Hora y 20 minutos de duración. Alrededor de medio aforo, público entregado y participativo.

Siglo XXI fue presentado en Tótem haciendo bueno lo siguiente, que no hay quinto malo. Dejando entrever Gatillazo por medio de su concierto, muy intenso, que el CD es la banda sonora perfecta para el siglo en que vivimos: haciéndolo mediante una actuación cuyo único pero fue su duración, menor, por lo que fuere, de lo que es norma en el grupo.
La noche no pudo empezar mejor que con Últimos Reyes, quienes, guardando cola cual príncipes herederos en la línea de sucesión, volvieron a opositar al trono con solvencia. Con argumentos como los recogidos en su último CD, La rabia del No, demostrando estar más que preparados para reinar. Y a continuación, tras semejante presentación de credenciales, Gatillazo al escenario. El conjunto de Evaristo Páramos, cantante que lo dio todo y le dio (caña) a todo durante el tiempo de que dispuso, unos 80 minutos, toda vez que el concierto tenía horario de conclusión.
Derrochando una no desapercibida agresividad escénica que, combinada con una ironía cada vez más escorada hacia el sarcasmo, sorprendió, demostrando desde el cabreo seguir siendo el filósofo que siempre fue, el incandescente frontman cantó un repertorio dominado por temas del nuevo CD (sonaron hasta ¡doce!) y por canciones del anterior, encontrando espacio en menor número pildorazos del resto de la discografía del grupo (qué momentos los protagonizados por Gora Mari, Tortura, sobre el tema tabú que ya denunciara La Polla Records en el siglo XX en una mítica canción; Vendido, Torontontero o Pijos  Powers) y, con cuenta gotas, algunos de la los ya citados L.P.R.
Tal y como es norma de la casa, las canciones sonaron agrupadas en bloques, haciéndolo en primera instancia uno integrado por siete temas. Por siete pequeñas  bombas de odio que, enlazadas en provocador racimo, lucieron cual siete tantos de saque en el frontón, dejando claro desde el principio cuál iba a ser el devenir del partido: con los músicos, perfectamente cohesionados, demostrando tener hechos los deberes a la perfección. Perfectamente adaptados a los del carismático Evaristo, el atemporal filósofo de los siglos XX y XXI: implacablemente fiel a sus orígenes, fruto y obra su discurso de unos tiempos como los que le ha tocado vivir; sin esperanza, en los que el grueso de la gente, de una población a la que nada mueve ya, opta por suicidarse en el sofá. Sin mostrar ya esperanza ni ante utópicas venganzas. ¿Los más destacados de los nuevos? Nunca fui a la ikastola, Bla, bla, bar, Hemos venido a divertirnos o Jota de la derrota, antes de encarar una recta final comandada por Esclavos del siglo XXI y rematada por el legendario Odio a los partidos: especialmente celebrado por un público muy sensibilizado contra los mismos las últimas semanas, tras el lamentable espectáculo protagonizado por algunos en Nafarroa.

Sin dejar ni un momento de incendiar al personal, Evaristo volvió a dejar claro que por él no pasa el tiempo, habiéndose detenido el reloj décadas atrás. Y todo ello pese al inevitable paso de los años. Bien, llegados a este punto, ¿hemos incurrido en una contradicción? No, partiendo de que tiempo y años no tienen por qué ser términos sinónimos. Y así lo entendieron los presentes, un público que cantó, botó e incluso participó desde el escenario de los temas, en medio de la efervescencia general.

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