MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

15/10/09

KUTXI ROMERO CON MR FYLYN EL SÁBADO 17 DE OCTUBRE EN LA FIESTA DE ROCKEFOR!! (extraído de "Acera Piojosa", thanks!)




La crítica de la Fiesta ha sido movida a la sección de críticas, búscala por ahí abajo!!

CRÍTICAS MUSICALES DE NOVIEMBRE: MEMO,THE POODLES, BERRI TXARRAK Y THE SPIKEDRIVERS

Otoño, estación de blues

Concierto de The Spikedrivers

Fecha: viernes, 13 de noviembre.
Lugar: locales de la Peña Euskalherria, Burlata.
Intérpretes: The Spikedrivers, trío integrado por Ben Tizack, a la guitarra y a la voz, Constance Redgrave, al bajo, a la voz, y a la washboard, y Maurice McElroy, a la batería y a las percusiones. Como teloneros cerraron noche Los Parpel.
Incidencias: 1ª jornada del "Udazkena Blues 2009" organizado por la Peña Euskalherria; una hora de retraso. Muy buena asistencia, público participativo que llenó el salón comedor. Hora y 30 minutos de duración.

Llegó un año más el otoño, la estación de la caída de la hoja en otros pueblos –solamente-, y, de su mano, al igual que el rock, en mayo, el blues a la peña Euskalherria. El Udazkena Blues, ciclo que en la primera jornada de ésta, su tercera edición, acercó hasta sus locales al trío de raíces norteamericanas The Spikedrivers: pura imagen visual y sonora del blues los citados, con sus toques incluidos, a modo de indispensable maquillaje –si se quiere-, de rhythm´ blues y, evidentemente, de folk americano. El concierto, de discurrir suave y reposado en un principio, acompasado y tranquilo siempre, vino a ser una especie de viaje por la historia del blues de regusto más genuino, con claras connotaciones… ferroviarias incluso, como pudimos comprobar al final de uno de los temas, reproducción del silbido de un viejo tren incluido; de unos temas de diferentes intensidades sonoras pero de fuerza musical idéntica, en todos los casos. Y todo ello, el repaso por dicho arco iris musical (hubo de todo, desde momentos de inspiración más country o sureña hasta slow-blues, momentos de insuperable R & B y, evidentemente, de puro rock and blues) todo ello y todos ellos exquisitamente ofrecidos, como quedó de manifiesto con la versatilidad de los tres músicos implicados y con la profusión de instrumentos que utilizaron, destacando el continuo empleo del slide-guitar por parte del guitarrista y de las tablas de lavar o washboards exhibidas por la bajista y el baterista en algunos temas, instrumento casero de percusión empleado originalmente por los negros del sur de EEUU. En resumen, que The Spikedrivers demostraron ser grandes: tan grandes en lo que a tocar música en vivo se refiere como pequeños en lo referido a formato, siendo tres músicos sólo como son: el número clave de la religión católica… y de la música electrificada en vivo. La cifra mágica, por tanto, de nuestra religión, sea cual sea su variante: rock a secas, metal, punk, blues –hablando de lo que hablamos-.... Bueno, y ser grandes, además, como los diferentes artistas de blues –y demás familias cercanas- que hemos visto en Burlata en los últimos años, ya en el ciclo veraniego, ya en éste: y es que, en materia de dicho género, Miguel Rubio, motor humano de ambos ciclos, está demostrando saber hacer las cosas como nadie. Posteriormente, tras la actuación estelar, en inusitado y antinatural orden llegó el momento de los teloneros, Los Parpel, banda que, perfectamente comandada por Omar Pizarro, ex vocalista de los peruanos M.A.S.A.C.R.E. y al frente en la actualidad de los locales Whasai, llevó la noche a su final por la senda de las canciones de Deep Purple; por parámetros sonoros, eso sí, más propios de Maiatza Rock que de este ciclo, pero bueno. Saliendo ganando así la fiesta final.
El salón de la peña Euskalherria se llenó dicho viernes, y no con motivo de una jornada de cenas propia del lugar: para degustar la primera ración de blues del Udazkena Blues, compuesta por los ya citados platos: pura cocina internacional el primero… y local –en lo que a su factura se refiere- aunque guisada con materia prima también guiri el segundo. Y es que, como cada año por estas fechas, llegó a Burlata el otoño, y con él las primeras descargas de blues; y atentos a la programación, que las previsiones avisan de más descargas para las próximas semanas: entre ellas la de Song of the Delta para el viernes 27. Así pues, a seguir disfrutando de la estación. En clave de blues, claro está.


Cuesta arriba y sin frenos

Concierto de Berri Txarrak

Fecha
: sábado, 7 de noviembre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Berri Txarrak, trío integrado por Gorka, a las guitarras y a la voz, David, al bajo y a los coros, y Aitor, a la batería. Como teloneros abrieron Inoren Ero Ni
Incidencias: concierto de presentación de Payola, 6º CD de la banda. Lleno absoluto. Público de distintas edades que, muy participativo, cantó, botó y disfrutó de la noche.

“Ni un paso atrás, ni pa´ coger impulso”, he aquí una expresión que, popularizada en los 90 por Negu Gorriak, va como anillo al dedo para explicar el devenir de Berri Txarrak desde el primer día de su carrera. Ni un paso atrás, sin ceder uno tan siquiera, hecho que, tras recorrer el planeta presentando Jaio.musika.hil, su anterior CD, les ha llevado al punto más álgido de su trayectoria, su fichaje por el referencial sello Roadrummer Records; y ¿en qué se ha traducido su incorporación a dicha escudería? En el lanzamiento a nivel mundial de Payola, el flamante nuevo disco de la banda. De una formación que, llevando desde sus inicios su pasión musical y sus ganas de aprender por bandera, podemos decir que ahí sigue, como siempre: cuesta arriba (en el sentido de yendo hacia arriba siempre) y sin frenos. Siempre pa´ lante y creciendo. Subiendo más y más. La noche arrancó con la experimental –y a un tiempo- experimentada propuesta de Inoren Ero Ni, no unos recién llegados, precisamente. Y el cuarteto, formado por varios de los músicos que, en 1984, dieran forma a los vanguardistas BAP!!, demostró seguir por los mismos parámetros en lo que a afán innovador se refiere. Seguir recorriendo sin red la cuerda del equilibrista en busca de nuevos retos sonoros; de un más difícil todavía que, asombrosamente, siempre logran encontrar, como lo dejaron entrever las canciones ofrecidas: erigidas alrededor de un post hardcore rico en tensión e imágenes sonoras realmente intensas y sugerentes. Y tras el pase de la banda con nombre en forma de palíndromo (expresión que se puede leer de izquierda a derecha y de derecha a izquierda), de éstos músicos con tanto pasado como presente y futuro en lontananza (he aquí, sin lugar a dudas, todo un homenaje el que los Berri les invitaran a abrir su concierto), los comandados por Gorka Urbizu a escena. Con nuevo bajista en sus filas, David González (al principio, en verdad, echamos en falta la demoledora presencia escénica de Rubio a las 4 cuerdas, las cosas como son), respaldados por un telón que reproducía la inspirada portada del nuevo CD, el grupo musical más internacional de Nafarroa y el que más alto ha llevado el euskera a nivel mundial abrió la lata con el tema nuevo Etorkizuneko aurrekari guztiak, poniendo acto seguido parte de las cartas sobre la mesa con el arrebatador Stereo; ¿parte, hemos dicho? Sí, teniendo en cuenta la grandeza de los naipes que no tardarían en salir, imposible citarlos todos; así las cosas, zanjaremos lo dicho con que a continuación, entre más clásicos de su repertorio -a juzgar por cómo fueron cantados por la sala-, encontraron su sitio temas de estreno como Folklore, Gure dekadentziaren onenean o los enormes Payola y Achtung!!!, antes de cerrar la noche con Maravillas (con la tragedia de Maravillas Lamberto en el recuerdo) y Oihu, recuperado de su tercer CD. ¿Más cosas que contar? Si acaso la anécdota protagonizada por una chica que, integrante del público, subió, invitada al azar por la banda (tal y como están haciendo en los conciertos de esta gira) a cantar la parte en inglés de Denak ez du balio, quedando lo dicho… en una simpática demostración de la conexión entre el público y su grupo: un trío que, erigido sobre dos puntales tan grandes como Aitor Goikoetxea y Gorka (bienvenido a bordo, David), además puso de manifiesto nuevamente algo ya sabido por quienes les hemos seguido siempre: que todavía les queda mucho ¿mundo? No, mucho camino -desde el prisma artístico- por recorrer, siempre al acecho, con el oído avizor como están. Con las puertas, las ganas y las orejas abiertas para ello, nunca cerradas por vacaciones. Así pues lo dicho, que éstos aún no han tocado techo. Seguro que todavía crecerán.


Rotundidad, elegancia y poderío

Concierto de The Poodles

Fecha: viernes, 6 de noviembre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: The Poodles, banda integrada actualmente por Jakob Samuel, a las voces, Henrik, a las guitarras y a los coros, Pontus, al bajo, y Kicken, a la batería. Como teloneros abrieron sesión Dynazty
Incidencias: Concierto de presentación de Clash of the elements, tercer CD de The Poodles. Entrada aceptable tirando a buena, más de 2 horas y ½ de música en vivo.

La lista de grupos extranjeros de nivel que la presente temporada están visitando Tótem (The Wailers, Y & T, Primal Fear –entre otros, de momento-) se vio incrementada el viernes 6 con la visita de The Poodles: herederos de Europe –en cierto modo, a la vista de su facilidad para mezclar hard rock metalizado con melodías realmente pegadizas-, The Poodles, representantes del glam escandinavo más actual y una de las indiscutibles revelaciones del género, se encuentran de gira por el Estado presentando un nuevo CD de éxito, Clash of the elements: certero tercer paso tras los dados con Metal Will Stand Tall y Sweet Ttade, años atrás. La presente sesión de heavy metal arrancó con la sorprendente actuación de Dynazty, jovencísima formación que desde el minuto 1 se metió a los presentes en el bolsillo: cosa del pase que protagonizaron, erigido alrededor de los patrones más genuinos del heavy metal. De unas guitarras que, tan bruñidas como afiladas, a nadie dejaron indiferente. Y a continuación, ante un público de estética heavy ochentera en bastantes casos, bajo la atenta mirada de una espectacular batería de ¡cuatro! bombos (con las caras de los cuatro integrantes de la banda serigrafiadas una a una en aquellos), bajista, guitarrista y baterista a escena, haciendo lo propio finalmente Jakob Samuel… falsete en ristre; y tan elegantemente ataviado, eso sí (luciendo chistera, guante negro en la mano izquierda, chaqué y chaleco negros sobre camisa blanca, gafas oscuras y pantalones negros… ¡huevera metálica en la entrepierna incluida!, en primera instancia), tan elegantemente vestido como su voz durante las distintas interpretaciones: cosa del ropaje instrumental que la acompañó, que, perfectamente propulsado por la rotunda, solvente y segura pegada del baterista, se mostró de regusto genuinamente hard. Por las lindes estilísticas de bandas como Def Leppard, más que por las de los anteriormente citados Europe: y es que una cosa son las connotaciones y otra la realidad. La metálica descarga arrancó con los temas nuevos Too much of everything y Caroline, sonando acto seguido Metal will stand tall, cantado por buena parte de la sala. ¿En primera instancia, decíamos que salió vestido así Samuel? Sí, pues tras irse desprendiendo canción a canción de parte de los distintos complementos, para la séptima se cambió de vestimenta, haciéndolo por tercera y última vez en la recta final de la descarga; haciéndolo un Jakob Samuel que protagonizó la anécdota simpática de la velada tras decir “buenas noches Bilbao” (posteriormente lo arregló diciendo “gabon Iruña”), creyendo que, como en el pasado 2008, tal vez estaba actuando en BilboRock. ¿Momentos estelares del show, desde el prisma musical? Los deparados por el medley de espíritu acústico que sonó hacia su ecuador, los solos de bajo, guitarra y batería brindados por los músicos (un trío que lució a grandísima altura) o las interpretaciones de Seven seas, último tema en sonar, y del legendario Night of pasion –ya en los bises-, cantadas ambas por la sala.
Tótem volvió a ser estación de destino de dos nuevas bandas foráneas, formaciones que, rotundidad y elegancia, poderío y tronío en lo que a sonoridad propia se refiere, demostraron, cada una a su nivel, ser de otra división. Vamos, como sucede siempre con los guiris. ¿Que alabamos en exceso a estas bandas, que algunos se preguntarán? Para nada. Además seguro que en sus respectivos países también habrá otras de menor nivel, pero como lejos de sus fronteras no se dejan ver… qué le vamos a hacer. En cualquier caso lo dicho, que The Poodless respondieron a las expectativas: muy bien.


Todo sigue yendo bien

Concierto de Memo

Fecha: jueves, 4 de noviembre.
Lugar: AKE, Txantrea.
Intérpretes: Memo, banda integrada por Iñigo, a la guitarra y a la voz, Mikel, a la guitarra y a los coros, Raúl, al bajo, y Metal, a la batería.
Incidencias: Concierto de presentación de La alegría de molestar, tercer CD de la banda; hora y cuarto de duración. Muy buena entrada, lleno.

Pues sí, así es. Bien, de ese modo siguen yendo las cosas para Memo, tal y como lo hicieron público en Todo va bien, su 2º CD. Bien… dentro de lo que cabe, claro está, disfrutando de la alegría de vivir (es un decir) o, mejor dicho, de la de poder seguir haciendo música y molestar. De la de poder seguir molestando con ello, un aliciente más. ¿Bien, decíamos? Bueno, tampoco como para echar del todo las campanas al vuelo pero sí, al menos, como para organizar un pequeño repique. Y es que no podemos menos que celebrar que, tras dos discos autoeditados en su haber, a la tercera haya ido la vencida, y éste, el gran CD que presentaron el miércoles en AKE, haya visto la luz al amparo de GOR. Y por algo será. Por alguna razón, en los actuales tiempos, ese cazatalentos llamado Marino Goñi habrá accedido a publicarles el CD: por las canciones que dan vida al álbum –en primer lugar, erigidas en torno a unas letras tan irónicas como realistas y a una música de genuina chispa y raíces punks-, y por la fuerza, actitud y empuje de la banda a la hora de defenderlas en directo.
Con bien de balas en el cargador, 25 –nada más y nada menos-, la banda desgranó prácticamente de tirón todos los temas de su flamante nuevo disco, destacando aldabonazos como El punk de ayer, Soy guay, Las calles sin nombre, Más de lo mismo o La alegría de molestar, clarividente composición que lució un más que evidente regusto redskin, cierto tono editorial y clara madera de himno: un tema escrito al alimón… entre cabeza y corazón -seguramente-, con ambos llevando la voz cantante para llegar a la conclusión de que, como ya lo hemos dejado caer, en ocasiones sólo la posibilidad de molestar ya es suficiente incentivo para seguir adelante. Y en cualquier orden de la existencia: como cantó Kortatu en los 80, “aunque esté todo perdido siempre queda molestar”. Acto seguido, tras los nuevos temas, encontraron su sitio diez antiguos, siendo todos ellos, desde Fan hasta Huele a podrido, último en sonar, perfectamente recibidos.
Así pues 25 pildorazos de punk rock en total, 25, he aquí los que sonaron: unas composiciones articuladas alrededor de unos textos que, siempre ocurrentes y certeros, demostraron reflejar de un modo totalmente lúcido la personal lectura que hace el grupo de la sociedad… y sus circunstancias, que diría el pensador; unas detonaciones que, por las sendas del punk rock, aderezado dicho estilo con la velocidad del hardcore y por claras reminiscencias de Toy Dolls o Ramones, además de por indisimulables guiños al punk ochenteno más genuino o al oi!, lucieron cortas, explosivas e incendiarias. Como lo que demostraron ser –por otra parte-, verdaderos bofetones sonoros que, al igual que los de verdad, sugirieron a las claras no necesitar perpetuarse en el tiempo para ser más efectivos: irse sucediendo uno a uno con contundencia -más bien-, con las guitarras, aceradas y aceleradas por igual, trazando con brío el desfiladero para que, sobre la aplastante base rítmica, discurriera el caudal textual de las canciones: los temas de Memo, banda que, disco a disco, ha ganado consistencia y madurez a espuertas; y en todos los sentidos. Memo, los Toy Dolls de Euskal Herria –si se nos permite la comparación-, la constatación de que todo sigue yendo bien, irónicamente, claro está… y de que, por ello, siempre nos quedará eso, molestar. Igual que a otros París: he aquí, a groso modo, el resumen de lo que presenciamos el miércoles en AKE. Gracias por ellas, por las molestias. Que sigan siendo así, buena señal.

MONOGRÁFICO ESPECIAL DE BARRICADA

Ante la publicación del esperadísimo nuevo CD de BARRICADA, nos tomamos la libertad de preparar un Especial sobre Barricada, remodelado recientemente, basado en una selección de todo lo que hemos escrito sobre ellos en los últimos 10 años; esto es lo que hemos dejado...

YA SE PUEDE LEER EL ARTÍCULO DE J. ÓSCAR BEORLEGUI INCLUIDO EN EL LIBRETO DEL NUEVO CD!!

Leemos en Maneras de vivir: aprovechando la inminente salida al mercado de 'La tierra esta sorda' en rtve.es han preparado un especial incluyendo un encuentro digital con ellos para el lunes 2 de noviembre a las 17:00h, un avance del libreto incluido en el disco, un adelanto en acústico de Matilde Landa con explicación (uno los temas del disco), y unos cuantos vídeos recopilatorios con actuaciones y declaraciones "añejas". Para leer los artículos del libro, uno de ellos, el último, de J. ÓSCAR BEORLEGUI (Reflexiones desde el bando perdedor, por abajo del todo) klika aquí

ENTREVISTA REALIZADA A LA BANDA CON MOTIVO DE SU 25 CUMPLEAÑOS

Entrevista inédita (en castellano) realizada en 2007 con motivo de las bodas de plata de Barricada, he aquí lo que nos contaron acerca de cómo empezó todo en los primeros 80. Si no se dice lo contrario es el Drogas quien lleva la voz cantante de la charla...

.- 18 de Abril de 1982, mañana de rock & roll, más que noche; ¿cómo se presentaba el día?
.- Era la típica mañana de rastro; El Boni y yo llevábamos unos tres meses preparando la historia: componiendo las canciones, buscando batería... Ese día había que tocar por pelotas, éramos los teloneros de un grupo llamado Kaifás. El encargado de Musical Tomás nos dijo que nos dejaba el equipo para poder tocar a cambio de que le limpiáramos una bajera que tenía con toneladas y toneladas de mierda, y como alguien tenía un camión de recoger chatarra, pues dicho y hecho: así conseguimos el equipo. El rastro –apunta Alfredo- era parte de la vida del barrio, más que un mercado de frutas y verduras; bajar allí era lo típico, los domingos a la mañana; yo vivía en la plaza, y aunque aún no formaba parte del grupo estaba ahí.

.- Así pues, el nacimiento de Barricada hay que situarlo tres meses antes de esa fecha...
.- Después de las navidades de 1981 estuve ingresado, fue tras abandonar el hospital cuando conocí al Boni; le había visto tocando con un grupo llamado Némesis, nos encontramos en la villavesa días después y le propuse montar Barricada. Me dijo que sí, pues justamente aquel día iba a la Txantrea a recoger el equipo, pues Némesis se disolvía.

.- ¿Cómo os plantearon la posibilidad de tocar ese día de abril?
.- No recuerdo exactamente cómo nos entraron, pasó y pasó. Además, si en esa época te ofrecían tocar no era cuestión de decir que no a nada. Era el bolo del año, aunque bueno, fue el del mes, pues a partir de ahí tocamos una vez al mes durante todo el año.

.- Y como quien no quiere la cosa, las bodas de plata de la banda, toda vez que es como si estuvieseis casados, ¿no? Un grupo es como un matrimonio... a cuatro bandas, en este caso.
.- No sé... hombre, si fuera así exactamente igual hacía tiempo que lo habíamos dejado, apunta el Drogas entre risas. Nuestra historia ha sido bastante intuitiva. Bueno, sí, puede que seamos como un matrimonio viejo. Sólo que llevándonos mejor, remata Alfredo.

.- Bueno, ni casados ni cansados, más bien viviendo una juventud ¿segunda? ¿Tercera?
.- Es algo que no sabemos; estamos viviendo una época muy bonita. Estamos muy centrados, llevando el asunto como nos gusta. Personalmente me encuentro muy a gusto cuando salimos a tocar. Además, después de tanto tiempo nos tomamos las cosas con más tranquilidad.

.- Antes de proseguir, volvamos a aquel 18 de Abril: ¿qué formación se presentó como Barricada?
.- El Boni, a la guitarra y a la voz, yo, al bajo –dice Enrique- y José Landa, a la batería. Tuvimos que recurrir a él a última hora porque no hubo manera de encontrar uno. Nos había dicho que sí el de un grupo llamado Cañamazo, pero cinco días antes le llamó una orquesta y nos dejó tirados. A José le conocía de Kafarnaum, aunque no llegué a tocar con él, dado que entró en la banda cuando yo me fui a la mili.

.- ¿Qué repertorio fue el ofrecido?
.- Uno formado por canciones como Muñecas imbéciles, Vagabundo, Perros de presa, Niños de papá... La de Perros de presa pasó a ser Algún día rodará tu cabeza en Barrio conflictivo, con la música cambiada.

.- ¿Y el primer tema en sonar?
.- Un Dios te salve, María, llena eres de gracia... Un Ave María que era una especie de introducción con ruido, algo como lo que hacemos en La silla eléctrica. Al tiempo que recitaba, sacaba de una capa que llevaba una calavera y vacilaba con la misma

.- Claro, esto formaba parte del espectáculo que desplegabais en la época, de importante componente teatral, ¿no? La calavera, la capa, un ataúd –según tengo entendido-...
.- Y una vez qué hostia me metí al salir del mismo, -apunta el Drogas. Era un rollo que seguía el predicamento de Alice Cooper, del glam. Nosotros tratábamos de imitarlo como buenamente podíamos.

.- Antes de Barricada hubo vida, musicalmente hablando: habladnos de grupos como Kafarnaum, Pabellón Negro o Némesis.
.- Con Pabellón Negro estuve año y pico, cerca de dos, hasta que me dio el toque el Drogas, indica Alfredo; en 1983 tocamos en el Paseo de Sarasate junto a Tubos de Plata y La Polla Records. No sonamos muy bien, entre otras cosas porque el técnico de sonido se fue de la mesa, dejándonos solos, pero bueno; como decíamos antes, en esa época no se decía que no a nada, se trataba de tocar; de Némesis –es ahora el Drogas el que habla- lo que más me gustó fue la postura del guitarrista, el Boni, que tocaba de espaldas a la gente; recuerdo su actitud, lo mal que lo pasaba tocando, pues eran un era un grupo desastre de la hostia. Bueno, como casi todos los de entonces; y de Kafarnaum, qué quieres que te diga. La primera vez que toqué el bajo con ellos fue en el instituto de Irubide, y toqué las dos que me sabía con el cacharro desenchufado, pues saltó el cable y ni me enteré.

.- Recordemos conciertos de aquellos primeros años, como el de Nochevientos en el Paraíso (Nochevieja de 1982, en el Labrit) u otro celebrado en 1983 en Antoniutti, contra el cierre de Radio Paraiso
.- La del Nochevientos fue la primera vez que salimos como cuarteto, con Sergio Osés a la otra guitarra y a la voz; la idea era que cantara él, ya que lo hacía en Kafarnaum. Recuerdo el segundo concierto aún como trío, con Boni, Mikel –que ya había entrado en el grupo- y yo. Fue en el Mochuelo, en un descampado donde jugábamos a futbito. Ahí fue la única vez en que el Boni cantó La silla eléctrica, a partir de entonces me tuve que poner a cantarla yo. En un principio sólo iba a tocar el bajo, pero el Boni no se encontraba muy cómodo cantando todo y tuve que cantar yo.

.- En ese 1983 hay otros dos bolos en junio: uno en el Anaitasuna, con La Polla Records y Ángeles del Infierno, y otro en la Ciudadela, en una fiesta de Soñua, en el que volvéis a coincidir con La Polla...
.- Sí, se trataba de la presentación de Noche de rock & roll, nuestro primer disco, aunque no se llegó a presentar porque no salió a tiempo. Su presentación oficial fue en el Anaitasuna al año siguiente, en otro concierto, apunta Alfredo. Actuamos junto a Kontuz Hi! y Derribos Arias, y esa fue mi primera actuación con Barricada. Toqué sólo seis canciones; unos días antes habíamos estado incluso metiendo los discos en las fundas de plástico para llevarlos a las tiendas: llevaba una semana en el grupo y me aprendí las que pude, no hubo tiempo para más.

.- Antes de montar la banda, ¿qué concierto os marcó especialmente? ¿Viendo a qué grupo dijisteis yo quiero tocar ahí?
.- A mí personalmente me pasaba eso cada vez que veía a un grupo, dice el Drogas; aunque no me gustara lo que hicieran, sólo por el hecho de estar ahí arriba. El rollo de las lentejuelas me ha ido desde siempre. En esa época, incide Alfredo, no había muchos grupos; se llevaba más lo de las formaciones que eran medio orquestas medio grupos de rock, como Los Brujos, de la Txantrea. Estabas en tu casa y oías a la gente ensayando en los gallineros de al lado, aquello me llamaba mucho la atención: “cómo se lo hacen esos melenudos”, pensaba para mí. Y luego estaban los conciertos grandes, los de Anoeta, en Donosti, de bandas como Raimbow, UFO, Iron Maiden... Cada vez que había uno nos juntábamos allí todos los conocidos. Más que con las bandas flipabas con lo que se montaba alrededor.

.- ¿Qué me decís de aquellos conciertos matinales de la Plaza del Castillo o del de la Plaza del Ayuntamiento de diciembre de 1984, donde se hizo una puntual adaptación de una famosa canción de Burning? Balduz fatal, siempre con problemas, decía el estribillo...
.- Del de la Plaza del Castillo que fue por la okupazión; teníamos un bolo esa tarde en Iparralde y tocamos a la mañana. Fue la primera vez que tocamos la canción Okupazión. En aquellos años había un meneo alucinante en la calle, te juntabas con todo el mundo en los bares: con ecologistas, gente que hacía fanzines, que tramaba radios piratas. Fueron tiempos de mucha movida.

.- En 1984 & 1985 comenzabais los bolos con versiones de Aprieta el gatillo, de Cicatriz, y Pakean utzi arte, de Hertzainak...
.- Esas dos canciones nos han marcado mogollón, dice Alfredo; eran los típicos temas de los que decíamos, mecagüenla..., porqué no serán nuestros.

.- Cómo ha pasado el tiempo, Drogas: ¿cómo estás 25 años después, sofokao?
.- En otras temporadas aún lo he estado más. Ahora bien, la verdad. Personalmente, acabo los conciertos y pienso que me gustaría seguir tocando una hora más.

.- Un cuarto de siglo o de cualquier otra sustancia; ahora mismo, ¿qué te pone más?
.- El cuarto de siglo... y agua para sudar.

.- Hablemos un poco de las celebraciones que se avecinan, siendo su plato fuerte el concierto del próximo 30 de Marzo de Villava: ¿Qué tenéis con Villava? ¿Es al revés? ¿Es José Luis Úriz un Barricada en la sombra?
.- Llevaba tiempo diciéndonos de hacer allí el concierto del veinticinco aniversario; como el del vigésimo-segundo ya lo celebramos allí (ver su reseña entradas más abajo), en un primer momento pensamos que igual no era la ocasión de hacerlo, pero luego dijimos, ¿por qué no? Igual es la mejor manera de comenzar la gira de 2007, un año que queremos que sea especial.

.- ¿Para cuándo el mismo reconocimiento en Pamplona?
.- Joer –exclama el Drogas-, hay más problemas, parece. No sé; cada vez que tocamos en Pamplona nos sentimos reconocidos. Por ejemplo, cuando ves a la gente cantar; además, la historia de tocar en los Sanfermines de 2007 también es algo especial.

.- Por cierto, ¿cómo se lleva esto de los reconocimientos? Lo que sí que son es una señal del paso del tiempo, aunque con la entrada de Ibi se maquilla la media de edad, ¿no?
.- Por eso lo cogimos, para bajar la media, -dice con ironía Alfredo. No, es broma. Lo de la edad es algo que no nos preocupa mucho, yo no me cambiaría ahora mismo por cuando tenía veinte año ni loco.

.- Un reconocimiento importante llegó hace tres años de manos de la edición del CD Un camino de piedras un tributo a Barricada: confirmadme quiénes eran Las Pendejas, el grupo de acompañamiento de Calamaro; Me ha dicho un pajarito que erais vosotros...
.- No queríamos tener nada que ver con ese disco, y va y nos enteramos de que Andrés Calamaro quería participar pero que estaba... más liao que el turbante de un guerrillero, digámoslo así. Total que nos dijeron que si grabábamos las bases él metía las voces, y eso hicimos: ¿el resultado? Una nueva versión de Mañana será igual cantada por él.

.- Lo habéis hecho todo en el rock & roll, incluso tres discos en directos y uno en acústico; por cierto, a propósito de este, ¿latidos o mordiscos?
.- Las dos cosas están bien; la experiencia del Gayarre fue algo único: el trabajo de preparación del set acústico, las sensaciones vividas al salir al escenario del teatro, la reacción del público...

.- Y La silla, ¿eléctrica? ¿Acústica?
.- Pues llegamos a ensayar ese tema desenchufado, cuando grabamos la primera maqueta acústica hace doce años por lo menos. Y sí, sonaba interesante. No sé si estaba bien o mal, pero quedó interesante, la cosa, dice Alfredo. El Piti metió una guitarra flamenca que le daba un aire muy guapo.

.- Y la guitarra, ¿española? ¿Estatal?
.- Estatal, de toda vida estatal,- responde el mismo con rotundidad.

.- Príncipe de Viana, elegid una de estas opciones: el Premio, el vino o el paquete de galletas.
.- El Premio, como reconocimiento... pues guay, la hostia. Yo qué sé, duda el Drogas. ¿El vino? Como no bebo... pues nada, y las galletas, bien, también. Eso sí, yo soy republicano, concluye.

.- La última, me da igual que en Pamplona haya o no alguna vez una calle para Barricada, lo importante para mí es que no calle su música; habladnos de futuros proyectos. Como dice el Drogas a veces, lo mejor siempre está por venir...

.- Tenemos ya cuatro canciones con música y letra, aunque hay que acabar de arreglarlas. Claro, con esta historia, las hemos dejado un poco de lado, pero seguimos componiendo, ensayando. Personalmente, estoy leyendo libros sobre la guerra civil, tratando de documentarme para sacar alguna letra de la misma. No sé, estoy muy ilusionado.

CRÍTICA CONCIERTO CELEBRADO EN VILLAVA EN 2007 EN CONMEMORACIÓN DEL 25 ANIVERSARIO DE LA BANDA

QUE ESTO NO ACABE NUNCA


Barricada dio el pasado fin de semana no sólo el Do de pecho, sino todas las notas. Y por partida doble y rayando a la misma altura, por lo menos. Sobre un acogedor escenario, diseñado a propósito para esta gira y concebido con verdadero gusto, en medio de un espectáculo de luces realmente efectista, el Drogas -chistera y gafas de sol en ristre- y compañía comenzaron bajo los sones de Sean bienvenidos, composición que abrió, y de qué forma, la espita: la llave de paso al rock & roll, el cual, en un terreno más que abonado para su expansión, prendió pronto, expandiéndose sin problemas a lo largo y ancho de la noche durante las siguientes cuatro horas. Y es que por medio del baño que se dieron en ese inmenso mar que es su discografía... los Barri se sobraron. Directamente. ¿Que cuáles tocaron? ¿Cómo nombrar las más destacadas tan siquiera? Misión imposible, ¡si acabaríamos antes citando las que no! Cosa de un repertorio integrado por clásicos de todos sus CD´s, que nos retrotrajo al recuerdo de decenas de conciertos de la banda, algunos de ellos, perdidos al fondo del baúl; así las cosas, ¿desde cuándo no escuchábamos Esperando en un billar o Que estalle la bomba? ¿Desde cuándo tantos y tantos himnos –o anti himnos- callejeros como los que sonaron ambas noches? Unas composiciones que, como los buenos caldos, han demostrado ganar una increible solera con el paso de los años, como por ejemplo, La silla eléctrica: canción que nos resistimos a no nombrar, con el escenario en rojo fuego convertido en la antesala del infierno, con el Drogas riéndose como el día en que Satanás nos dé la bienvenida al mismo. O por las que, por suerte o por desgracia, en algunos casos, incluso no han pasado los mismos, como Okupazión, dedicada por Enrique a Xabi Errea, prisionero en Iruñea por llevar a la práctica lo que se alienta tras su título: por un Drogas que, una vez más, demostró que no le pesan ni los años ni los kilos. Tras dos horas y cuarenta minutos el show derivó hacia una vertiente acústica que contó con la participación de Las Zíngaras, a los coros, Iker Piedrafita a los teclados –dos generaciones compartiendo tablas- y el Pirata, ¡cómo llenó el escenario con su presencia, a lo Blues Brother!, al saxo, concierto dentro del concierto que fue la sorpresa de la noche. Y a continuación, como si de las fallas se tratase, la traca final: Contra la pared, No hay tregua –con su letra, cantada íntegramente por el público, poniéndonos la carne de gallina- y En blanco y negro entre otras, con la cancha botando al unísono con ésta y parte de los presentes inclinándose frente a los músicos como agradecimiento por la gesta presenciada. Porque eso deparó la noche, una gesta. Una actuación apoteósica a la que no calificaremos de irrepetible toda vez que, de hecho, se repitió al día siguiente.
Después de que los hijos de la banda –musicalmente hablando- celebraran sus bodas de plata el jueves, la legendaria formación hizo el fin de semana lo propio con el resto de la familia barrikera; ¿bodas de plata, hemos dicho? Sí, habida cuenta de que, en nuestra opinión, los vínculos que se establecen entre los miembros de un conjunto hacen que dichas uniones sean como un matrimonio, sólo que a más de dos bandas. Y eso es Barricada, un matrimonio bien avenido que, sostenido por sus cuatro puntales, demostró el pasado fin de semana un envidiable estado de salud; un grupo al que, al igual que a aquélla, sólo echaremos en falta cuando nos falte. Que esto no acabe nunca. Al menos, de momento, que no pase.

CRÍTICA CONCIERTO OFRECIDO EN LA PLAZA DE LOS FUEROS, PAMPLONA, EN SANFERMINES DE 2007

CHUPINAZO DE OTRA MANERA

Doce horas después del lanzamiento del txupinazo, Barricada prendió la mecha de los sanfermines 2007 de otra manera: por medio de un maratoniano concierto, una vez más. De una actuación que en el año de su vigésimo-quinto cumpleaños marcó otra importante muesca en el haber de la banda: algo que podemos afirmar sin temor a equivocarnos a tenor del gentío que se dio cita en Los Fueros, una marea humana como nunca habíamos visto en esta plaza. Con cierta antelación sobre el horario previsto la velada fue abierta por los vencedores de la última edición de Encuentros, Barua, quienes protagonizaron un intenso preámbulo: cosa de su rock cien por cien callejero y vitalista, hecho musical con el que conectaron los y las más jóvenes principalmente. Y a continuación, sobre las 1.20 horas, Barricada a escena prestos a protagonizar una vez más si no el mejor de sus días... la mejor de sus noches. O una de ellas, pues este año ya van unas cuántas: a hacérsela vivir así al gentío por medio de sus canciones, de la selección de hits ofrecida, la cual trajo consigo una actuación que en nuestra opinión supuso el clímax del presente año barrikero. Bajo un sonido que dejó un tanto que desear (la única objeción de la noche: y es que de mitad de la plaza para atrás no se oía como cabía esperar, y lo que sí sin apenas nitidez) el concierto comenzó bajo los sones de Sean bienvenidos, musicada tarjeta de presentación a la que siguieron Noche de rock & roll y Abrir y cerrar en este arranque: composiciones coreadas por los presentes con fuerza, principalmente las más añejas, representadas hoy además por temas como Esperando en un billar, Campo amargo, Bahía de Pasaia u Okupazión; éstos se sucedieron entre otros más recientes como Sofokao (dime de qué presumes y te diré de qué careces, hay que ver en qué estado de forma demostraron estar el Drogas y compañía), Hombre mate hombre o Víctimas, el gran hit con el que Barricada saludó al nuevo siglo. Y todo ello dentro de un set-list en el que entre canciones legendarias como Barrio conflictivo, Pon esa música de nuevo o La silla eléctrica (imposible citar todas) también encontraron su espacio En nombre de Dios -con alusión directa a la polémica organizada por Sebastián en torno a la pancarta del Muthiko-, un mini set acústico conformado por Pídemelo otra vez, Mañana será igual o Juegos ocultos y los temas que habitualmente canta Alfredo, quien compareció luciendo el pañuelo azul de La Jarana: Quiero perderme, Písale o Deja que esto no acabe nunca. Y casi no lo hace, damos fe: “pero a pesar de todo tendrá que ir acabando, ¿no? Ha sido un placer pasarse hoy por aquí”, que dijo el Drogas al filo de las 4.00 de la madrugada antes de emprender la retirada bajo las notas de Esta noche no es para andar por esas calles.
Barricada protagonizó el pistoletazo de salida, el txupinazo de las fiestas a su manera: mediante una maratoniana noche de rock & roll vivida en blanco y rojo a toda velocidad; ¿maratoniana, insistimos? Sí, toda vez que mientras que el maratón consta de cuarenta y pico kilómetros... las noches de los Barri de los últimos tiempos vienen suponiendo el repaso de más de cuarenta composiciones: una noche la del pasado viernes que bajo esas tonalidades blancas y rojas demostró ser no sólo para andar por esas calles sino también por esas plazas... llenándolas de gente: bajo ese colorido genuinamente sanferminero que comenzó a salpicarnos el día 6 y que, sin remisión y mientras el cuerpo aguante, lo seguirá haciendo hasta el 14.

CRÍTICA CONCIERTO ACÚSTICO OFRECIDO EN EL TEATRO GAYARRE DE PAMPLONA EN 2006

DE OTRA MANERA

Diez años, unos cuántos meses y algunos días después Barricada consiguió redimirse ante sí y ante su público, superar una vieja asignatura. Saldar su deuda pendiente “con la vaina del umplugged”, tal y como hablaba el Drogas del presente proyecto cuando se refería al mismo a mitades de los 90. Y vaya que si lo consiguieron. En un marco poco habitual para los de la Txantrea, la actuación comenzó con la interpretación de un reconvertido Tu nombre, del Balas blancas. Como ya hemos sugerido, el pase tuvo dos partes, una de espíritu genuinamente acústico, de umplagged propiamente dicho (tal y como se denominaba a los pases desenchufados en la década anterior) y otra, la segunda, si bien, más eléctrica, de diferente concepción respecto a los conciertos del día a día de la banda. “Gabon, buenas noches. Agusto, vamos a liarla de otra manera”, saludó el Drogas a los presentes antes de ganarse su total complicidad con temas como Juegos ocultos, Mañana será igual o No hay tregua, composiciones que esta noche demostraron tener otra pulsión: una sonoridad exquisita, elegante, claramente lindante con el soul (cosa de los coros de las Zíngaras) e incluso con el gospel en el caso de algunas como En nombre de Dios, curiosamente, ofrecida en la segunda parte. ¿las más celebradas? Además de las citadas, Pídemelo otra vez, en el primer tramo, y El pan de los ángeles, Pasión por el ruido o Bajo control en el segundo, antes de terminar de forma antológica con No sé qué hacer contigo, en el bis. Y no proseguiremos sin elogiar sobremanera el trabajo de las Zíngaras, las auténticas Niñas forales, artísticamente hablando; y es que lo suyo trascendió de lo que tradicionalmente se entiende por hacer coros: qué trío de ases de voces, qué timbres negroides perfectamente empastados. Qué saber estar. Sin lugar a dudas, suyo fue buena parte del sobresaliente resultado.
Bonito, súblime: he aquí cómo resultó lo visto, tras tantos años de espera. Y es que Barricada no sólo demostró tener un as en la manga, sino buena parte de la baraja, tras horas y horas de trabajo y años de quebraderos de cabeza: Fruto del trabajo, sí (“nos lo hemos currao, eh, se nota” que comentó un locuaz Enrique en un momento dado), habida cuenta de que un concierto de estas características no se saca adelante desenchufando las guitarras solamente: hay que hacer nuevos arreglos, buscar sonoridades que suenen convincentes... Seguro que no ha sido fácil. Vamos, como si el Osasuna se pasara del fútbol al fútbol-sala, aunque fuese por un día: habría que entrenar distinto, más allá del cambio de formato o de recinto. ¿Barricada, en acústico? Y mi abuelo es pirotécnico, que hubiésemos contestado en los 80 de habernos sido formulada la pregunta. En fin, símiles aparte, he aquí a una banda que salió a gustar y a gustarse... y que lo consiguío: una formación que vive un momento particularmente dulce, de los de mayor empatía con su público, a todas luces: sí, a todas, bajo la de las velas, de ambiente más ténue (esperemos que el presente hecho musical no sea sólo flor de un día, que haya algún concierto más) o las de los focos de los grandes escenarios. En cualquier caso que sus canciones, bajo el voltaje que sea, continúen iluminando nuestras noches.

CRÍTICA CONCIERTO PABELLÓN ANAITASUNA DICIEMBRE DE 2005

NOCHE DE ROCANROLL

Una auténtica velada de rock and roll vivida a toda velocidad, sin tregua, en la que los Barricada desplegaron su pasión por el ruido desde las tablas del Anaitasuna por vez número ¡quince! en su carrera: he aquí lo que deparó la noche vivida el pasado Viernes en el vetusto pabellón, toda una sesión de acción directa, decibelios y color en la que los de la Txantrea, tal y como acostumbran, le pisaron a fondo, haciéndose sin problemas con la complicidad de los presentes: un auténtico gentío integrado por personas de todo tipo que se lo cantó prácticamente todo, haciéndolo en determinados temas como si de un orfeón se tratase.
En medio de un montaje y un despliegue de medios espectacular, desde un escenario de cuya parte delantera, a modo de plataformas, sobresalían tres cuadriláteros con el fin de propiciar un auténtico acercamiento entre los músicos y las primeras filas, la actuación comenzó bajo los sones de Sean bienvenidos, magnífica tarjeta de presentación a la que siguieron un buen número de clásicos... habida cuenta de que una banda como Barricada, a estas alturas, si algo tiene es eso, dieciséis discos después: clásicos. Y ante esta tesitura, ¿cuáles citar? ¿cuáles no, después de que nos cantaran las cuarenta... canciones, tal y como avisó el Drogas al comienzo? Lo que sí que podemos afirmar es que dentro de un repertorio más que pensado y compensado, las hubo de casi todos los discos, con predominio de composiciones de los registrados hasta los primeros 90. Eso sí, tampoco faltaron hits de trabajos más recientes, como Víctima, Echa a correr (dedicado a Marieta, la que fuese batería de Belladona, fallecida meses atrás) o Sofokao.

Anaitasuna, 16 – D, todos mirando. ¿Objetivo a rendir? Barricada en concierto cogiendo el toro por los cuernos, encerrándose en solitario en un lugar que desde 1983 viene a ser un fortín para la banda. Su estadio de cabecera, como el Sadar para Osasuna; y atención, pregunta, ¿quién ha hecho algo similar, en esta u otra ciudad? Así las cosas, podemos afirmar que los Barri volvieron a demostrar ser profetas en su tierra. Que están en un momento dulce, protagonizando un concierto histórico del que no diremos que vaya a ser un punto de inflexión en su carrera porque muchos de los que han ofrecido últimamente (recordemos el de Atarrabia de 2003) ya lo han sido: un pase en el que dejaron entrever que están en forma, tanto física (dos horas y media de concierto, ahí es nada) como musicalmente hablando, una actuación en la que salvaron la papaleta con holgura, haciéndolo todo tan fácil y poniéndonos la piel y los pelos como escarpias de la mano de temas que hacía tiempo que no escuchábamos, como Noche en la ciudad, Míralo o A toda máquina, el legendario himno callejero que dedicaron en su día a Natxo Cicatriz. Y por no hablar de la impresionante recta final, con canciones tan rotundas como Contra la pared, No hay tregua, En blanco y Negro, La silla eléctrica o Barrio conflictivo, trío de ases de ¡cinco!, casi nada. En fin, como dicen otras que también sonaron... poned esa música de nuevo, pisadle y que esto no acabe nunca, pues el día que nos falten... no sabremos qué hacer con nosotros. A ver cómo queda el DVD.

BARRICADA 1982 -1985: LOS PRIMEROS AÑOS, LOS PRIMEROS PELDAÑOS

ESCRIBIRÉ ALGUNA CANCIÓN PARA OLVIDAR QUE HOY ES COMO AYER, ¡NO, NO! “¿Por qué esperar una señal?” Así empieza La silla eléctrica, canción que abre Noche de rock & roll, primer disco de Barricada. He ahí la primera frase de su primera gran canción, significativa pregunta en toda regla; y no, nadie sabe cual fue la misma, la señal que animó a Enrique Villarreal, el legendario Drogas, a liar la que lió. Ni si la esperó durante mucho tiempo. Eso sí, tal vez podamos encontrar algunas pistas sobre ella en la parte final del enunciado que nos ha servido para subtitular estas líneas: olvidar que hoy es como ayer, tal y como dice el mismo. Combatir el aburrimiento, el hastío del día a día, algo que a buen seguro buscó el Drogas tras volver de su tormentosa mili, en puertas de las Navidades de 1981, con 48 kilos de peso e ingreso en el hospital incluido. Tal vez ahí, en la desesperación plasmada en dicha frase, extraída del tema Alambre de espino y traducida en unas irrefrenables ganas de hacer algo, lo que fuera, con tal de romper la rutina. La sensación de que la vida fuese sólo una anodina sucesión de días. Llegados a este punto, ¿cómo tratar de romper eso, la criminal rutina? ¿Cómo escapar de la misma? Escribiendo sobre ello, tal vez. Dándole forma de canción. Así las cosas, he aquí la misma, la señal: en vez de esperarla sentado, ponerse en marcha y actuar, nunca mejor dicho; ¿por qué seguir a la espera? Formar una banda de rock & roll, y dicho y hecho. Estamos en los primeros meses de 1982, el Drogas ya ha abandonado el hospital, y lo ha hecho con una idea clara en la cabeza: la que le llevaría a la creación de Barricada, auténtica señal para tantos y grupo que disco a disco, peldaño a peldaño, con el tiempo acabaría haciéndolo todo en el rock & roll.


ENFUNDADO EN MI CAPA LLEVO HARAPOS EN LA PIEL Para el firmante de estas líneas hablar de los primeros años de Barricada es hacerlo de tiempos que arden, de adolescencia. De hormonas social y políticamente revueltas: y tanto de las mías como de las del incipiente grupo, ambos tras la línea de salida ante el verdadero pistoletazo hacia de la vida. Asimismo, hablar de Barricada es hablar de Radio Paraíso, emisora pirata decana y verdadero epicentro de agitación de Pamplona que, en la primavera de 1983, tras uno de sus primeros txapes –como se denominaba a sus cierres-, tuvo a bien organizar unos conciertos que alterarían sustancialmente mi forma de encarar la existencia. El primero de ellos llevó hasta el Paseo de Sarasate a Tubos de Plata, Pabellón Negro –con Alfredo Piedrafita en sus filas a las guitarras- y La Polla Records -en una de sus primeras actuaciones-, y el segundo, celebrado a la semana siguiente, a Motos y Barricada, grupo integrado por el Drogas, Boni, Sergio y Mikel. Eran los tiempos de la famosa capa de Enrique y de canciones como Vagabundo, Perros de presa –posteriormente Algún día rodará tu cabeza- o Niños de papá, y qué terremoto el presenciado: y es que todavía nos sacude un tembleque al recordarlo, nunca habíamos visto nada igual. Qué primera vez aquélla. Qué bautizo de rock. Indefectiblemente, la señal no sólo se había producido, sino que por sí misma había tomado cuerpo, sirviendo de aviso para los presentes de que algo estaba ocurriendo. Una vez dado el aldabonazo, la misma pronto se materializaría en nuevos conciertos, como el que en Junio de dicho año protagonizarían por primera vez en el Pabellón Anaitasuna junto a la Polla y Ángeles del Infierno, en lo que iba a ser la puesta de largo de Noche de rock & roll. Pero el disco no se llegó a presentar porque no salió a tiempo.

PON ESA MÚSICA DE NUEVO: ESPERO QUE MI CADÁVER OS ENSEÑE A NO LLORAR... Dicha presentación, finalmente, tuvo lugar en dicho recinto meses después, junto a Derribos Arias y Kontuz Hi!, deparando además la de un nuevo guitarrista: el ex Pabellón Negro Alfredo en sustitución de un Sergio Osés alejado del grupo por el servicio militar; en esa ocasión no vimos a la banda, la cual, a principios de Abril de 1984, perdería para siempre a Mikel Astráin, su batería, tras sufrir un derrame cerebral. Tras el golpe, la formación se recompuso con la entrada de Fernando Coronado, presentado en público en el concierto-homenaje a Mikel realizado en el frontón de Huarte, su localidad natal. Donde sí que los vimos, además de en dicho pueblo, fue en Barañáin (donde nos sorprendieron con una curiosa versión de Solamente una vez, el inmortal bolero, incluido en el CD Rarezas), en el parque de la Ciudadela de Pamplona, junto con La Polla Records nuevamente, o en la Plaza del Ayuntamiento de Iruñea, donde en vísperas de las Navidades de ese fructífero 1984 nos ofrecieron otra impagable versión, de Burning, en este caso, dedicada al por entonces alcalde de la ciudad Julián Balduz: Qué hace un alcalde como tú en un sitio como éste; ya en 1985, actuarían dos veces en el Anaitasuna en verdadero loor de multitudes: en febrero, junto a Malos Tratos y Burning (presentando Barrio Conflitivo) y en Junio telonendo a Rosendo. Entre dichas actuaciones aún hubo más, como las ofrecidas en la Plaza del Castillo, donde sonó por primera vez Okupacion, o en fiestas de la Txantrea, abriendo dichos conciertos, como tantas veces en aquellos años, con dos canciones grabadas a fuego en el disco duro de la banda: Aprieta el gatillo, de Cicatriz, y Pakean utzi arte, de Hertzainak, grupo con el que en los años siguientes coincidirían unas cuántas veces en el Anaitasuna: visto lo visto, su escenario de cabecera dicho pabellón; como el viejo Sadar para Osasuna.


1986: A PECHO DESCUBIERTO: NO HAY TREGUA... NI VUELTA ATRÁS Hasta aquí la radiografía de los primeros años de Barricada; nuestro viaje por sus primeros discos, por los primeros peldaños de una carrera hecha a pecho descubierto, sin tregua. Y siempre al rojo, entrando a matar. Haciendo de cada noche el mejor de sus días, viviendo su pasión por el ruido por instinto, a toda velocidad: Písale. O a toda máquina, como más le gusta decir al Drogas. Eso sí, ¿tan fácil? No, difícil también en ocasiones, toda vez que el camino no siempre fue de rosas. Además, como dice otra de sus canciones, cuesta un gran esfuerzo mantenerse sin caer. Y es que, como en cualquier gran carrera que se precie, también hubo problemas, situaciones límites y patinazos. La araña. Invierno, Insolencia; e historias paralelas (La Venganza de la Abuela, In Vitro, banda fundamental toda vez que en ella se conocieron Alfredo e Ibi, baterista desde 2003 de Barricada) felizmente rematadas por la posterior resurrección de la banda, a una con el nuevo siglo: Acción directa con sabor genuino. Pero esto ya es otro cantar.

CRÍTICAS DE CONCIERTOS DEL MES DE OCTUBRE: BOCANADA, PRIMAL FEAR, LA FIESTA DE ROCKEFOR, Y & T, MAGO DE ÖZ Y KEROBIA!!


Relinchos de rock y libertad


Concierto de Bocanada

Fecha: jueves, 29 de octubre.
Lugar: Black Rose, Burlata.
Intérpretes: Bocanada, formación integrada por Martín Romero, a la voz, Juanito y Abel, a las guitarras, Txarly, al bajo, y Pepo, a la batería.
Incidencias: concierto de presentación de "Caballos de rienda larga", primer CD de la banda. 1 hora de duración. Lleno, público expectante, entregado y participativo.

Tras tratar de hacerlo en este mismo marco a mediados de junio (no pudiendo presentar finalmente el CD por no encontrarse disponible), Bocanada celebró el último jueves de octubre la puesta de largo de su primer disco, y lo hizo en Black Rose igualmente… y casi sin discos disponibles esta vez: cosa, en esta ocasión, del concierto ofrecido, pletórico, y de lo bien que ha sido acogido dicho primer trabajo –en general-, un disco en el que mana a borbotones esencia de rock callejero, frescura y espíritu de libertad; un rock de rienda suelta, con muchos caballos de potencia y que, sostenido sobre unas vetas metálicas que vaya cómo han endurecido las canciones, suena agreste y descaradamente metalizado, brillando el resultado final por su inusitado peso, solvencia y contundencia. Ante un Black todavía más abarrotado que en junio (buena señal, significativo dato), lleno como en las grandes citas, la enervante descarga de vatios y sensaciones arrancó con Como los ratones, sonando asimismo Palabras de sangre y pintura o Cuesta arriba en el primer tramo del concierto: unas composiciones grandes y verdaderamente ricas en consistencia y contundencia, como hemos dejado entrever. El baño de multitudes que se dio la banda (he aquí lo que vino a ser su actuación) deparó la interpretación de la totalidad de las canciones de Caballos de rienda larga, contándose con las colaboraciones de César Ramallo, a la guitarra eléctrica, en las de Tres palillos y El bicho (qué grandes ambas, junto con A navaja, que también sonaría esta noche, de lo mejor del álbum), Brigi Duque, vocalista de Koma, en Campo a través, y, como no podía ser de otro modo, la presencia de Kutxi Romero, mano a mano con su hermano a las voces en Río. Finalmente, el intenso, vigoroso y vitamínico ejercicio de rock & roll concluyó con Mala hierba, dejando entre los presentes la sensación de haber visto un concierto serio, propio de grupo grande. Y no sólo por el ambiente previo al mismo o por el llenazo obtenido. O por el hecho musical esgrimido en el disco: por cómo fue defendido éste en directo, lo realmente importante; y ¿cómo fue defendido? A sangre y fuego. A la perfección. Por cómo fue defendido por una banda que, sin complejos, a pasos agigantados, vaya que si está creciendo de un tiempo a esta parte, dejando claro lo siguiente, que el público no va a verles porque Martín sea hermano de Kutxi: y es que, si así fuese, el respetable no cantaría sus canciones, cosa que muchos hicieron, damos fe.
El pasado jueves arrancó una nueva temporada de conciertos en Black Rose, la ¡décimo novena! –posiblemente, en estos días en los que, Mago de Öz o Rockefor mediante, se nos empiezan a acumular aniversarios similares-, y no pudo hacerlo mejor que con el rock fresco y de asilvestradas connotaciones de la nueva banda de Martín Romero. Con su bocanada de rock-metal de sangre espesa, corazón caliente… y bien de caballos en su factura, crines y vatios al viento. Con un concierto que dejó claro qué necesita la banda –y debe intentar encontrar ya-, nuevos horizontes, fuera del circuito de los bares: arrojo y ganas no les faltan, canciones tampoco. Relinchos de rock y libertad –en este caso-: lo realmente importante.



Primos hermanos de Judas Priest

Concierto de Primal Fear

Fecha:
domingo, 25 de octubre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Primal Fear formación integrada por Ralf Scheepers, a la voz, Magnus Karlsson y Henny Wolter, a las guitarras, Mat Sinner, al bajo, y Randy Black, a la batería. Como teloneros actuaron Jaded Heart y Brainstorm.
Incidencias: concierto enmarcado en la gira que las tres bandas están realizando por Europa; aceptable entrada, público de edad preferentemente madura que se mostró participativo y entregado por momentos.

Procedente de Madrid, donde aterrizó el sábado, y camino de Burdeos, su siguiente destino, la presente caravana metálica se detuvo en la Tótem el domingo, ofreciendo una descarga imponente. Con puntualidad germana –más que británica-, la noche arrancó con Jaded Heart, banda a la que no vimos y que pasó el testigo a Brainstorm. Con flamante disco recién editado, Memorial Roots, los citados ofrecieron hora y cuarto de atractivo y arrebatador power metal, protagonizando un pase que ofreció desde sonidos duros y épicos hasta otros más melódicos; un acerado hecho musical –en claro contraste con la melódica voz del cantante- rico en vetas de trash, metalcore y speed metal… en el que, pese a dichas presencias, predominaron los medios tiempos de diferentes intensidades. Y todo ello entre vistosísimos juegos de luces (cuyo radio de acción siempre fue más allá del escenario) y ante un público que, llegado de otras provincias en muchos casos (a destacar la representación vizcaína, fuera de toda duda) disfrutó, y cómo, de un cartel como éste, de verdadero lujo para los entendidos en la materia. Y a continuación, tras la pertinente media hora para reajustar el escenario y terminar de chequear el sonido (ya sabemos cómo son los guiris para estas cosas), bajo los tintes épicos de una intro pregrabada, los esperados Primal Fear a escena. Hijos del heavy metal más característico y primos hermanos -estilísticamente hablando- de Judas Priest, los Judas germanos ofrecieron una descarga que en lo que a sonoridad y sonido se refiere no tuvo nada que envidiar a las de aquellos. Comandados por Ralf Scheepers, primigenio cantante de Gamma Ray y a punto de serlo años atrás de los citados Judas Priest -tras el temporal abandono de su mítico vocalista, Rob Halford, a principios de los 90- (para desgracia del frontman de Primal Fear, cuando todo parecía decidido a su favor, apareció en el último momento Tim Ripper Owens, siendo finalmente el elegido para el puesto), comandados por un Ralf Scheepers de idéntico timbre, similar estética y parecidas maneras que las del carismático Halford (sin tanto derroche de cuero y sin tachuelas, aunque haciendo suyas cosas propias de Rob como la de emerger cantando desde detrás del escenario después de que los músicos hubiesen comenzado la canción), los Primal protagonizaron un pase que, centrado en la presentación de los temas de su nuevo CD, 16.6 (Before the devil knows you´re dead), discurrió por los parámetros más genuinos del heavy y el speed metal, poniendo de manifiesto lo siguiente: que el género metálico, en cualquiera de sus acepciones, sigue gozando de buena salud sobre los escenarios. De una inoxidable salud de hierro.
A pesar de no ser tan mediáticas como otras formaciones, siendo como somos adictos a la música en directo no pudimos dejar pasar de largo la ocasión de ver a estas bandas en concierto, por lo que fuimos a Tótem el domingo. Y es que, una vez más, nos pudo el veneno, la curiosidad: la que no acabó de picar dicho día a muchos de los potenciales espectadores de este tipo de conciertos, esos que después, en algunos casos, se preguntan por qué bandas como éstas paran en Bergara en vez de aquí. Nosotros, asistiendo, ya aportamos nuestro granito de arena para que lo hagan. Y mereció la pena, sí. En fin, terminemos: el domingo 25, sin desmerecer a sus compañeros de gira, muchos de esos espectadores en potencia se perdieron a unos grandes, Primal Fear.


CRÍTICA DE LA FIESTA DEL VIGÉSIMO ANIVERSARIO DE ROCKEFOR!!


20 años en clave de rock

Actuaciones de Amilunio, Marea, Koma, Flitter y Mr Fylyn

Fecha: sábado, 17 de octubre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Incidencias: gala músico-solidaria organizada con motivo del vigésimo aniversario del programa radiofónico Rockefor. 4 horas de duración, lleno total.

Organizada y presentada por el alma mater del programa, Rudy Goroskieta, en medio de un ambiente indisimulablemente festivo (veinte años desempeñando una labor no se cumplen todos días), la presente gala en honor del vigésimo cumpleaños de Rockefor reunió en la Tótem a un buenísimo número de seguidores del programa; a un público dispuesto a honrar con su presencia tanto a la carismática y reconocible voz como a aquéllos que, con su labor diaria ya en los locales de ensayo, ya sobre los escenarios, hacen posible el sentido y la emisión del espacio: los músicos navarros. En cualquier caso, a un gentío dispuesto y predispuesto a celebrar estas dos décadas de buena salud del rock foral, tal y como comentó el incombustible locutor. Y la verdad es que todo salió a pedir de boca. Además, a tenor de lo visto, creemos que tiene que ser un orgullo, un honor y una especie de constatación del trabajo bien hecho conmemorar semejante efeméride… y rodeado de unos músicos como los citados. ¿Que no estuvieron todos los que son? Ya, pero damos fe de que son todos los que estuvieron. La noche, como no podía ser de otra forma, se hizo música con los clásicos del heavy metal brindados por Amilunio, quienes, bajo un volumen brutal, arrancaron con Incomunicación, de Barón Rojo. El quinteto, todo un guiño su nombre a un emblemático grito de guerra de la escena metálica local, plasmó a la perfección el espíritu del programa de radio homenajeado con las versiones ofrecidas, parte de la banda sonora de la vieja Iruñea de los 80 y 90. Y acto seguido el primer plato fuerte de la velada, los Marea, quienes, con Kutxi y el Piñas haciendo barridas sobre el entarimado como verdaderos tornados, deleitaron al gentío con seis emocionales interpretaciones (Manuela canta saetas, La Rueca o El perro verde –entre otras-) antes de pasar el testigo a un combo que plasmó perfectamente el ambiente de hermanamiento y camaradería que se respiraba en la sala: al grupo formado para la ocasión por Alfredo y Boni –de Barricada-, Rulo, de La Fuga, y Rubén, de Tijuana in Blue, quienes ofrecieron dos temas: Animal caliente, de Barricada, cantado por Rulo, y Pa´quí pa´lla, de La Fuga, brindada por Boni. A continuación la música sacó bíceps de manos de Koma, quienes subieron la temperatura con cuatro atronadoras descargas antes de hacer que el mercurio saltase definitivamente por los aires con un medley que atrapó toda la fuerza de El marqués, Akí huele…, Mi jefe o El infarto, dándole así el relevo a Flitter en ésta, su ¿vuelta a los escenarios? Bueno, tampoco exactamente, toda vez que nunca dijeron que se iban. Imprescindibles en los 90, comandados por los vocalistas de sus dos etapas, Iñaki (desde el principio hasta 1999) y Miguel, hasta nuestros días, los de Lizarra hicieron que estallara Estella nuevamente con detonaciones como La vida ke cotxina es, Stop miseria, Bidea argitzen, Besos de marihuana, Ke hace aki o, principalmente, La Chelito y La Patilla. Finalmente, tras el presente con raíces en el pasado representado por las bandas y los músicos nombrados, llegó el turno de los representantes del presente… con la vista puesta en el futuro, convencidos como estamos de que parte del mismo les pertenece. Evidentemente estamos hablando de Mr Fylyn, quienes ofrecieron Vis a vis y Porno star -de su poderosa primera cosecha de canciones-, y tres versiones (con Kutxi Romero al micro, cómo cantó la sala el No somos nada) antes de despedirse con Arrecifes de humo, con Iker Piedrafita a la voz.20 años de Rockefor pero, seguramente, muchos más de rock & roll: he aquí lo que celebró el pasado sábado Rudy con su gente, a una y otra altura del escenario; toda una vida en clave de rock. A por otros tantos, compañero, nuestra más cordial felicitación.


De ayer, de hoy y de siempre

Concierto de Y & T

Fecha: viernes, 16 de octubre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Y & T o Yesterday & Today, formación integrada actualmente por Dave Meniketti, a la guitarra y a la voz, Phil Kennemore, al bajo, John Nymann, a la otra guitarra, y Mike Vanderhule, a la batería. Como teloneros abrieron Deonliguan.
Incidencias: entrada aceptable para cerca de 3 horas de música en directo. Y & T actuaron durante hora y ¾, bis aparte. Público de edad madura –mayoritariamente- que disfrutó de ambas actuaciones.

Veteranos donde los haya, parte viva de la historia del rock (aunque sean por estos lares menos mediáticos que otros), los legendarios Y & T mostraron las esencias de su atemporal repertorio el viernes 16 en la sala Totem, ofreciendo un concierto que, majestuoso, dejó más que satisfechos a los presentes. La velada arrancó de manos de los locales Deonliguan, formación que, con su correoso y enérgico hecho musical, armada de rock bravo en estado bruto, calentó el ambiente durante los 40 minutos de que dispuso; con unos temas para cuya interpretación, en algunos casos, contaron con el respaldo de las zíngaras Arantxa, Marifé y Selva y que destilaron vibrantes dosis de ganas y actitud: cosa, entre otros factores (y sin ánimo de desmerecer a los músicos restantes), de la fuerza imprimida por Patxi -desde una de las guitarras- y por Josetxo LÓbelix desde las cuatro cuerdas, viva imagen del rock & roll la suya, a sus 60 años. A caballo entre la de Yosi de Los Suaves -por su look- y la de El Drogas, por su felina forma de hacerse respetar al bajo. Y a continuación, sobre las 23.00 horas, lo que todos estaban esperando: la comparecencia de los comandados por el histórico Dave Meniketti, todo un guitar hero en la línea de eminencias del AOR –o hard rock para adultos- como Neal Schon, de Journey, o de Steve Lukather, de Toto. Sí, del heavy-rock para adultos… como la mayoría de quienes dicho viernes 16 poblaron la sala de Atarrabia, un público que acudió a reencontrase con su pasado musical y que disfrutó del encuentro, dejando entrever claramente qué fue Iruñea durante el último cuarto del siglo pasado: una ciudad indiscutiblemente heavy. Aclamados por el respetable desde su salida, los Y & T abrieron fuego con Open fire –precisamente-, ofreciendo a continuación Don´t wanna lose (con el público cantando su estribillo) o Mean streack, entre otros temas de similar octanaje musical. El concierto orbitó en todo momento alrededor de la guitarra del incombustible Dave Meniketti, precisión y entrega, gusto y energía a espuertas a las cuerdas de acero de la misma, y además de los argumentos típicos de este tipo de descargas (deslumbrantes punteos e intensos desarrollos instrumentales, poses acompasadas de los músicos o cuernos al aire por parte del público en la recta final de los temas) mostró también a las claras las sólidas razones musicales por las que la banda sigue estando ahí, a día de hoy; al pie del cañón a un lado u otro del Atlántico ¡treinta y cinco! años después de su formación, materializadas dichas razones mediante interpretaciones como las de Dirty girl (con el citado Dave alcanzando el clímax y tocando el cielo con las manos con su forma de hacer sonar la eléctrica… pese a eso precisamente, a tener las mismas por su mástil), I believe in you (magistral, ¡qué explosión de sensaciones la creada alrededor del intensísimo sonido de las guitarras!), Midnight in Tokyo, I´ll cry for you (en la línea del rock-blues de grandes como Gary Moore), Squeeze (con el bajista llevando la voz cantante y solo de batería incluido) o, evidentemente, la esperadísima Forever, ofrecida antes de Rescue me, ya en los bises: unas canciones que mantuvieron todo el tiempo el interés y la tensión sin que ninguna desmereciera del resto. Unas composiciones que dicho viernes volvieron a demostrar ser así, tal y como hemos titulado esto: forever –como también podíamos haberlo hecho, parafraseando el título de una la más conocida tal vez-; de ayer, de hoy y de siempre.


Genuina fiesta pagana

Concierto de Mago de Öz

Fecha: sábado, 10 de octubre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Mago de Öz, banda integrada en directo por José Andrëa, a la voz y a los teclados, Frank y Carlitos, a las guitarras, Pedro Díaz Peri, al bajo, Mohamed, al violín y, y Txus Di Fellatio, a la batería.
Incidencias: concierto enmarcado en la gira La Leyenda de la Mancha Tour, de celebración del 20º aniversario de la creación de la banda. Cerca de 2 horas de duración, bises incluidos. Asistencia más que aceptable, público mayoritariamente joven que se mostró participativo.

Veinte años después de que Mago de Öz, una religión para los más jóvenes más que un grupo de heavy metal, saltara a la palestra, la banda está de actualidad por encontrarse celebrando dicha efemérides de forma muy especial: ofreciendo unos conciertos cuyos repertorios están orbitando alrededor de los temas de sus primeros trabajos. Ante un público que, si bien, conformó una buena entrada, estuvo integrado por menos personal que el esperado (no olvidemos que en su anterior visita dos años atrás casi llenaron el Anaitasuna), los “Mago”, tras aparecer en escena a lo grande (con Txus emergiendo de las tinieblas sobre su batería mientras se hacía la luz, arengando desde allí a los presentes, puesto en pie sobre la misma), tras comparecer así, entre cierto loor de multitudes, destaparon el tarro de sus esencias con Maritormes, tema del CD La Leyenda de la Mancha al que siguieron el que da título a dicho disco y El santo grial y El pacto, con los músicos botando acompasadamente a su sonar… y con permiso de Jesús de Chamberí, hit que aportó título a otro de sus trabajos: unos temas que, presididos por la genuina aleación de heavy metal y ritmos celtas típica de la banda, tan festivos como fiesteros estos últimos, lucieron una vez más sin problemas su impronta más característica, ser de una concepción tan sencilla como efectista el resultado. Con el público, saltando también a su vez y acompañando con sus voces a la del carismático y cercano José Andrëa, el concierto, dedicado por un más que sentido vocalista al niño fallecido en Villava la mañana del día 9 (posteriormente, en los bises, volverían a recordarlo, dedicándole a su familia el tema Réquiem), la actuación, marcada por unos duelos de guitarras perfectamente rubricados por el alegre sonar del violín, continuó con una alternacia de hits de los dos discos citados, hasta desembocar en la recta final con tres del primero, Mago de Öz; con unas canciones que, al igual que las ya nombradas y, posteriormente en los bises, Rexacosis en Hispania (versión del célebre Nellie the elephant de los Toy Dolls) y Molinos de viento, pusieron de manifiesto lo siguiente: que la magia continúa sonriendo al grupo. Que la fiesta pagana que, de la mano de los seis músicos hoy subidos al escenario, comenzara a cobrar forma veinte años atrás, aún no ha empezado a decrecer. Que, pagana o no, sus seguidores tienen fiesta para rato.
Juglares del heavy-folk –en cierto modo-, Mago de Öz gustaron en la Tótem, sí: cosa del concierto ofrecido, articulado en torno a un viaje a su pasado, a su personal baúl de los recuerdos con forma de canciones, y de la cercanía y simpatía demostrada en todo momento hacia todos, materializadas, además de en lo referente al recuerdo de Alex Cabalgante, en la anécdota que protagonizaron en las postrimerías del show cuando detuvieron la canción que estaban ofreciendo para pedir que una pareja de novios que, según tenían entendido, había pospuesto su boda para poder asistir al bolo, accediese al escenario: “y esto es lo que nos faltaba, hacer de curas”, dijo Andrëa antes de… ¡casarlos!, gritos de “que se besen, que se besen” por parte de los presentes incluidos, cómo no: de un público conquistado sobre la marcha -pese a estar ganado de antemano- y que, como siempre, disfrutó de lo lindo de su grupo, de la fiesta pagana revivida. A cumplir muchos más, ¡salud!


Inmensidad. Intensidad

Concierto de Kerobia

Fecha: sábado, 3 de octubre.
Lugar: sala Tótem, Atarrabia.
Intérpretes: Kerobia, banda integrada en directo por Xabi a la guitarra y a la voz, Rubén, a la segunda guitarra, Mikel, al piano y a los teclados, Alberto, al bajo, y Mikel, a la batería. Como teloneros abrieron noche Zeren Zai.
Incidencias: concierto de presentación de Papera eta kartoia, 4º CD de Kerobia. Hora y 25 minutos de duración. Asistencia discreta.

Un año después de que presentaran Materia organikoa eta gainerakoak, primer CD de la trilogía en la que, recurriendo como nexo de unión a los contenedores, está embarcada la banda, el pasado sábado tuvo lugar la puesta de largo de su 2ª parte, la que hace referencia al papel y al cartón. La velada comenzó de manos de los donostiarras Zeren Zai, quinteto de actualidad asimismo por el reciente lanzamiento de Ametsei koloreak margotuz, su tercer trabajo. Sí, el tercero; y es que los citados no son unos recién llegados, tal y como por otra parte demostraron durante los ¾ de hora de que dispusieron, tiempo en el que, a la espera del plato principal, acertaron a colorear la noche con sus canciones. Con unas composiciones ricas en un pop-rock que, de definida aunque matizada vocación guitarrera, se reveló fresco, elegante y elegantemente facturado, dando lugar a un hecho musical con cierto gancho: de espíritu similar al de grupos precursores como Itoiz… mas con el cuerpo, la robustez de las bandas de pop de ahora. Así las cosas sí, nos convencieron los citados. Y a continuación, bajo dinámicos haces de luces blancas (barriendo los mismos la sala al tiempo que los músicos, camisas blancas igualmente excepto el teclista, ocupaban sus puestos), acto seguido lo que todos estaban esperando, Kerobia en concierto. La banda, reconvertida en quinteto para los directos, abrió y cerró set con sendos temas de su anterior CD, encontrando su lugar en el repertorio, además de parte de los nuevos, composiciones de su referencial Rose Escargor como Rose, Isburt, Maite zaituz, tina, Isan ere o Esnatu naiz (durante la parte central del concierto) y algunas del primero, como Garuna eta gorputza o Paradisua: unos temas que en lo que a ejecución respecta y recepción/aceptación por parte del público apenas mostraron diferencias con nuevos como Nondik irloetzen da o Gris, triste zoriontsu egun, por citar algunos. ¿Lo mejor del concierto? La fuerza guitarrera y emocional destilada, componentes inequívocos del latido musical de Kerobia perfectamente reforzados a día de hoy tanto por la inclusión de otro guitarrista como por la llegada de nuevos temas al repertorio. La fuerte personalidad demostrada bajo la blanca atmósfera generada por los focos, siendo de dicho color los haces que con mayor reiteración y dinamismo se sucedieron: mostrada y demostrada la misma por un grupo que, por las sendas del euskal-indie más emo, vigoroso y cautivador demostró una vez más seguir hacia delante con paso firme, con total seguridad y aplomo. Dejando huella y abriendo nuevos caminos a un tiempo. Y es que vaya directo el presenciado, cómo atrapó y se apoderó de los presentes. Qué magnetismo el generado por la voz de Xabi, perfectamente respaldada por los restantes músicos en general: por un Xabi que, como siempre, vivió impulsivamente la noche, no dudando en bajar a pie de suelo en los momentos de mayor efervescencia emocional. Y tras lo mejor, ¿qué fue lo peor? La poca asistencia registrada -fuera de toda duda-, tal vez por la coincidencia con el primer día de fiestas de Villava.
La telaraña musical de Kerobia, labrada con arte, oficio y minuciosidad sobre unas canciones realmente inmensas e intensas, volvió a seducirnos nuevamente en Tótem: pura inmensidad las mismas… e intensidad, una vez más. Hasta el siguiente pasaje de la obra, la presente y hasta ahora exitosa trilogía.

7/10/09

CURIOSIDADES: CRÍTICAS A LOS CRÍTICOS

Interesantísimo artículo acerca de una de las sempiternas preguntas: ¿por qué los
críticos no se meten prácticamente con nadie? No es nuestro... el artículo ni nuestro caso tampoco. lo hemos encontrado por ahí y nos ha gustado tanto que hemos enlazado el blog donde lo leímos, rock & Blog. Podéis acceder al mismo desde la sección de "enlaces"



UNA CRÍTICA A LA LAMENTABLE CRÍTICA MUSICAL (EXTRAÍDO DE “SEXO, DROGAS Y ROCK & BLOG”, DE QUICO ALSEDO)

Sin preámbulos: la crítica musical, en España, es mala o peor. Se me ocurren más adjetivos: floja, aburguesada, tibia, pactista, papanatas, conservadora, flácida, aburrida. Previsible. Interesada. Autista. Resumo: lamentable. Ahí va mi decálogo.
1. No es que haya malos críticos. Los hay buenísimos. Con una sensibilidad y un bagaje de la hostia, con cosas que decir y sabiendo cómo decirlas. Sencillamente, no se atreven. Con el resultado de que a casi nadie, en términos generales, le importa lo que digan.
2. En algunos casos, lo he visto, sienten una cosa y escriben otra. Como si sus cabezas y sus corazones pertenecieran a distintos cuerpos. Los clientelismos pesan más. Beneficiarios: los artistas, las discográficas, los medios, las tendencias, la posición ganada o la posición por ganar. Las capillas. El estómago agradecido.
3. En otros casos aún pesa, como una tonelada, ese medieval concepto del apoyo al artista, que convierte al crítico en un impersonal eslabón más de la cadena a cambio de un trozo de pastel. Un esquema que toma al espectador por un gilipollas que no sabe elegir.
4. Más: la crítica, en España, contribuye a secularizar la separación entre minoritario y mayoritario, uno de nuestros males endémicos. Se trata de una extensión, consciente o no, de los prejuicios del público. Y no es que no haya críticos sin prejuicios; los hay a patadas. Pero no cuando escriben, con contadas excepciones.
5. Capítulo de excepciones: quede claro que todo esto es una generalización, que hay críticos, pocos, contados, que hacen su trabajo aunque arda Roma. Y ojo: hablo de crítica y no de periodismo musical. Ése me parece bastante digno.
6. Como los niños pequeños, a mí también me da miedo golpear en soledad. Por eso voy a apoyarme en un primo de zumosol que acaba de escribir algo parecido en la acera de enfrente. Tiene varios siglos más de experiencia que este cronista, que no es digno ni de citarle. O, esperen, sí: carguen contra él también los críticos a esta crítica, si los hubiese.
7. Epílogo evidente: ¿y este blog? ¿Se salva de la quema? Pues lógicamente no. Este blog es más bien un McDonalds de la cosa, que ofrece no críticas bien cocinadas, sino hamburguesas escritas y mcnuggets musicales. Un abrevadero para el gran rebaño que, si tiene alguna virtud, es la de sacudir las aguas estancadas, putrefactas.
8. Tengo mucho amigos críticos, y alguno más que amigo incluso. ¿Y si no me hablan después de esto? Pues bien, amigos míos: sabed que todos vosotros estáis en el capítulo de excepciones, ¿eh? Los malos son los demás. Todos los demás. Vosotros no.
9. Coño, ahora que lo pienso... Tampoco me refería exactamente a mis conocidos que se dedican a la crítica. ¡No, no me refería a vosotros! Eh... Bueno, y si alguien en alguna discográfica, o algún artista amiguete o así se ha dado por aludido, pues... No, tampoco era por vosotros. ¡Lo juro! Los malos siempre son los demás. El infierno es el otro.
10. Creo que, ejem, voy a darle una vuelta al decálogo y... ATENTOS, QUE CONTINÚA:
El otro día me fajé con la crítica musical en España. Dije que era/es lamentable, y lo mantengo. Algún amiguete crítico se me enfadó, otro me escribió algún codazo, muchos aprobaron mi preciso retrato (los adjetivos son de mi abuela).
Pero la foto quedó descompensada. ¿Son el común de los críticos pequeños pícaros con una irrefrenable tendencia a la corruptela? Sí. ¿Pero tienen su corazoncito y conforman un tierno pelotón de desharrapados que se muere, en fin, por un caldo caliente bajo la tormenta de capillas, clientelismos y servidumbres? También. Perseveremos en esta línea.
¿Quiere usted reconocer a un crítico en un concierto de un festival cualquiera? Fácil: es el tío que, mientras los demás saltan cerveza en mano, hace la estatua con el dedo índice sobre los labios, o bien apunta algo -que luego no entenderá- en un trozo de papel.
Usted le ve ahí todo pensativo, escrutando el escenario como quien observa una autopsia, pero él seguramente esté en pleno interrail musical: en el bolsillo lleva un programa minutado, de ahí tiene que irse corriendo a otro escenario, luego a otro haciendo surfing entre la gente, y más tarde a escribirse a mano una crónica ilegible y dictarla por teléfono desde los urinarios. O a improvisarla.
El cronista entrado en años conforma un llamativo subgrupo. Tipos que frisan los 50, llevan el pelo largo pese a la calva y luces orgullosos camisetas de los Travelling Wilburys. Han escrito cinco libros sobre garage en España (y uno sobre Bisbal), acumulan una sensibilidad enfermiza y tienen hijos y familia, pero no donde caerse muertos.
Triste/gozosamente, la pasión por la música resulta ser la droga/gasolina de todos ellos, y les hace caer en todas las trampas. Que hay que ir a un festival húngaro, correr con los gastos y cobrar 20 míseros euros por crónica con la promesa de ulteriores golosinas (que nunca llegarán); pues se va.
Que nos invitan (palabra clave) a no sé dónde para forzarnos a extorsionar a no sé quién para conseguir que no sé qué publicidad se coloque en no sé qué revista de mierda; pues el crítico menesteroso, aun ni entendiendo bien la cadena, toma el dinero y corre. Con la endeblez de los propios medios, muchas veces auténticos tenderetes de gitanos, ¿quién se lo puede censurar?
Hablamos, en la mayor parte de los casos, de auténticos mendigos enfermos de una peligrosísima patología: la melomanía aguda. Una dolencia que es como un síndrome de estocolmo que termina convirtiendo sus oídos en calculadoras. Alguno hay por ahí que escucha seis discos al día en horarios absolutamente rígidos como quien se administra tranquimacines. ¿
ES ESTO VIDA?

Últimamente he descubierto una piedra más en el camino. Sin coñas, tienen su peligro las groupies de críticos, a veces una franquicia de las de músicos (conste que no hablo por experiencia propia, que sólo pensáis en lo que pensáis, pero acabo de conocer un caso mutante de agente doble).
Chicas deseables y sin escrúpulos que van colocando muescas en sus revólveres y confundiendo a estos corazones, la mayor parte de las veces, solitarios y anhelantes. Porque si los artistas suelen estar heridos, muchas veces no lo están menos sus escribas.
Los críticos, en fin, son llamativamente parecidos a los pajilleros de Internet, sólo que su soledad, encima, es sonora, y concurrida.
Y después de toda la mierda, del safari de negocios de medio pelo y amiguismos chungos, al menos les queda una íntima satisfacción: meter sus pequeños e insignificantes mensajes en botellas, y echarlos al océano del público, al que todo le importa exactamente un pimiento.
Da igual. Al día siguiente tal vez haya otro viaje a Hungría, y entonces...
Postdata: nótese que este retrato es tan falso, o tan verdadero, como el anterior. Se recomienda mezclar ambos, y ni aún así.

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